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Capítulo 2


¿Por qué mi iglesia debe tener presencia en el medio digital?

«Internet puede ser buena o mala según el uso que se le dé» (Elis Amâncio).

«Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia.» (2 Timoteo 4:2).

Cuando pienso en Jesús identifico a uno de los mayores comunicadores —sino el mayor— que se hayan conocido. Con claridad y eficiencia transmitió el mensaje a la gente de su generación. El impacto de sus palabras era tal que inspiró a los 12 apóstoles (o 13 contando a Matías, Hechos 1:26) y a la Iglesia Primitiva a ser multiplicadores de su mensaje, el cual llegó a nuestros días y alcanzó a todo el planeta.

En los últimos años la pregunta que más escucho en mis clases, en los lugares a los que voy a hablar, y en mis redes sociales es: «¿Es necesario que mi iglesia tenga presencia en el medio digital?» La cuestión es que, independientemente de si su iglesia o ministerio se maneja o no en el medio digital, la gente igual habla del tema.

La respuesta no es tan simple. Sin embargo se puede explicar fácilmente al leer Marcos 16:15: «Jesús les dijo: “Vayan por todos los países del mundo y anuncien las buenas noticias a todo el mundo”». Trasladando el «vayan por todos los países del mundo» a nuestros días, hoy existe una mayor posibilidad de que se cumpla considerando el alcance que tiene Internet. Las diferentes formas que utilizamos para comunicarnos —mediante un texto, un audio, un video, fotografías y toda clase de contenido multimedia— pueden ser reproducidas y vistas por muchas personas. De este modo podemos llevar el mensaje del evangelio no solo a las personas con las cuales nos cruzamos a diario sino a miles que están on-line en todo el mundo. Y de esta forma permitirles que reciban el mensaje del Reino.

Un punto importante para quienes están comenzando, o para quienes ya se manejan en el medio digital, es que entiendan que Internet es moralmente neutra. O sea, puede ser buena o mala según el uso que le demos. Es necesario que seamos sabios, tengamos discernimiento y usemos estrategias para comunicarnos virtualmente. Saber huir de algunas de sus trampas es también esencial, como la pornografía, las discusiones vanas y la propagación de informaciones falsas sin el menor cuidado de chequear la veracidad de la publicación. Además, he visto personas que se denominan cristianas que entran en discusiones vanas acerca de doctrina, religión, fútbol o política, entre otros temas.

Siempre me hago esta pregunta: «¿Jesús publicaría esto en mi lugar?» Y puedo dar testimonio de que muchas veces dejé de publicar ciertas cosas por haber comprendido que Jesucristo no actuaría de esa forma.

El objetivo de este libro no es que se convierta en un manual acerca de lo que está bien y lo que está mal, ni dar una receta del estilo: «¿Cómo tener éxito en el medio digital?» La idea es generar en las iglesias y ministerios un uso consciente del medio digital, dándoles algunos consejos, reflexiones y sugerencias acerca de la utilización de estas herramientas. Nuestro testimonio como cuerpo de Cristo on y off-line debe y puede mejorar. Debemos pensar que el mensaje del Reino de Dios puede traspasar los límites de localización y geografía, y alcanzar a todo el mundo.

Imagine la siguiente escena: Una persona pasa frente a una iglesia evangélica con su familia. Al llegar a su casa siente el deseo de buscarla en el Google para tener más información sobre dicha institución, como qué tipo de fe comulga, los horarios de las reuniones, etc. Pero, al buscar esa información descubre que solo tiene página en el Facebook. Al entrar a ella se da cuenta de que en la foto de perfil de la iglesia se ve al pastor al lado de su esposa e hijas en la playa (¡y además están en traje de baño!). ¡Yo misma encontré una página de Internet así! Y como esa, muchas otras iglesias, ministerios, pastores, líderes, ministros y gente como uno, como usted y como yo, se equivocan mucho en la utilización del medio digital —me refiero a equivocaciones feas, groseras—. Hace unos días leí el libro «Jesus Copy» del pastor Douglas Gonçalves. Allí menciona una frase del teólogo John Piper que dice: «Una de las mayores utilidades de ciertas redes sociales es poder comprobar que la falta de oración no era por escasez de tiempo.» Y es cierto.

En algunos de los diversos eventos de Marketing Digital de los que participo todos los años escucho repetidamente que ciertos sitios con contenido pornográfico llevan la delantera en cuanto al acceso digital. Y me pregunto: ¿Qué ha hecho la iglesia al respecto? ¿No será que no somos buenos productores de contenido, que no publicamos mensajes de edificación que alegren el alma? Tal vez hacemos solo algunos «murmullos» on-line.

No se engañe. Estamos afirmando que más de la mitad de la población mundial tiene acceso a Internet. Lo cual no es poco. Y como iglesia del Señor hemos hecho poco por alcanzar a la gente a través del medio digital. Estamos hablando de almas, no de números. Tenemos la responsabilidad de predicar a todos. A tiempo y fuera de tiempo.

Según una investigación publicada en enero de 2019 por We Are Social/Hootsuite vale recordar que el 67% (5.100 millones) de la población mundial utiliza teléfono celular. Y también que cerca del 57% (o sea 4.300 millones de personas) utiliza Internet. Solo en las redes sociales hay 3.400 millones de usuarios activos.

Los 10 países que pasan más tiempo on-line, según esta investigación, son:

Filipinas: 10:02 hs.

Brasil: 9:29 hs.

