Читать книгу La inserción de América Latina en la economía globalizada - Esteban Pérez Caldentey, Sandra Serrano, Agostina Costantino - Страница 7
¿Cuándo se invierte en tierras? Explicación teórica
ОглавлениеEn el presente artículo entendemos el acaparamiento de tierras como una forma particular de transferencia de valor de los países periféricos hacia el exterior, no solo por la vía de la inversión extranjera sino también por la comercial, en la medida en que el principal destino que los inversores le dan a esta tierra es la producción de materias primas y alimentos para la exportación.
Ahora bien, ¿en qué contexto el capital trasnacional se trasladará a los países periféricos a explotar directamente la tierra? El proceso de acumulación y reproducción de capital requiere, por un lado, de los fondos invertibles (el capital) y, por otro lado, la oportunidad de inversión (un proyecto viable que permita obtener ganancias). Si los precios internacionales de las materias primas y los alimentos están en ascenso, entonces la producción de estos bienes (dada una determinada tecnología) se convierte en una alternativa rentable para colocar el capital. Sin embargo, esta no es la única oportunidad de inversión que genera un contexto internacional de precios altos. Si los precios de las materias primas están en ascenso, entonces el precio de la tierra también lo estará.[1] Si a esto sumamos que los capitales puedan hacer, en ciertas circunstancias, alguna mejora permanente sobre la tierra (sistemas de riego, desmontes, infraestructura, etcétera) y que la tasa de interés esté en descenso, entonces los precios de la tierra aumentarán todavía más. Si esto es así, la oportunidad de inversión para el capital no estará solo en la producción de bienes agropecuarios sino también en la comercialización de tierras.
Así, en un contexto de liberalización de los movimientos de capitales, precios internacionales de las materias primas altos, tasas de interés bajas y modos de desarrollo favorables a la entrada de inversiones extranjeras en los países receptores, que los capitales de los países centrales adquieran tierras permitirá:[2]
1 a)Participar del negocio que significa el aumento de los precios y la demanda mundial de alimentos que se dio durante los primeros años de este siglo por medio de su producción en aquellos países con condiciones naturales para ello.
2 b)Valorizar el capital en el negocio inmobiliario que implica el aumento del precio de la tierra, tanto por el aumento en el precio de los alimentos como por las caídas en las tasas de interés —según el Banco Mundial (2013)— la tasa de interés real de Estados Unidos bajó de 6.8% en 2000 a 1.5% en 2012) y por la inversión en infraestructura. El objetivo de estas inversiones es lograr ganancias de capital a partir del aumento del precio de la tierra. Principalmente, se trata de fondos de inversión europeos y corporaciones agroalimentarias. Este objetivo es posible gracias al traspaso de la tierra entre manos privadas (como sucede en muchas de las situaciones de acaparamiento en Argentina) y también gracias a la mercantilización y privatización de muchas tierras que antes estaban en manos de comunidades campesinas (como en el caso de las provincias del noroeste argentino o las tierras de pasturas comunales en África) o del propio Estado (como en algunos países asiáticos); por lo que resulta claro que en las transferencias al exterior que realicen estas inversiones será muy importante la renta absoluta de la tierra, es decir, la renta que surge de la propiedad monopólica del suelo.
3 c)Garantizar el abastecimiento de alimentos y materias primas, que permitan sostener los procesos de acumulación de capital (a través de la industrialización interna) en sus propios países de origen. Este es el caso, sobre todo, de las inversiones chinas, teniendo en cuenta que no solo la adquisición de tierras sino también algunos créditos otorgados por este país a muchos otros latinoamericanos incluyen como condición el suministro de materias primas o precios diferenciales para comprarlas (Slipak, 2014). Además de permitir la acumulación en los países de origen del capital (en este caso, China), este objetivo tiene también un fuerte componente geopolítico, pues le permite al país de origen instalarse en territorios de ultramar e influir políticamente a nivel nacional o regional.
Como vemos, a pesar de ser distintos, estos tres objetivos implican la transferencia al exterior del valor producido internamente, tanto en forma de ganancias como de renta de la tierra. Un supuesto primordial que requiere la realización de esta transferencia es que el recurso “tierra” haya sido incorporado al circuito de valorización en forma de mercancía (es decir, que se pueda comprar y vender). Es decir, los derechos sobre la tierra deben estar claramente definidos.