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Memoria

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¿Necesitas ayuda con tu memoria a veces? ¿Te encuentras olvidando cosas que deberías recordar, pero recordando cosas que probablemente deberías olvidar? Es nuestro Limbo el que decide qué se archiva y qué se olvida, y toma esa decisión sobre la base de cómo se siente.

Para ilustrar, ¿alguna vez has tenido la vergonzosa experiencia de conocer a alguien por primera vez solo para que su nombre desaparezca de tu mente momentos después de que te lo hayan dicho? Lo que lo hace más vergonzoso es cuando claramente han tomado nota mental de tu nombre y lo insertan en cada oración al menos tres veces: “Entonces, Darren, dime Darren, ¿cómo va tu día, Darren?”

Es incómodo volver a preguntar su nombre porque sugiere un factor de baja atención cuando lo escuchamos la primera vez. En otras palabras, si no hay un sentimiento fuerte asociado a algo, tendemos a olvidarlo. Por eso, Dale Carnegie, autor de How to Win Friends and Influence People [Cómo hacer amistades e influir en las personas], afirma que el sonido más dulce para cualquiera es el sonido de su propio nombre. Comunica que nos importa.

Por otro lado, no tenemos problemas para recordar el nombre de cierta persona que hace latir nuestro corazón. No recuerdo mucho sobre el tercer grado, no recuerdo el salón de clases o la maestra, pero sí recuerdo el nombre de la chica por la que me sentía atraído. Cuando me sentaba a su lado en la hora en que nos contaban historias, mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Los sentimientos fuertes promueven recuerdos fuertes y recuerdo su nombre hasta el día de hoy.

Mientras estamos en el tema de la escuela, ¿qué maestros aparecen más prominentemente en tu memoria? Tengo dos. El primero tenía una política obligatoria de azotar al menos a la mitad de la clase cada vez que nos reuníamos, así que vivía con miedo de él. El segundo se interesó en mí y me instruyó, lo que me hizo sentir bien conmigo mismo. Recuerdo poco de lo que me enseñaron, pero siempre los recordaré por la forma en que me hicieron sentir.

Vale la pena reflexionar sobre esto. Lo que más recordamos de las personas es la forma en que nos hacen sentir. Entonces, ¿cómo hacemos sentir a los demás? Seremos recordados, o no, por ello.

El mensaje final es que nuestro Limbo, el principal responsable de nuestros sentimientos, también está a cargo de nuestros recuerdos. Si no experimentamos un fuerte sentimiento en relación con algo o alguien, probablemente lo olvidaremos; si el sentimiento es fuerte, probablemente lo recordaremos. Si los sentimientos son lo suficientemente intensos, como cuando un evento aterrador desencadena una fobia, podemos recordarlo toda la vida.

En este libro, descubriremos muchas más cosas extrañas sobre la participación del Limbo en la memoria, ¡pero estamos comenzando a ver cuán importante es esta parte de nuestro cerebro!

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