Читать книгу Atrapada al atardecer - C. C. Hunter - Страница 13

Capítulo 8

Оглавление

—¿Qué ha sido eso? —inquirió Della.

Kylie miró al pájaro. No se movía. No emitía sonido alguno. ¿Estaba…? El corazón le dio un vuelco.

—¡Al carajo! Llueven pájaros muertos. Ahora sí que me estoy volviendo loca. ¿Podemos irnos, por favor?

El espíritu levantó la vista del arrendajo azul hacia Kylie.

¿Está muerto? —Se arrodilló y lo miró fijamente. Cuando se levantó, tenía los ojos llenos de lágrimas—. Está muerto. Como yo. Tal como me advirtieron los ángeles de la muerte. Alguien vive y alguien muere.

—Nadie va a morir.

Kylie cogió el pájaro muerto. El cuello le colgaba hacia un lado. Recordó que había visto al pájaro lleno de vida tan solo unos momentos antes. ¿Qué había ocurrido? Volvió a mirar al espíritu.

—¿Lo has matado?

—No, no lo he matado —respondió Della—. Espera, ¿estás hablando conmigo? ¿Es un ángel de la muerte o solo un espíritu?

No. —La mujer sin nombre miró a su alrededor como si estuviera tan asustada como Della. Se acercó—. Los otros lo hicieron. No son buenos.

Kylie sintió un escalofrío por culpa del frío fantasmal.

—¿Qué otros?

Chsss. —El espíritu se llevó un dedo a los labios—. Ya vienen. —Se desvaneció.

Della se mantuvo apartada y siguió mirándola. Kylie cogió al arrendajo azul con las dos manos. Había curado a Sara. ¿Sería posible que fuera capaz de…?

Kylie cerró los ojos y trató de tener pensamientos sanadores.

El pájaro se estremeció. Kylie abrió las manos, y el arrendajo extendió las alas. Sus plumas, de un brillante azul añil y blanco, recibieron un rayo de sol y resplandecieron bajo la luz, el pájaro se apoyó sobre sus patas y echó a volar. Kylie lo observó desaparecer entre las copas de los árboles, con sentimientos contradictorios. Por un lado, había hecho que algo muerto volviera a vivir, y eso molaba. Por el otro… Bueno, aquello era demasiado raro.

—¿Has hecho lo que creo que has hecho? —preguntó Della—. ¿Acabas de revivir a ese pájaro muerto?

Kylie levantó la vista.

—No estoy segura.

Un repentino silencio inundó el bosque. Las palabras del espíritu resonaron en la cabeza de Kylie. Ya vienen.

La ausencia de ruido le pareció siniestra.

Miró a Della.

—¿Percibes si hay alguien más aquí?

Della olfateó el aire.

—No. Pero esto está demasiado tranquilo.

—Deberíamos irnos —susurró Kylie.

—No hace falta que me lo digas dos veces. —Della comenzó a correr.

Kylie estaba justo detrás de ella, deseando escapar del silencio, de la sensación de peligro y de la toma de conciencia de sus poderes.

***

—¿Estás segura de que estaba muerto? —le preguntó Holiday.

—No escuché los latidos de su corazón. —Kylie caminaba por la pequeña oficina—. Pero ¿suelen caer pájaros inconscientes de los árboles?

Holiday reprimió una sonrisa y dijo:

—No, creo que no.

Por alguna razón, aquellas noticias no parecían sorprender a la directora del campamento como habían sorprendido a Kylie.

Kylie, aún jadeando por la carrera, había salido del bosque y había ido directamente a buscar a Holiday. Della, que se tomaba muy en serio su labor de sombra, esperaba fuera.

—El fantasma estaba allí. ¿Crees que su presencia pudo hacer eso? Quizá no tuviese nada que ver conmigo. El pájaro volvió a la vida cuando se fue. Así que es posible que todo fuera cosa del espíritu.

—Podría ser. Sin embargo, nunca he oído hablar de un fantasma cuya presencia mate animales salvajes, aunque sea temporalmente. Es posible que el pájaro solo estuviera aturdido. Tal vez sea una pista.

—¿De qué? —inquirió Kylie, frustrada.

