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Capítulo 2 EN CARCAIXENT Y DE CORPUS CHRISTI
ОглавлениеEn los últimos años la vida había golpeado duramente a doña Sabina Sisternes de Oblites y Centoll. Primero fue la muerte de su esposo don Vicente Descals.1 Y poco después la desaparición sin descendencia de sus dos hijos varones, don Ramón y don Marco Antonio, caballero de Montesa, cuyo hábito recaería en su cuñado don Salvador Pardo, doctor del Real Consejo Criminal y marido de doña Aldonza, ahora única heredera de su madre.2 En ausencia también de prole, esta falleció allá por 1652.3 Sola doña Sabina, halló consuelo en sus sobrinos huérfanos, a quienes décadas atrás había dado techo. Especialmente en la más joven de todos, sor Inés del Espíritu Santo. Con ella mantuvo a partir de entonces una intensa correspondencia epistolar a través de la cual supo de los nuevos planes fundacionales de la religiosa, en los que esta –omitiendo por ahora posible ubicaciones– trató de implicarla, según fray Vicente Beaumont de Navarra:
Después de muchos días la avisó que era voluntad de Dios que, de sus bienes, se fundasse un convento de religiosas en un hospital, porque las almas de muchos que estavan allí enterrados y padecían gravíssimas penas en [el] Purgatorio avían de ser aliviadas por los sufragios que en él ofrecerían a Dios sus esposas; y assí, que se tuviesse por afortunada de ser escogida para piedra sillar de tan noble y piadosa fábrica.4
Sor Inés del Espíritu Santo. Convento de la Inmaculada Concepción. Torrent.
La propuesta sorprendió a la viuda, que dudando tanto de la viabilidad del proyecto como de la capacidad de su familiar para dirigirlo, consultó el caso con otro sobrino, el canónigo de la seo valentina don José Pujasons y Sisternes.5 Este conocía de sobra la fama de su común pariente, con quien había tenido varias experiencias personales dignas de todo crédito:
Estando yo en Madrid –relató a su tía– tenía unas penas interiores que me llevavan muy turbado y no las avía comunicado a nayde, quando recebí una carta suya en que me las refería todas con la mayor puntualidad y me dava documentos para portarme en tales aflicciones. Esto conocí lo sabía por revelación, pues estava yo en Madrid tan distante de su comunicación y sin averla escrito a ella ni comunicado con nayde lo referido. En otras ocasiones que la he tratado tengo observadas muchas cosas admirables y muy sobrenaturales. Y assí, no dude vuesa merced que en ella habla el Espíritu Santo.6
Doña Sabina quedó convencida con semejante confesión, prometiendo su apoyo a la madre Espíritu Santo para levantar un nuevo convento femenino en el que pasar el resto de sus días como «piedra fundamental y primaria de este Paraíso de Dios».7 Ella misma le buscaría emplazamiento en Valencia lo suficientemente espacioso para albergar una comunidad monjil y junto al osario donde reposaban las víctimas de la última peste que entre 1648 y 1649 había diezmado aquella urbe.8 Sor Inés descartó de lleno esta posibilidad, aclarando que «la voluntad de Dios por entonces no elegía aquel sitio, sino otro en Carcaxente».9
Desde luego, la idea de abandonar la capital del reino con destino a un lugar del que nada conocía entusiasmaba poco a doña Sabina, que pese a todo transigió con los deseos de su sobrina.10 De las gestiones para materializarlo se ocuparían fray Onofre Sisternes Oblites, don José Pujasons y Sisternes y el padre Francisco Faxardo, de vuelta de Roma este último y tan diestro en el asunto que en breve obtuvo las preceptivas licencias de la corona y el entonces arzobispo fray Pedro de Urbina.11 También la autorización de los jurados del lugar, primero para establecerse en una casa donación de la carcagentina doña Úrsula Casanoves, al lado del camino de Alzira.12 Y después –dadas las estrecheces del solar– en el contiguo hospital y cementerio de peregrinos de la localidad, a cambio de habilitarse un espacio al mismo objeto comprado a la parroquia antes de cederse a los munícipes para su gestión.13
Los trámites no estarían exentos de las habituales dificultades. Pudieron deberse a la oposición generalizada de la época con respecto al asentamiento de nuevos establecimientos religiosos en plena crisis económica.14 Porque en el término existían ya el monasterio agustino de Nuestra Señora de Aigües Vives, reedificado después de la Reconquista, y el convento de San Francisco, de reciente erección. En otro sentido, sin embargo, apuntan los historiadores locales. Según estos, la cofradía del Rosario que debía albergar el convento en proyecto –conforme a lo establecido por antiguas disposiciones pontificias– estuvo en el origen de su rechazo:
A tal fundación se opuso, en un principio, la villa ante el temor de que desapareciera de la parroquia la cofradía del Rosario, que por aquel entonces se hallaba en un estado muy floreciente. Pero habiéndose acordado que dicha cofradía sería respetada en el punto donde radicaba, además de que la comunidad se obligaría a admitir perpetuamente dos religiosas de coro, con dote de 400 libras, se desvaneció toda dificultad y la obra comenzó en 1653.15
Silencio absoluto a este respecto guarda el padre Agramunt, que como el resto de crónicas de la Orden pasarían de puntillas sobre ello, despachándose con explicaciones del siguiente tenor:
[…] el Demonio, que presentía la guerra a muerte que se le iba a hacer en Cargagente por las esposas del Crucificado, sugestionó a muchos vecinos de esta villa para que, obstinadamente, impidieran la ida allí de las religiosas dominicas […]. [Pero] los alborotos ocasionados por los hijos de las Tinieblas fueron apaciguados con facilidad y todos los ánimos quedaron quietos, calmados y contentos16
Como quiera que fuese, entrado el año 1654, el provincial de Aragón fray Francisco Crespí de Valldaura17 daba vía libre a sor Inés del Espíritu Santo para trasladarse hasta Carcaixent e iniciar la fundación, dejando a su discreción la designación de cuantas religiosas estimase oportunas para ayudarse en ello.18
Carcaixent antic.
