Читать книгу También puedes decir "no" - Carmen Pastor - Страница 26

5. Reivindicando los errores

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¿Cómo era aquello? El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. ¡¡Falso!! Tropezamos quinientas veces con la misma piedra. Errar, equivocarse es sinónimo de humanidad. Nos equivocamos, fallamos, metemos la pata a diario, y eso es normal.

Es frecuente dejar de ser asertivos para disimular los errores. Nos da miedo mostrar nuestros fallos. Creemos que los demás nos verán como menos valiosos. No tiene ningún sentido, ellos fallan tanto como tú.

Tenemos derecho a cometer errores, a aceptarlos con naturalidad y, si lo creemos conveniente, a disculparnos o a pedir perdón. Esta actitud nos hace más fuertes y aumenta la calidad de la imagen que los demás tienen de nosotros.

La gente que no es consciente de este extraordinario derecho personal, tiene ante los errores reacciones poco saludables que reducen su calidad de vida. La primera sería negar el error, aunque sea evidente; la segunda, justificar excesivamente el error o culpar a otros, y la tercera, quizá la más autodestructiva, culpabilizarse en exceso. Libérate de eso. La próxima vez que cometas un error, acéptalo como algo cotidiano y busca una solución.

Cada vez que Pedro llega tarde a una cita, justifica exageradamente su retraso: «Me han llamado a última hora», «había mucho tráfico»… ¿Qué pasaría si simplemente dijera: «lo siento mucho, llego tarde»?

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