—De su identidad, posiblemente.

Kylie se detuvo delante de la mesa.

—¿Cómo iba a decirme un pájaro muerto quién es ella?

—A veces, los fantasmas tienen maneras muy extrañas de comunicarse.

Kylie le dio vueltas a un par de cosas en su no poco confundida cabeza y entonces recordó.

—La mujer sin nombre no tiene un patrón cerebral. Nada. Está en blanco.

—¿En blanco? —Esta vez Holiday sí pareció realmente sorprendida.

—Sí. Estaba tratando de volver a centrarme, ya que pensaba que no… que no lo estaba viendo correctamente. Porque pensaba que todos tenemos un patrón cerebral, como huellas dactilares. —Kylie se dejó caer en la silla frente a la directora del campamento.

—Nunca he visto uno que estuviera en blanco, pero…

—Creo que ella es un ser sobrenatural. —Kylie se mordió el extremo del labio.

—¿Por qué crees eso?

—Porque sabe qué son los ángeles de la muerte.

Holiday pareció considerarlo.

—Probablemente te escuchase hablar de ellos.

—Puede ser, pero… está realmente asustada por algo.

—La muerte puede dar miedo de verdad si no estás preparada.

—Creo que hay algo más —dijo Kylie.

—¿Qué?

—Todavía no lo sé, pero… hay algo.

—Espera. —Holiday apoyó una mano sobre la mesa—. ¿No dijiste que había sufrido algún tipo de operación cerebral?

—Sí. —Kylie se tocó las sienes—. Tiene puntos y la cabeza rapada.

—Seguramente se trate de un tumor. Nunca he visto a nadie con uno, pero he oído que los tumores pueden hacer que los patrones cerebrales hagan cosas raras.

—¿Pueden hacer que desaparezca? —preguntó Kylie—. Y, ¿por qué se volvió loca cuando le pregunté qué era? Creo de verdad que es un ser sobrenatural.

—No digo que no sea una de nosotros, pero… los seres sobrenaturales rara vez nos quedamos por aquí durante mucho tiempo tras fallecer. En todos los años que llevo tratando con fantasmas, solo me he encontrado con tres como nosotros.

—Pero mi padre se quedó.

—Pero él tenía una razón muy importante para quedarse. Conocerte.

Kylie levantó una pierna hasta la silla y se abrazó la espinilla. Su mente saltó del recuerdo del fantasma a su padre y del de su padre al fantasma de nuevo.

—No lo sé… Hay algo en ella que es… diferente. Recuerda que me dijo que tenía mensajes de otros.

—Eso no es raro. A menudo me encuentro con fantasmas que me dan mensajes para otras personas. —Holiday giró un lápiz entre las manos.

—¿De los ángeles de la muerte?

—No, pero como he dicho, puede que te escuchase hablar de los ángeles de la muerte y simplemente confundir las cosas. ¿Ha vuelto a mencionar el mensaje?

—Sí. Todo el tiempo, como si fuera importante. —Kylie frunció el ceño—. Sigue diciendo eso de que alguien vive, alguien muere. Y no me gusta la parte de la muerte. —Se abrazó la espinilla con más fuerza.

—A mí tampoco —dijo Holiday—. Pero como habrás aprendido, los fantasmas no son los mejores comunicadores. Así que no entres en pánico. Tú solo sigue haciendo preguntas y buscando pistas.

—¿Es posible que la única razón por la que esté aquí sea para darme ese mensaje?

—Me extrañaría. Seguramente este aquí para algo más.

Kylie frunció el ceño.

—¿Entonces cómo narices voy a ayudarla si ni siquiera recuerda quién es?

Holiday apoyó la barbilla en la palma de su mano.

—Creo que este será de los difíciles.

—Como si me hubiera encontrado con alguno fácil. —Kylie se abrazó todavía con más fuerza la pierna—. Hay una cosa que quiero comprobar.

—¿Qué?

—El cementerio Fallen. Sé que dijiste que podría venir de cualquier otra parte, pero me sigue pareciendo raro que se apareciera en el coche de mi madre cuando estábamos pasando por allí.

Holiday frunció el ceño.

