Читать книгу Viaje de regreso a Mur II - Cristina Fábregas - Страница 10

Оглавление

CAPÍTULO 3

La danza del amor

Este nuevo comienzo es la despedida de una vida que me ha dado todo cuanto podía darme, es decir: todo lo que Yo Soy, la plenitud a través de todas las experiencias vividas a lo largo del sendero de mis muchas vidas creadas, sin saber que yo era el propio Creador y al mismo tiempo el proceso de dichas vidas que me llevarían, algún lejano día, al encuentro conmigo misma. Es genial ser el Creador y lo creado simultáneamente, sin distancia ni separación.

Somos lo que elegimos ser en cada momento, somos un proceso, un devenir, un verbo, luz y sombras para proyectarnos y descubrir así, a través de la película que creamos, quiénes somos en realidad.

La vida sigue su curso infinito, elíptico, ascendente, evolutivo, recreándose sin cesar en un torbellino que se regula a sí mismo en la suprema sabiduría divina. El sendero continúa envuelto en el misterio de lo desconocido, que con total seguridad será espléndido porque ahora sé quién soy yo: el co-creador con la vida en conjunción, mi pequeño yo singular, un bello cristal único en su geometría sagrada, existiendo en la pura conciencia universal, creando siempre la causa de su propio devenir en lugar de padecer el sueño que se desenvuelve en el espacio/tiempo, ignorante de nuestra verdadera existencia en la neutralidad del todo lo que Es: todo-nada-todo… un nuevo Yo más allá de nuestra singularidad o individualidad. Más allá de nuestra singularidad existe un yo más grande, un yo que es holográfico en la expansión de la conciencia ordinaria, conciencia de masas, en pura conciencia consciente de sí misma: «Yo Soy todo lo que Yo Soy», incluida la nada más absoluta.

Yo Soy todo lo que yo Soy, diluyéndome en el amor universal, que lo sostiene todo en su atracción, en su perfección infinita de creación de mundos, galaxias, universos, estrellas, átomos… la fuerza gravitacional que lo mantiene todo unido en la coherencia inteligente de la conciencia universal. Todo fluye sin principio ni fin en esta danza del amor.

Este nuevo Yo universal más grande es holográfico, existe dentro de nosotros mismos y a la vez nosotros existimos dentro de Él. Existimos dentro del todo que nos alberga, nos sostiene y nos da la vida. Vivimos en la gran matriz universal hecha de luz: conciencia consciente de sí misma. Somos holográficos conteniendo en nuestro interior todo lo que Es, Fue o Será.

Nada es exterior a nosotros, toda realidad es interior. La creamos con nuestra capacidad creadora para experimentarla. Experimentamos el universo en nosotros mismos al tiempo que el universo nos experimenta a nosotros en sí mismo. «En esta relación de perfecto equilibrio existimos; nos realizamos dentro del todo y el todo se realiza en nosotros».

En este estado entre el Ser y el no Ser, ser todo y no ser nada al mismo tiempo, se resuelve la ecuación de nuestra vida en el flujo infinito de la eterna existencia en la unicidad del Ser, en la unidad de todo lo que Es. Yo Soy todo lo que Yo Soy: vida muerte-vida, luz-oscuridad, mente-materia…

No hay división en la relación de las partes duales o polaridades, diferentes pero no separadas, diferentes ritmos de un inmenso ciclo que gira, originando en su movimiento la «relación» de las partes que se regulan a sí mismas en el campo gravitatorio de la suprema inteligencia consciente de sí misma en la unidad de la luz, del amor.

Viaje de regreso a Mur II

Подняться наверх