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De cómo Jethro Tull impulsó el nacimiento de Black Sabbath

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«Es el nombre, es basura», dijo Tony en un ensayo. «¿Qué tiene de malo?», preguntó el orgulloso creador, Ozzy. «Cada vez que lo escucho, todo lo que me imagino es a ti con los pantalones bajados y plantando un pino», replicó Tony rememorando el épico momento de inspiración en el que a Ozzy se le ocurrió lo de The Polka Tulk Blues Band (yendo de vientre en el baño de casa de sus padres y viendo el bote de polvos de talco de su madre).

En medio de esa conversación, que parecía sacada de una comedia de situación, interrumpió Bill diciendo que justo llevaba un tiempo pensando en un nombre para el grupo: «Tenéis que imaginároslo en un cartel o en una gran valla publicitaria». Y entonces compartió su idea: Earth. Ozzy se burló de él durante un rato por la pronunciación de la palabra en inglés («URFFF», le restregaba con sorna), pero tanto a Geezer como a Tony les gustó. Era corto, fácil de recordar y, a todas luces, les iban a tomar más en serio que con The Polka Tulk Blues Band.


Jethro Tull, una de las bandas más longevas del rock progresivo británico.

Y así es como empezó la etapa con Earth, en la que siguieron haciendo versiones de blues, pero, al mismo tiempo, empezaron a hacer sus propias composiciones mientras intentaban tocar cada vez en más sitios.

No fueron momentos fáciles. No tenían dinero y se vieron obligados a dormir en la humilde furgoneta de Tony si tocaban fuera de Birmingham. Incluso los padres del propio guitarrista a menudo tenían que darles comida y un puñado de libras para seguir adelante. La situación era tan triste que a veces cargaban todo su equipo de instrumentos y amplificadores en la furgoneta y se iban hasta el sitio en el que tocaba un grupo grande por si no se presentaban y tenían que irrumpir ellos en su lugar para evitar el enfado de la gente. Con una mezcla de suerte y de «el que la sigue la consigue», se salieron una vez con la suya: actuaba Jethro Tull en Birmingham, uno de los grupos de rock revelación de la época. Sin embargo, su autobús se rompió por el camino y el grupo no pudo llegar a tiempo. El líder de la formación, Ian Anderson, llegó a mitad de concierto de unos desconocidos Earth, que alucinaron por lo surrealista de la situación y por poder tocar ante más de diez personas, que solía ser su aforo habitual.

Poco después, Earth empezó a ganar tracción en la escena de música local, y fue entonces cuando Tony reunió a sus compañeros y soltó la bomba: «se acaba de marchar el guitarrista de Jethro Tull y me han ofrecido el puesto». Paradojas de la vida, esa actuación que presenció Anderson fue clave para ello.

En la agenda de Jethro Tull estaba telonear a los Rolling Stones, así que era como pasar de tercera regional a codearse con los de primera división, y Tony no quiso dejar pasar esa oportunidad. Ozzy, Bill y Geezer lo aceptaron con resignación, pero también estaban contentos por él, como es normal en un grupo no solo de músicos, sino de amigos.

Tony empezó su periplo con Tull en diciembre de 1968, aunque decidió abandonarlo apenas un mes después. Lo que empezó como el argumento de la típica película americana de adolescentes se transformó en algo que le producía rechazo. Pudo ver cómo era la rutina de un grupo a un nivel profesional, con ensayos desde por la mañana temprano y con rigurosa puntualidad y disciplina, pero, sobre todo, con un jefe, Ian Anderson. Esto hizo que a Tony aquello le pareciera un trabajo sin más, y era algo que no le motivaba. Se hacía lo que el jefe decía y no había más discusión. Que Ian comiera separado de los demás miembros del grupo fue quizá la gota que colmó el vaso.

Tras la breve pero intensa experiencia con Jethro Tull, Tony quiso volver a Earth y convocó otra reunión con Ozzy, Bill y Geezer. En ella compartió todo lo que había aprendido, lo bueno y lo malo, y puso una condición para volver a Earth: que se tomaran todo tan en serio como lo hacía Jethro Tull. Eso implicaba ensayar más duro y… madrugar: «Solía ir en la maldita furgoneta a recogerles a las ocho menos cuarto de la mañana, que era, créeme, temprano para nosotros en aquella época. Les dije: "Así es como tenemos que hacerlo porque así es como lo hizo Jethro Tull"», recuerda Tony. Los demás, que siempre habían asumido indirectamente que Tony era el líder, aceptaron.

Con esta nueva filosofía algo parecía haber cambiado en el grupo. Retomaron la actividad con la moral alta, empezaron a dar conciertos y hasta ellos mismos sentían que la cosa avanzaba. Entonces apareció en su camino Jim Simpson, un promotor y hombre de negocios conocido en Birmingham que justo acababa de inaugurar una sala llamada Henry’s Blueshouse. Se acabó convirtiendo en uno de los pocos sitios en la ciudad donde se podía escuchar en directo a grupos de blues en vez del más extendido pop o soul. Y, claro, dos asistentes habituales del Henry’s eran Tony y Ozzy, por lo que Jim acabó hablando con ellos y descubrió que tenían un grupo. Les ofreció tocar y poco a poco lograron ser uno de los platos fuertes del club. Al ver el éxito, los chicos le propusieron a Jim que fuera su representante. Este aceptó y a partir de aquí la cosa escaló al siguiente nivel, incluyendo una gira por Europa.

Tocaron en multitud de sitios, aunque también probaron a hacer las conocidas como «residencias», es decir, actuar en el mismo sitio por un periodo de tiempo extendido. Era algo muy común en la época y ellos lo hicieron, por ejemplo, en la pequeña ciudad suiza de San Galo, donde estuvieron seis semanas ante la friolera de seis o siete personas cada noche. Su caché estaba compuesto de leche y salchichas, lo cual era ciertamente penoso, pero más para Geezer, que era vegetariano. Sin dinero y con muchas ganas de hacerse un hueco en la música, «iban hasta donde fuera y tocaban en cualquier sitio», como recuerda Jim Simpson.

No faltaron las anécdotas, como la afición de Bill por fumar piel de plátano, que era lo más exótico que podía permitirse entonces; que Ozzy salió de gira por toda Europa con tan solo una camiseta y unos vaqueros (que llevaba todo el rato puestos); o que a Tony le diera por tocar la flauta en algunos conciertos, a lo Jethro Tull, con la diferencia de que él iba tan fumado a veces que una vez estaba soplando al micro directamente pensando que era la propia flauta. Aunque la más trascendental es la que sucedió en Manchester, donde fueron contratados por error. Al parecer, el dueño de la sala quería a otra banda que se llamaba Earth y que tocaba canciones del estilo motown y pop. Tuvo que ser memorable su reacción y la del público cuando empezaron a ver a un grupo al que le gustaba subir el máximo el volumen, exprimir la distorsión de la guitarra y, en definitiva, hacer cuanto más ruido, mejor. Fue en este momento cuando Jim Simpson les dijo que tenían que cambiar de nombre, probablemente para evitar más errores como ese y líos legales, ya que los otros Earth habían publicado música e incluso estaban en las listas de ventas.

Mientras pensaban en una alternativa, ellos seguían tocando y haciéndose hueco, y llegaron a actuar en el mítico Marquee de Londres, cuna en la que dieron sus primeros pasos bandas como AC/DC, The Rolling Stones, The Who, Led Zeppelin, Yes o David Bowie, que militaba entonces en un grupo de blues llamado Manish Boys. Quizá para cerrar el círculo, justo en el Marquee fue el último concierto de Earth y el primero de Black Sabbath.

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