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Cuando Cristo se negó a hacer milagros
ОглавлениеLa escena de la tentación de Cristo iba a ser una lección para todos sus seguidores. Cuando los enemigos de Cristo, por instigación de Satanás, les pidan que muestren algún milagro, ellos deben responder de forma tan mansa como lo hizo el Hijo de Dios ante Satanás: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” [Mat. 4:7]. Si los tales no se convencen por el testimonio inspirado, una manifestación del poder de Dios no les sería benéfica. Las maravillosas obras de Dios no se manifiestan para gratificar la curiosidad de nadie. Cristo, el Hijo de Dios, se negó a dar a Satanás prueba alguna de su poder. Él no hizo ningún esfuerzo para quitar los “si” de Satanás haciendo un milagro.
A los discípulos de Cristo se los colocará en situaciones similares. Los incrédulos requerirán de ellos que hagan algún milagro, si creen que el poder especial de Dios está en la iglesia y que son el pueblo escogido de Dios. Los incrédulos afligidos con enfermedades, los instarán a que hagan un milagro en ellos, si Dios los acompaña. Los seguidores de Cristo imitarán el ejemplo de su Maestro. Jesús, con su poder divino, no hizo obras poderosas para diversión de Satanás. Ni tampoco las pueden hacer los siervos de Cristo. Ellos deben remitir al incrédulo al testimonio escrito e inspirado para hallar allí evidencia de que son el pueblo leal de Dios y los herederos de la salvación.–SG 4:150, 151.