Los datos conocidos a propósito de esta elección son escasos. Como superiora del nuevo claustro se impuso el nombre de la madre Juliana de la Santísima Trinidad, que desde Santa María Magdalena había acompañado a sor Inés en su primera estación fundacional y de quien se tenía «ya larga experiencia era consumada en las más ilustres virtudes y en la expedición de los negocios que para tales empressas se ofrecían siempre».19 Dos monjas más de Vila-real se sumaron a la empresa. De conocida vida ejemplar una, la madre Potenciana de la Concepción. Y entre las primeras en vestir el hábito en aquel cenobio, la madre Teresa de San Vicente Ferrer, con solo treinta y dos años de edad «pero en ellos peinava muchas canas».20 Para sí reservaría sor Inés otra vez el cuidado de las novicias, reclutándolas a partir del método a continuación resumido:
Ella haciendo, digámoslo así, selección discreta, escogía las que el Espíritu Santo le revelaba para dedicarles mayor cuidado. Las imponía con celo en todo cuanto se refiere a la vida espiritual y las instruía, como consumada maestra, en las más altas máximas de la perfección cristiana. Se esmeraba muy en particular enseñando a todas el método de la santa meditación, según las prácticas de la orden y los maestros en la materia, los bienaventurados Enrique Susón y san Vicente Ferrer y los venerables Taulero y Granada. Y sobre todo procuraba, con gran prudencia, enfervorizarlas en las tres vías del espíritu, según la capacidad de cada religiosa, haciéndolas amar y practicar las mortificaciones de los sentidos, los ayunos y más que todo la observancia regular, base de toda virtud en las almas religiosas.21
Por entonces tenía ya advocación el nuevo convento, llamado también de Corpus Christi para recordar la permanente presencia entre sus muros de Cristo Sacramentado.22 A él se encomendarían las fundadoras antes de partir hacia Carcaixent en el mes de abril. El lunes 13, festividad de san Vicente Ferrer, arribaban a aquella localidad en compañía de un pequeño séquito salido a su encuentro. Si hubo recepción oficial, ni rastro de ella quedó en las fuentes consultadas. Las monjas se limitaron a asistir a las vísperas solemnes celebradas con motivo de la efeméride vicentina, así como a la posterior procesión. Lo contarían tiempo después a fray José Agramunt:
Asistieron aquella tarde las venerables fundadoras a las vísperas solemnes en la parroquia y a la processión que en esta villa se haze al Ángel del Apocalypsi san Vizente, a quien professan suma entrañable devoción. Y concluidas las funciones, acompañaron con processión a las dichas señoras asta su encierro, que estava ya dispuesto y adornado con las riquíssimas alhajas de una suma pobreza.23
Finalizadas tales ceremonias, las religiosas fueron conducidas por las autoridades locales, el clero parroquial y algunos vecinos hasta el lugar que había de albergarlas en lo sucesivo y del que tomaron posesión a través de un sencillo acto.24
Bastante más tendría que esperar la nueva comunidad para contar con una fábrica conventual en condiciones, utilizando de momento como iglesia la del antiguo hospital de peregrinos. Allí se ofició una primera misa inaugural cantada el día 14 de abril, coincidiendo con la primera toma de hábito en la persona de Josefa Oliver, de dieciocho años de edad y procedente de Vinarós.25 A ella seguirían otras tantas muchachas –procedentes en su mayoría de Carcaixent y poblaciones próximas– atraídas por la fama y el modelo religioso de la incipiente fundación para profesar como monjas de coro, y por tanto con votos de pobreza, castidad y obediencia y obligación de acudir al rezo coral de las horas canónicas, el oficio de la Virgen y la oración mental; o de la obediencia, es decir, con idénticos votos pero sin deber de asistir a las plegarias comunitarias y ocupadas más en las labores domésticas.26
Fachada del antiguo convento de Corpus Christi de Carcaixent.
Desde el principio y bajo la autoridad de la madre sor Juliana de la Santísima Trinidad estuvo el convento comprometido con la observancia, al igual que el de Vila-real y a juzgar por el testimonio de alguno de sus confesores:
Aquí se guardan las constituciones de la Orden con la mayor puntualidad. La assistencia en el coro es admirable, siendo los maytines a medianoche indeficientes y las demás horas canónicas a su tiempo con la más plausible devoción. El retiro que se professa no cabe en ponderación, pues negadas a los ojos del mundo, cada una es una Sara, que velado el rostro sólo al Divino Esposo se descubre. No hablaré de los exercicios voluntarios, por no ofender la gran modestia de tan venerables señoras, que emulándose unas a otras sagradamente las virtudes, estudian con humilde santa ambición exederse en perfección, rigores y penitencia.27
Quiso el destino, sin embargo, que la priora falleciera repentinamente antes de concluir su mandato, dejando huérfanas a sus hermanas de hábito el 23 de enero de 1657.28 La elección de su sucesora por parte de las monjas recayó con el primer escrutinio en la madre Inés del Espíritu Santo, que rehusó aceptar el oficio. Solo la mediación de fray Francisco Faxardo, confesor, vicario y procurador provisional de la comunidad, pudo convencerla de lo contrario. Contaría en el subpriorato con la ayuda de sor Juana del Rosario, recién incorporada desde el monasterio de Santa Ana de Murcia.29
La mudanza en el gobierno cenobial coincidiría el 4 de octubre de aquel mismo año con la profesión religiosa de doña Sabina Sisternes de Oblites y Centoll, allí retirada en virtud de un breve especial del nuncio apostólico Camilo Massimi, antes de vestir solemnemente el hábito de santo Domingo como sor Sabina del Santísimo Sacramento el 20 de agosto de 1656.30 Entre ambas fechas, la otrora esposa de don Vicente Descals dispondría su última voluntad ante el notario Francisco Gisbert. En ella –revocado cualquier testamento o codicilo anterior– se reservó el patronato de la fundación. Una vez fallecida, se entregaría a su sobrino don Pablo, hijo del regente del Consejo de Aragón don Melchor Sisternes de Oblites:
[…] me reserve lo dit dret de patronat de dit convent y vull tenir aquell durant los dies de ma vida natural y aprés obté meu y que yo naturalment sia morta, vull y és ma voluntat succeïxca en dit patronat y sia patró don Pau Sisternes de Oblites, cavaller de l’hàbit de Sant Jaume de la espasa, mon nebot, fill de don Melchior Sisternes de Oblites, cavaller de l’hàbit de Nostra Señora de Montesa y Sant Jordi de Alfama y regent del Sacro Supremo Real Consell de Aragó, mon germà, y els fills descendents de aquéll, preferint lo mascle a la fembra y que sia sempre lo major.31
Faltando la descendencia al citado heredero o renunciando sus hijos a tal legado, pasaría a manos del hermano de este, don Juan, caballero también de la Orden de Montesa. En caso de frustrarse esta última opción, el beneficiario sería otro sobrino de la benefactora, don Melchor, hijo de don Vicente Sisternes de Oblites. Si tampoco ello era posible, se transmitiría la manda a don Marco Antonio, don Plácido y don Luis Pujasons, sucesores de doña Francisca Sisternes de Oblites, hermana de doña Sabina. Don Juan y don Gaspar Descals serían las dos últimas alternativas contempladas por la testadora de malograrse todas las demás.32
Autógrafo de sor Sabina del Santísimo Sacramento.