—No te voy a decir que no vayas, pero los cementerios no son el mejor lugar para una susurrafantasmas. En este momento, ya deberías ser capaz de ver a más de un fantasma a la vez, y muchos fantasmas se quedan merodeando por los cementerios durante mucho tiempo.

Kylie se acordó.

—El día del funeral de Nana tuve un dolor de cabeza terrible.

—Probablemente fueran ellos tratando de llegar a ti. Y eso fue antes de que pudieras verlos. A veces pueden llegar hasta ti todos a la vez y se vuelve… complicado.

—Pero si es la única pista que tengo, debo intentarlo.

—No tienes que hacerlo —la contradijo Holiday—. Al principio, nunca me habría negado a ayudar a un espíritu, pero he aprendido que a veces tienes que decir «no» por el bien de tu propia salud mental.

—Pero entonces seguirán apareciendo.

Holiday inclinó levemente la cabeza.

—¿No recuerdas que hablamos sobre cómo apartarlos?

Kylie frunció el ceño.

—Me acuerdo, pero todavía no lo domino lo suficiente.

—Podríamos volver a hablar sobre eso, pero… —Holiday miró su reloj—. Tengo una cita…

—Quiero ayudarla, hay algo en ella. —Puede que Kylie no tuviera amnesia, pero había muchas cosas en su vida que no sabía, cosas que quería saber.

Holiday asintió.

—Lo entiendo y te apoyaré en lo que tú creas que es correcto. Pero asegúrate de hablar conmigo antes de que vayas y… como ha dicho Burnett, no puedes ir a ningún sitio sin una sombra.

—No me entusiasma demasiado todo el asunto de las sombras.

—Es solo hasta que sepamos cómo van las cosas.

Kylie se mordió el labio al recordar las otras cosas de las que tenía que hablar con Holiday. Todo aquello de los sanadores y los protectores, por no mencionar las preguntas sobre la sobrecarga de emociones que asaltaba a Derek cuando estaba cerca de ella.

Pero… nunca se libraría de las sombras si le confesaba todas esas cosas. Aunque no discutirlas era estúpido, y Kylie no era estúpida.

—¿Están nuestras cámaras de seguridad preparadas para los cambiaformas?

Holiday se inclinó hacia delante.

—Estoy segura de que sí, ¿por qué?

—Seguramente no sea nada, pero han ocurrido un par de cosas. Podría no ser nada, pero no parecía que no fuese nada.

Holiday dejó de girar el boli entre sus manos.

—¿Qué tipo de cosas?

—Cuando me he ido, de camino a las cabañas, he pasado al lado de una serpiente de cascabel, pero no la he visto hasta que un águila ha bajado en picado y la ha atrapado. Ha sido raro.

—¿Ha intentado atacarte? —La preocupación oscureció sus ojos verdes.

—No, no ha tenido la oportunidad, pero todo aquello ha sido raro.

—¿En qué sentido?

—El águila solo bajó en picado —dijo, y de repente se sintió como si estuviera reaccionando exageradamente.

Holiday añadió:

—Es normal que aparezcan serpientes de cascabel en esta época del año, y reconozco que ver a un águila bajar en picado puede ser…

Kylie no quería que Holiday continuase.

—Y entonces, cuando me he ido a… correr por el bosque, un ciervo, un ciervo macho y enorme, se ha abalanzado en medio de mi camino. Me he detenido y, en menos de un segundo, un rayo ha caído justo al lado del ciervo. Si el ciervo no me hubiera parado, me podría haber dado.

Holiday endureció el gesto.

—No me gusta cómo suena esto.

—Y tanto el ciervo como el águila se me… han quedado mirando como si trataran de decirme algo.

Holiday arrugó la frente.

—¿Crees que puedes comunicarte con los animales?

—No, no lo creo. Parecían malignos.

Holiday inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿El ciervo y el águila parecían malignos? —Cuando Kylie asintió, Holiday pareció todavía más preocupada y perpleja—. No creo que estas dos cosas tan extrañas que te han ocurrido hayan sido un accidente. Sin embargo, si no te malinterpreto, tanto el águila como el ciervo evitaron que te hicieras daño. ¿Por qué te han parecido malignos, entonces? En todo caso, lo que han hecho ha sido protegerte.

