Читать книгу La Argentina después de la tormenta - Francisco de Santibañes - Страница 17
El conservadurismo popular en su mejor momento
ОглавлениеEn 2019 publiqué el libro La rebelión de las naciones. Crisis del liberalismo y auge del conservadurismo popular, (2) donde argumento que gran parte de los cambios que estábamos observando en el escenario internacional se debían al surgimiento de un nuevo movimiento político: el conservadurismo popular. ¿Cómo le ha ido a este movimiento a partir de entonces?
En primer lugar, repasemos cuáles son algunas de sus principales características. Como su nombre lo indica, el conservadurismo popular continúa con la tradición conservadora, por lo cual no debe extrañarnos que algunas de sus banderas sean la defensa de la religión, la nación y el modelo tradicional de familia. Si bien los conservadores populares son capitalistas, están dispuestos a subordinar la eficiencia económica a otros objetivos, como son la estabilidad social o la seguridad nacional. Asimismo, su política exterior tiende a ser realista.
Lo que diferencia a los conservadores populares de los conservadores tradicionales es que carecen de moderación y son profundamente antielitistas. De hecho, denuncian a las clases dirigentes actuales (progresistas en lo social, liberales en lo económico y cosmopolitas en lo internacional) por haber dejado de representar los intereses y los valores de sus pueblos. Esto ha llevado a algunos de sus líderes a promover una forma de democracia más directa, alejada del modelo republicano liberal.
En dicho libro menciono la experiencia de algunos conservadores populares. Entre ellos Vladimir Putin en Rusia, Recep Erdogan en Turquía, Benjamin Netanyahu en Israel, Donald Trump en los Estados Unidos, Narindra Modi en India, Jair Bolsonaro en Brasil y los líderes de Polonia y Hungría. Incluso sostengo que Xi Xinping, líder de China, posee algunas características que lo acercan al conservadurismo popular.
Del otro lado del debate están los liberales progresistas, defensores del orden liberal que se consolidó luego de la caída del Muro de Berlín y que se sostiene sobre tres pilares: la promoción de la democracia liberal, la globalización y las instituciones internacionales. Algunos de sus representantes en aquel momento eran Emmanuel Macron, en Francia, y Justin Trudeau, en Canadá.
Repasemos lo que sucedió durante el último año donde, como anoté en el capítulo anterior, numerosos conservadores populares incrementaron su poder en las urnas. Con un 64 % de los votos, Modi logró imponerse en India por un margen más amplio que en la elección anterior, y lo hizo con un discurso aún más nacionalista. En Gran Bretaña, Boris Johnson no solo ganó la elección sino que transformó su partido, de conservador tradicional a uno conservador popular. En Brasil, Bolsonaro tiene hoy el mayor nivel de aceptación desde el inicio de su mandato. Putin logró la aprobación, con casi el 80 % de los votos, de una reforma constitucional que seguramente le permitirá ganar su reelección con comodidad. En Polonia, Andrzej Duda consiguió la reelección y en España surgió el Vox, partido que alcanzó el tercer lugar en las elecciones realizadas a fines de 2019.
El mayor golpe que ha sufrido el conservadurismo popular fue fruto de la debilidad de Trump, quien perdió la elección presidencial. Si bien esta debilidad es más un producto de su manejo de la pandemia que de sus ideas, esta derrota electoral es probable que marque un cambio de tendencia a nivel global debido a la importancia que tiene Estados Unidos.
Por otra parte, el liberalismo progresista continúa a la defensiva. Macron parece haber modificado algunas de sus posturas y se abraza a un discurso más cercano a la derecha tradicional francesa, gaullista, que al liberalismo progresista. Probablemente esto se deba a la pérdida de respaldo que su visión original sufrió luego de la aparición de los chalecos amarillos. Y, como dijimos, sería un error creer que el triunfo de Joe Biden es una clara victoria del liberalismo progresista. Como dijimos, el Partido Demócrata no solo se fue hacia la izquierda sino que los liberales progresistas han perdido influencia en la cultura de su país, cediendo espacio a una nueva generación de intelectuales que prioriza el feminismo, la lucha contra el racismo y otras causas, en lugar de defender el pluralismo y la libre discusión de ideas. Solo en el Partido Laborista en Gran Bretaña el liberalismo progresista ha podido tomar el control de la mano del moderado Keir Starmer.
En definitiva, el conservadurismo popular no solo ha logrado sobrevivir la pandemia sino que parece haber ganado fuerza. Por este motivo, resulta fundamental estudiar un fenómeno que, probablemente, también llegue a nuestro país.