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Cifras de suicido en la Universidad Nacional de Colombia, 2015-2 a 2020-1

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El primer abordaje que puede darse al fenómeno del suicidio tiene un carácter cuantitativo, así que se solicitaron los datos correspondientes a la Universidad. La revisión y el análisis de las cifras de suicidio e intentos de suicidio en la UN entre 2015-2 y 2020-1, suministradas por la División Nacional de Bienestar Universitario, inició con el planteamiento de preguntas en torno a las fuentes y formas de registro de la información.

De un lado, los datos que se utilizan para registrar la cantidad de suicidios de estudiantes en la UN provienen del reporte presentado por el administrador de la póliza estudiantil, siendo las familias de los y las estudiantes quienes proporcionan información sobre la ocurrencia del hecho para activar la póliza. De otro lado, para contabilizar y reportar los intentos de suicidio, el Área de Salud de Bienestar Universitario utiliza la historia clínica de estudiantes. Ambas situaciones devienen en un subregistro de la información, pues no todas las familias activan la póliza ni todas o todos los estudiantes abren su historia clínica, pues este es un proceso voluntario.

En este sentido, es necesario tener en cuenta que las cifras presentadas no responden a una medición o a un estudio exhaustivo de carácter cuantitativo sobre el fenómeno, ni se relacionan con ningún sistema de información o base de datos sólida de la Universidad. Esta situación se resalta aquí con dos propósitos: en primer lugar, se insiste en la urgencia de estudios sobre el suicidio y el intento de suicidio en la Universidad, así como del levantamiento de una línea de base que permita hacer mediciones regulares, evaluar el impacto y la efectividad de las medidas de prevención para alcanzar una mayor comprensión del fenómeno. En segundo lugar, se invita al conjunto de lectores a tener en cuenta el problema de subregistro a la hora de leer los datos, que lejos de ser una representación numérica de la realidad, aparecen como posibles tendencias y como la única información disponible al respecto7.

Entre 2015-2 y 2020-1 se reportaron en total 66 casos: 32 intentos de suicidio y 34 suicidios. Estos fenómenos se presentan en mayor cantidad en las sedes más grandes, Bogotá y Medellín (figura 1.1).

Figura 1.1 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN por sede, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

En las cifras disponibles se identifica una marcada diferencia de género entre la cantidad de suicidios y de intentos de suicidio de hombres y mujeres: mientras la mayor cantidad de personas que se suicidan son hombres, la mayor cantidad de intentos de suicidio son llevados a cabo por mujeres (figura 1.2). De esta manera, se repite aquí la tendencia de género presentada a nivel global y que se retomará en los análisis.

Figura 1.2 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN por sede y género, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

Durante el periodo mencionado, el año en el que se presentó un mayor número de casos fue 2018, tendencia que se repite en todas las sedes, excepto Medellín, en donde la mayor cantidad de casos reportados ocurrieron en 2019 (figura 1.3).

Figura 1.3 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN por sede y año, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

En cuanto al tipo de admisión, dentro de las cifras disponibles, se reportan tres casos de suicidios de estudiantes del programa PEAMA, dos de ellos de la Sede Bogotá y uno en la Sede Orinoquia, así como un caso de intento de suicidio de un estudiante del programa PEAMA en la Sede Tumaco. Teniendo en cuenta la baja proporción de estudiantes de este programa en relación con la cantidad de estudiantes de admisión regular, es un factor que se tuvo en cuenta constantemente en la investigación.

Adicionalmente, en este escenario se evidencia la problemática de subregistro ya mencionada, pues, como se verá más adelante, en el estudio participaron estudiantes de PAES y PEAMA8, y se tuvo contacto constante con la Corporación Residencias Universitarias (CRU), en donde reside una gran cantidad de ellas y ellos; en medio de esta relación con la CRU y dentro de distintas conversaciones, se tuvo conocimiento de muchos más casos de intentos de suicidio, que aunque son acompañados a partir de los esfuerzos de los actores institucionales de la Corporación, las condiciones de estudiantes migrantes han conducido a que estos casos se inserten dentro de la cotidianidad del lugar (figura 1.4).

Figura 1.4 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN por sede y tipo de admisión, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

En la Sede Bogotá, la mayor cantidad de casos de suicidio e intentos de suicidio se han presentado en estudiantes que pertenecen a las facultades de Ciencias Humanas, Ingeniería y Ciencias. Vale la pena resaltar que estas son las facultades más grandes de la sede (figura 1.5).