Kylie se pasó un mechón de pelo por encima del hombro y empezó a retorcerlo.

—Sé que no tiene sentido, pero me ha dado esa sensación, de verdad.

Holiday dejó el lápiz sobre la mesa y alcanzó su teléfono.

—Será mejor que le digamos a Burnett que… Espera. —Bajó de nuevo el teléfono—. Burnett se ha ido a una reunión con el UIF. No quiero molestarlo ahora, pero se lo diré en cuanto vuelva.

Kylie oyó como se abría la puerta de la cabaña.

Holiday miró el reloj y frunció el ceño.

—Tengo otra reunión, pero tenemos que hablar más sobre esto. ¿Puedes esperar a que termine para que retomemos nuestra conversación?

—Puedo venir más tarde —dijo Kylie, quien en realidad no tenía ganas en absoluto de quedarse merodeando por la oficina. Eso la haría sentirse como una niña a la que han enviado al despacho del director—. Ah, ¿necesita todavía Burnett las fotografías de mi padre? Si no, me gustaría que me las devolviese.

—Está comprobando si son copias u originales. No debería llevarle más que un par de días.

—Hola —dijo una voz desconocida desde detrás de Kylie—. Disculpa, no sabía que estabas con alguien, puedo esperar en la…

—No pasa nada —contestó Holiday.

El corazón le dio un pequeño vuelco cuando reconoció a la chica morena; era la misma que estaba pegada a Derek en la fotografía que Della tenía en el teléfono.

—Kylie —dijo Holiday—. Esta es Ellie Mason. Va a entrar en Shadow Falls.

La hora del espectáculo, pensó Kylie. Hora de fingir que no dolía. Se obligó a sonreír.

—Hola.

—¿Eres Kylie Galen?

Kylie asintió, sin estar segura de qué esperar.

—Derek me ha hablado de ti. —Sonrió, luego tensó las cejas para comprobar el patrón cerebral de Kylie—. Guau. Sí que tienes un patrón extraño. —Hizo una mueca como si estuviera avergonzada.

—Sí —respondió Kylie—. Todo el mundo me lo dice. —Su sonrisa forzada se derritió.

—Lo siento —dijo Ellie—. No pretendía ser maleducada. Derek no ha dicho más que cosas buenas sobre ti.

—No te creas todo lo que te diga. —Kylie trató de suavizar el tono porque el que no le cayera bien le hacía sentirse como una zorra. Pero ¿cómo iba a caerle bien Ellie cuando Kylie no podía dejar de preguntarse si Ellie era una de las cuatro chicas con las que Derek se había acostado? Se preguntó si ese beso sería todo lo que había pasado en Pensilvania.

—Siempre me fío de Derek, sobre todo cuando habla de la gente. —Ellie dio un paso adelante.

Kylie odiaba admitirlo, pero Ellie era guapa. Ojos azules, pelo castaño espeso y hoyuelos.

La sonrisa sincera de Ellie se hizo más amplia.

—Derek no suele exagerar y, al ser medio fae, se le da bien juzgar a las personas. Si le gusta alguien, es que lo merece.

Kylie deseó poder estar en desacuerdo. No tanto porque quisiera que considerara que no lo merecía, sino porque era evidente que Derek se preocupaba lo suficiente por Ellie como para haberla traído a Shadow Falls, lo que quería decir que Ellie también se merecía el aprecio que sentía por ella.

Los deseos de comportarse como una zorra la invadieron de nuevo, y Kylie intentó reprimirlos.

—Igual lo pillé en un mal día. —Trató de darle un tono de sarcasmo a su voz y se levantó—. Tengo que irme.

—Kylie, ¿me paso por tu cabaña en media hora? —preguntó Holiday con voz preocupada.

Kylie asintió con la cabeza.

—Y ten cuidado —añadió la directora.

—Lo tendré. —Kylie se detuvo al pasar junto a Ellie—. Bienvenida a Shadow Falls. —Intentó decirlo de corazón.

—Gracias —respondió Ellie.

***

—¿Está comenzando a fallar mi oído de vampiro? ¿De verdad has dicho «Bienvenida a Shadow Falls»? —le preguntó Della con sarcasmo cuando Kylie salió de la oficina—. Yo la habría zorrabofeteado.