Como heredero universal de sus bienes, la madre Santísimo Sacramento instituyó al propio convento de Corpus Christi de Carcaixent, con las siguientes condiciones. Primeramente, todos los meses del año y a perpetuidad se celebrarían por su alma y la de los suyos cuatro misas rezadas con responsos, «la una del Santíssim Sacrament, l’altra de la Passió de Crist y l’altra de la Santíssima Trinitat». En segundo término y todavía más importante, la comunidad de religiosas adquiriría el compromiso de admitir a una pariente de sor Sabina –con 400 libras solo por dote y vestuario– como monja de coro, práctica frecuente de vinculación por parte de patronos y fundadores orientada a tratar de garantizar vías de influencia directa sobre los claustros femeninos a través de la reserva de plazas y las familiares allí instaladas.33 En este caso, deberían seguirse las siguientes instrucciones una vez fallecida doña Paula Pujasons, sobrina de la madre Santísimo Sacramento y recientemente profesa:
[…] que entrant una no puixa entrar-ne altra que no falte aquélla que haurà entrat per parenta ab quatre-centes lliures de dot y vestuaris; y lo mateix se guarde de allí avant en les demés que auran de entrar y ab tal que sempre que succeïxca lo cas de haver de entrar dita religiosa parenta sia preferida per haver de entrar en dit convent aquélla que serà més propinqua parenta meua. Y si n’agués dos o tres o més que volguesen entrar parentes meues a en mateix grau, en dit cas lo patró que per temps serà de dit convent y lo dit convent hajen de fer elecció y entrar aquélla que dits patró y convent valdran y eligiran. Y en cas que lo dit convent y comunitat de aquell y dit patró que serà de aquell no concordassen en la persona que ha de entrar y pendre lo hàbit de religiosa, sinó que estiguesen discordes, en tal cas prevaleixca y se haja de seguir el vot de dita comunitat de dit convent y la que li pareixera adaquella sia la que haja de entrar y entre y no la que voldrà y dirà dit patró. Y que este pacte y condició no tinga efecte sinó aprés de la mort de sor Paula Pujasons y de la Mare de Déu, neboda meua, religiosa profesa de dit convent.34
El 5 de octubre de 1657 aceptaba la herencia en nombre del convento su nuevo vicario fray José Martínez.35 Él sería el encargado de velar por la consolidación de este claustro observante en comunión con su priora sor Inés del Espíritu Santo, que redobló las exigencias a las monjas con más penitencias y mortificaciones, compatibilizadas con el trabajo manual para garantizar el sustento de todas, porque era
[…] esta comunidad muy pobre en un principio, ya que había de dedicar-se para atender a su sustento a la industria de la seda, a la fabricación de tejidos para lo que tenían un telar, a la confección de medias de hilo y fabricar perfumes, de los que se usaban en las iglesias con motivo de las solemnidades.36
En tal tesitura, contó la superiora con el consejo de su tía, la madre Sabina del Santísimo Sacramento,37 así como de su hermano fray Onofre, pronto ministro del convento de Nuestra Señora del Remedio de Valencia, desde donde seguiría en estrecho contacto con ella.38 No en vano, el religioso se contó entre sus más íntimos confidentes en momentos delicados que a punto estuvieron de hacerle arrojar la toalla, no tanto por la dinámica conventual propiamente dicha como por la relajación de la grey extramuros. Así lo refieren los cronistas de la Orden sin ahondar mucho más:
Remedio fue no corto a la villa de Carcaxente sor Inés, destilando medicina sus oraciones, rendidos los braços para cubrirla de las severidades del Cielo. Clamaron a las puertas de la divina justicia los pecados de dicha villa, que no eran pocos y muchos escandalosos; y determinó Dios aterrarla con el amago y corregirla con el castigo. Tuvo de ello revelación la venerable madre y comunicando con su hermano le dixo: Ha que Dios está muy enojado con los vezinos de Carcaxente por sus gravíssimos pecados y temo les ha de embiar un gran castigo.39
Por eso escribió sor Inés al jesuita Juan Bautista Catalá –además de confesor, auténtico maestro de las misiones populares– para que predicara la salvación a los vecinos de Carcaixent en aras de su conversión.40 Demasiado tarde, puesto que la ira divina se le adelantaría en forma de tempestad, según la versión oficial de los hechos:
Un negro nubarrón se cernió sobre todo el pueblo de Carcagente y su campiña llevando el espanto y terror a los ánimos de todos y seguidamente, como de improviso, cayeron de las nubes rayos, piedras y una lluvia torrencial, aumentando el pánico de los vecinos el horrísono y no interrumpido estampido de la tronada más importante que allí se había conocido. Tanta era la furia con que el Cielo parecía venirse abajo que muchos creyeron que había llegado la hora suprema de ser aniquilado aquel pueblo.41
Cuantiosos fueron los daños materiales ocasionados por la tormenta. El cenobio perdió la cosecha entera de uvas y otros frutos que crecían en su huerto. Aunque peor parte se llevaría la población, con campos literalmente arrasados y casas y edificios destejados, cuando no destruidos. A más de 30.000 ducados ascendieron las pérdidas en todo el término municipal.42
Ya entonces la priora preparaba su inminente marcha del lugar. Determinación relacionada por los cronistas de la Orden de Predicadores con otra revelación de la religiosa, conforme a la cual Cristo le habría ordenado regresar a Santa María Magdalena de Valencia, cuyas monjas andaban algo más revueltas de lo acostumbrado y necesitadas de hermanas ejemplares que hicieran prevalecer de una vez por todas la reforma en su claustro. La madre Espíritu Santo se resistió aun así a abandonar Carcaixent, temerosa de las repercusiones que ello podía acarrear a la joven comunidad monjil. De este modo lo participó a su confesor:
[…] representándole que su ausencia sería no solo de gran desconsuelo para sus hijas sino de ruina al monasterio, que por tener solos nueve años de fundación estaba muy en los principios.43
Fachada del antiguo convento de Nuestra Señora de Belén de Valencia.
Harían falta nuevas manifestaciones divinas para convencer a sor Inés de lo contrario. «Buélvete, hija, que por mi cuenta corre ya este Cielo», se cuenta que volvió a instarle el Altísimo, esta vez con el refrendo del padre Juan Bautista Catalá, que daría por buena la revelación, y el permiso de fray Francisco Faxardo, algo reacio en principio al traslado de la religiosa, producido finalmente en marzo de 1664. Como maestra de novicias del cenobio magdaleniense trabajó con éxito durante los tres años siguientes.44 Esto le valdría el espaldarazo de las autoridades de la Orden de Predicadores para fundar una última comunidad en la propia Valencia, de nuevo bajo la más estricta observancia de la regla y llamada esta vez de Nuestra Señora de Belén.45 Tiempo le faltó para consolidarla, por cuanto aquejada de una breve indisposición falleció en opinión de santidad el 29 de diciembre de 1668.46
Lápida sepulcral de sor Inés Sisternes de Oblites. Convento de la Inmaculada Concepción. Torrent.
