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ОглавлениеCapitulo IV: La brujería en España
Al tratar sobre la brujería española nos encontramos con una especie de determinismo geográfico que distingue la brujería de la zona húmeda: meigas gallegas, sorguiñas vascas, brujas pirenaicas a las que añadiremos las bruixes catalanas y la brujería de la zona de secano que comprende a las hechiceras castellanas cuyo mayor representante sería la Celestina, aragonesas, andaluzas y extremeñas. Comenzaremos nuestro recorrido como las borrascas atlánticas: por Galicia.
Las meigas gallegas
Se ha escrito hasta la saciedad que Galicia es una tierra fértil para la brujería. A ello ha contribuido la estructura rural y marinera que se conservó hasta la segunda mitad del siglo XX, mientras la revolución industrial transformaba la faz de la Europa occidental. Estadísticas nos hablan de que en 1960 todavía el 76% de la población gallega se dedicaba a las labores del campo y del mar.
Aunque desgraciadamente cada vez quedan menos campesinos o pescadores gallegos que recuerden historias de las meigas o de diablos, de un pasado que casi fue ayer, no han desaparecido las feiticeiras o curanderas del mal de ojo (como las fetilleras catalanas) en las parroquias más recónditas del bellísimo terruño gallego, y hasta se sigue hablando de poseídos por el demonio que van a buscar su curación a algún santuario.
En la Edad Media tales historias se denominaban exempla (ejemplos) ingeniosos y divertidos para hacerlos más comprensibles al pueblo llano, tal como las recopiló en gallego el propio rey Alfonso X el Sabio en el siglo XIII.
Nuevamente hemos de repetir el dicho gallego de que “en la actualidad nadie cree que existan las meigas, pero haberlas haylas”.
Una meiga arrepentida
Recoge una leyenda que en los tiempos en que Jesús predicaba entre nosotros vivía una meiga muy famosa por sus artes brujeriles. Se llamaba Comba y como de sus artes sabía todo y más y, naturalmente, Jesús también, resultó que cierto día llegaron a conocerse (no importa dónde, si a orillas del Jordán o del Sil). Jesús le preguntó a dónde se dirigía y ella le contestó, sin ambages: “A dedicarme a mi mal oficio”. Entonces Jesús le replicó: “Enmeigar, enmeigarás, pero no meu reino non entrarás”.
Comba recapacitó y arrepintiéndose de sus gordísimos pecados consiguió la gracia del Señor, que a pesar de todo, la perdonó. Cuentan que en su memoria se erigió una iglesia en Ourense, Santa Comba de Bande que todavía se conserva en estilo visigótico y prueba la mezcla de carácter sacro y profano de las leyendas antiguas.
Características del demonio gallego
En Galicia, junto al Satanás malvado y siniestro, príncipe de las brujas, perseguido por la Inquisición, es creencia popular que existen otros demonios socarrones y divertidos, no del todo malos y hasta débiles, pues un pobre labriego con un poco de astucia sale airoso de ellos. El demonio posee en región histórica una gran variedad de nombres: demoño, democho, demoro, demóncaro, demoncre, demontre, demonche, demachino, dencho, déngaro, denllo, deño, diancre, diaño, diancho, diabro y diabo. Conserva los nombres propios de Lucifer, Luzbel y Belcebú. Perello, Perete o Perechose utilizan tanto para el diablo como para el trasgo (duende). Para evitar pronunciar su nombre, pues alguien puede creer que se toma como una invocación, se le conoce como Enemigo, Pecado, Maldito, Cornudo, Rabudo y Abelurio (persona molesta), Cachán (con el carácter de mujeriego) y Xuncras (como eufemismo de Judas).
El Padrenuestro de las meigas
Pai sodes noso escolhido
Para vos a gloria do.
Pai sodes noso soleante
Para a gloria vos a dar.
Pai sodes noso no xardín
Para a gloria nos a dar.
Amai vós este meu corpo
Para vosa alma consolar.
Amén.
Padre sois nuestro escogido
Para la gloria daros
Padre sois nuestro soleante
Para la gloria daros.
Padre sois nuestro en el jardín
Para la gloria darnos,
Amad vos este mi cuerpo
Para vuestra alma consolar.
Amén.
Como se llega a meiga
Como en tantos otros países, según los gallegos, las brujas nacen y se hacen. Adquiere esa condición la mujer que por voluntad propia, acude a una reunión de brujas en compañía de una madrina o protectora y recita el padre nuestro citado.
