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CAPÍTULO 1

ESTADO DEL ARTE DE LA QUÍNOA EN CHILE

FRANCISCO FUENTES

Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal

Pontificia Universidad Católica de Chile

INTRODUCCIÓN

La quínoa (Chenopodium quinoa Willd.), un cultivo originario de los Andes ha ganado creciente popularidad debido a su alto valor nutricional y funcional (Fuentes & Paredes-González, 2014), así como por su capacidad para producir grano y hojas en un amplio rango de condiciones medioambientales (suelos salinos, pH extremo, sequía, exceso de humedad, heladas, entre otros), convirtiéndose en un cultivo estratégico en el contexto de cambio climático (Fuentes & Bhargava, 2011; Hinojosa et al., 2018). Debido a estas características, el cultivo de la quínoa ha sido introducido en nuevas zonas fuera del área andina, especialmente en Norte América, Europa y regiones sub-tropicales de África y Asia, con buenos resultados productivos, confirmando su potencial como alimento para consumo humano (Bilalis, 2017).

En Chile, la quínoa posee un gran potencial para su expansión como cultivo y para el desarrollo de una industria de materias primas de alto valor nutritivo y altamente saludable (Fuentes et al., 2018). No obstante, a diferencia de los principales países productores del mundo, tales como Perú, Bolivia y Ecuador, se han identificado diversas brechas en el ámbito científico y tecnológico para hacer frente a los actuales niveles de productividad y calidad de producto, limitados por ejemplo por el bajo desarrollo de variedades comerciales, la poca diferenciación de su grano en el mercado nacional e internacional, la falta de desarrollo y/o adaptación de maquinarias, poca evolución de niveles y formas de asociatividad de productores y la incipiente generación de una estructura nacional de inserción de la quínoa en la alimentación del país que asegure procesos de altos estándares de calidad e inocuidad alimentaria (Fuentes et al., 2017).

El presente capítulo presenta una revisión actualizada del estado del arte de la quínoa en Chile, desde su origen e historia, macro zonas de producción y acciones estratégicas para el desarrollo de su potencial competitivo.

CLASIFICACIÓN Y ORIGEN DE LA QUÍNOA

El género Chenopodium L. posee más de 120 especies en dieciséis secciones (Aellen y Just, 1929), siendo quínoa la especie más importante desde el punto de vista económico, teniendo varias características que la hacen un cultivo potencialmente ideal. La quínoa es uno de los cultivos más antiguos del área andina de Sudamérica, con aproximadamente 7.000 años de cultivo (Jacobsen, 2003), en cuya domesticación y conservación han sido partícipes grandes culturas, tales como la tiahuanacota y la incaica (Bonifacio et al., 2001), siendo su centro de diversidad genética la zona correspondiente a la cuenca del lago Titicaca (zona andina entre Perú y Bolivia) (Ruas et al., 1999).

Con respecto a la clasificación de la quínoa, se pueden considerar dos grupos principales: uno correspondiente a las quínoas cultivadas, de semillas claras con una delgada y traslúcida testa, y un segundo grupo de quínoas silvestres con semillas oscuras y testa densa. Esta clasificación es coincidente con aquella de tipo ancestral realizada por diversas culturas de los Andes, las cuales incluyen un tipo silvestre de quínoa denominada ajara o ashpa quínoa, que morfológicamente es similar a la quínoa tradicional (Fuentes et al., 2009a). Dentro de la especie C. quinoa existe la variedad melanospermum, descrita por presentar semillas negras con márgenes semi-redondeados de amplia distribución en los Andes. Dentro de la misma clasificación existe la subespecie milleanum, caracterizada por la presencia de semillas negras de diámetro fluctuante entre 1,5-1,8 mm, teniendo su distribución principal la zona andina de Ecuador. Debido a este reconocimiento de formas silvestres de quínoa por parte de agricultores y científicos, se ha sugerido incluirlas en una posición intermedia entre la actual quínoa (C. quinoa Willd.) y algunos de sus posibles ancestros como C. berlandieri distribuida en Norte América o C. hircinum en Sudamérica (Fuentes et al., 2009b; Jarvis et al., 2017).

Figura 1.1

Distribución de los ecotipos de quínoa en los sub-centros de diversidad: A. Valles Interandinos, B. Altiplano, C. Yungas, D. Salares, y E. Costa.