Le sobreviviría su tía sor Sabina del Santísimo Sacramento, a quien había dejado la tutela del convento de Corpus Christi de Carcaixent. De hecho, tras ocupar esta los oficios de procuradora, portera y tornera, terminó siendo elegida priora, muy a su pesar a todas luces. Hasta el extremo de lograr la absolución por parte de las autoridades de la Orden. «Dos meses governó el convento con gran satisfación y observancia –anotó fray José Agramunt– al cabo de los quales le dio una enfermedad de ardientes calenturas y dolores, que la llevó a los extremos de la vida». Murió el día de Navidad de 1672.47
CUADRO III Primeras prioras del convento de Corpus Christi de Carcaixent
1. Sor Juliana de la Santísima Trinidad |
2. Sor Inés del Espítitu Santo |
3. Sor Sabina del Santísimo Sacramento |
4. Sor Potenciana de la Concepción |
5. Sor Eufrasia de San Francisco |
6. Sor Teresa de San Vicente Ferrer |
Fuente: ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente…
Alrededor de una decena de mujeres componían en aquella fecha el claustro carcagentino,48 y ciertamente con algunas dificultades económicas redobladas.49 Tantas que –junto a otras penurias– habrían justificado a comienzos de 1681 una petición formal de la comunidad a la corona para mudarse a Xàtiva, con el visto bueno del provincial fray Juan Francisco de Hurtado.50 Del siguiente modo resumió esta solicitud el Consejo de Aragón:
La priora y religiosas del combento de Corpus Christi de la Orden de santo Domingo de la villa de Carcaxente, reyno de Valencia, dice[n] que se fundó dicho combento y abrá poco más o menos de doce años y an muerto en este tiempo y enfermado muchas religiosas procedido de ser el sitio enfermo y añadirse a esto la aspereza de su instituto por profesar recolección. Y tanvién por haverse deteriorado las rentas y caudal de dicho combento, por cuias consideraciones les a sido preciso recurrir a sus prelados y a las personas debotas para mudar de sitio. Y haviendo hallado en Margarita y Luisa Salbador, vezinas de la çiudad de Xàtiva, la deboçión de querer comprar sitio y dar hasta en cantidad de veinte y çinco mil ducados de aquella moneda para que se traslade el dicho combento de Corpus Christi a la dicha ciudad de Xàtiva con calidad de que sean admitidas las suplicantes en dicho combento luego que se aya echo la traslazión. Y reconociendo el provincial y conssejo [de provincia] el beneficio que se le sigue, assí en la salud como en la combeniençia de Nuestro Señor, a concedido la lizencia.51
La decisión de Carlos II quedó supeditada al informe encargado al arzobispo de Valencia fray Juan Tomás de Rocabertí, antiguo provincial de Aragón y maestro general de la Orden de Predicadores y en breve inquisidor general de la monarquía.52 Nadie mejor que él, pues, para valorar el asunto, como hizo en julio de aquel mismo año para consternación de los interesados, cuyas razones contradijo en su totalidad tras visitar personalmente Carcaixent:
He hallado muy diferentes noticias de las que informan a vuestra magestad, pues dicho convento ha veynte y seys años que está fundado en aquella villa, y no doze como refieren. El parage por sí es muy sano y de las mejores aguas y temple que tiene el reyno. Y el sitio del convento no es desacomodado, ni han muerto más religiosas que ocho desde que se fundó y de essas algunas por ser ancianas […]. Las rentas no solo no se hallan deterioradas, antes según una relaçión de qüentas que me han mostrado personas muy de la casa están de aumento, sin responder censo alguno ni otra deuda. Y la yglesia y sacristía tienen quanto ha menester para su decencia y culto divino. La promessa que se les ofrece no se funda en más estabilidad que en la que puede influyr la mudable voluntad de dos menores, que la una se halla en dicho convento aún dentro del tiempo de elegir el estado y le faltan seys años para la professión, haviéndose de esperar también la aprobación de los tutores, de quienes no ay certeza lo concedan, antes se presume lo contrario. La aspereza del instituto habrán de professarla igualmente en Xàtiva y el parage no es más saludable tampoco. Hállase dicha ciudad con otro convento de la misma Orden y siendo ciudad corta y haviendo otras comunidades se reconoze el inconveniente que puede tener para las limosnas y socorro de todos. Ni es de menos reparo el desconsuelo grande que ha de tener la villa de que se le prive de un santuario tan útil para el bien público y de tanta edificación espiritual para el exemplo, cediendo también en perjuyzio del testador, que quiso socorrer aquella villa con las oraciones de dicha casa.53
Cualquier duda que el monarca pudiera albergar todavía quedaría disipada con las denuncias que las religiones afectadas por el hipotético traslado continuaban haciéndole llegar. Por ellas conocemos los planes de los dominicos para ocupar las instalaciones de sus hermanas de hábito, razón última del proyecto en cuestión según el provincial de San Juan Bautista de los franciscanos descalzos, pues
[…] ha llegado a su noticia que las religiosas dominicas que están en la villa de Carcagente […] quieren haçer tránsito de su convento a la çiudad de Xàtiva, lo qual es en perjuicio de la dicha provincia, y prinçipalmente de los conventos que tiene en la dicha ciudad de Xàtiva y villa de Carcagente, pues el dicho tránsito de las religiosas es a fin de que entren en el convento que dexaren las religiosas de su misma orden como lo han hecho en otros casos semexantes […]. Todo lo qual no solo cede en grave daño de los dichos conventos, sino también de los dichos lugares, pues siendo el de Carcagente tan corto, que apenas puede sustentar el dicho convento de religiosos franciscos, será para él de grave inconveniente y perjuicio que entren nuevamente otros religiosos mendicantes en el dicho lugar y para éste de grande carga hallarse con otro nuevo convento que sustentar, los quales incombenientes se hallan en la ciudad de Xàtiva por tener assimismo convento en ella la dicha provinçia y sobrarle a ésta para sus vecinos con los que tiene fundados, sin añadirse otro más.54
No volvió a saberse más del traslado propuesto por el convento de Corpus Christi, envuelto para entonces en un pleito entablado con algunos familiares de sor Sabina del Santísimo Sacramento. En concreto, el hijo de su hermano don Melchor, don Juan Sisternes de Oblites, quien ya había cuestionado la legalidad del testamento donde la religiosa instituyó a la comunidad como heredera universal de cuantos bienes poseía, alegando que tal documento vulneraba sus derechos a la herencia de su tía, al menos a aquellas cantidades correspondientes al legado de don Marco Antonio, padre de esta y abuelo del litigante, su principal beneficiario. Y más concretamente –en virtud de los fueros II y III de la rúbrica Soluto matrimonii– dos terceras partes de las 4.000 libras recibidas por aquella en concepto de dote matrimonial a raíz de su enlace con don Vicente Descals.55
A la última voluntad de sor Sabina se aferrarían ahora las dominicas para defender sus intereses ante los tribunales, por donde desfilaron –entre otros testigos– fray Onofre Sisternes de Oblites y fray Francisco Faxardo, intentando probar la legitimidad del cenobio para «adquirir los béns que pronunch recahuen en la herència de la dita doña Sabina Sisternes plenament».56 Estos argumentos fueron invalidados por la parte contraria, de la que transcurrido el tiempo se hizo cargo don Gaspar Bou Penarroja y Sisternes, señor de Benillup, Senija, Benimallull y Tormos.57 Varias sentencias opuestas a las religiosas jalonarían un largo litigio extinguido a principios de la nueva centuria, en que los últimos familiares de la benefactora se salieron con la suya.58
Sin embargo, nada de ello impediría la finalización de la fábrica conventual. No de su iglesia, cuya inauguración en febrero de 1692 puso fin a casi cuatro décadas de culto provisional, primero en el templo del antiguo hospital de peregrinos, y después en una improvisada capilla.59 De la octava festiva celebrada con tal motivo, a cuenta de munícipes, clero parroquial, comunidad de religiosas y otros colectivos y particulares, se ha conservado su programa:
Primer en 3 de febrer dobla de la dedicació del temple de les monges ab prosesó general per la vila. Fan-la selebrar los señors jurats. Predicà el letor fray Àngel Cortés, de Sant Joan de [la] Ribera.