También llega a bruja la mujer que con ese fin da la mano a otra veterana en trance de muerte. En general las brujas son hijas de brujas. Es decir, la brujería se trasmite por herencia. Voluntarias o por nacimiento, las brujas reciben el poder del diablo. Se les reconoce por la señal que les marca en el ojo, un sapo o las patas les tiñe de amarillo azafrán las cejas, las marca con una uña en cierta parte del cuerpo y con la sangre vertida les hace reconocer en una cédula su dependencia en cuerpo y alma.
Al igual que las demás, las brujas gallegas han de besar el trasero de su amo, con esta acción simbolizan su acatamiento.
Historia del zapatero fisgón
Había una vez un zapatero que sospechaba de una de sus vecinas como practicante de la brujería, pues aunque la mujer intentaba taparse la cara, hiciera frío o calor, con el mantón que llevaba, en cierta ocasión dejó al descubierto el ojo izquierdo con una innegable marca de una pata de sapo.
El zapatero que era muy osado, deseoso de averiguar toda la verdad, la víspera de San Juan a medianoche se ocultó en la cocina de la meiga para fiscalizar todos sus movimientos. Así observó como aquella cogía de dentro de un armario un cuenco de barro y tras desnudarse se untó con un ungüento que se hallaba en el recipiente y acto seguido salió volando por la chimenea a caballo de una escoba.
Entonces el zapatero hizo lo propio y así mismo voló hasta donde lo había hecho su vecina. Allí asistió a una reunión de brujas que en círculo y por turno iban dando un beso en el trasero al cabrón.
El valiente remendón no deseaba ser descubierto y cuando llegó su turno, en lugar de besarle le clavó la lezna. El demonio pegó un horrible aullido mascullando: “¡Carallo, qué buenos dientes tienes!”.
Atributos de las meigas
Coinciden con los de su jefe: poseen cuernos, se las asocia con la tierra, con el aire enrarecido y con el humo en Galicia, son generalmente viejas, (lo cual no impide que puedan presentarse, según convenga, jóvenes y lozanas) nocturnas, negras, pestilentes, engañadoras y envidiosas. Por regla general, al igual que en otras partes, el carácter femenino de la brujería hace que predominen las brujas sobre los brujos.
En algunas aldeas se creía que eran los curas los únicos que podían verles los cuernos cuando al decir las misas en latín se volvían al pueblo para decir: “Dominus vobiscum”. Entonces también veían el humo que les salía de la cabeza.
Oración que contra las brujas
se recita la noche de San Juan
Todas as meigas levou
Peladas eran, peladas serán,
todas as meigas que andan polo chan,
peladas son, peladas eran,
todas as meigas que andan pola terra
Todas las meigas llevó
Peladas eran, peladas serán,
todas las meigas que andan por el suelo,
peladas son, peladas eran,
todas las meigas que andan por la tierra.
Queda clara la relación de las brujas con la tierra, y para defenderse de su ataque se clavaba una navaja en el suelo para que por el agujero se metieran en la tierra y una vez tapado no volvieran a salir.
En cuanto a lo de peladas, lo son por el hecho de que emplean sus propios pelos (sobre todo los del pubis) para la confección de hechizos. Así las enfermedades y los embrujamientos son expulsados con frecuencia en forma de pelos.
Escenarios y fiestas de las meigas
Las brujas gallegas prefieren los montes como el Faro o el de Fontevecha junto a Valga. Las de Mondoñedo disfrutan en el Padornelo, en la parroquia de Lindín, a las doce de la noche a caballo de sus escobas vuelan hasta el Xustral, donde se reúnen con las que llegan de O Valadouro, Viveiro, Vilalba, Meira y O Condado.
Los aquelarres tenían lugar de noche pues los demonios y brujas preferían la oscuridad, después de ponerse el sol hasta el amanecer tal como conserva la voz popular: “lá vai o demo revolto depois do sol posto”. El canto del gallo anuncia el final de sus correrías.
El día de la semana preferido o mejor, la noche, es la de viernes a sábado quizás como rechazo del día de la pasión de Cristo. Pero el máximo odio lo concentran en domingo.
