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Prólogo a este libro

No podía comenzar a escribir este prologo sin tener presente lo dicho en “Relatos No Salvajes I”, de allí, que para recordarlo, lo colocara precedentemente.

Es que, estos NUEVOS RELATOS NO SALVAJES traen a nuestra mirada otras situaciones de la vida diaria que nos permiten reflexionar sobre ellas y así avanzar sobre el propósito de ser mejores.

Observamos como el mundo y la sociedad cada día se ponen mas complicados. El diario vivir nos sorprende permanentemente con sus exigencias y dificultades.

Nuevos y mayores desafíos se nos presentan. Mas aún en este tiempo de pandemia al estar ante lo desconocido y alterarse el mecanismo social diariamente con medidas restrictivas de nuestra libertad.

Luego con flexibilizaciones que permiten un mayor trabajo y circulación, para después, según el avance del virus, imponer nuevas medidas de limitación a tareas, encuentros, y trabajos.

Todo ello nos afecta y es mayor el índice de ansiedad y temor ante lo imprevisible.

Todos estamos afectados en mayor o menor medida. El trabajo en todas sus manifestaciones se ha visto resentido. Ello ha afectado mas a los que menos tienen. También en muchas partes del mundo son los que han sido más castigados por la enfermedad. Los ancianos al ser los más vulnerables, son los que más han sufrido el encierro y en muchos casos en el aislamiento y la soledad. Esa soledad muy pesada a esta altura de sus vidas.

Todo ello, ante la pandemia que hoy vivimos y, lo que vendrá después de ella, nos lleva a la necesidad acuciante de fortalecernos interiormente y de fortalecer el pensamiento propio. De cuidarnos como individuos y cuidar y no dañar de manera alguna a quienes, como nosotros recorren el camino de la vida. Cuidar al individuo es cuidar a la sociedad en la que vivimos.

Que esa necesidad de abrazo que hoy sentimos de especial manera, se manifieste luego no solo en lo físico y en lo superficial, sino extendido en su profundidad, y sea llevado a nuestro obrar solidario.

Es necesario que podamos dar nuestro sello, nuestra impronta al cambio que ya comienza a manifestarse, basado nuestro aporte en la solidaridad. Debemos despertar a un estado interior de cuidado y amor hacia los demás, hacia la sociedad, hacia los animales y plantas, hacia la Naturaleza en todo su esplendor.

Que sepamos romper el egoísmo cada vez que se presente para así aportar lo mejor de nosotros.

Es mi aspiración que estos nuevos Relatos llevados a la Reflexión y a la Meditación aporten al lector una ayuda en su aspiración a vivir en plenitud y solidaridad creciendo en su vida interior.

Relatos no salvajes II

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