Sobre la distribución de casos por género en la Sede Bogotá, persiste la tendencia general: más suicidios de hombres y más intentos de suicidio de mujeres (figura 1.6).

Figura 1.5 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN - Sede Bogotá por facultad, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

Figura 1.6 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN - Sede Bogotá por facultad y género, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

Sobre la cantidad de casos que tuvieron o no atención o acompañamiento en la Sede Bogotá, se encuentra que la mayor parte de los estudiantes con intentos de suicidio han recibido atención por parte de la Universidad (figura 1.7).

Figura 1.7 Número de suicidios e intentos de suicidio en la UN - Sede Bogotá por facultad y atención, 2015-2020


Fuente: elaboración propia a partir de los datos suministrados por la División Nacional de Bienestar Universitario.

El panorama no es alentador: no se trata solo de la cantidad de estudiantes que se suicidan o que intentan hacerlo, sino también de la ideación y de los factores de riesgo a los que se ven expuestos. La UN ha adelantado acciones y estrategias buscando hacer frente a la problemática, tanto desde las distintas direcciones y facultades de cada sede, como desde el Plan Global de Desarrollo 2019-2021, a partir del cual se formuló el proyecto de inversión “Campus Universitario, que promueve una cultura de salud, bienestar y paz”. De igual forma, actualmente se adelantan encuentros de la recién creada Mesa Técnica de Salud Mental.

En todo caso, los esfuerzos institucionales no han sido suficientes para dar respuesta a la problemática, de la cual no se ha logrado una comprensión completa. De esta manera, esta investigación surge con el propósito de comprender el sufrimiento emocional que antecede, acompaña o incide en la toma de decisión sobre las vidas de las y los estudiantes de la UN - Sede Bogotá, trabajando desde sus narrativas y escenarios que enmarcan su vida cotidiana y académica. A esta tarea se integran los componentes de indagación cuerpo, emociones, sentido de vida, familia y universidad, desligándose así de la exclusiva mirada médica sobre el problema. Se amplía así la perspectiva desde otras prácticas de atención en el tema, vinculando los procesos de percepción de los actores, las dinámicas familiares, sociales y culturales involucradas, con referentes históricos en la configuración del fenómeno como un problema social.

Las rupturas de sentido que se dan en estos cuerpos jóvenes, con trayectorias cortas, pero con dolores y malestares inconmensurables, preocupa, sobre todo, por el espíritu de vida de estos hombres y mujeres que, en medio de lo invisible de sus propias batallas, permanecen en la mitad del campus universitario, transitando casi invisibles hasta que una decisión, en situaciones de profunda tristeza, marca el límite de su elección entre vida o muerte.

¿Cómo visibilizar a los “invisibles”? Esta es una pregunta que alentó la presente investigación y su aporte a la comprensión de un sufrimiento emocional y psíquico que incrementa de manera alarmante las muertes por suicidio en el mundo, en el país y en las universidades en particular.

Si los intentos aumentan se debe también al hecho de que la población suicida es cada vez más joven […] El proceso de personalización compone un tipo de personalidad cada vez más incapaz de afrontar la prueba de lo real: la fragilidad, la vulnerabilidad aumentan, principalmente entre la juventud, categoría social más privada de referencias y anclaje social. Los jóvenes, hasta entonces relativamente preservados de los efectos autodestructivos del individualismo por una educación y un enmarcamiento estables y autoritarios, sufren sin paliativos la desubstancialización narcisista, son ellos quienes representan ahora la figura última del individuo desinsertado, desestabilizado por el exceso de protección o de abandono y, como tal, candidato privilegiado al suicidio. (Lipovetzky, 2000, p. 212)

Aquí se intentó que aquellos temas y aspectos de importancia que generalmente han quedado por fuera de las investigaciones de suicidio desde los enfoques de riesgo, enriquecieran los análisis, retomados desde su perspectiva de procesos y dinámicas sociales e individuales.

Como tema de la salud pública, este deslinde de lo exclusivo individual y de lo exclusivo de la salud mental involucra un referente de investigación en el que lo colectivo, lo social y lo comunitario (contextualizados) son reconocidos como fundamentales en la configuración del problema de indagación, como escenarios donde se cuecen los sentidos, las emociones, las identidades y toda la experiencia existencial vinculante.

Cuerpo, emociones y sentido de vida

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