Ittem, en 4 de febrer dobla de la dedicació del temple de les monges. Fan-la selebrar lo reverent clero. Digué la missa lo doctor Thomàs Almenara, de Énguera. Predicà el dotor Llàser, vicario el Palomar.
Ittem, en 5 de febrer dobla de la dedicació del temple de les monges. Ferenla los religiosos descalsos del convent de Sant Francés. Predicà el letor Muñoz, de Sant Juan de [la] Ribera.
Ittem, en 6 de febrer dobla de la dedicació del temple de les monges. Fan-la selebrar lo doctor Joseph Albelda, retor, y Agostí Gibert, doctor en Drets. Digué la missa frey Benet Medes. Predicà el letor Gisbert, de lo convent de Sant Domingo.
Ittem, en 7 de febrer dobla de la dedicació del temple de les monges. Fanla selebrar mosén Pere Rubio y mosén Bernat Gomis. Predicà el lector Serdà, de la Orde de Sant Juan de [la] Ribera.
Ittem, en 8 de febrer dobla la dedicació del temple de les monges. Fan-la celebrar Pere Garrigues, notari, y sos compañeros. Digué la missa frey Matias Gisbert. Predicà frey Benet Medes, de Montesa.
Ittem, en 9 de febrer dobla la dedicació del temple de les monges. Ferenla selebrar uns devots incògnits. Predicà lo reverendo padre […], de la Orde de Sant Agostí.
Ittem, a 10 de febrer cap de la huitava dobla de la dedicació del temple de les monges. Feren-la selebrar la priora y les monges de dit convent. Predicà el doctor Gaspar Choengo.60
Al pintor Francisco Ribalta atribuiría Marco Antonio de Orellana –y antes Antonio Palomino– los lienzos exhibidos desde entonces en el altar mayor del templo, procedentes casi con toda probabilidad del convento de Predicadores de Valencia y dedicados a los misterios del Santo Rosario.61 Igualmente colgarían ya en aquellos muros otras importantes piezas artísticas objeto de devoción por parte de los fieles. Entre ellas, un par de óleos de la Virgen Negrica y el Ecce Homo, ambos muy relacionados con la madre fundadora. Pudo formar parte el primero del patrimonio familiar traído por esta hasta Carcaixent. El segundo era copia del realizado por Juan de Juanes, ante el cual sor Inés del Espíritu Santo habría tenido sus pretendidos diálogos con Cristo.62
Consolidado, pues, quedaba este claustro forjado en el ejemplo de su primera generación de monjas. Heroicas plantas –diría el padre Beaumont de Navarra– con «semilla abundante para que naciessen otras de igual grandeza».63 Motivo de sobra para dedicárseles una biografía colectiva para la posteridad por parte del nuevo confesor de la comunidad, fray José Agramunt.
Retablo mayor del antiguo convento de Corpus Christi de Carcaixent.
1. En un pleito con varios acreedores sustanciado en mayo de 1644, constaría ya la citada como viuda de don Vicente y heredera de su suegro don Gaspar Sisternes, casado con doña Vicenta Descals. ARV, Real Audiencia, Procesos, I Parte. Letra S, 3568. Más detalles en L. Gómez Orts: La saga jurídica de los Sisternes…, p. 19.
2. ACV, Leg. 651, f. 157v.
3. Precisamente aquel año doña Sabina Sisternes de Oblites solicitaba al Consejo de Aragón que «la pensión que se concedió para uno de sus hijos pueda gozarla ella por habérsele muerto todos». ACA, Consejo de Aragón, Leg. 896, doc. 201.
4. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 246.
5. Hijo con toda probabilidad de don Vicente Pujasons y doña Francisca Sisternes de Oblites y Centoll, había pasado a formar parte del cabildo metropolitano en 1642 para ocupar el canonicato vaco por la muerte de don Francisco Sorell. Gozó de cierta influencia entre los prebendados de la catedral, quienes confiaron en él como vicario general de la sede vacante en 1649. E. Callado Estela: Tiempos de incienso y pólvora. El arzobispo fray Pedro de Urbina, Valencia, 2011. En la seo permanecería hasta la fecha de su muerte, acaecida el 16 de noviembre de 1653, ACV. Ms. 691, Llibre de possessions de l’arquebisbat, dignitats y canonicats de València, 1535-1740, ff. 112 y 120v.
6. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María…, p. 247.
7. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… [X] Sor Sabina del Santíssimo Sacramento…, f. 20v.
8. F. Gavaldá : Memoria de los sucesos particulares de Valencia y su reino en los años mil seiscientos quarenta y siete y quarenta y ocho, tiempo de peste, Valencia, 1651.
9. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 247.
