Читать книгу Chamanes y poetas - Flavia Inés Carrión - Страница 5

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1. PALABRAS INICIALES

Para ti, que te buscas a ti mismo

Estoy convencida de que la conciencia espiritual es el camino más directo hacia esa existencia plena, completa, integrada y feliz, que todos los seres humanos buscamos. ¿A qué me refiero con conciencia espiritual? A la experiencia natural que los seres humanos tenemos de que somos más que un cuerpo físico y una mente, y que el mundo en que vivimos no está compuesto por meros objetos materiales. Esta intuición acerca de una verdad más allá de la verdad se manifiesta espontáneamente en sueños, en momentos de éxtasis emocional y en las grandes crisis vitales.

Pero para que dicha conciencia espiritual se pueda convertir en un marco que nos ayude a trascender los desafíos del mundo, es evidente que no puede permanecer reducida a un contacto esporádico o a una manifestación fugaz de fe para sostener momentos difíciles. Por el contrario, esa experiencia de lo trascendente debe estar incluida en la agenda de lo cotidiano para que –recordando que somos sagrados– podamos tomar decisiones más sabias, resolver problemas de manera creativa, profundizar el conocimiento de nosotros mismos y transformar nuestras circunstancias definitivamente.

Es evidente que para incorporar esta Espiritualidad Natural a nuestro transitar diario por el mundo es necesario contar con herramientas prácticas. Las personas sentimos que “hay algo más” que lo que nos han contado acerca de la realidad, y “ya sabemos” que vivimos en un Universo interconectado, infinito y bellamente misterioso. Lo que necesitamos es tener recursos prácticos para convertir esa sensación en transformación concreta, pasar del discurso a la acción, tomar el comando de nuestra esencia sagrada y canalizarla en una forma de vida digna. De facilitar esos recursos se trata mi tarea y es el propósito de este libro.

Cuando hablamos de Espiritualidad Natural, quizás debamos aclarar que no se trata de una nueva religión ni una secta mística. Se trata de algo que está en nosotros como seres humanos, que es parte de los dones de nuestra especie. Es la capacidad de encontrar lo sagrado en lo simple, por ejemplo: en la contemplación de un amanecer sublime que acelera nuestro pulso y nos hace suspirar.

Es un fenómeno que se manifiesta en nosotros cuando logramos detener las interpretaciones de nuestra mente y experimentamos –sin proponérnoslo– que existe una conexión inextricable entre todos los seres, que solo somos si estamos en comunidad, que existe un propósito en nuestra existencia que le da sentido a los desafíos, y que hay un orden impersonal en todo lo que vemos.

No siempre las religiones proporcionan herramientas para el acceso a este tipo de experiencias y para su aplicación en el día a día. A veces, incluso, la han obstaculizado, al alejar la Naturaleza de la esfera de lo sagrado y enfatizar el rol de ciertas personas como intérpretes e intermediarios exclusivos entre lo Divino y el ser humano que busca conectar.

Los seres humanos ansiamos la participación con lo sagrado, y muchos están buscando canales más allá de los manuales de la religiosidad tradicional para alcanzar la expansión que pulsa en su alma. Estas personas se están buscando a sí mismas, aunque no lo sepan. Muchas veces encuentran esa conexión en la Música, la Danza, la Poesía. En las filosofías orientales. En las artes marciales. En los últimos tiempos, también lo hemos estado encontrando en las prácticas ceremoniales de los pueblos originarios, aquellos que en gran medida conservan una forma de vida alineada con esta Espiritualidad Natural. La forma de vida de todos nuestros ancestros.

Sí, también de los tuyos, porque la historia de nuestra especie comenzó hace millones de años y, si nos remontamos lo suficiente en nuestro árbol genealógico, encontraremos ancestros que vivían inmersos en la Naturaleza, recorriendo la sabana, el bosque o la montaña con su pequeño grupo nómade. Siendo parte del ciclo de la vida sobre la Tierra.

En esas épocas remotas, los seres humanos asumíamos lo sagrado como parte del mundo en el que estábamos. Éramos conscientes de que –por el mero hecho de haber nacido–, los seres vivientes ya hemos sido iniciados en lo trascendente. De que, por el hecho de estar presentes, participamos ya en una realidad metafísica. Sabíamos que, como parte de la creación cósmica, ya somos protagonistas espirituales.

Fue en aquel duro y poderoso tiempo de nuestra historia cuando descubrimos que podíamos detener el pensamiento y escuchar en el silencio para acceder a un conocimiento profundo de nuestra realidad. Cuando algunos curiosos exploradores de la conciencia –que después la antropología llamó “chamanes”– se animaron a desafiar los límites de la razón y dar un paseo por otros territorios. Así, como en una aventura, íbamos encontrando más y más verdad, detrás de la verdad, detrás de la verdad.

Hoy, muchas personas se sienten animadas a ir por esa verdad. Observan sus circunstancias, la marcha del mundo, la angustia del hacinamiento y la escasez, la locura de una violencia que intoxica y se preguntan: “¿Esto es todo? ¿A esto vinimos?” y escuchan una respuesta imperturbable, persistente, en su interior, que dice “No. Esto no es lo que somos. Debemos cambiar esto. Podemos hacerlo mejor.”

Estas personas –tú entre ellas– se están embarcando en viajes de aventura con distintos navíos: las terapias energéticas, la filosofía budista, la física cuántica, los nuevos abordes de la psicología, la meditación Zen, el chamanismo. Todos llegaremos al mismo puerto, seguramente.

En el transcurso de este viaje descubrimos que nuestra realidad personal es una obra de arte que vamos diseñando. Como nos han enseñado muchos maestros de las culturas ancestrales: la vida es una canción que cantamos y a la que vamos haciendo variaciones a lo largo de nuestro transcurrir. Somos poetas que a cada paso vamos honrando la existencia con la belleza de nuestra obra. Porque todos somos creadores de magnífico talento: amamos, damos a luz, cuidamos a otros, luchamos por nuestros sueños.

Es muy probable que ser conscientes de este sagrado arte resulte el camino más rápido para la vida más completa, integrada y feliz que todos buscamos. Es posible que ese breve sentimiento de añoranza que experimentamos cuando entramos en contacto con la Naturaleza esté expresando el reclamo del alma en busca de canales más auténticos para escribir su poesía.

Porque estoy convencida de esto, desde hace más de 15 años dedico mi vida a transmitir las prácticas de Espiritualidad Natural que han llegado hasta mí desde innumerables y generosas fuentes. Es mi manera de honrar ese conocimiento, porque fueron dichas prácticas las que me rescataron del mundo limitado en el que vivía y me brindaron un orden interno (un mapa) y una dirección (un propósito).

Este libro es una manera muy concreta de poner esos conocimientos al alcance de todos y agradecer el hecho de que, a través de la aplicación de esos conocimientos a sus propias vidas, muchísimas personas con las que he compartido este viaje hayan transformado su experiencia vital en una aventura de creación y disfrute. Sencillamente, la forma en que todos merecemos vivir.

En este libro ofrezco, además, las prácticas ancestrales que han llegado hasta mí y los nuevos recursos que he desarrollado a partir de esas prácticas, con la esperanza de que los lectores encuentren en ellos el pasaje de regreso a su ser interno: creativo, integrado, sagrado, feliz. Su propio chamán interno. Su poeta del alma.

Muchas gracias por aceptar el desafío que esto implica.

Chamanes y poetas

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