Читать книгу Reflexiones críticas sobre la teoría de la salud pública - Carlos Eduardo Maldonado - Страница 15
1.8 Conclusiones
ОглавлениеEste capítulo defiende la tesis según la cual la salud es información, y explora los alcances, posibilidades y limitaciones de esta tesis. Pensar la salud consiste en pensar transiciones, fluctuaciones, flujos o procesos, dinámicas y, en fin, equilibrios dinámicos, inestabilidades y turbulencias. Todo lo cual pone de manifiesto que se trata de un fenómeno o un comportamiento complejo no lineal.
Consiguientemente se ha argumentado que la salud es relacional y dependiente del contexto. No existe ni es posible, en absoluto, una salud en general (überhaupt), genérica o universal, abstracta, digamos. La salud se corresponde siempre con los paisajes –paisajes rugosos adaptativos– y con un entorno y medioambiente determinado. Lo que una costumbre o medioambiente enseña en un momento dado puede ser perjudicial para un medioambiente distinto o una tradición diferente.
No obstante, sí es posible identificar algunos patrones, que, aunque generales, son cambiantes, de la salud, para la salud. La epigenética emerge como un referente indispensable para estos patrones, de aquí que el cuidado de la salud pasa por una buena comprensión y estudio de la epigenética. Pero si esto tiene sentido, entonces resulta evidente que la salud es información, en la ecuación que afirma que la información incluye la energía, que comprende la masa o la materia.
Por tanto, la salud no es más un asunto de la medicina que de la antropología, y no más de la biología que de la música, por ejemplo. Salud es un problema complejo que exige y suministra al mismo tiempo interdisciplinariedad; esto es, la no distinción de géneros literarios, de estilos de pensamiento y de formas de conocimiento. Y, a fortiori, la no-jerarquía entre ellos. La salud no es un fenómeno que se pueda entender –ni “gestionar”– con una sola ciencia o disciplina, en contraste con la enfermedad, que sí exige un cierto principio de especialización.
Digámoslo sin ambages: la interdisciplinariedad es el nombre académico que apunta en dirección a la sabiduría, pero al que le queda aún un muy largo camino por delante para llegar a esta. Solo que cuando hablamos de complejidad estamos hablando de bastante más que de la simple interdisciplinariedad; de hecho estamos hablando de algo muy diferente.
El manejo de la salud es manejo de información y, por tanto, también de masa y energía. Pero la información no existe antes de ser procesada, ni tampoco después de ser procesada. La información existe en el momento mismo en el que el procesamiento tiene lugar. Antes del procesamiento hay, indistintamente, hechos o datos; y después del procesamiento hay, también indistintamente, conocimiento, o acciones, costumbres, hábitos y atavismos.
Precisamente por esto, siempre sobre la base de mucho y muy bueno conocimiento, incluso del mejor conocimiento posible, no cabe descartar una pizca de azar, y la importancia de la sabiduría.
A algunos, al cabo del tiempo, y no siempre de manera necesaria, la vida los hace sabios. De ellos principalmente depende la salud, la propia y la de los demás.