10. BUV, Ms. 852 (20), Relación de la vida y virtudes de la venerable madre sor Inés del Espíritu Santo…, s. f.
11. L. G. Sempere, op. cit., p. 57.
12. F. Fogués Juan, op. cit., pp. 112-113.
13. AHPC, Conventos. Corpus Chisti, Leg. 32.3.9 Venta otorgada por el clero de la villa de Carcaxente en favor de doña Sabina Sisternes, vesina de la ciudad de Valencia en 1654, y Leg. 32.3.13 Ápoca de la compra de una casa del reverendo clero situada en la calle de san Cristóbal. Por otros autorizados testimonios se sabe que «los justicias y jurados de la villa de Carcagente deseaban hacer un convento de religiosas, pues ya tenían el de los padres franciscanos descalzos; y al que quisiese hacerlo daban una porción de terreno […]. Sabedora de todo sor Inés Cisternes, religiosa dominica del convento de las magdalenas de Valencia, dio comienzo a las gestiones para la fundación y pasó a la villa de Carcagente e indagó todo lo necesario. En breve tiempo sacó todas las licencias para poder hacer la fundación». P. Sucias Aparicio: «Notas útiles para la historia del reino de Valencia», en F. Torres Faus (ed.): Carcaixent. Sant Bonifaci Màrtir, 1994.
14. E. Callado Estela: «Un testimonio inédito contra la expansión conventual en la España de Felipe III», Studia Philologica Valentina, 15, 2013, pp. 149-168, y M. Colmeiro: Historia de la economía política española, Madrid, 1988, vol. II, p. 40.
15. F. Fogués Juan, op. cit., pp. 77-78.
16. L. G. Sempere, op. cit., p. 57.
17. De la saga regnícola del mismo apellido, el padre Crespí había sido con anterioridad prior del convento de Predicadores del cap i casal. En 1654 ingresaba en el episcopado como obispo de Vic. Falleció en esta sede en 1662, a los sesenta años de edad. E. Callado Estela: «Dominico, prior y obispo. Apuntes para una biografía de fray Francisco Crespí de Valldaura (1602-1662)», Anales Valentinos, 66, 2007, pp. 305-319, y «Una familia valenciana en el gobierno de la Monarquía Católica. Los Crespí de Valldaura y Brizuela», en J. Martínez Millán, F. Labrador Arroyo y F. M. Valido-Viegas de Paula-Soares (dirs.): ¿ Decadencia o reconfiguración? Las Monarquías de España y Portugal en el cambio de siglo (1640-1724), Madrid, 2017, pp. 115-138.
18. L. G. Sempere, op. cit., pp. 57-58.
19. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 312.
20. De vocación tardía, valenciana de nacimiento y en el siglo Teresa Ribera, había optado por la vida consagrada superados ya los veinticinco años y apadrinada por fray Francisco Faxardo. En Carcaixent desempeñaría diferentes oficios, siendo maestra de novicias y tres veces priora. Murió el 28 de agosto de 1675. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… [XI] Sor Theresa de San Vicente Ferrer, otra de las fundadoras, ff. 23-25.
21. L. G. Sempere, op. cit., p. 80.
22. Ibíd., p. 60.
23. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… Fundación, f. 2.
24. L. G. Sempere, op. cit., p. 60.
25. Profesaría como monja de obediencia el 25 de abril del siguiente año con el nombre de sor Josefa de Cristo. Tiempo después mutó a religiosa de coro, una vez comprobadas sus capacidades intelectuales para hacerlo, «pues viendo las madres que el exercicio del coro avía algo adestrado en el leer a sor Josepha y que podía rezar medianamente, aviendo consultado el punto con el padre maestro fray Francisco Faxardo, director de este convento, le dieron el velo negro». Falleció el 31 de mayo de 1670. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… [VIII] Sor Josepha de Christo, ff. 18v-19v.
26. Véase el catálogo de religiosas del convento de Corpus Christi de Carcaixent incluido al final de este trabajo.
27. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… Fundación, f. 3.
28. Ibíd., [I] Sor Juliana de la Santíssima Trinidad…, f. 9v. Retrasa la fecha del óbito hasta 1660 V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 252. Nada aclara la nota necrológica incluida en el capítulo provincial de aquel mismo año, donde puede leerse: «In monasterio Corporis Christi oppidi de Carcaxent obiit soror Iuliana Sanctissimae Trinitatis, ardentissimae regularis observantiae zelo praedita, quo idem monasterium post alterum Villae Regalis, indefesso labore et non sine speciali industria a Deo sibi concessa fundavit», Acta capituli provincialis celebrati Valentiae in regio Praedicatorum conventu die 21 aprilis 1657, Valencia, 1657, f. 8v.
29. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 248. A propósito de las superioras dominicas, se echan en falta estudios de conjunto similares a los últimos aparecidos para otras órdenes, como los de R. Loreto López: «Las abadesas virtuosas y poderosas en el mundo colonial novohispano», y F. Muñoz Sánchez: «La figura de la abadesa a través de las crónicas franciscanas españolas», ambos en A. Atienza López (ed.): Mujeres entre el claustro y el siglo…, pp. 249-266 y 267-286, respectivamente. Constituye una excepción el ya citado trabajo de A. Atienza López: «Autoridad y poder en los claustros femeninos de la Edad Moderna. Las prioras dominicas…», pp. 51-72.
30. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… [X] Sor Sabina del Santíssimo Sacramento…, f. 21.
31. ARV, Manaments y Empares, Año 1679, Libro 1.
32. Ibíd.
33. A. Atienza López y J. L. Betrán Moya: «Religiosos y religiosas. Lazos e intereses de familia en el seno del clero regular en el mundo hispánico en la Edad Moderna», en O. Rey Castelao y P. Cowen (eds.): Familias en el Viejo y el Nuevo Mundo, La Plata, 2017, p. 220.
34. ARV, Manaments y Empares, Año 1679, Libro 1. Sor Paula Pujasons o de la Madre de Dios aparece documentada en 1667 en AHPC, Conventos. Corpus Chisti, Leg. 32.3.2 Àpoca fermada per la priora y moges del convent de Corpus Chriti de la vila de Carcaxent al licenciado Aurelio Albelda, prevere canonge de la seu de València.
35. «Natural de Valencia. Professó a 25 de deziembre 1690 [en el convento de Predicadores de Valencia]. Buen religioso, modesto y quieto. Murió tísico y ético a 22 de enero 1697». BUV, Ms. 933, J. Teixidor: Necrologio…, p. 93.
36. F. Fogués Juan, op. cit., pp. 79-80. Penurias económicas en las que insistirían otras voces, pues durante los primeros prioratos «hallávase el convento con algunas necessidades […]. Avíase acabado el azeyte y no se allava con dinero para comprarle». ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… [XI] Sor Theresa de San Vicente Ferrer, otra de las fundadoras, f. 23v.
