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Articulación de las agrociencias con las interfaces ecosistema-humano-animal

Diego Soler-Tovar

Diana Benavides-Arias

El término agrociencias en el contexto académico se inspira en la “investigación y desarrollo para el agro, como un aporte desde la academia a la paz de Colombia y la construcción de una nueva ruralidad” (Universidad de La Salle, 2013); además, la

[...] investigación se orienta hacia la innovación en productos y procesos, sistemas y servicios, como la forma de proporcionar soluciones a los problemas tecnológicos del sector agrario, del sector pecuario y del mundo rural; que se expresan a través de la consolidación de las bioeconomías regionales y locales con extensión a país y bloques de países. (Universidad de La Salle, 2013)

En este sentido, las agrociencias se definen como:

[...] la integración entre las ciencias biológicas y las ciencias del agro y su relación con el entorno social y económico a través de una visión sistémica y transdisciplinaria; que integra la investigación con procesos de desarrollo tecnológico que permitan acelerar la innovación y generar cadenas de valor, para la solución de las problemáticas de la agricultura tropical y el mundo rural. (Universidad de La Salle, 2013)

Aquí se destacan la bioeconomía y la innovación como pilares fundamentales (entre otros que se desarrollan más adelante) para responder a dichas problemáticas. Por otro lado, la interfaz se entiende como la conexión física y funcional “entre dos o más sistemas independientes” (Real Academia Española [RAE], 2017a), o como “zona de contacto”, según Bengis, Kock y Fischer (2002), en la cual los sistemas pueden ser los seres vivos como humanos y animales (domésticos y silvestres) e incluso el ambiente donde estos se desenvuelven. Dentro de los principales aspectos estudiados en dichas interfaces, se destacan los patógenos comunes entre estos sistemas. Entre los avances para la comprensión del papel de estos agentes en las interfaces, en los últimos años se han desarrollado eventos académicos y científicos relacionados. De estos se destaca el International Congress on Pathogens at the Human-Animal Interface, que en su primera versión, en 2011, en Etiopía, desarrolló los efectos, las limitaciones y las necesidades en países en vías de desarrollo; en su segunda versión, en 2013, en Brasil, abordó el concepto Una Salud para el desarrollo sostenible.

De acuerdo con lo anterior, surge la gran pregunta sobre cómo articular las agrociencias y sus pilares fundamentales con las interfaces humano-animal-ecosistema. Para intentar dar respuesta a este interrogante se plantea un modelo de articulación (figura 1). Este parte del territorio como imperio biogeográfico (para el contexto de las agrociencias sería el trópico, particularmente el neotrópico), pero incluye la dimensión sociocultural de los humanos que habitan dicho territorio. Por lo anterior, los dos principales pilares que sustentan este territorio serían la nueva ruralidad y la agricultura tropical, que gracias a sus contextos y problemáticas locales, regionales y su efecto global surgen los otros pilares, que son la bioeconomía y la innovación. Como ejemplo de la articulación entre la agricultura tropical y la innovación aparecen la agricultura sostenible y, más recientemente, la agricultura climáticamente inteligente (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2017). El modelo postula que las interfaces se pueden abordar de manera transversal en el territorio neotropical, considerando sus características inherentes, como sus condiciones climáticas y ambientales y de desarrollo, en las que la interfaz como tal puede ser considerada como innovación. A continuación se desglosan cada uno de los pilares de las agrociencias y su posible relación con las interfaces ecosistema-humano-animal.

FIGURA 1

MODELO DE ARTICULACIÓN DE LAS AGROCIENCIAS CON LAS INTERFACES ECOSISTEMA-HUMANO-ANIMAL


Fuente: Soler-Tovar (2015).

Ahora bien, según la RAE (2017b), el territorio se puede definir como:

[...] porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc. || Campo o esfera de acción || Circuito o término que comprende una jurisdicción, un cometido oficial u otra función análoga. || Terreno o lugar concreto, como una cueva, un árbol o un hormiguero, donde vive un determinado animal, o un grupo de animales relacionados por vínculos de familia, y que es defendido frente a la invasión de otros congéneres.

Por otro lado, autores como Geiger, citado por Valbuena (2010), lo definen como el “área (incluyendo tierras, aguas y espacio aéreo) siempre con la posesión de una persona, organización, institución, estado o país”. Este autor describe el territorio como un conjunto de tradiciones geográficas, que van desde lo físico hasta la social (figura 2), y, por ejemplo, la primera, considerada como la superficie terrestre, incluye la “interfase” (mírese que el autor usa la palabra con s, lo cual es inadecuado) entre litosfera, atmósfera e hidrósfera.