Tailandia: 9:11 hs.

Colombia: 9 hs.

Indonesia: 8:36 hs.

Sudáfrica: 8:25 hs.

Argentina: 8:19 hs.

Malasia: 8:05 hs.

México 8:01 hs.

Emiratos Árabes: 7:54 hs.

El español es el cuarto idioma más hablado en la Internet mundial, quedando solo un poco más atrás del inglés, del ruso y del alemán.

Comportamiento on-line:

El 92% mira videos on-line.

El 58% mira herramientas de streaming TV.

El 30% juega juegos on-line.

El 23% mira a otros que juegan on-line.

El 16% mira deportes.

Edad de las personas que usan Internet en el mundo:

La investigación completa hecha por We Are Social y Hootsuite está completa y disponible en el link: http://bit.ly/internetmundo —inclusive es posible acceder a los datos de cada país.

Uno de los grandes motivos de la intensa presencia digital es que la gente puede acceder a Internet a través de los smpartphones y las tablets. Otra herramienta eficiente para la búsqueda de datos de cada país en Internet es el Facebook Insights. A través de él es posible obtener datos acerca de la población de cada país que utiliza dicha herramienta, franja etaria e idioma, entre otros.

Cuando vamos a un restaurant, a algún festejo familiar o aún a la iglesia vemos que muchos niños están con sus «niñeras virtuales» (smartphones o tablets) reproduciendo videos de YouTube o jugando a ciertos juegos que los entretienen. Eso significa que estos gráficos de acceso según la edad pueden variar aún más.

Como iglesia se nos presenta un desafío: ¿Qué hemos publicado en el medio digital para ellos? ¿Hemos desarrollado proyectos cristianos on-line de edificación que sean atractivos para niños, adolescentes, adultos y ancianos?

¿Qué hicimos como iglesia en relación con esas cifras? ¿Nos preocupamos por la forma y el contenido que hemos publicado en el medio digital? ¿Son de edificación los mensajes que compartimos en las redes sociales? ¿Preparamos estrategias en el medio digital para alcanzar a las personas de un modo eficaz?

Temo decir que, en su mayoría, las iglesias, liderazgos y miembros no piensan mucho en eso. Simplemente publican «cualquier cosa». Veo instituciones más preocupadas en denigrar el uso de la herramienta digital que en orientar a la gente al buen uso de ella.


Me gusta mucho este montaje de arriba. Muestra la Plaza San Pedro (en el Vaticano, Italia) en dos momentos históricos recientes. En la foto de 2005 se ve la imagen de la multitud luego del fallecimiento del Papa Juan Pablo II. Podemos observar que no hay cámaras fotográficas, celulares ni tablets. En la segunda foto, en 2013, se ve el momento en el que Francisco es electo como Papa. El mismo escenario, con ocho años de diferencia, refleja el impacto del acceso a la tecnología en la vida de las personas. Migramos a la era de las pantallas. La era en la que utilizamos los dispositivos móviles para tomar fotografías y hacer videos. Vuelvo a decir: Y no es poco.

Hoy vivimos nuevos paradigmas que tienen que ver con la tecnología, hablamos de etiquetas digitales, de netiqueta, de que esto está mal o bien… Pero creo que el debate debe ir más allá de discutir acerca de la utilización o no de equipos electrónicos, de si es adecuado o no leer la Biblia desde el celular en la iglesia, o de si usar las redes sociales es de Dios o no. Una vez más vuelvo al punto que mencioné anteriormente: Internet es neutra. Será buena o mala de acuerdo con el uso que le demos. Pero convengamos que la hemos usado mal y poco para el Reino de Dios.

En mis clases siempre pregunto a mis alumnos cuál fue la última vez que vieron una puesta de sol sin tomar una fotografía, solo contemplando el momento, maravillándose de aquel espectáculo. Y solo escucho risitas y un «ehhhhh…». La verdad es que, debido al fácil acceso a la tecnología y a la utilización de las redes sociales, somos tentados a tomar fotografías, filmar videos y luego a subir todo, e incluso a dar nuestra opinión de todo. Pero contemplamos muy poco aquello que Dios creó para nuestra edificación.

¿Usted vive el momento o lo fotografía?


Foto: Boston Globe/Getty Images.

Esta fotografía es de un evento que se realizó en los Estados Unidos en 2015. No recuerdo exactamente la ocasión, pero sé que era un show de algún grupo musical muy conocido. Lo que más me tocó fue la imagen de esa señora (señalada con el círculo rojo). Era la única que contemplaba el momento sin preocuparse por registrarlo. Hace 10 o 20 años todos éramos así. Seres contemplativos. Teníamos tiempo y paciencia para contemplar. Hoy muchas veces queremos ir a tal culto o congreso para tomar fotografías y «subirlas a la vidriera virtual», mostrando a los demás que estuvimos allí.

Internet y la tecnología pueden servirnos como entretenimiento o como herramientas de trabajo. Escribí este libro para animar a la iglesia a que las utilicen para la misión. Los números (almas) están allí, y cada vez en mayor cantidad, y necesitan con urgencia el mensaje de Jesús.

Mi objetivo es que, al terminar de leer este capítulo, usted comprenda que no se puede utilizar la Social Media sin tener en cuenta el motivo por el cual lo hace. Debemos hacer un uso consciente de ella y ser estratégicos a fin de llegar cada vez a más personas con el mensaje del Reino de Dios, tanto en Internet como fuera de ella.

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