Читать книгу Reflexiones críticas sobre la teoría de la salud pública - Carlos Eduardo Maldonado - Страница 11
1.4 Un problema: la gestión de la salud
ОглавлениеSupuesto lo que precede, emerge, en consecuencia, una dificultad seria, a saber: ¿cómo es posible, en estos términos, una política (pública, por ejemplo) de salud? Y más ampliamente, ¿cómo gestionar la salud? En referencia directa a la última idea de la sección anterior, ¿cómo gestionar un modo o una experiencia de ausencia de preocupación?
La dificultad del problema estriba en el hecho de que los problemas de gestión suponen siempre planes, estrategias, tácticas, pero nada de estos parece tener sentido cuando se trata de una vida que se lleva en la ausencia de preocupaciones, esto es, de angustias, miedos, recelos, prevenciones y demás –independientemente de las fuentes de esos sentimientos, presentimientos o sensaciones–.
Como se observa sin dificultad, salud es, a todas luces, un problema complejo, en el sentido indicado antes arriba.
Pues bien, quisiera señalar que la gestión de la salud no es, en absoluto, un asunto de exterioridad sin más. Por el contrario, la salud es el título de un problema que nos remite a la gestión de la inmanencia. No salimos a la búsqueda de la salud, sino que la experienciamos, la encontramos en el flujo de experiencias corporales, mentales, sociales, con la naturaleza, etc.
Semánticamente, por lo tanto, el mejor concepto no es el de gestión de la salud, sino el de autogestión. La gestión justamente convierte a las personas en “pacientes” y, en consecuencia, lo que salta a la mirada es la enfermedad. Por el contrario, la autogestión implica la subjetividad por parte de cada quien y unos en relación con otros, en la que, consiguientemente, las relaciones de exterioridad desaparecen.
Sin embargo, la autogestión ha sido una experiencia episódica, desconocida o muy alternativa en la historia de la humanidad occidental. Occidente ha estado siempre acostumbrado a manejar, gestionar o controlar lo exterior, lo diferente y lo ajeno.
La autogestión, por el contrario, implica una capacidad de autoorganización y emancipación, de liberación o rechazo a cualquier tipo de control y de manipulación. La complejidad no sabe nada de gestión, y sí, por el contrario, de autogestión, puesto que aquello de lo que se trata en complejidad se refiere a grados de libertad.
Pues bien, el argumento central de esta tercera sección sostiene que la gestión de la salud implica una combinación de mucha ciencia, una pizca de fortuna y bastante sabiduría. Abordamos a continuación, haciendo un tratamiento meramente analítico, cada una de estas instancias. Pero debe ser claro, de entrada, que las tres dimensiones comprenden un único y mismo proceso.