FIGURA 2

TRADICIONES GEOGRÁFICAS QUE CONFIGURAN EL TERRITORIO


Fuente: Soler-Tovar (2015).

No obstante, lo anterior no abarca plenamente las múltiples dimensiones del concepto de territorio. En este sentido, Llanos-Hernández (2010) postula al territorio como:

[...] concepto teórico y metodológico, que explica y describe el desenvolvimiento espacial de las relaciones sociales que establecen los seres humanos en los ámbitos cultural, social, político o económico; [es además el] conocimiento que se construye en la(s) disciplina(s) social (es), tomando en cuenta que sus contenidos cambian conforme se transforman las relaciones sociales en el mundo. (p. 207)

Esto se ha resumido en el concepto de mundos relacionales. Adicionalmente, a las diferentes aproximaciones para conceptualizar el territorio se debe sumar la diferenciación entre este último y el enfoque, abordaje o perspectiva territorial, la cual se refiere “a una manera de tratar fenómenos, procesos, situaciones y contextos que ocurren en un determinado espacio (que puede ser demarcado o delimitado por atributos físicos, naturales, políticos u otros) donde se producen y se transforman” (Schneider y Peyré, 2006, p. 85).

Después de haber conceptualizado el territorio, es necesario explorar la articulación entre este y las interfaces. Sin embargo, al desarrollar la consulta documental en el contexto neotropical, solo se encuentra lo publicado por Gutiérrez, Granados y Piar (2007): “las relaciones entre hombres y animales han sido variadas y crecientes. A lo largo de la historia los animales han sido utilizados como protección para el hogar o el territorio” (p. 164). Esta visión es netamente utilitarista, se basa en la relación humano-animal, y está muy poco asociada a la intencionalidad del concepto de interfaces.

El segundo pilar de las agrociencias es el de la nueva ruralidad, la cual surge en los nuevos escenarios en las Américas, donde, por ejemplo, el 40 % de la población rural en edad para trabajar ha estudiado menos de cinco años; al mismo tiempo, esta población tiene mayores índices de pobreza y sus ingresos laborales son reducidos en comparación con la población urbana con la misma edad, pero con más años de estudio (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2010). Adicionalmente, la nueva ruralidad se conceptualiza como una necesidad ante la acentuación de desequilibrios en el medio rural, la necesidad de generación de ingresos y de combatir a la pobreza, el reconocimiento del potencial existente en el medio rural para el desarrollo y la creciente importancia del desarrollo focalizado en unidades territoriales (Echeverry y Ribero, 2002; Gómez, 2001).

La nueva ruralidad incluye como fundamentos básicos: el desarrollo humano como objetivo central del desarrollo; el fortalecimiento de la democracia y de la ciudadanía; el crecimiento económico con equidad; la sostenibilidad del desarrollo; el desarrollo rural sostenible más allá del enfoque compensatorio y asistencial, y el capital social como sustento de las estrategias de desarrollo (Echeverry y Ribero, 2002). Además, la nueva ruralidad y su relación con el territorio se caracterizan por la multifuncionalidad de la agricultura y el papel de los sujetos sociales, desde el enfoque de los sujetos rurales (Grajales y Concheiro, 2009).

Al intentar articular la nueva ruralidad con las interfaces en el neotrópico, no es evidente la posible articulación. De cualquier manera, Breilh (2010) plantea:

[...] mientras que en el campo apareció lo que hemos denominado la nueva ruralidad neoliberal caracterizada por una transnacionalización de la economía agraria y pérdida de soberanía; una marcada tendencia a la monopolización de tierra y agua, así como concentración de crédito; una intensificación tecnológica hacia una reprimarización productiva (es decir los vastos monocultivos para la agroexportación); una descomposición de las relaciones sociales ancestrales y comunitarias con la pérdida creciente de los patrones culturales y su diversidad; todo lo cual conlleva lo que se ha llamado una desagrarización del campo. (p. 96)

De lo anterior llama la atención cómo las interfaces ecosistema-humano-animal, influenciadas por la cultura y la diversidad inherente a los países del trópico, pueden ser afectadas negativamente por la nueva ruralidad neoliberal.