Es ampliamente aceptado que estas especies comparten un acervo genético común con quínoa; a través de varios estudios se ha señalado que es probable que ellas fueran cultivadas independientemente (Heiser y Nelson, 1979). Cuando la investigación genética en quínoa se inició sistemáticamente desde fines de la década de los setenta, se creyó ampliamente que la quínoa se había originado en Sudamérica a partir de descendientes diploides de especies de Chenopodium del altiplano como C. pallidicaule (cañahua cultivada), C. petiolare Kunth, y C. carnasolum Moq., y malezas tetraploides sudamericanas como C. hircinum Schard., o C. quinoa var. melanospermum (Mujica y Jacobsen, 2000). Una hipótesis alternativa, propuesta originalmente por Wilson y Heiser (1979), es que la quínoa descendió a partir de tetraploides de C. berlandieri en Norte América. El paradigma prevalente es que si C. quinoa proviene a partir de tetraploides tempranos de C. berlandieri, más probablemente de C. berlandieri var zschackei, teniendo en consideración que los tetraploides mexicanos domesticados son descendientes de C. berlandieri var. sinuatum. Esta idea ha sido respaldada por varios estudios de tipo morfológico, cruzamientos experimentales, isoenzimas y análisis genéticos (Heiser y Nelson 1974; Wilson y Heiser 1979; Maughan et al., 2006). Si esta hipótesis fuera correcta, esto podría indicar que el origen tetraploide de C. quinoa está en Norte América, a partir de un ancestro similar a C. berlandieri var zschackei. Es probable que posteriormente se desplazara a la parte sur del continente, ayudada de la migración humana o por migraciones de aves como una maleza, probablemente C. hircinum, donde fue después domesticada como C. quinoa (Fuentes et al., 2009b).

La morfología variada que presenta la quínoa en las principales áreas de cultivo, ha significado que los agricultores andinos hayan aprovechado sus formas para hacer uso de ella como alimento. Por ejemplo, en los campos de cultivo se puede observar una amplia variedad de colores en plantas y semillas, o diferencias en los tipos de ramificación y/o arquitectura general de plantas. Al mismo tiempo se puede observar una variada productividad de grano asociada a estas formas (Fuentes et al., 2009a). Debido a la existencia de adaptaciones particulares de la quínoa a ciertas zonas geográficas a lo largo de los Andes, es que se reconocen cinco ecotipos asociados a sub-centros de diversidad (Figura 1.1). Estos corresponden a: (i) quínoa de los valles interandinos (en Colombia, Ecuador y Perú), (ii) quínoa del altiplano (en Perú y Bolivia), (iii) quínoa de las Yungas (en Bolivia), (iv) quínoa de los salares (Bolivia, Chile y Argentina), y (v) quínoa de la costa o de nivel del mar (en Chile) (Fuentes et al., 2017).

La historia natural y política sugiere que la diversidad genética de la quínoa podría haber pasado al menos por cuatro eventos genéticos de “cuello de botella”, los cuales han resultado en una pérdida de diversidad genética. El “primero”, y potencialmente el más severo de los cuellos de botella pudo haber ocurrido cuando los dos ancestros diploides de la quínoa tuvieron sus hibridizaciones, asumiendo: 1) que las posteriores progenies resultaron a partir de especies alotetrapoides aisladas con capacidad reproductiva (probablemente C. berlandieri, Wilson 1980); y 2) que este evento ocurrió solo una vez, significando que las especies del complejo tetraploides del Nuevo Mundo tuvieron un origen piramidal (monofilético).

El “segundo” cuello de botella putativo, pudo haber ocurrido cuando la quínoa fue domesticada a partir de sus ancestros tetraploides silvestres; sin embargo, esta constricción genética pudo no ser del todo muy significativa, dada la capacidad de quínoa para tener cruzamientos con otras especies tetraploides (Wilson y Manhart, 1993), y de hecho este evento simpátrico posee múltiples formas tetraploides de C. hircinum y/o C. quinoa var. melanospermum (Mujica y Jacobsen, 2006). La significancia de este segundo cuello de botella es directamente dependiente sobre el primero, del cual a partir de la monofilogenia del complejo tetraploide, implica la presencia de una diversidad genética relativamente pequeña para intercambiar en sus cruzas compatibles con parientes silvestres. Otra posibilidad, que recientemente se informa a través de estudios de diversidad genética usando marcadores de ADN, es que la quínoa fue domesticada dos veces: una en las alturas de los Andes y una segunda vez en tierras bajas de Chile (Christensen et al., 2007; Fuentes et al., 2009b; Jarvis et al., 2017).