Historia del jorobado
Se cuenta que en el pueblo de Culleredo (provincia de A Coruña) vivía un jorobado pobre que malvivía solicitando una caridad a cambio de un trabajito. Una tarde cortando leña para calentarse del crudo invierno se le echó la noche encima y el desgraciado se perdió. Tras muchas vueltas sin rumbo, divisó a lo lejos una luz. Hasta llegar a ella se llenó de cardenales y arañazos del espinoso matorral que tuvo que atravesar. La luz se desprendía de dentro de una palloza de doble piso. Entreabrió la puerta y creyó escuchar cánticos en la dependencia superior.
Cuál no sería su sorpresa cuando al entreabrir la puerta de la dependencia se encontró a una serie de mujeres que cogidas de la mano giraban en círculo cantando:
Lunes y martes y miércoles tres;
Lunes y martes y miércoles tres.
Le gustó el canto y como era muy bromista, sin ninguna clase de temor les contestó: “Jueves y viernes y sábado seis”.
Tanto les gustó a las brujas la contestación que bailaron con él hasta el amanecer y contentas quitaron al compañero la joroba transformándolo en un guapo mozo, además de regarle un saquito de monedas de oro.
Cuando regresó al pueblo, trabajos tuvo para ser reconocido. Llevando desde entonces una vida mucho más desahogada.
Y sucedió que un vecino suyo, también jorobado, muerto de envidia quiso saber qué le había pasado a su compadre y tras insistir e insistir, aquel se lo contó. Dicho y hecho, el segundo jorobado corrió a casa de las brujas a las que encontró cantando:
Lunes y martes y miércoles tres;
Jueves y viernes y sábado seis.
Y muy equivocadamente, creyendo que todavía obtendría mayor beneficio, les dijo:
Esta canción se termina así: “Y domingo siete”.
¿Qué había dicho? Las brujas todas a una le saltaron encima y le molieron a palos con sus escobas dejándolo por muerto. Cuando se recuperó a la mañana siguiente, se palpó y con la mayor sorpresa y desanimo, comprobó que en lugar de una joroba, ¡tenía dos!
Otras fiestas brujeriles
En Galicia las brujas celebraban sus reuniones multitudinarias, la noche de San Silvestre, la víspera de San Pedro y sobre todo, la noche de San Juan en la que se trasladaban al Arenal de Sevilla y regresaban al alba. He aquí una oración para ahuyentarlas la noche del solsticio de verano:
San Xoán esclarecido.
que en Lisboa foi nacido,
con hábito de Jan,
con cordón de espartán
gárdame o gando do pan,
sin pastor e sen can.
¿Que atropaches, señor san Xoán?
Topei lobos e leonicos,
bruxicas e diablicos.
San Juan esclarecido,
que en Lisboa fue nacido,
con hábito de lana,
con cordón de esparto,
guárdame el ganado de los campos de trigo,
sin pastor y sin perro.
¿Qué encontraste, señor San Juan?
Encontré lobos y leonicos
brujicas y diablicos.
Las brujas de Cangas de Morrazo
Como consecuencia de un asalto de piratas berberiscos a Cangas de Morrazo (Pontevedra) en 1617, muchas mujeres adoptaron una extraña conducta. Interrogadas por la Inquisición, Catalina de la Iglesia de Coiro confesó haber estado en las juntas de la playa de Arenas Gordas, adonde iba untada con hierbas a adorar y tratar carnalmente con el demonio tras una serie de bailes obscenos, y que por el camino del mar llegaban otras compañeras en un barco guiado por el diablo en figura de cabrón.
El proceso dio como resultado diversas sentencias a la pena capital en la hoguera.
Una comisión de sesudos expertos de la corte de Felipe III, nombrada para el caso, acudió a redactar un informe que fue guardado en El Escorial, en el que se afirmaba haber visto volar a las mujeres montadas en sus escobas.
María de Soliño, también conocida como María Soliña
Se llegó a la conclusión de que los soliños, tenidos por descendientes de los judíos, se hallaban en relación con el gobernador musulmán de Argel y que proporcionaban a los piratas berberiscos, acertadas indicaciones para sus ataques a las costas gallegas. Esta apreciación refuerza la tesis de que frecuentemente la brujería se transformó en un asunto político religioso.
Como resultado de los interrogatorios, María de Soliño, quizás sospechosa por su apellido, a pesar de haberse quedado viuda por la muerte de su esposo en una lucha contra los piratas, fue quemada viva mientras que María de Bon y Catalina de la Iglesia y otras compañeras sufrieron diversas penas.
