Читать книгу El equilibrio del ser - César Tejada Atahualpa - Страница 7

Introducción

Оглавление

Desde milenios atrás, las distintas culturas o civilizaciones siempre han tratado de trasmitir de distintas maneras la importancia de un concepto común que consideraban vital para el buen vivir de sus pobladores: El EQUILIBRIO (natural, energético y/o humano), ya sea por medio de simbología, conocimientos profundos o la literatura. En la filosofía taoísta, en la antigua cultura China, esto se representó como EQUILIBRIO DINÁMICO gráficamente en el muy conocido Yin Yang. Estas dos fuerzas representaban la dualidad, el yin como principio femenino y el Yang como el principio masculino que se encuentra en constante movimiento, opuestas, pero complementarias. No existe en ninguna de ellas una pureza total del estado del que representan, sino que dentro de cada una de ellas existe el principio del otro. Todo esto dentro de una continua transformación y armonía.


Para la cultura hindú, en la transversal central del cuerpo humano se ubican los 7 principales chakras, primordiales vórtices de energía de cada ser humano que intervienen dentro de su equilibrio físico y mental. Para El gran libro de los chakras, de Shar&Dom y Baginski, estos se ubican en regiones u órganos corporales (chakra raíz, sacro, plexo solar, corazón garganta, tercer ojo y corona), que sirven como válvulas de comunicación energética para que esta pueda fluir de afuera hacia dentro y viceversa. El correcto accionar de estos vórtices permiten al humano un equilibrio o armonía interna saludable


Dentro de la línea histórica de los judíos y cristianos, milenios atrás se representó, un símbolo compuesto de 2 triángulos entrelazados que componían la estrella de 6 puntas denominada “Sello de Salomón”, la estrella de David o Hexagrama. Cada triángulo se encuentra colocado en una forma simétrica, opuesta, pero que entrelazados representan unión y fusión de fuerzas dinámicas dentro de un equilibrio vital. Este símbolo es uno de los más sagrados por el judaísmo, y de gran importancia para el cristianismo.


El concepto de EQUILIBRIO se trasmitió de distintas formas o símbolos, con el fin de hacer llegar este importante mensaje a las personas, y que al adoptarlo en las distintas facetas de sus vidas puedan tener una mejor y más plácida existencia. Si lo llevamos a la naturaleza, el concepto de equilibrio se refleja de forma innata en la tierra y los ecosistemas, en ellos esta armonía es inherente, se autorregula y preserva cíclicamente para continuar con sus propias existencias. Pero en el caso de nosotros, ¿cómo entender y cuál es la importancia del equilibrio en nuestras vidas?

Para responder a esta pregunta, debemos entender el significado de la misma. De acuerdo al diccionario, el equilibrio es: “Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan, y cuya suma da igual a cero”. Esta definición puede aproximarnos al concepto que buscamos. Podemos presumir que dichas enseñanzas daban a entender que estas “fuerzas” a las que refiere el diccionario, aluden a las distintas facetas que afronta el humano a través de los años. Todos cumplimos o hacemos frente a distintos roles o situaciones a la vez: Somos padres, hijos, hermanos, amigos, profesionales, aprendices, emprendedores, etc., al mismo tiempo. Que estas “fuerzas” sumen igual a cero, implica que sin importar la faceta que estemos encarando, no puede ser significativamente más importante que todas las otras juntas como para mover nuestro centro, o en otras palabras, no deberíamos permitirnos enfocarnos en un único aspecto que implique descuidar ciertos “otros” de nuestra existencia, de tal modo, que signifique perder la estabilidad propia.

El equilibrio del ser

Подняться наверх