Читать книгу El equilibrio del ser - César Tejada Atahualpa - Страница 12
La energía de una sociedad
ОглавлениеCada persona es un individuo propio, pero no vive solo, el humano es innatamente social desde sus inicios. Dado esta socialización compartimos lugares geográficos, historias, costumbres, etc.
A lo largo de estas experiencias vamos creando sentimientos colectivos más profundos, como el orgullo por nuestra historia o cultura, o satisfacción por los logros alcanzados por nuestro país. Estos sentimientos pueden ser benéficos, porque nos dan una identidad, una base personal y un sentido de pertenencia a un lugar geográfico (concepto de gran importancia para el humano según la psicología).
No obstante, esta identidad u orgullo patriótico no pueden implicar la generación de sentimientos divisorios frente a quienes no comparten estas características con uno. Discriminar a nuestro prójimo por ser de otra nacionalidad, tener otros gustos, costumbres, distintos rasgos físicos, u otro es ser un agente generador de desunión y rencores, actitudes que perjudican no a quien se intenta ofender, sino al ofensor, por lo explicado en el subcapítulo anterior.
Para reflexionar:
La discriminación lleva implícitamente en su propio accionar la evidencia de una baja autoestima para quien la realiza. Querer aparentar una superioridad o una alta autoestima, únicamente representa la frágil confianza que tiene esa persona en sí misma, ya que, dentro de su esquema mental, al asumir que existen personas “superiores” a otras, será reconocer que por obvias razones “yo no puedo ser siempre el más destacado en todos los aspectos, por lo que también merezco ser discriminado por alguien más”. He allí que una alta autoestima se puede considerar verdaderamente una baja autoestima encubierta. Solo una autoestima equilibrada es la correcta.
Del mismo modo a la discriminación, en ocasiones en nuestras sociedades existen sentimientos comunes dañinos como un dolor compartido, un resentimiento, un desinterés, etc. Estos pueden haberse suscitado por hechos históricos, por tener una población poco comprometida, por malas decisiones de grupos de poder, entre otros. Es aquí donde deberíamos prestar mayor atención y preocupación, ya que esto puede afectar de manera contundente la calidad de vida de millones de personas.
¿Te parecen conocidos los siguientes casos?
Población de países hermanos que a la fecha se odian unos a otros, por asuntos históricos pasados, ya solucionados. Ejemplos en Latinoamérica hay muchos.
Individuos que, sin el mínimo sentido del beneficio grupal, ponen su interés encima de su entorno y prójimos. (Somos parte del problema desde el momento en el que somos la persona que ensucia la ciudad sin ningún remordimiento, un auto que no cede el paso, un joven que no prioriza la atención hacia una persona de la tercera edad o discapacitada, etc.)
Etnias o grupos minoritarios excluidos, rechazados, discriminados, etc.
Poco interés por los recursos naturales o el medio ambiente.
Todas estas acciones afectan negativamente a la sociedad y sus individuos generando altos niveles de insatisfacción, stress, ira, entre otros. Por citar un ejemplo, mis compatriotas son reconocidos en el exterior como personas fraternales y afectuosas, sin embargo, es sorprendente cómo al momento de conducir parece que cambiáramos completamente de comportamiento. Manejar en mi ciudad es complicado, existe poco respeto y tolerancia. Esto es un simple prototipo sobre cómo las energías sociales se encuentran presentes y afectan a grandes grupos de personas; no cabe duda, nos corresponde sanar.
Es nuestro deber comprometernos en cambiar para bien la armonía de nuestra sociedad. Empezamos por nosotros, y continuamos con lo que esté a nuestro alcance. Ello no implica que de manera personal asumamos gran parte del problema, ello podría ser interminable y frustrante, pero empecemos por actuar donde tenemos capacidad de hacerlo. Una sonrisa, un comentario sincero o una gentileza con personas que no conocemos son maneras de comenzar a ser parte de ese cambio. Posterior a ello cada uno de nosotros tendrá mayor capacidad para lograr cambios más importantes. Si dices amar a tu país, cuida tu accionar, demuestra tu buena voluntad e involúcrate con ser parte de la solución.
“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.
Martin Luther King, pastor defensor de los derechos civiles.