37. La importancia en el seno de la clausura de los vínculos entre tías y sobrinas fue puesta de relieve por I. Poutrin: Le voile et la plume. Autobiographie et saintité féminine dans l’Espagne Moderne, Madrid, 1995, pp. 34, 42, 84…
38. En aquellas fechas se había integrado ya el religioso en la Escuela de Cristo de Valencia, donde ejerció diferentes cargos –el de obediencia entre ellos– hasta su fallecimiento en 1671. ADV, Escuela de Cristo. Libro mayor de gobierno 1, f. 300. Más detalles en J. A. Monzó Climent: La Escuela de Cristo de Valencia. Historia y documentación (tesis doctoral inédita), Valencia, Universitat de València, 2016.
39. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 255.
40. A este ministerio venía dedicándose el padre Catalá «con una sed ardentíssima de la salvación de las almas» y «colmadíssimos frutos» en todo el Reino de Valencia, Aragón, Cataluña y Murcia. En el ejercicio de ello halló la muerte en 1678. V. Ximeno, op. cit., tomo II, p. 81. Sobre las misiones en general durante esta época, véase F. L. Rico Callado: Misiones populares en España entre el Barroco y la Ilustración, Valencia, 2006.
41. L. G. Sempere, op. cit., p. 68.
42. La estimación es de V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 256. No parece clara la fecha exacta de la catástrofe. Ninguno de los episodios consignados por los historiadores locales coincide con esta, teniendo lugar la más próxima en 1672. F. Fogués Juan, op. cit., p. 82.
43. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 259.
44. L. G. Sempere, op. cit., p. 80.
45. ACICT, Fondo Belén. Libro de fundación del monasterio de Nuestra Señora de Belén…, ff. 1-8.
46. Así lo recogen las actas del capítulo provincial de Aragón reunido aquel mismo año: «In conventu Sanctae Mariae de Bethlem, cum magna sanctitatis fama diem clausit extremum venerabile mater soror Agnes a Spritu, ex nobile familia Cisternes de Oblites, quae una cum habitu quem in conventu Sanctae Mariae Magdalenae eiusdem civitatis suscepit, sancti patri Dominici spiritum hausit. Regularis observantiae acerrima promotrix, et vivum exemplar. A die professionis, vigilis, ieuniis, ciliciis, aliisque aperrimis exercitiis carnem spiritui servire cogebat. Abstinentia rara, carnium odorem vix ferre poterat. Per viginti septem annos variis afflicta morbis, ardentissimis etiam febribus, sine intermissione laborans, internam animi tranquilitatem inter tot acerbissimos dolores inconcusam, ipsa vultus hilaritate, ac eloquii suavitate ostendebat. Ad arctioris vitae formam aspirans tres conventus, nempe Corporis Christi de Villareal, Corporis Christi de Carcaxent, et Sanctae Mariae de Bethlem civitatis Valentiae, in quibus constitutiones nostrae adamusim observarentur omni ferme humana ope destituta, multis etiam obsistentibus, procellis invictissima devictis constantia, non sine peculiari Dei auxilio fundavit. Ibi soli Deo vaccans contemplationi expansis velis intenta, sorores, quibus, vel novitiarum magistra, vel priorisa praefecta erat ad omnem verbo, et exemplo sanctimoniam efformabat. Spiritualis vitae singularis institutrix, coelestes consolationes, quibus huiusmodi abundare solent profundissima humilitate, alto silentio conticuit, praesertim ubi aliquis evulgationi aditus patebat. Ab omnibus tum saecularibus, tum ecclesiaticis dynastis, tum etiam regularibus viri magno semper habita. Tandem fruendi sponso desiderio, magis quam febribus exaestuans, sororibus licet obortis lachrimis tantae Matris solatio destitui destentibus, hymnos Spiritus Sancti concinentibus altissimae contemplationi intenta, multis post se relictis religiosae institutionis inmortalibus monumentis a vivis excessit die 31 decembris 1668, cuius funeri innumerabilis concursus affluit, cunctis ambientibus aliqua vestium parte donari», Acta capituli provincialis celebrati Valentiae in regali conventu Praedicatorum die 11 maii anno 1669, Valencia, 1669, pp. 25-26. Lo propio haría poco después el capítulo general de la Orden de 1670: «In Sanctae Mariae de Belen Valentiae monialium sacro coenobio diem clausit extremum mater soror Agnés a Spiritu Sancto ex nobili familia Cisternes de Oblites. Haec a primo limine sui ingressus perfectionis metae inhiavit, asperrimis cuiusque generis supra religionis votum arreptis, nec umquam intermissis tyrociniis. Arctioris observantiae foecunda parens, profecto non sine peculiari Dei manu humanis destituta opibus, mundo obsistente, tres ordinis fundavit conventus, Corporis Christi de Villareal, Corporis Christi de Carcaxent et Sanctae Mariae de Bethlehem. In iis soli Deo vacans, nunc novitiorum magistra, nunc priorissa, iuvenculas Deo sacras ad omnem verbo et exemplo sanctimoniam efformavit, salutis propriae, aliarum spiritualis profectus anxia, corpoream curam posthabuit. Hinc septem ultra viginti annos, subiecta morbis febribusque interdum ardore summo correpta, inter acerbissimos dolores nihil de tranquillitate remisit, nihil de hilaritate, de eloquii suavitate ablegavit. Celandarum virtutum studiosa, tegere patientiae documenta nequivit: at ex humilitatis silentio altius erumpunt laudes et plausus, quos apud dynastas et viros exceptione omni maiores vel invita promeruit. Dies decembris ultima anni 1668 fuit illi vitae huius suprema, in qua, pie creditur, ad coeli gaudia evolasse. Et quidem de lacrymarum valle sororibus circumquaque flentibus, sed hymnos Sanctus Spiritus concinentibus, ut morienti esset febrili in aestu temperies, sibi ipsis in fletu solatium. Catervatim ruit populus ad iusta funeris, de vestimentorum reliquiis devote cupidus», en M. B. Reichert: Monumenta Ordinis Praedicatorum. Acta capitulorum generalium VIII Roma, 1903, p. 124.