El auto de fe de Santiago de Compostela
Se celebró en 1655 y dio como resultado la condena perpetua en prisión de la viuda María Cardoso, quien tuvo que soportar el sambenito, así como la pérdida de bienes. Francisca Fernández, soltera, fue castigada a idéntica pena en medio de la mayor solemnidad y regocijo.
Viajes a los aquelarres
Cuentan que en Santa María do Cebreiro (Lugo) habían dos mujeres, madre e hija, meigas las dos. En cierta ocasión solicitaron los servicios de un sastre para que les confeccionase unos justillos. Por la noche le dieron acomodo detrás del fuego del hogar. Cuando creyeron que estaba dormido, sacaron un cacharro de ungüento que tenían a buen recaudo, se desnudaron y se untaron de pies a cabeza. Luego se agarraron a la gramallera que colgaba del burro y mascullaron:
Por riba das silvas e os silverales
Ó porto de Manzanales,
Val dos Rubiales
Por encima de las zarzas y los zarzales,
Al puerto de Manzanales,
Valle de los Rubiales
Acto seguido salieron volando raudas y veloces por los aires. Pero como el sastre estaba despierto, hizo lo propio, pero en lugar de decir “por encima”, dijo “por debajo de las zarzas y las matas” y al volver al suelo se hallaba cubierto de rasguños.
Divisó un grupo de baile, todo de brujas, que bailaban alrededor del macho cabrío (demonio). En cada vuelta, por turno, las mujeres le daban un beso en el trasero. El sastre que había divisado a las dos mujeres, se puso a bailar con ellas, pero en lugar de besar al diablo, lo pinchó profundamente con una aguja de coser que se había llevado consigo.
Satanás profirió un agudo grito de dolor y dijo: “Ese que acaba de entrar en el corro que baile lo que quiera, pero que no me bese”.
Representación medieval de brujas bailando en círculo
El que lejos va a casar,
tacha lleva o va a buscar
Hemos de advertir que los campesinos gallegos han preferido siempre la endogamia parroquial, para que las tierras que aportara la esposa como dote se encontraran cerca y se las pudiera trabajar sin desplazamientos onerosos.
Cuentan que otro zapatero (y es que en Galicia por el clima, el oficio de zapatero ha sido siempre muy apreciado) cortejaba a una guapa moza, huérfana de padre y que vivía con su madre, ya anciana, en una casa solitaria alejada de la aldea, municipio de Culleredo o de Carral, que las dos versiones han sido conservadas.
El joven zapatero como no era de aquellos lares, no conocía la mala fama de las dos mujeres. Además estaba muy enamorado, porque la hija tenía un cuerpo voluptuoso digno de encomio, era risueña como un ruiseñor y bailaba de maravilla. Pero claro, con sus antecedentes, nunca había tenido novio.
Ahora le había salido un pretendiente que no tenía ni idea de las aventuras de su amada. Sin embargo, algo sospechó, cuando estaban a la puerta de su casa, la madre, poco antes de las doce decía a su hija: “Ya es muy tarde, despide al muchacho que ya no son horas”. Y si la muchacha se retrasaba algo, la vieja se ponía de mil demonios.
El zapatero pensó entonces: “¿serán meigas?”, y quiso saberlo cuanto antes.
Una noche, cuando la madre llamó a su hija, hizo ver que se despedía y fingió marcharse para volver a los pocos minutos y ocultarse en el cobertizo.
Cuidando no hacer ruido, espió por la ventana de la cocina y vio cómo la vieja sacaba de un armario disimulado en la pared una cajita de ungüentos y acto seguido se untó a la vez que lo hizo la hija. Ambas montaron a caballo en una escoba mientras la vieja recitaba:
Camiño do demo,
voa, voa,
por riba da folla.
Camino del diablo,
vuela, vuela,
por encima de la hoja.
Y raudas como centellas desaparecieron las dos por la chimenea.
Dicho y hecho, el joven hizo lo propio y como no recordaba la invocación, improvisó:
Por riba dos matos,
por riba das pedras,
quero ir onda ellas.
Por encima de las matas,
por encima de las piedras,
quiero ir junto a ellas.
