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2.2 El modo de existencia
ОглавлениеArticulado según [mira vs captación], el modo de existencia formula las consecuencias subjetales de la autoridad del modo de eficiencia. Para pensar la relación del sujeto al objeto, la semiótica ha admitido tácitamente la intencionalidad fenomenológica, tal como aparece principalmente en la obra de Merleau-Ponty, pero es difícil, como hemos indicado, conjugar la evenemencialidad con la intencionalidad fenomenológica. Lo que caracteriza a esta última es su indiferencia al tempo, a la virtud ontológica, «poética» del tempo, mientras que las conmutaciones afectivas y las conmutaciones perceptivas están en nuestra opinión, a su merced:
Desde el punto de vista actancial, en la esfera del «sobrevenir», la voz pasiva prevalece sobre la voz activa. Según Cassirer: «Este pensamiento [el pensamiento mítico] no es impulsado por la voluntad de comprender el objeto, en el sentido de abarcarlo con el pensamiento y de incorporarlo a un complejo de causas y de consecuencias: es simplemente poseído por él»19. En esas condiciones, la captación ajusta tres estratos significantes: la vivacidad del tempo, la pasivación del sujeto y la religiosidad en la medida en que lo religioso potencializa un evento prodigioso. El modelo de la «exclusa»20 (Deleuze) permite subordinar el ejercicio al evento. Lo religioso se relaciona ante todo con la vehemencia de la intensidad: «El único núcleo firme que nos queda para definir el «mana» es la impresión de extraordinario, de inhabitual y de insólito. Lo esencial aquí no es lo que encierra el término, sino esa determinación misma, ese carácter de insólito»21. Lo religioso no es tal vez más que eso. No porque importa es potencializado: importa porque es potencializado. Si la hipótesis de los modos semióticos es validada, debería conducir a relativizar el dominio de la sincronización sobre la proyección de la significación. La conexión del tempo y de la voz se presenta así: