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MEDELLÍN, NOVIEMBRE 25

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Bueno, Moncho:

Te agradezco el que te gusten mis cartas, con ellas brego por describirte y hacerte amable el estado mental en que yo quisiera vivir y morir, y que se podría llamar: Conciencia de la Presencia de Dios. Dos conciencias, o mejor dicho, dos conocimientos vivos son precisos, a saber: Vivencia, o Conocimiento vivo, o Conciencia de Dios, como el único ser; y conciencia o vivencia de que uno vive en Dios, por Dios y que, por lo tanto, es inmortal. Pero casi todo mundo dice que sabe esas dos cosas, pero muy pocos las saben: las han oído, las han leído, pero son unos poquísimos aquellos a quienes les han nacido. Cuando uno realiza o se da cuenta de Dios y de Dios en uno, es cuando vuelve a nacer; Jesucristo le dijo a Nicodemo, un profesor que fue a preguntarle: “Para entrar en el reino de los cielos hay que volver a nacer”. Nicodemo, un sabio de ese tiempo, pero que no vivía aún a Dios, le dijo: “¿Y cómo hago para volverme a meter en el vientre de mi madre y nacer de nuevo?”. Jesucristo le respondió: “Tú eres maestro de este pueblo judío ¿y no sabes que hay que volver a nacer? Te digo que hay que volver a nacer por el espíritu y el agua”.

¿No ves, Moncho? Por el agua, porque ella lava. Es un símbolo el agua. El agua es meditar, bregar, fregarse, sufrir con inteligencia y paciencia, orar, ser amigo que sirve, prójimo que sirve a los que necesitan (y todos necesitan algo) y entonces se renace en espíritu, es decir, siente uno o vive uno a Dios. No es que uno sepa a Dios así como sabe Física, sino que cada célula nuestra queda empapada en la divinidad y sabe uno que es un Dios, así como sabe que tiene cuerpo y ojos y que vive.

Al escribirte estas teologías o filosofías, lo que deseo es darte la buena que tengo, y gozar yo con ella y prepararme para que mi vejez y últimos días y horas sean gloriosos, y que cuando me duerma en Cristo ustedes celebren eso con alegría, que no se lamenten ni lloren, sino que piensen: “¡Vea, hombre! ¡Ya está con Ramiro en el reino!”. Si logro que ustedes se sientan eternos o inmortales, que vivan esto: que no hay muerte sino viaje o ida, habré conseguido que todos seamos hijos de Dios. ¡Qué bueno!

Nano debe estar en estos momentos en el 6.° examen (Derecho Administrativo); creo que de un momento a otro vendrá a avisar cómo le fue. Hoy le daré los $200 que dizque gastará en Tolú. Los merece. Tiene, además, $70 para Cali.

Ayer cayó un globo en el algarrobo y Lucas casi se enloquece de felicidad. “¡Un globo, abuelito…!”. Corrieron y Nano se subió al árbol y lo cogió. Como 12 muchachos gritaban en el alambrado. Nano les regaló luego el de 24 pliegos que estaba hace años debajo de la cama de Pito.7 Enseguida Álvaro, Lucas, Margarita y la Mona y Nano remendaron el cogido y lo elevaron… Había viento que lo llevó contra el mismo algarrobo, y allí se quemó. Lucas gritaba: “¡Ámvaro, se quemó…!”. Hace como un mes que desapareció el balón de Lucas y decía: “Me lo robaron…”. Salía todos los domingos al alambrado a preguntar a los muchachos que pasaban… Ayer lo vimos en el alambrado de frente a la casa de Ángel y que les gritaba a los muchachos de allá, que jugaban balón: “Ese balón es mío, muchachos; me lo robaron, echen mi balón”. Pues sí, señor, ese era el balón de él y se lo entregaron muy roto ya. Ese Lucas es un macho. La Claudia, ni se diga.

Muchas bendiciones de

Fernando González

P. S. Many greetings for my dear friend Tony. F. G.

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Cartas a Simón 1950 – 1959

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