47. ACICT, Fondo Corpus Christi de Carcaixent. J. Agramunt: El Parayso de Dios. Idea del religiosíssimo monasterio de señoras dominicas de la real villa de Carcaxente… [X] Sor Sabina del Santíssimo Sacramento…, f. 22v. Como en el caso de sor Inés, los elogios fúnebres hacia su persona se hicieron hueco en las actas del capítulo provincial celebrado dos años más tarde: «In conventu monialium Corporis Christi de Carcaxent, extremum diem claussit, tamquam sancta opinata ( nam sanctam duxit vitam ) reverenda mater sor Sabina de Sanctissimo Sacramento, quae in saeculo vocata domina doña Sabina Sisternes de Oblites, iam sexagenaria, et orbata filiis mundum fugiens, et calcans; suis bonis, et sumptibus praedictum monasterium, ad sanctitatis hortulum fervida fundavit: et ut esset in illo vellut vitis abudans, et planta faecundissima, ordinis induit habitum, floruitque, et pululavit magna exempla virtutum, pacientiae, humilitatis, obedientiae, et orationis. Alens virtutes omnes ad charitatis ubera tota in Deo inflamata: et propter Christum fugiens honores temporales rapta ad praelaturam anxiabatur de morte, et moriens quaerens vitam, fe ix fuit nata Deo ipsa die, qua Deus natus fuit propter illam», Acta capituli provincialis celebrati Caesaraugustae, in regali Praedicatorum conventu, die 14 aprilis, anni 1674, Zaragoza, 1674, pp. 20-21.
48. Cifra proporcionada por la visita ad limina Apostolorum del año 1675, según la cual Carcaixent contaba con «quadringentas et triginta domos et comunicantes personas mille quadringentas et quadraginta. Beneficia sexdecim […]. Monasterium etiam unum Ordinis sancti Francisci cum viginti fratribus. Aliud monasterium monialum dominicanae Ordinis habet decem moniales». ASV, S. Congr. Concilii, Relationes ad limina. Valentin. 848.ª 1675. M.ª M. Cárcel Ortí (ed.): Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas. Valencia, Valencia, 1989, pp. 999-1000.
49. Véanse los diferentes registros documentales conservados en AHPC, Conventos. Corpus Chisti, por orden cronológico, Leg. 32.3.3 Carregament de censal de 2000 lliures fermat per Joan Amador, ciutadà, en nom de síndich de la vila de Carcaxent en favor del convent (1668?); Leg. 32.3.4 Copia de la escritura de venta de un censo capital de 2.000 libras otorgada por Juan Amador, en nombre de síndico procurador general del Consejo y Ayuntamiento de esta villa, en favor del convento de Corpus Christi (1668); y Leg. 32.3.6 Albarán de les monges (1679); y Leg. 32.3.7 Àpoca feta y fermada per la priora en favor de mosén Vicent del Port (1680).
50. ACA, Consejo de Aragón, Leg. 922, docs. 80/2-80/3.
51. Ibíd., doc. 80/3.
52. Véase nota 53 del capítulo siguiente.
53. ACA, Consejo de Aragón, Leg. 922, doc. 80/1.
54. Ibíd., doc. 80/4.
55. ARV, Real Audiencia. Procesos. III Parte, 3092, s. f. También AHN, Nobleza. Almodóvar, C 26, D 21. Fuera de la demanda quedaban otras rentas de la religiosa adquiridas también por vía paterna, entre ellas 11.000 libras por la venta de una casa heredada en el centro de Valencia y 1.000 más en censos sobre la localidad de la Vila-Joiosa. L. Gómez Orts: La saga jurídica de los Sisternes…, pp. 71-75.
56. La propia corona así lo acabaría entendiendo mediante la concesión de un primer privilegio de amortización a las monjas por valor de 8.000 libras, cuyo gasto afrontarían en 1673 «venent proprietats de dit convent en preu y valor de huit-centes lliures». AHPC, Conventos. Corpus Chisti, Leg. 32.3.5. Copia de la escritura de venta de 800 libras parte del censo capital de 2.000 libras otorgada por el convento y religiosas de Corpus Christi, orden de santo Domingo, de esta villa en favor de Francisco Osset, presbítero. Otro privilegio de amortización se les otorgaría en 1699. ACA, Consejo de Aragón, Leg. 690, doc. 156.
57. El 9 de mayo de 1688. ARV, Real Audiencia. Procesos, III Parte, 3092, f. 274.
58. Los veredictos de 1682, 1693 y 1700 en ibíd., ff. 265-267, 340-345 y 492-500.
59. F. Fogués Juan, op. cit., p. 78.
60. AHPCA, Leg. 23.86.0, Llibre racional 1692, f. 372.
61. «Prosigue Palomino diciendo estar el reyno de Valencia lleno de pinturas de Ribalta y que hay en la iglesia de la villa Carcaxente, pero le faltó expresar en qué iglesia. Y no habiéndolas hallado en la parroquia, entiendo que huvo de querer decir en la de las monjas, en la qual las del retablo mayor son, o al menos se califican ser, de Ribalta y muy preciosas. Su titular es el Corpus Christi y con el resto están distribuidos los quince misterios del Rosario, siendo de reparar en el quinto de los gozosos el anacronismo de hallarse allí uno que está con sus anteojos muy observativo mirando al Niño en el templo, como declara los misterios de la ley, quando aún pasaron algunos centenares de años hasta la invención de los anteojos. Sin que me oponga el reparo de que, quando se fundó dicho convento, que fue en el año 1654, ya había fallecido más de 20 años antes los Ribaltas, porque se me informó esse retablo ya estaba construido y se pasó aí de el convento de Santo Domingo de Valencia. Es también de Ribalta, en la misma iglesia de las monjas, el quadro de Nuestra Señora del Rosario, el qual sirvió en el retablo principal no desde que se fundó aquel convento de religiosas dominicas en el dicho año 1654, sino desde que después, por el año 1688, se renovó o engrandeció el crucero del convento de Santo Domingo de Valencia y su capilla del Rosario, donde en 1 de febrero de 1631 se colocó y servía esse retablo, que quitado por pequeño se hizo otro nuevo con pintura de Gaspar de la Huerta, y se trasladó el otro antiguo a dicho convento de Carcaxente, que lo compró por 200 libras». M. A. de Orellana: Biografía pictórica valentina o vida de los pintores, arquitectos, escultores y grabadores valencianos, Madrid, 1930, p. 108. Cit. B. Darás Mahiques: «El monestir de Corpus Christi…», s. p. Se refieren igualmente a este retablo J. Sanchis Sivera: Nomenclátor geográfico-eclesiástico de los pueblos de la diócesis de Valencia, 1922, p. 175, y E. Tormo: Guía de Levante, Valencia, 1923, p. 203, para quien la autoría sería del pintor Espinosa. Por el contrario, a Gregorio Bausa, discípulo ribaltesco, se la adjudica N. Ayala Mallory en su edición de las Vidas de Antonio Palomino, Madrid, 1986, p. 108; y al artista Pablo Porta, D. F. Darby: Francisco Ribalta and his School, Cambridge, 1938, p. 191.
62. B. Darás Mahiques: «El monestir de Corpus Christi…», s. p.
63. V. Beaumont de Navarra: Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena…, p. 261.