—No, no lo habrías hecho. —Kylie se percató de en que la tormenta había pasado.

—Puede que no, pero habría querido hacerlo. —La preocupación ensombreció los ojos de Della.

—¿Crees que yo no? —Kylie sintió que sus inseguridades la invadían—. Es guapa, ¿verdad?

—No —contestó Della, pero Kylie supo que mentía. Ellie era guapa y simpática, y seguramente se había acostado con Derek.

Unos celos no deseados inundaron el pecho de Kylie, y dibujó en su mente una imagen de Ellie y Derek juntos. Estaban besándose… Estaban…

Comenzó a caminar hacia la cabina. A caminar rápido. Della fue con ella, pero debió de sentir algo en el humor de Kylie, porque no dijo una palabra más.

Kylie llegó a la cabaña sin hablar, pero una vez llegó al porche, se giró hacia Della y le preguntó:

—¿Crees que se han acostado?

—Yo… —Della hizo una mueca.

—Sé que no debería importarme, pero supongo que sí lo hace. Maldita sea, ¿por qué parece que todo queda reducido al sexo? Estoy empezando a odiar la idea de acostarme con alguien y todavía no lo he hecho. Tengo estas imágenes en la cabeza. Es como una película porno, y no paro de verlos…

Della puso una mano en la boca de Kylie y dirigió su mirada rápidamente hacia un punto más allá del hombro de Kylie.

Esta apartó la mano de sus labios.

—¿Hay alguien detrás de mí? —Rezó para que la respuesta fuera que no.

La sonrisa pícara de Della le indicó que sus plegarias no habían sido escuchadas.

Se sobrepuso a la vergüenza que sentía y trató de imaginarse quién sería la peor persona que podría estar detrás de ella. ¿Ellie? ¿Derek? No. Su mirada se encontró otra vez con la de Della y pronunció en voz baja la palabra Lucas.

Por favor. Por favor. Que no sea Lucas.

Della asintió con la cabeza. Kylie reprimió un gemido. Todavía no estaba preparada para enfrentarse a él y fijó la mirada en el bosque. A través de un laberinto de árboles, vio que el sol se hundía en el horizonte. Deseó poder seguirlo y desaparecer.

—¿Puedes darnos un minuto? —La voz de Lucas sonó justo detrás de Kylie.

Consciente de que era inevitable, Kylie se giró. Le ardía la cara al recordar lo que había dicho sobre una película porno y toda su conversación de «odio el sexo». ¡Genial!

—No puedo —respondió Della—. Soy su sombra.

—Me hago cargo —dijo él, casi gruñendo.

—No pasa nada —le dijo Kylie a Della.

Della frunció el ceño.

—Si algo le ocurre mientras yo no esté, te juro que iré a por tu culo lobuno.

—No va a pasar nada. —Sus ojos azules se oscurecieron, y en los bordes, Kylie vio unas motas de un color naranja ardiente, lo que quería decir que estaba enfadado.

Kylie no pudo evitar preguntarse si su enfado era por Della o…

—Genial. —Della entró enfadada en la cabaña, y dio un portazo con tanta fuerza que el porche tembló.

Kylie miró a Lucas a los ojos. Seguía medio enfadado.

—Vamos a dar un paseo —dijo.

Kylie se acordó de cómo se le habían tensado los músculos cuando ella se había puesto del lado de Derek. ¿Estaba también enfadada con ella? La idea de hacerle daño cuando él había arriesgado su vida para salvarla le hizo sentir un nudo en el estómago. No se lo merecía, no había querido hacerle daño. Aunque Derek tampoco se merecía que lo culparan por querer ayudarla.

Lucas salió del porche y miró hacia atrás.

Sus ojos eran ahora de un naranja más brillante. Kylie se acordó de que hubo un tiempo en que se habría vuelto loca si hubiera visto a un hombre lobo enfadado. Maldita sea, se acordaba de que hubo un tiempo en que no había creído que los hombres lobo pudieran existir, ni enfadados ni calmados.

—¿No vienes? —preguntó Lucas.

Atrapada al atardecer

Подняться наверх