Читать книгу Dos regalos maravillosos - Cristián Sahli Lecaros - Страница 5

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¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo hombre y mujer, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre (Mateo 19, 4—6).

Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos (Juan 2, 1).

Jesús les dijo: Los hijos de este mundo se casan y ellas son dadas en matrimonio; sin embargo, los que hayan sido dignos de alcanzar el otro mundo y la resurrección de los muertos, no se casarán, ni ellas serán dadas en matrimonio. Porque ya no pueden morir otra vez, pues al ser hijos de la resurrección son iguales a los ángeles e hijos de Dios (Lucas 20, 34—36).

El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y está dividido (1 Corintios 7, 33—34).

Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Gran misterio es éste, pero yo lo digo en relación a Cristo y a la Iglesia. En todo caso, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer reverencie al marido (Efesios 5, 31—32).

Os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos por causa del Reino de Dios, que no reciba mucho más en este mundo y, en el siglo venidero, la vida eterna (Lucas 18, 29—30).

No todos son capaces de entender esta doctrina —les respondió él—, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Pues, hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre; también hay eunucos que han quedado así por obra de los hombres; y los hay que se han hecho eunucos a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien sea capaz de entender, que entienda (Mateo 19, 11—12).

Jesús le respondió: Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dáselos a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Luego, ven y sígueme (Mateo, 19, 21).

Me gustaría que todos los hombres fuesen como yo; pero cada cual tiene de Dios su propio don, uno de una manera, otro de otra (1 Corintios 7, 7).

Pero a los no casados y a las viudas les digo que más les vale permanecer como yo (1 Corintios 7, 8).

El que no está casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor (1 Corintios 7, 32).

Dos regalos maravillosos

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