Igualmente salió volando, pero por encima de las plantas con pinchos y de las piedras, quedando hecho un Ecce Homo. Cuando llegó a la cima de un monte se encontró atrapado en el círculo de baile de las brujas alrededor del demonio y cuando le tocó el turno de besarle en el trasero en lugar de hacerlo le clavó la lezna que siempre llevaba consigo encolerizado por haber descubierto a su amada en aquellos menesteres.
“¡Aaaaag!”, se retorció el cabrón de dolor, “¿quién es esa que tiene esas barbas tan duras?”.
El espíritu de la meiga va al aquelarre,
el cuerpo se queda en casa
Por eso los maridos nunca saben de sus andanzas. Así le ocurrió a un hombre de Velle-Cesures (A Coruña), hasta que un amigo le reveló las aventuras de su cónyuge: “Vigila de noche a tu muller porque es meiga”.
No bien hubo oscurecido, el marido hizo ver que dormía; al momento la mujer le puso el trasero en la cara y dijo:
Bendígote meu home
cas cachas do meu cu,
que en canto vou a Sevilla
durmes tu.
Te bendigo marido
con las nalgas de mi culo,
que mientras voy a Sevilla
duermes tú.
El marido que ya tenía preparada una azada escondida para el caso, la agarró y le propinó una paliza tremenda mientras manifestaba:
Bendígote miña muller
co rabo de miña aixada,
para que no volvas a poñer
o cu na miña cara.
Te bendigo esposa mía
con el rabo de mi azada,
Para que no vuelvas a poner
el culo en mi cara.
Son pues los espíritus los que viajan, se creía así que había desdoblamiento de la personalidad de la meiga que al regresar volvía a juntarse cuerpo y espíritu. Por eso pueden salir por la chimenea o por un agujero cualquiera, incluso por el de una cerradura.
Historia de las dos mujeres y el párroco
Había una vez dos meigas que se metían siempre para salir a hacer sus correrías por el agujero de una cerradura y por la chimenea. El párroco las visitaba todas las noches y siempre a cierta hora le decían que se marchase. Picado por la curiosidad, un día se escondió en cuanto le dijeron que se fuera y observó como se desnudaban y bien untaditas, su doble se escapaba por la chimenea.
El sacerdote decidió imitarlas. Por el camino sintieron sed (por lo visto, los espíritus también la sentían) y se metieron en una bodega. Allí se hartaron de vino hasta tal punto que cuando quisieron salir solamente lo hizo la primera, la segunda quedó atascada en medio del canuto de la chimenea, mientras el cura desde a bajo se desgañitaba a gritos:
¡Ay Jesús, comadre, que culo tiene, por culpa de
él, nos van a descubrir!
No sabemos lo que pasó. Existe una variante en San Mauro (A Coruña), en que el hombre no es un sacerdote, sino un vecino quien pide que un párroco les esconxure (exorcismo o conjuro contra las prácticas brujeriles).
Esconxuro da Quiemada de Foz
(Conjuro de la Queimada de Foz)
Lume, lume, lume
lume espallado ó vento
lume de cara ó mar
lume de cara a montaña,
lume que me has de alumar
Por Brate, pai de Breogán
arde a queimada despois do serán
Bardos que se inspiran alén das nubes
Druidas que rezan de xenollos nas lubres
Rapaza espida das Penas da Salsa
co peine de ouro bótalo cabelo a espalda.
Prombiña branca que representas a morte
apareces noi camiño cando chega a noite.
Rama de fruncho posta polo San Xoán
cacharela que de noite no chan.
Lume de entre as tebras
que as meigas contigo levas
Xarope de meu contento
bulen as meigas no meu pensamento.
Rebrincan as mozas
e xurden as fadas
ledas de que fuxan
as meigas malas
Erguede ben o cazo
Para remexela queimada,
Escádelle ben o alcohol
que non lle quede nada
Tede coidado co limón
que non vos pingüe ó caer
coas chamas da lumeirada
as roupas vos pode arder
Lume espallado ó vento
lume de cara ó mar.
lume de cara a montaña
lume que me has de alumar
Lume que abres as tebras
lume que as meigas contigo levas.
Aguardente de festa enxebre,
non hai galego que non te celebre.
Aguardente das ledicias,
Faime na gorxa as túas caricias.
Fuxide meigas da cachola de trapo
fuxide co vento que ahí vos ben baco
Pola augardente do vagazo
feita con agarimona alquitara
bebe desta queimada
e non deixedes nada
Por Brito e por Brigo
polos Baluros e Tuba de Oretón,
bótadele un grolo de queimada
e non vos fagades remolóns.
