Читать книгу El ministerio médico - Elena G. de White - Страница 37
Los discípulos de Cristo deben representar su carácter
ОглавлениеEl Salvador vivió en esta tierra una vida que el amor por Dios de cada verdadero creyente en Cristo lo constreñirá a vivir. Siguiendo su ejemplo en nuestra obra médico misionera, debemos revelar al mundo que nuestras credenciales son de lo alto, que como representantes del reino de los cielos estamos cumpliendo las palabras de la oración del Señor: “Venga tu reino” [Mat. 6:10]. Unidos con Cristo en Dios, revelaremos al mundo que así como Dios escogió a su Hijo para ser su representante sobre la tierra, del mismo modo Cristo nos ha escogido para representar su carácter. Todo el que tiene una fe genuina en Cristo Jesús lo representará en carácter...
Hacia las alturas de la fe
Nuestros obreros médicos misioneros deben elevarse a alturas que puedan ser alcanzadas sólo por una fe viviente y activa. En este tiempo de nuestra historia, los hombres que están a la cabeza de la obra no deben permitir que prevalezca una confusión sentimental con relación a lo que en realidad se debe esperar de los misioneros médicos que son enviados por Dios. Debe haber una comprensión más definida y clara de lo que abarca la obra médico misionera. Se la debe definir como situada en un plano sumamente más elevado, y como fuente de resultados de un orden mucho más santificado, antes que Dios pueda aceptarla como genuina. Los que desean honrar a Dios no mezclarán los planes de política mundana con los planes del Señor para tratar de lograr los resultados que Dios ordena que esta obra alcance...
Nuestra obra está definida con claridad. Como el Padre envió a su Hijo unigénito a nuestro mundo, de esta forma Cristo nos envía [Juan 17:18], sus discípulos, como sus obreros médicos misioneros. Debemos cumplir la voluntad de Dios al cumplir esta misión exaltada y santa. Ni la mente ni el juicio de un hombre deben ser nuestro criterio en cuanto a qué constituye la verdadera obra médico misionera...
La verdadera obra médico misionera es de origen celestial. No se originó en ningún ser humano. Pero en conexión con ella vemos tanto que deshonra a Dios, que se me ha instruido a decir: La obra médico misionera es de origen divino y tiene una gloriosa misión que cumplir. Debe estar en conformidad con la obra de Cristo en todo su alcance. Los que obran en unanimidad con Dios representarán el carácter de Cristo en forma tan segura como Cristo representó el carácter de su Padre mientras estuvo en este mundo.
Limpios de mundanalidad
Se me ordena decir que Dios tendrá una obra médico misionera limpia de la impureza de la mundanalidad y elevada para permanecer en su verdadera posición ante el mundo. La influencia de esta obra se destruye cuando se mezclan con ella ardides que ponen en peligro las almas. Por eso, al llevarse a cabo la obra médico misionera, se han suscitado muchas perplejidades que demandan nuestra consideración cuidadosa...
Nada será de más ayuda para nosotros en esta etapa de nuestra obra que comprender y cumplir la misión del más grande Médico misionero que alguna vez pisara la tierra; nada nos ayudará más a comprender cuán sagrada es esta clase de labor y cuán perfectamente corresponde con el trabajo de la vida del gran Misionero. El blanco de nuestra misión es el objeto mismo de la misión de Cristo. ¿Por qué envió Dios a su Hijo a este mundo caído? Para dar a conocer y demostrar a la raza humana su amor por ellos. Cristo vino como Redentor. Durante todo su ministerio debía mantener en forma exaltada su misión para salvar a los pecadores...
El propósito de Dios al delegar a los hombres y mujeres la misión que encomendó a Cristo es liberar a sus seguidores de toda política mundana y darles una obra idéntica a la obra que Cristo hizo.–Manuscrito 130, 1902.