Читать книгу ¿Podemos vivir en una civilización sin dios? - Emilio Vaschetto - Страница 45
Lo que la clínica enseña
ОглавлениеMe interesa discutir con ustedes dos viñetas clínicas. La primera es de un hombre de 38 años a quien llamaré Alejandro. Debido a su alcoholismo crónico ha llegado a «perderse», con el peso de la equivocidad que este término conlleva. Su madre lo ha recogido de la calle en más de una oportunidad, donde se quedó durmiendo «perdido». Alejandro proviene de un barrio «peligroso» donde resulta frecuente que aparezcan personas muertas producto de peleas entre diferentes bandos. Según me comentó:
Una vez no encontraban a un pibe, la madre lo reconoció en la morgue por las zapatillas, que por suerte no las robaron, tenía la cara desfigurada porque le pegaron. Yo sé, que, si no te reconocen, te queman en la morgue. Por eso yo tatué mi nombre, por si me pierdo, para que mi mamá me pueda encontrar, para que sepa que soy yo.
Aquí resulta interesante la definición de «marbete» del diccionario: «pedazo de papel, cartulina u otro material parecido, que se pega o sujeta sobre una cosa para indicar alguna información relacionada con ella, en especial su contenido o su destino».
La segunda viñeta es de un muchacho de 30 años, quien refiere cómo se tatuó su nombre:
Fue de chico, creo que a los once años. Me lo hice escondido en el baño, en la pierna. No sé si tiene que ver, pero yo de chico tenía la impresión de no existir. Hacía cosas como para darme cuenta que existía, hacerme ver, no porque Fulano no me prestara atención. Yo pensaba «no soy real, la gente si». Yo apenas una imagen, sentía que los demás no me percibían. El tatuaje fue para darme cuenta de que ese soy yo, el que está acá dibujado.