El “tercero”, considerado un cuello de botella de tipo político, pasó hace más de 400 años atrás, desde el período de la Conquista hasta la década de los ochenta, período durante el cual la quínoa fue marginada de los procesos productivos debido a su importancia en la sociedad y por considerarse sagrado en la creencia religiosa de los indígenas (Ruas et al. 1999). Así, su cultivo se conservó solo en lugares donde no se intervino con programas de modernización agrícola, siendo particularmente conservado por mujeres campesinas e indígenas. Existe abundante evidencia de que la quínoa en tiempos de la Conquista estuvo relegada a tierras marginales (salinas y/o de secano) (Risi y Galwey 1984).

Actualmente el fenómeno de migración de la población desde las zonas rurales de los Andes hacia centros urbanos, está exponiendo a la quínoa a un “cuarto” evento de cuello de botella, con una consistente pérdida de su diversidad, debido a la pérdida de la tradición de su cultivo (Fuentes et al., 2012; Martínez et al., 2015).

HISTORIA DE LA QUÍNOA EN CHILE

La historia de la quínoa en Chile ha evolucionado en conjunto con antiguas culturas a lo largo del territorio nacional, a través de continuos ciclos de cultivo e intercambio de semillas (Fuentes et al., 2009a). Ejemplo de estas culturas en el extremo norte del país son: aymaras, quechuas, atacameños, coyas y diaguitas; en la zona centro: picunches y pehuenches y; en el sur: mapuches y huilliches, quienes seleccionaron la quínoa a través de su adaptación a los más contrastantes y amplios gradientes agroecológicos (Fuentes et al., 2012).

Diversos documentos históricos relatan la presencia de la quínoa en territorio chileno, desde la zona norte hasta los valles y montañas del sur. Este paisaje agrícola fue tempranamente descrito por Pedro de Valdivia al Rey Carlos V en el siglo XVI: “…esta tierra es prospera de ganado como el Perú... abidosa de todo los mantenimientos que siembran los indígenas para su sustentación, así como maíz, papas, quínoa, madi, ají, frijoles...”. Más al sur, Miguel de Goizueta en 1558, escribano de la expedición al archipiélago de Chiloé de Francisco Cortés Ojea y Juan Fernández Ladrillero describió: “… hablaba el capitán con los indios é decía que le entendían bien que parecía lengua de Mapocho (…) Los Indios andaban gordos é bien vestidos (…) De esta provincia de Ancud hay grandísima fama de su fertilidad de mucha comida de maíz crecido é gran mazorca, papas y quinua; es una tierra baja, sin monte, é de casas grandes, de á cuatro y seis puertas (…)”.

Dentro de las crónicas escritas, Juan Ignacio Molina (1810) detalla su sistema de producción, haciendo referencia especial a la variedad del sur llamada “Dahue”, la cual “produce hojas cenicientas y semillas blancas. Con las semillas negras hacen una bebida estomacal agradable y con las blancas, que al cocerlas se distienden a guisa de un pequeño gusano, preparan una sabrosa sopa; comen aún las hojas, cocidas como las de las espinacas. Cerca de tres meses antes de sembrarla, conducen allí para dormir sus ganados, cambiándoles de sitio cada tres noches, cuando el campo está bien estercolado, siembran, el grano sobre la yerba y sobre el estiércol”. Posteriormente el botánico francés Claudio Gay, en sus expediciones en Chile durante el siglo XIX describe a la quínoa como: “…planta originaria de América y cultivada desde mucho tiempo en Chile. Los españoles la encontraron en todas partes desde Copiapó hasta la Isla de Chiloé en donde los habitantes la cultivaban asociada al maíz y las papas...”.

A mediados del siglo XX el cultivo de la quínoa estaba casi desapareciendo según descripciones realizadas por Looser (1943). Sin embargo, debido a la persistencia de los campesinos aún se le cultiva en la zona andina, en el extremo norte del país en la frontera con Perú y Bolivia (Lanino, 1976), así como en la zona central al sur de Santiago, a nivel del mar en Concepción y en la Araucanía, donde la población mapuche le denomina quinhua o kinwa (Junge, 1978).

MACRO ZONAS DE PRODUCCIÓN DE QUÍNOA EN CHILE

La producción de la quínoa en Chile se puede dividir en tres macro zonas productivas, las cuales se relacionan consistentemente con factores de clima y suelo, de uso de la diversidad genética presente y de sistemas de producción agrícolas propios de cada zona (Fuentes et al., 2012).

