Читать книгу Redes Sociales para la Iglesia - Elis Amâncio - Страница 11

Оглавление

Capítulo 1


La importancia de la Comunicación

«Si usted habla con un hombre en un lenguaje que él comprende lo que diga entrará en su cabeza. Si usted habla con él en su mismo lenguaje el mensaje llegará a su corazón.» (Nelson Mandela).

«Voy a darte a conocer lo que está por suceder. Escríbelo en unas tablas, para que se lea de corrido» (Habacuc 2:2).

Cierta vez un pastor fue a buscarme para contarme un problema que había resultado un bochorno para su iglesia local. Luego de haber realizado una búsqueda en el Google acerca de la iglesia evangélica más cercana a su domicilio, cierta persona se dirigió al culto de la iglesia de ese pastor. Al llegar, encontró la puerta cerrada. Ese día no había culto. El problema era que la página web de la iglesia estaba desactualizada, tanto en cuanto al día como a los horarios de las reuniones. Por lo cual esa persona, sin dudas insatisfecha, dio media vuelta y se fue. Probablemente nunca más volvió.

¿Qué podía hacer esa iglesia? Actualizar su página web, comenzando por los días y horarios de los cultos. Y eso fue lo que hizo.

Parece algo básico y trivial, ¿no es cierto? Sin embargo no lo es. Sucede con mayor frecuencia de lo que creemos. La información primordial que una iglesia debe brindar en el medio digital es los días y horarios actuales de sus reuniones, y dirección y teléfono de contacto. Inclusive informar mediante sus redes sociales cuáles son las reuniones de ese día.

Al observar con atención la forma en la que las iglesias manejan la Comunicación en esta última década percibí que hay cierta indiferencia en informar lo que yo llamo «lo básico».

¿Su iglesia tiene personas que se encargan de la Comunicación? ¿Cuentan con un plan de Comunicación o realizan acciones puntuales para apagar incendios? Veo que muchos líderes y pastores buscan tener gran presencia en las redes sociales, ostentando su número de seguidores o buscando desesperadamente que les pongan muchos likes (es la forma en que las personas demuestran si les gustó o no una publicación en el Facebook), sin tener idea lo que eso significa. Pero, ¿cuál es la razón por la que quieren tener muchos seguidores on-line si la iglesia no tiene una buena estructura de comunicación local?

Le doy un ejemplo práctico. Existen tiendas que tienen mucha publicidad en televisión diariamente y muy buena presencia en el medio digital. Para quienes los siguen en el Facebook o en el Twitter son las mejores… muy exitosas. Las publicidades son divertidas, informativas y ofrecen óptimos descuentos a quienes compren sus productos on-line. Pero cuando uno se dirige a una tienda real de este gran producto todo es diferente. Los vendedores, en su mayoría, están de mal humor, están mal informados y no tienen la misma «buena voluntad» para hablar con la gente que quienes lo hacen en el medio digital. ¿Cómo puede ser que en el medio digital la atención sea tan buena y cara a cara tan mala? Una incoherencia total.

Trasladando este ejemplo al contexto eclesiástico, imagine una iglesia o ministerio que muestra un lindo trabajo en la web pero cuando las personas se acercan a recibir ayuda se encuentran con gente poco preparada y desinformada. Es muy importante que veamos la Comunicación de manera global. Involucra todo. Desde los carteles de señalización que se encuentran dentro del edificio —en los baños, en las salas, etc— hasta los medios que la iglesia utiliza como soporte para proyectos más complejos, como un impacto evangelístico o un viaje misionero. ¿Y si hay que imprimir folletos? Tal vez sea necesario crear un diseño. ¿Los haremos personalizados? Son muchas las cuestiones que involucra la Comunicación dentro de un ministerio, y debemos estar atentos a ellas.

Sin dudas, lo más importante es el entrenamiento. En las iglesias hay muchas personas que estarían dispuestas a escribir para un sitio web, para un blog, para las redes sociales, a tomar fotografías o a hacer videos; sin embargo no tienen la preparación técnica adecuada para desempeñarse en la tarea de difundir los temas espirituales. Por lo tanto, debemos darles a conocer al menos lo básico para que resulte un buen trabajo.

El último año, luego del lanzamiento de mi e-book gratuito sobre Internet y Social Media, mi pensamiento evolucionó hacia la siguiente idea: Debemos entrenar mensualmente a nuestro equipo en algún tema. Por ejemplo, que este mes alguien les hable acerca de conocimientos básicos de la Lengua Portuguesa y las reglas gramaticales. Al siguiente mes, que otra persona los instruya acerca de Internet y Social Media. Al siguiente, sobre grabación de audios. Al otro, sobre transmisiones en vivo. Y así sucesivamente. Debemos estar entrenados tanto espiritual como técnicamente.

Pero, en definitiva, ¿qué es la Comunicación?

Días atrás leí algo interesante. Informar es transmitir un mensaje sin que exista diálogo. Sería una calle de una sola mano. Comunicar es diferente; es cuando el mensaje genera intercambio de ideas, cuando existe interacción entre las partes. Y, convengamos, comunicar está totalmente ligado a la era digital en la cual estamos insertos. Se trata de un diálogo que promueve el crecimiento de las partes involucradas.

La palabra «Comunicación» viene del latín communicare, que significa «compartir algo», «poner algo en común».

Dentro del proceso de Comunicación existen los siguientes elementos:

Código: Conjunto de signos (que pueden ser palabras, símbolos, etc) usados en la emisión y recepción del mensaje.

Canal: El medio por el cual circula el mensaje.

Emisor: El que envía el mensaje.

Receptor: El que recibe el mensaje.

Ruido: Algo dentro del proceso de Comunicación que puede afectar la eficiencia de la comprensión del mensaje.

Pensando de esta forma comprendemos que la Comunicación abarca todo lo que ocurre en la vida del ser humano. Desde los primeros gestos y sonidos emitidos por el bebé hasta cuando escribe una publicación en Internet.

La presencia de la iglesia y ministerios en el medio digital cada día tiene más notoriedad como estrategia de Comunicación. Sin embargo, ¿nuestra presencia digital agrega un valor positivo a la vida de las personas, o es más de lo mismo? La presencia digital debe estar alineada con el posicionamiento y la postura de la iglesia, en total coherencia. Es necesario tener una presencia on-line adecuada para luego poder actuar en ese ámbito con eficiencia y marcar la diferencia (GABRIEL, 2010).

Una de las intenciones de este libro es destacar que la eficiencia de un trabajo digital solo resulta posible si existe un buen trabajo de Comunicación. O sea, es necesario desarrollar un adecuado Plan de Comunicación que involucre: investigación, planificación, producción/ejecución, monitoreo (acompañamiento), análisis de los resultados… Y el ciclo se inicia nuevamente.

Más adelante hay un capítulo en el que hablo exclusivamente acerca del Plan de Comunicación.

Redes Sociales para la Iglesia

Подняться наверх