El tercer pilar es la agricultura tropical; se llama así no solo porque se ubica en el trópico, es decir, en la franja ubicada entre las latitudes 23,5° N y 23,5° S, sino también porque ofrece al mundo el 33 % de la tierra arable, el 25 % de los cereales, las frutas y vegetales y el 20 % de la carne. Por lo tanto, su importancia para alimentar al mundo es indudable y más aún en esta zona que reúne al 40 % de la población mundial (Centro Internacional de Agricultura Tropical [CIAT], 2013).

A pesar de las limitaciones que enfrenta la agricultura en los trópicos, es una vasta región considerada como un mundo lleno de promesas, donde la agricultura, con la ayuda de la ciencia moderna, puede contribuir sustancialmente a reducir el hambre y la pobreza (CIAT, 2013). En este sentido, por ejemplo, desde 1967 existe el CIAT, con una de sus sedes en Palmira (Valle del Cauca, Colombia). Entidades como esta buscan, con base en el desarrollo científico y la implementación tecnológica, impactar positivamente sobre los sistemas productivos agrícolas y pecuarios de dicha región.

El mejor ejemplo de cómo se articulan las interfaces con la agricultura tropical es la experiencia de entes multilaterales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el abordaje de enfermedades infecciosas compartidas entre humanos y animales de ocurrencia relativamente frecuente en el trópico. Este es el caso de la influenza, que involucra como principal factor de riesgo la exposición directa e indirecta a animales vivos o muertos o a ambientes contaminados.

Por otro lado, la bioeconomía o economía biológica (cuarto pilar) es una nueva epistemología para investigar el sistema socioeconómico en asociación con el biológico como un todo. Esta dinámica la realiza estudiando las interacciones nolineales entre sus componentes e investigando los problemas que surgen del efecto de la empresa humana sobre el medio ambiente (Mohammadian, 2005; Maria, Marina y Pavel, 2015). Es una ciencia holística interdisciplinar que surge como respuesta a los avances de la economía de recursos naturales, la economía ambiental y la economía ecológica. Su objetivo es servir de puente entre la ciencia empírica de la biología y la ciencia literaria de la economía y acabar con la desunión y separación de “las dos culturas” (Mohammadian, 2005). La única alusión a la articulación entre esta ciencia y las interfaces aparece con Mohammadian (2005), quien afirma que “la importancia de la epistemología de la bioeconomía reside tanto en dilucidar la naturaleza de los conflictos en la interfaz de los dos sistemas: biológico y socioeconómico, como en la clarificación de la problemática de la coevolución de estos sistemas, donde uno totalmente depende del otro” (p. 1). Por ejemplo, se deben considerar, estudiar y entender las relaciones y asociaciones tanto positivas como negativas que puede tener la bioeconomía y la biodiversidad en contextos como el neotrópico.

Finalmente, se debe hablar de la innovación (el último de los pilares), que según la RAE (2017c), se define como “la creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”. En este sentido, en el ámbito internacional se encuentran diversas aproximaciones a las interfaces a partir de la innovación. Por ejemplo, el Ontario Veterinary College de la Universidad de Guelph postula como innovación la construcción de capacidades para prevenir enfermedades y resolver problemas de salud en la interfaz ecosistema-humano-animal. Por su parte, la Universidad de Calgary plantea la creación de oportunidades por demandas y necesidades sociales, y pone como ejemplo las provincias eminentemente rurales y líderes en recursos naturales y agricultura como motores económicos que dependen del mantenimiento y gestión del ambiente, a partir de la interfaz humano-animal-ecosistema frente a las presiones industriales. Wellcome Trust, en su plan estratégico 2010-2020, enuncia como desafío el combatir las enfermedades infecciosas, debido al desconocimiento de las enfermedades en la interfaz humano-animal. El Washington Higher Education Coordinating Board cuenta con un programa de salud global y enfermedades infecciosas en la interfaz humano-animal, que resalta la importancia de la salud animal global. La OMS junto con la Organización Mundial de Salud Animal postulan como necesidad de innovación el desarrollo de métodos de comunicación creativa entre todos los actores para prevenir y controlar la influenza en la interfaz ecosistema-humano-animal.

Dentro de las innovaciones articuladas a las interfaces se destacan las desarrolladas para la vigilancia de la salud en la interfaz ecosistema-humano-animal. Las más importantes son:

1. Avances en el campo de los ejercicios de simulación: control de influenza aviar altamente patogénica (simulado entre Kenia y Uganda).