Meigas fóra.
Meigas fóra
e bebede desta queimada
que xa vai sendo hora.
Fuego, fuego, fuego
fuego esparcido al viento,
fuego de cara al mar,
fuego de cara a la montaña
fuego que me has de alumbrar.
Por Brate, padre de Breogán
arde la queimada después del atardecer.
Bardos que se inspiran allende las nubes,
Druidas que rezan de rodillas en las lubres.
Muchacha desnuda de las Penas da Salsa
con el peine de oro te echas el pelo atrás.
Palomita blanca que representas a la muerte,
apareces en el camino cuando llega la noche.
Rama de hinojo puesta por San Juan
hoguera que arde de noche en el suelo.
Fuego de entre las tinieblas
que las meigas contigo te llevas.
Jarabe de mi contento;
bullen las meigas en mi pensamiento.
Retozan las chicas
y emergen las hadas
alegres de que huyan
las meigas malas.
Levantad bien el cazo
para remover la queimada
sacadle bien el alcohol
que no le quede nada.
Tened cuidado con el limón
que no gotee al caer
con las llamas de la lumbrada
la ropa os puede arder.
Fuego esparcido al viento,
fuego de cara al mar,
fuego de cara a la montaña,
fuego que me has de alumbrar.
Fuego que abres las tinieblas,
fuego que las meigas contigo te llevas.
Aguardiente de la fiesta popular,
no hay gallego que no te celebre.
Aguardiente de las delicias,
hazme en la garganta tus caricias.
Huid meigas de la cabeza de trapo,
huid con el viento que ahí llega baco.
Por el aguardiente del orujo
hecha con cariño en la alquitara
bebe de esta queimada
y no dejéis nada.
Por Brito y por Brigo,
por los Baluros y Tuba de Oretón,
echadle un trago a esta queimada
y no os hagáis los remolones.
Meigas fuera.
Meigas fuera
y bebed de esta queimada
que ya va siendo hora.
Maleficios de las meigas
La meiga es auxiliar del demonio y le ayuda en sus maleficios. Los aquelarres son las reuniones en que las meigas proyectan sus males dirigidas por el diablo, que es quien ordena y manda. Así echan el mal de ojo, secan los sembrados, arruinan las cosechas, enferman a las personas y a los animales, hacen que una vaca segregue sangre en lugar de leche, desorientan al viajero, arruinan la pesca.
Así por ejemplo, para que la cosecha de un campo se pierda, una meiga tira un puñado de grano en la finca y expresa su deseo de que se arruine la cosecha. En la cultura popular gallega, un puñado representa una cantidad mínima tal como dicen las coplas:
O pouco que Deus me deu
cabe nuha man cerrada,
o pouco con Deus é moito,
o moito sen Deus non é nada.
Pensas que moito te quero,
nin é moito nin é nada,
porque o amor que eu che teño
cabe nunha man pechada.
Lo poco que Dios me dio
cabe en una mano cerrada,
lo poco con Dios es mucho,
lo mucho sin Dios no es nada.
Piensas que mucho te quiero,
ni es mucho ni es nada,
porque el amor que yo te tengo
cabe en una mano cerrada.
Se creía que una clase especial de meigas llamadas nubeiras provocaban tormentas, truenos y granizo. Al igual que en otros lugares, la santa protectora contra las tormentas es Santa Bárbara, a ella va dirigida esta oración:
Santa Bárbara bendita
que nos ceos estás escrita,
en papel e auga bendita,
garda o pan e garda o viño
e garda a xente do perigo
e quítalle un ollo a esta nubeira
e levala ao mar coallado
onde non faga mal a nadia,
polo poder que Deus ten
e a Virxe María Amén.
Santa Bárbara bendita
que en los cielos estás escrita,
en papel y agua bendita,
guarda el pan y guarda el vino
y guarda a la gente del peligro
y quítale un ojo a esta nubeira
Y llévala a la mar cuajada
donde no haga mal a nadie,
por el poder que Dios tiene
y la Virgen María. Amén.
