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Sin componendas

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Se me instruye decir que en nuestra obra educativa no debe haber componendas con el fin de alcanzar las normas del mundo. El pueblo de Dios guardador de los mandamientos no debe unirse con el mundo para seguir las diversas ramas de trabajo de acuerdo con los planes y la sabiduría mundanos.

Nuestro pueblo está siendo probado en cuanto a si obtendrá su sabiduría del más grande Maestro que el mundo ha conocido o si buscará al dios de Ecrón [2 Rey. 1:2, 3]. Decidamos que no nos uniremos ni siquiera por un hilo a los sistemas educacionales de los que no disciernen la voz de Dios ni acatan sus mandamientos.

Debemos escuchar atentamente esta advertencia: “Entrad por la puerta estrecha” [Mat. 7:13]. Los que transitan por la senda estrecha siguen en las huellas de Jesús. La luz del cielo ilumina su camino.

¿Haremos ver al mundo que nuestros médicos deben seguir las normas mundanas antes que puedan ser calificados para actuar con éxito como médicos? Esta es la pregunta que ahora está probando la fe de algunos de nuestros hermanos. Que nadie chasquee al Señor al fomentar en sus asambleas la idea de que necesitamos obtener de los incrédulos una educación más alta que la especificada por Dios.

Se debe considerar la representación del gran Maestro como la revelación suficiente en todo. Los que en nuestras filas se califiquen como médicos deberán recibir solamente una educación que esté en armonía con estas verdades divinas. Algunos han aconsejado que los estudiantes deben, luego de matricularse en algunos cursos en Loma Linda, completar su educación médica en las universidades del mundo. Pero esto no está en armonía con el plan del Señor. Dios es nuestra sabiduría, nuestra santificación y nuestra justicia. Se deben proveer medios en Loma Linda para que la instrucción necesaria en las ramas médicas sea impartida por instructores que teman al Señor y que estén en armonía con sus planes para el tratamiento de la enfermedad.

No tengo ni una palabra que decir en favor de adoptar las ideas mundanas referentes a la educación superior en ninguna escuela que organicemos para la preparación de médicos. Hay peligro en unirse a las instituciones del mundo y en trabajar bajo la ministración de los médicos del mundo. Satanás da sus órdenes a los que él ha inducido a alejarse de la fe. Yo aconsejaría ahora que ninguno de nuestros jóvenes tenga relación alguna con las instituciones médicas del mundo animado por la esperanza de obtener mejor éxito o mayor influencia como médico.–Carta 132, 1909.

El ministerio médico

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