2. Progresos sobre una frontera, una salud binacional, multisectorial y sistema colaborativo para simular la diseminación de patógenos en la frontera entre Estados Unidos y México.

3. Papel de la vigilancia centinela en la detección de enfermedades infecciosas emergentes en la interfaz humano-animal en Nigeria.

4. Ganadería conjunta, investigación de vida silvestre y salud pública de fiebre Q en Tailandia.

5. Uso de una estrategia convencional para desarrollar un nuevo paradigma para la detección de nuevos virus y construcción de capacidades para implementar globalmente.

6. Servicio de mensajería corta basada en el sistema de vigilancia de enfermedades; parte del proyecto de vigilancia integrada de enfermedades en India.

En conclusión, existe poca evidencia de la articulación de las agrociencias con las interfaces, pero justamente esa es la principal razón para desarrollar estudios que aporten a la construcción de dicha articulación, más cuando en el contexto neotropical existen problemáticas comunes a la salud de las especies (humana, animales domésticos y silvestres) y la salud ambiental.

Referencias

Bengis, R. G., Kock, R. A. y Fischer, J. (2002). Infectious animal diseases: the wildlife/livestock interface. Revue Scientifique et Technique (Office International des Épizooties), 21(1), 53-66.

Breilh, J. (2010). La epidemiología crítica: una nueva forma de mirar la salud en el espacio urbano. Salud Colectiva, 6(1), 83-101.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (2010). Infográficos estadísticos. Recuperado de http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/WEB_CEPALSTAT/infografias.asp?idioma=e

Centro Internacional de Agricultura Tropical. (2013). Inicio. Recuperado de http://ciat.cgiar.org/es/

Echeverry, R. y Ribero, M. (2002). Nueva ruralidad. Visión del territorio en América Latina y el Caribe. Bogotá: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura.

Geiger, P. (1996). Des-territorialização e espacializacão. En Territorio: globalização e fragmentação (pp. 223-246). São Paulo: Hucitec.

Gómez, S. (2001). ¿Nueva ruralidad? Un aporte al debate. Estudos Sociedade e Agricultura, 17, 5-32.

Grajales S. y Concheiro, L. (2009). Nueva ruralidad y desarrollo territorial. Una perspectiva desde los sujetos sociales. Veredas, 18, 145-167.

Gutiérrez, G., Granados, D. y Piar, N. (2007). Interacciones humano-animal: características e implicaciones para el bienestar de los humanos. Revista Colombiana de Psicología, (16), 163-184.

International Congress on Pathogens at the Human-Animal Interface. (2011). Etiopía. Recuperado de http://icophai2011.org

International Congress on Pathogens at the Human-Animal Interface. (2013). Brasil. Recuperado de http://icophai2013.org

Llanos-Hernández, L. (2010). El concepto del territorio y la investigación en las ciencias sociales. Agricultura, Sociedad y Desarrollo, 7(3): 207-220.

Maria, E., Marina, P. y Pavel, G. (2015). Global trends of “green” economy development as a factor for improvement of economical and social prosperity. Procedia-Social and Behavioral Sciences, 166, 194-198.

Mohammadian, M. (2005). La bioeconomía: un nuevo paradigma socioeconómico para el siglo XXI. Encuentros Multidisciplinares, 19, 1-12.

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2017). Climate-Smart Agriculture. Recuperado de http://www.fao.org/climate-smart-agriculture/en/

Real Academia Española. (2017a). Interfaz. Diccionario de la lengua española. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=Lu1HQaO

Real Academia Española. (2017b). Territorio. Diccionario de la lengua española. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=ZcqJYVW

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Schneider, S. y Peyré, I. (2006). Territorio y enfoque territorial: de las referencias cognitivas a los aportes aplicados al análisis de los procesos sociales rurales. En: M. Manzanal, G. Neiman y M. Lattuada (Org.), Desarrollo rural: organizaciones, instituciones y territorio (pp. 71-102). Buenos Aires: Ciccus.

Universidad de La Salle. (2013). Doctorado en Agrociencias. Recuperado de http://unisalle.lasalle.edu.co/programas-academicos/doctorados/doctorado-en-agrociencias

Valbuena, D. R. (2010). Territorio y territorialidad. Nueva categoría de análisis y desarrollo didáctico de la Geografía. Uni-pluri/versidad, 10(3). Recuperado de https://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/unip/article/view/9582/8822

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