Se pensaba que algunas dolencias, incluida la posesión por el demonio, se contagiaban por beber vino o comer frutas o dulces contaminados. También la meiga pinchaba los alimentos con una aguja o alfiler embadurnados en sangre menstrual, flujo u orines. Por eso, algunos antropólogos opinan que la costumbre de bendecir los alimentos antes de tomarlos, además de ser un acto piadoso de agradecimiento al Señor, posee como finalidad descontaminarlos de posibles injerencias infernales.
He aquí un encantamento (meigallo) o embruxo:
Heiche de dar o meigallo
Heiche de dar o feitizo
Heiche de dar o meigallo
No pemento do chourizo
He de darte el maleficio
He de darte el hechizo;
He de darte el maleficio
En el pimiento del chorizo
¿Qué tendrá la jugosa manzana para haber sido arrebata con furia, tanto por la religión como por la mitología? En el Paraíso Terrenal, según la Biblia, es el fruto del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, en la mitología clásica existe el Jardín de las Hespérides con sus manzanas de oro. Una de ellas es la que debe dar Paris para consagrar a la diosa de la belleza y provocar con ello la Guerra de Troya, la mitología celta también se refiere a ella, Guillermo Tell tiene que acertar con una flecha una manzana puesta en la cabeza de su hijo para conseguir su libertad y en el cuento de Blancanieves, la malvada bruja está a punto de cometer un desaguisado al hacer comer a la protagonista una manzana envenenada. También las meigas gallegas preferían este fruto para contaminarlo y embrujar a las víctimas. ¿Será todo un reflejo del relato bíblico de la caída?
Mal de ojo
Es una creencia universal según la cual algunas personas poseen en la mirada el poder para provocar daño.
Las meigas no se sustraían a este poder, y en gallego se conoce como ollo malo, mal ollo, mal de ollo, mala ollada, vista brava, ferida de ollo, ollo feridor. Todavía se dice en la actualidad “Dios nos libre de una mala mirada”.
Y como el mal de ojo procede del Maligno, los expertos curaban con esconxuros dicho mal:
Sae demo, sae da aí
vaite aos montes altos
onde non hai can nin gatos
nin oias galos cantar
nin cans ladrar
polo poder de Deus e de la Virxe María
Sal demonio, sal de ahí,
vete a los montes altos
donde no hay perros ni gatos
ni oigas gallos cantar
ni perros ladrar
Por el poder de Dios y de la Virgen
María.
He aquí otro esconxuro:
Sal salada
que naceches na mar salada,
apartádme agora mesmo
deste corpo fora
esta mala ollada,
así sexa de trescentos días dada.
con graza de Deus
e da Virxe María
Fulano queda san e salvo,
con sorte e fortuna e alegría
Sal salada
que naciste en la mar salada
apartadme ahora mismo
de este cuerpo fuera
este mal de ojo,
así sea de trescientos días dado.
con la gracia de Dios
y de la Virgen María
Fulano queda sano y salvo
con suerte y fortuna y alegría.
El bien contraataca
Vemos pues que ante los ataques del mal, los seres humanos, y en Galicia no es ninguna excepción, se han armado desde tiempo inmemorial. Así tenemos los denominados evangelios que son unos papeles impresos que contienen algunos párrafos de los evangelios, metidos en saquitos cerrados, más o menos lujosos, según el precio que todavía se venden en algunos conventos de monjas y en los puestos de las santeras en las romerías. Se han de colocar colgados en el cuello, o cosidos a la ropa interior.
También se utiliza la cruz, el ajo, la herradura, la piedra de ara, el agua bendita, el fuego, la sal, el pan, la castaña y la navaja. Vemos pues tres grupos de defensas bien definidos: los objetos sagrados, las armas, sean fabricadas por los hombres o armas de los animales, y los elementos purificadores, en especial, el agua y el fuego.
No pretendemos caer en herejía, pero el dualismo tradicional, no solo cristiano, sino de otras religiones, se halla muy patente. Existe Dios con unas fuerzas del bien y el Demonio con unas fuerzas del mal, entre ellas las brujas, llámense en este caso meigas.
Sin embargo, no se trata de una lucha maniquea entre dos principios eternos y equipotentes. Satán, el principio del mal, en Galicia es una criatura de Dios y se halla sometido a él hasta tal punto que vox populi, aunque se rebele y pretenda conquistar adeptos, auxiliado por sus seguidoras, las meigas, es frecuentemente vencible y hasta patético, a semejanza de la representación popular de Los Pastorcillos o Els Pastorets en los que siempre triunfan estos.