Читать книгу Caminos cruzados - Diego Goldemberg - Страница 10
ОглавлениеCapítulo 3
Una vez que la puerta se abrió, salió un perrito Zchnauzer blanco muy simpático y muy ladrador, Diego lo corría y le decía basta Teo, deja pasar al periodista hasta el living. El living tenía 2 ventanales grandes, uno daba hacia la calle y el otro hacia el jardín, en el medio del living había una mesa para ocho personas. En las paredes había 2 cuadros, uno era una réplica de la creación del mundo de Leonardo Da Vinci y el otro, un mural de la torre Eiffel, hacia un costado había una manito o jamsa apuntando hacia un pasillo, y 2 sillones berger de un cuerpo cada uno de pana verde muy gastados por el paso del tiempo. Diego invita al periodista a tomar asiento y le ofrece algo de beber. Este se sienta en una de las sillas de la gran mesa y acepta tomar mate pero con la condición de que sea amargo. Una vez que el periodista se sentó, el perrito se recostó mirando todo lo que sucedía con una tensa calma. Una vez preparada la infusión, en un coqueto mate de cuero con la figura grabada de un caballo corriendo libre en un prado, toman asiento y se miran. Entonces Diego mira al periodista y le dice, bueno te escucho ¿Qué querés que te cuente? a lo que el periodista lo mira con ojos atónitos y le responde ¿Cómo no sabes de qué querés que te hable? La verdad no tengo idea dice Diego. Ambos quedaron mirándose en silencio.