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EN MI CASA

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TODO ESTO PASA en el colegio (y en mi nariz). Mi casa sigue siendo menos zombi, por suerte. Allí la primavera no cambia nada. Para el que no sabe: mi papá, Julito padre, sigue yendo todo el tiempo a restaurantes para hacer sus críticas en el diario. Va, come como chancho y después les pone nota con tenedores —de uno a siete—. Al último (que se llama El Erizo Chascón) le puso un puro tenedor. Es que le salió un pelo en la sopa. Y era sopa de pescado que, OBVIO, no tienen pelos.

¿Habrá sido un pez-luca?

Pez-luca = peluca.

Cric, cric.

Me pasé.

Olvidemos mi fomedad patética y volvamos a la dura realidad de mi familia. Mi mamá se llama Rosa Parada, le encantan los jardines y también escribe, pero en una revista que se llama La Casa Feliz. Y la primavera sí que le importa, pero no por el asunto zombi, sino porque es cuando las flores son más lindas.

Por eso anda tan happy-happy-joy-joy. Y también porque le salió un trabajo nuevo: le pidieron escribir un libro y anda muy nerviosa con eso.

¿Y de qué trata el libro ese? Aquí va.

Todo partió hace unos días, con una misteriosa llamada telefónica.

—¿Aló?— dijo mi mamá, tipo 7 de la tarde y con una cara de “si es una promoción de celulares, te juro que muerdo”.

Pero no mordió nada.


Después de un rato al teléfono, le fue cambiando la cara y decía “¿sí?”, “me parece interesante”, “suena atractivo”, “eso es mucho dinero”, “¡ja, ja, ja!”, “me halaga”, “oh”, “uh” y un montón de ruidos raros y felices.

Todo el resto de la familia (que estaba en la mesa esperando engullir una pizza ya casi fría) hacía otros ruidos, pero con el estómago que nos crujía de forma muy poco elegante.

Finalmente, cortó, se sentó, ni nos miró y se puso a comer.

Todos los demás —mi papá, yo y hasta Beltrán, mi hermano chico— la estábamos esperando para que contara algo.

Pero ella —insisto— comía su pizza (con el queso ya duro, puaj), hasta que notó que era observada.

—¿Qué miran?—nos dijo.

—Bueno, cof —dijo mi papá, que cuando se pone nervioso no para de toser—, no es por ser intrusos, pero queríamos saber quién te llamó por teléfonof, cof.

—Ah, era esof. Me llamó una editora para ofrecerme escribir un libro.

Ahí me salió el Cabello Investigador:

—¿Un libro sobre alguna nueva flor mutante carnívora del Amazonas, mamá?

—No, Julito. Sería un libro sobre la superioridad femenina. Sobre casos en que lo femenino vence a lo masculino.

What?

¿Un libro de literatura fantástica?

(Broma).

¿Las mujeres al poder? Ese día papá no paró de toser hasta que se durmió.

Hasta roncó tosiendo.

Julito Cabello y los zombis enamorados

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