Читать книгу Mentes geniales. La vida y obra de 12 grandes informáticos - Camilo Chacón Sartori - Страница 25
2.6 SAIL (STANFORD ARTIFICIAL INTELLIGENCE LABORATORY)
ОглавлениеDespués de su breve paso por el MIT, McCarthy fue fundador del laboratorio de inteligencia artificial de la Universidad de Stanford (Stanford Artificial Intelligence Laboratory [SAIL, por sus siglas en inglés]), en 1962. Este laboratorio todavía existe. Y es un lugar donde se realizan diversas investigaciones sobre inteligencia artificial pioneras en el mundo.
Pues ahí, McCarthy desarrolló el primer sistema operativo basado en una pantalla, Thor34, para el ordenador PDP-1, que incluía ocho terminales de tubos de rayos catódicos (CRT, por sus siglas en inglés); muchas de las propuestas en Thor las encontramos en los ordenadores actuales.
Posteriormente, el laboratorio SAIL se abocó a la investigación en robótica, por ejemplo, al reconocimiento de objetos desde la captura en una cámara, lo que conocemos como visión por computadora. Lo que quiso lograr McCarthy y su equipo era que un robot fuera capaz no solo de discriminar diferentes objetos, sino, más bien, de describirlos, buscar que puedan «entender» su propio entorno. McCarthy ya por aquel entonces pensaba en robots capaces de discriminar objetos, pues, si quería que el robot recogiera e interactuara con objetos, debía ser capaz de detectarlos de manera independiente, representar su forma, y una buena manera de conseguirlo es a través de la robótica (Nilsson, 2007, pág. 17).
Es decir, si tenemos un robot que va grabando un vídeo y entra en una habitación, no solo debe detectar que no es el baño o la cocina, por el contrario, se necesita ir a los detalles: debe ser capaz de detectar cuáles son los objetos que se encuentran en la habitación, por ejemplo, la cama, la almohada, la lámpara, etc. Cabe decir que hoy en día esto ya es algo posible. Pero resulta extraordinario pensar que fue planteado en la década de 1960.
McCarthy tuvo prudencia sobre los avances de la IA; en 1973, se publicó un artículo que presentaba un resumen sobre el estado del arte del área (IA) hasta aquel momento, el autor fue Sir James Lighthill35. Sobre este trabajo McCarthy hizo una reseña que terminaba así:
La investigación en inteligencia artificial ha tenido, hasta ahora, un éxito parcial; su ritmo de progreso es quizá mayor que el de la mayoría de las ciencias sociales y menor que el de muchas ciencias físicas. Esto es quizá lo que cabía esperar, teniendo en cuenta la dificultad del problema. (Akman, 1990, pág. 367).
En el artículo publicado en la celebración de su cumpleaños número 80, en 2007, Patrick Hayes y Leora Morgenstern expresaron sobre McCarthy que «durante sus años en Stanford, John McCarthy fue supervisor de más de 30 estudiantes de doctorado; en la Mathematics Geneaology Database figura con 175 descendientes académicos». Es decir, no solo fue un gran investigador y pionero en diversas áreas, sino que, además, pudo influenciar a muchas nuevas generaciones de estudiantes, guiándolos en la senda de la investigación. Y no todos tienen dicha capacidad. A veces, grandes personajes de la historia —como hemos visto en este libro—se encierran tanto en sí mismos que no tienen interés —o tiempo— para trabajar en equipo. ¿Qué camino es mejor? Todos. Pues, como todas las cosas en la vida, cada persona es distinta, con distintas habilidades técnicas y personales; algunos no es que no quisieran trabajar con otros, simplemente se dieron cuenta de que no eran buenos en ello. De todas formas, si una persona tiene habilidades de liderazgo, creo que sería un error no usarlas para el bien de su propio campo. Lo principal es conocerse bien, saber cuáles son tus fortalezas y debilidades, y entonces elegir dónde puedes lograr un mayor impacto positivo.