Читать книгу Caminos cruzados - Diego Goldemberg - Страница 17
ОглавлениеCapítulo 10
Era una chica peticita con unos ojos color cielo. Siempre seria, a veces se enojaba o casi siempre lo hacía. Usaba un rodete en el pelo como una bailarina clásica y caminaba con el cuello muy erguido. Como explicarte ¿Viste las bailarinas de las cajitas de música? Era algo parecida pero cabrona. Roberto me preguntó si era muy cabrona como toda petiza. Un día no recuerdo que le dije y me mostró los dientes. Más gracia le generaba eso a Roberto. Yo era todo lo contrario a ella, medio hipón. Era el final del gobierno militar y ya se podía empezar a usar el pelo más largo. Éramos el día y la noche, ella era calladita, parecía un cisne y yo hablaba con todo el mundo ya que tenía el Hándicup que me daba el hecho de trabajar en un comercio. Algo importante que no te dije. ¿Qué es? me preguntó Roberto. Se llamaba Silvina.