En la macro zona norte la quínoa es producida en las regiones de Tarapacá, Antofagasta y Atacama. Los genotipos del ecotipo de salares son tradicionalmente cultivados por comunidades indígenas del altiplano chileno, en suelos salinos, altitud variable entre 3.000 – 4.000 metros sobre el nivel del mar y pluviometría fluctuante entre 100 – 200 mm/año entre los meses de diciembre a febrero (Fuentes et al. 2012).

Por su parte, en la macro zona centro y sur de Chile (regiones políticas de Coquimbo al Maule y desde el Biobío a Los Lagos, respectivamente), se cultiva la quínoa correspondiente al ecotipo de la costa. Su cultivo se caracteriza por desarrollarse a altitudes variables entre los cero a los 800 metros sobre el nivel del mar, bajo condiciones de secano (Madrid et al., 2018). Una notable diferencia existente en su cultivo, respecto de la condición de secano de la quínoa de salares en el norte de Chile, es que la época de lluvias en la zona centro y sur del país se concentra durante el período invernal. De acuerdo a la zona geográfica comprendida entre la región del Libertador Bernardo O’Higgins y la región de Los Ríos y de Los Lagos, se contabilizan de 500 a 1.900 milímetros por año (Fuentes et al., 2017).

La diferencia más relevante entre la quínoa altiplánica (ecotipo de salares) y la kinwa o dawe en lengua mapuche (ecotipo de la costa), es que esta última se produce en zonas con mayores precipitaciones y menores alturas sobre el nivel del mar. Esto genera varias diferencias con respecto a la quínoa de la macro zona norte, principalmente relacionadas a su adaptación medioambiental como cultivo en condiciones de secano, tipo de grano (color, tamaño), productividad superior y fotoperíodo (Figura 1.2). Estas diferencias también se vinculan con un manejo diferencial respecto al manejo de la densidad del cultivo y a la profundidad de siembra por la escasa fertilidad y humedad. Así, en el sur la quínoa se siembra al voleo, de forma superficial con alta densidad. Según la duración de su cultivo, la quínoa en la macro zona sur es posible clasificarla como precoces, en relación al tipo de quínoa de la macro zona norte, fluctuando entre 68 y 80 días entre la siembra y la floración (130-150 hasta la cosecha). De manera muy particular, la quínoa cultivada en la macro zona sur, ha llegado a registrar rendimientos potenciales de 6.500 kilos por hectárea en condiciones de huertos y con aporte de fertilización orgánica, lo cual contrasta con las condiciones de cultivo de la quínoa en la macro zona norte y centro, los cuales alcanzan entre 500 a 1.500 kilos por hectárea (Fuentes et al., 2017).

Según evaluación censal realizada en el marco del estudio “Potencial competitivo de la quínoa chilena” en el país se estima una producción de 620 toneladas de quínoa durante la temporada agrícola 2015-2016, las cuales fueron cultivadas en una superficie aproximada de 706 hectáreas y un rendimiento promedio de 1,0 ton/ha (Fuentes et al., 2017). En este contexto la principal zona productora es la región de O’Higgins con el 53% de la superficie nacional. Según cifras del último Censo Agropecuario realizado el año 2007, esta situación presentaba un escenario diametralmente opuesto, así por ejemplo se registró una superficie nacional de 1.470 hectáreas, concentradas mayoritariamente en la región de Tarapacá (~95%) y un rendimiento promedio de 0,6 ton/ha (INE, 2007. VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal).

A continuación se hace una revisión de la situación productiva por región de acuerdo a las principales macro zonas descritas.

