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5.0

Sólo me duele cuando corro

«Este deporte sería divertido si no fuera porque se corre»

–C AMISETA DE UN MARATONIANO

DE CAMINO una mañana a dejar a mi hijo en el colegio, adelantamos a un hombre que hacía footing. Tenía un aspecto terrible. Pregunté a mi hijo:

–¿No te entran ganas de ponerte unas zapatillas y echar a correr?

–Pues no –fue su respuesta soñolienta.

En honor a la verdad, correr no siempre es la más agradable de las actividades. Vale, tal vez incluso sea un poco doloroso en ocasiones. Bien, de acuerdo, muchas veces el dolor es agudísimo.

Desde luego, los corredores no somos precisamente la mejor propaganda de nuestro deporte. Es decir, ¿cuándo fue la última vez que viste a alguien correr por una calle riendo a carcajadas (a menos que estés cerca de un manicomio y uno de sus ocupantes se haya escapado)? La realidad es que incluso la mayoría de los otros deportistas odian correr. Como un corredor dijo oportunamente: «Mi deporte es lo que se considera un castigo en el tuyo».

Sin embargo, y basándome en mis relaciones, he descubierto que los corredores somos unos tipos divertidos. Tal vez la agonía que experimentamos en nuestro deporte se corresponda con un buen sentido del humor para contrarrestarlo. Es una especie de equilibrio entre el yin y el yang.

Un cartel que vi durante un reciente maratón en Chicago es un ejemplo de nuestra naturaleza jocosa. Había una mujer joven a un lado de la carretera sosteniendo una gran pancarta sobre la cabeza. Rezaba:

Soy una apasionada atlética de Dan

El cartel era divertido, suponiendo que el doble sentido fuera intencionado, pero me reí entre dientes y seguí corriendo, sin pensar en pararme a preguntar.

A lo largo de los años, he visto varias pancartas clásicas en las carreteras, puestas por los espectadores. He aquí algunas de las más notables:

¡Aguanta! Correr no te matará. Te desmayarás antes de eso

Si fuera fácil, yo también lo haría

Y:

Funeraria próxima. Pon buena cara

No son las únicas frases con humor que he asimilado como corredor. Lee estas frases sarcásticas:

«La única razón por la que haría jogging sería para volver a oír una respiración fatigosa a mi lado.» –ERMA BOMBECK

«A un ritmo lento y continuo se ganan carreras… ¡excepto las de verdad!» –ENTRENADOR DE ATLETISMO DE INSTITUTO

«¿Por qué no se murió Filípides en el kilómetro treinta y dos?» –FRANK SHORTER

«Cuando el avance se torna duro, ¡los velocistas abandonan!» –CARTEL A MEDIADOS DE LOS SETENTA DE UN EQUIPO DE ATLETISMO DE FONDO

«Empieza lento y ve bajando el ritmo.» –CONSEJO DE WALT STACK PARA CORRER UN MARATÓN

Una vez colgué la siguiente petición en mi blog semanal de Runner’s World: «Si conoces alguna cita optimista sobre atletismo, por favor, compártela». Recibí cientos de respuestas entusiastas. He aquí algunas frases ocurrentes memorables:

«¿Buscas una relación sólida que quieres que llegue lejos? Queda con tus zapatillas.» –UN SOLITARIO CORREDOR DE FONDO

«La vida es corta… pero correr hace que parezca más larga.» –BARON HANSEN

«Motivarse puede ser duro, sobre todo cuando no estás motivado.» –SINCERAMENTE SUYO

Éste lo vi en la camiseta de un tipo que estaba recogiendo su dorsal para el maratón de Nueva York:

«Dime por qué he decidido repetir.»

También está la cita infame de Maurice Greene:

«En África, todas las mañanas una gacela se despierta. Sabe que se debe mover más rápido que el león o no sobrevivirá. Todas las mañanas un león se despierta y sabe que se debe mover más rápido que la gacela más lenta o morirá de hambre. No importa si eres el león o la gacela; cuando sale el sol en África, ¡lo mejor es que te muevas!»

La camiseta de un equipo femenino de cross lo dejaba bien claro:

«Sí, corro como una chica. Pero intenta seguirme.»

Como ultramaratoniano que soy, me atraen en especial las alusiones chistosas sobre nuestro medio particular de locomoción:

«Un idiota puede correr un maratón; pero tiene que ser un idiota especial para correr un ultramaratón.» –UN ULTRAMARATONIANO IDIOTA PERO FELIZ «Si empiezas a sentirte bien en un ultramaratón, no te preocupes, lo superarás.» –GENE THINBEAULT

«¿Por qué correr ciento sesenta kilómetros? Porque para el baloncesto y el béisbol sólo se precisa una pelota.» –KIM GAYLORD

Letterman tiene sus diez mejores y da en el clavo.

Las mejores diez formas de saber que eres un ultramaratoniano

10) Tus pies tienen mejor aspecto sin uñas.

9) Tu idea de diversión es salir a entrenar y correr 48 kilómetros.

8) Sientes la tentación de buscar un arbusto cuando hay cola para el baño.

7) No te lo piensas dos veces a la hora de ingerir comida tirada en el suelo.

6) Orinar en un retrete comienza a parecerte antinatural.

5) Puedes exponer las virtudes de la ingesta de sal.

4) Corres maratones para adquirir velocidad.

3) Tienes más hebillas que cinturones. (Una hebilla de cinturón es el premio por acabar la mayoría de los ultramaratones.)

2) Los carteles de PRÓXIMA GASOLINERA 58 KILÓMETROS comienzan a parecerte una invitación a correr.

1) Visitas un parque nacional con la familia y reparas en una senda de 48 kilómetros que une el lugar en el que estás con la familia y el próximo destino, que se encuentra a 160 kilómetros en coche, y piensas… «Podría ser más corto este atajo».

Tal vez todo este buen humor compense el castigo de tantos kilómetros sobre asfalto y tantas horas de entrenamiento disciplinado e implacable. Hay una fascinación loca y conflictiva por correr largas distancias. Es a la vez mágica y maniaca. Correr puede poseer tu alma, filtrarse en tu psique y convertirse calladamente en la fuerza central de tu vida. La diferencia entre ser un practicante de jogging y un corredor es que el primero todavía conserva el control sobre su vida. Los corredores lo hemos perdido.

¿Es eso malo? Como la risa, correr tiene una capacidad misteriosa de dar paz al alma, de desactivar los sentimientos negativos y situar las cosas en una perspectiva saludable. Alan Alda apuntó en una ocasión: «Cuando las personas ríen, por lo general no están matándose». Creo que lo mismo se puede decir de correr.

Tal vez éste sea el punto de vista de un corredor ingenuo. No estoy del todo seguro. En vez de sopesar esta pregunta con demasiada diligencia, prefiero atarme los cordones de las zapatillas y correr por espacios abiertos. Como corredor, esto es lo que sé hacer. Tomar una senda y marchar y marchar y marchar como si no hubiera mañana; correr hasta dejar los problemas atrás y hasta que el mundo se renueva.

Nosotros los corredores no necesitamos mucho. No son las posesiones sino el disfrute lo que constituye nuestra riqueza. He encontrado mi iglesia y está al final de un largo camino y en la cima de una montaña distante. Es aquí donde más me siento en paz, totalmente satisfecho y completo.

«Y eso es todo lo que tengo que decir al respecto.» –FORREST GUMP

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