Macro zona norte

La producción de quínoa en la zona norte del país se encuentra en su mayoría en las localidades de la comuna de Colchane, en el pueblo de Cancosa en la comuna de Pica y una minoría en la localidad de Socaire de la comuna de San Pedro de Atacama. La comuna de Colchane tiene la superficie más importante de la macro zona norte al representar cerca del 90% de ella. Colchane en el altiplano chileno es una de las ocho comunas rurales de la región de Tarapacá, ubicada a 262 kilómetros de distancia de la ciudad costera y capital regional, Iquique. Un 99% de su población (1.649 personas) es de origen indígena, principalmente aymara; están organizados en comunidades de vecinos (ayllus), lo que explica la presencia ancestral y el mantenimiento de la quínoa como cultivo principal y de la papa en segundo lugar (Fuentes et al., 2017). Una de las prácticas más comunes es la utilización de una gran diversidad de genotipos de quínoa (ecotipo de salares) según la exposición relativa de las parcelas al frío y a las heladas (de preferencia de tipo roja o rosada). Estos tipos de quínoas se diferencian por sus colores de granos, en primer lugar; adicionalmente existe también una segunda clasificación por tamaños de las plantas y de las panojas (Figura 1.3). Así, las más comunes son los tipos: rojo (lirio en la lengua aymara), rosado (canche), blanco (janku), amarillo (churi), café (chullpe), rojo oscuro (pandela) y naranja (pera) (Fuentes et al., 2012; Bazile et al., 2014). Diversas variedades tradicionales de quínoa en la zona norte del país se encuentran estrechamente emparentados con variedades del ecotipo de salares de quínoa de Bolivia, donde no existe frontera natural entre ambos países (Fuentes et al., 2009b).

Figura 1.2

Diferencias morfológicas entre quínoas de salares, cultivadas en la macro zona norte, y quínoas de la costa, cultivadas en la macro zona centro y sur del país (Fotografías gentileza I. von Baer y P. Olguín).


Figura 1.3

Cultivo de quínoa en la comuna de Colchane, región de Tarapacá.


En la región de Antofagasta, la quínoa se concentra en el territorio de la comuna de San Pedro de Atacama, específicamente en las localidades de Socaire, Río Grande, Camar y Talabre, cuyos agricultores son de origen atacameño. Su cultivo en esta área es menor, donde es sembrado aproximadamente por unos 30 (de 200) agricultores pertenecientes al Consejo de Pueblos Atacameños, Lickanantay, cuya misión es la autogestión del desarrollo local, participación en temas ambientales y productivos.

Por otra parte, en la región de Atacama se han ejecutado recientemente diferentes iniciativas con el objetivo de seleccionar genotipos adaptados de quínoa para su establecimiento en ensayos agronómicos y condiciones de restricción hídrica controlada, y generar recomendaciones de manejo agronómico; caracterizar los genotipos según adaptabilidad y rendimiento de grano en respuesta a fertilidad y tasas de riego, considerando parámetros productivos y rentabilidad de agua; diferenciando genotipos de acuerdo a atributos funcionales y con ello sentar las bases para su potencial uso en la industria alimentaria; y transferir tecnologías que permitan difundir los avances, potencial y resultados obtenidos mediante actividades en terreno con productores e interesados (Fuentes et al., 2017).

Macro zona centro

La región de Coquimbo presenta un clima mediterráneo-desértico y semi-desértico, con una marcada estacionalidad, con precipitaciones que se producen en invierno, presentando ocho a diez meses secos por año. Se considera que el cultivo de la quínoa desapareció muy temprano al momento de la conquista española, siendo su reintroducción en la zona más o menos reciente, a través de diversos esfuerzos desarrollados básicamente desde la comunidad científica (Martínez et al., 2015). Este esfuerzo de reintroducción de la quínoa en la zona ha significado la adopción de su cultivo por parte de agricultores locales, básicamente a través de emprendimientos individuales, los cuales han permitido la especialización en su producción y la adquisición de maquinarias para cosecha y procesamiento de su grano.

Las principales zonas de cultivo en la región están en las localidades de Salamanca, Combarbalá, Huentelauquén, Río Hurtado, Montepatria y Los Vilos; así como cultivos experimentales en las localidades de Vicuña, Coquimbo y Pan de Azúcar. Es importante destacar que esta zona de cultivo es considerada la zona límite de adaptación a la sensibilidad de fotoperíodo de la quínoa, donde genotipos del norte de Chile aún son capaces de desarrollarse completamente y producir grano. No obstante, los genotipos predominantes en el área son originarios de la zona del secano costero de la región de O’Higgins (Fuentes et al., 2017).

La región de Valparaíso es considerada una zona emergente para el cultivo de la quínoa. La creación de una red de pequeños productores de quínoa en la provincia de Petorca, ha permitido la producción de quínoa como una posibilidad de reconversión y desarrollo de un nuevo rubro agrícola en la provincia, abarcando diferentes localidades, tales como La Ligua, Papudo, La Higuera, Longotoma, Retamillas, Casablanca y Llolleo. El material genético introducido en estas nuevas experiencias en la región de Valparaíso corresponde al de la zona del secano costero de la región de O’Higgins (Fuentes et al., 2017).

La región Metropolitana representa una nueva zona de cultivo de la quínoa. El desarrollo de la quínoa en la zona es muy incipiente con reducidas superficies en el sector de Colina y como cultivo experimental realizado en la localidad de Pirque. Los genotipos utilizados en la zona son provenientes del área del secano costero de la región de O’Higgins y en ensayos experimentales, genotipos representativos de la región de O’Higgins hasta la región de Los Lagos (Fuentes et al., 2017).

La quínoa en el área del secano costero de la región de O’Higgins es una de las más tradicionales en la macro zona centro. La quínoa en esta zona ha sido mantenida en cultivo como parte de una larga tradición agrícola compartida con el cultivo de trigo, papa y leguminosas. Las principales áreas del cultivo en la región son las comunas de Pichilemu, Pumanque, Paredones, San Fernando, Marchigüe y Lolol. En la zona los agricultores identifican solo un tipo de quínoa, la “blanca”. No obstante, también se señalan distintos sinónimos para el mismo tipo, tales como la “dorada” y “amarilla”. Así, la percepción que tienen agricultores sobre el cultivo de quínoa es la de ser una única semilla, pero con nombres distintos dependiendo de la localidad. El resultado de diversos estudios ha identificado una gran diversidad genética en los genotipos usados en campo, correspondiendo incluso a más de un color típicamente utilizado en la zona, así como a la presencia de diversos grados de precocidad (Figura 1.4) (Madrid et al., 2018).

Figura 1.4

Cultivo de quínoa en la comuna de Paredones, región de O’Higgins (Fotografía gentileza P. Olguín).


El cultivo de la quínoa en la región del Maule ha surgido recientemente como una alternativa a la producción tradicional de cereales. A partir de iniciativas desarrolladas por particulares se han realizado pruebas de genotipos para la producción de quínoa orgánica y algunas pruebas pilotos de presentación de este alimento al mercado internacional. Los genotipos utilizados provienen de la zona del secano costero de las regiones de O’Higgins y de La Araucanía (Fuentes et al., 2017).

Macro zona sur

El cultivo de la quínoa en la región del Ñuble se caracteriza por ser muy reducido en superficie con proyección de aumento por diversas iniciativas de empresas locales, distribuidas principalmente en las zonas de las comunas de Bulnes, San Carlos y Chillán.

Un reconocimiento especial en la región del Biobío es al genotipo “Faro”, el cual fue obtenido en el Fundo El Faro, comuna El Carmen, por investigadores de la Universidad de Concepción. El cultivo del genotipo Faro ha sido ampliamente reportado en diversos estudios, destacando su capacidad productora de granos, amplia adaptación agroclimática, e interesantes atributos nutricionales, tanto de semillas como de hojas. Este genotipo incluso es comercializado por empresas orgánicas productoras de semillas en Estados Unidos (Fuentes et al., 2017).

La región de La Araucanía (37-39° S) representa la zona más importante de cultivo de la quínoa, el cual es desarrollado por comunidades mapuches y empresas locales. El cultivo de la quínoa en la zona se destina principalmente al autoconsumo familiar a través de preparaciones tradicionales, así como para conservar semillas, una tradición familiar mantenida a través de muchas generaciones (Figura 1.5) (Fuentes et al., 2017).

En la región de La Araucanía, la empresa de semillas Baer ha conducido desde la década de los setenta, los primeros trabajos en mejoramiento genético y producción de semillas de quínoa a gran escala, lo que a la fecha ha significado la generación de la única variedad comercial de quínoa registrada en Chile: “Regalona”. La generación de esta única variedad marca una importante diferencia en la producción de quínoa a gran escala, dado el nivel de adaptabilidad que posee en la zona, el alto potencial de rendimiento y calidad de grano, así como la uniformidad de su cultivo. Todas estas características facilitan la mecanización de las labores de cultivo desde la siembra hasta la cosecha (Fuentes et al., 2017).

Figura 1.5

Cultivo de quínoa en comuna de Villarrica, región de La Araucanía.


En la región de Los Lagos, la quínoa chilota se encuentra en una situación de desconocimiento no solo a nivel nacional, sino que también en la misma isla. Su escenario actual es la de un cultivo desarrollado solo por unos pocos productores, en su mayoría mujeres, que están conservando un recurso genético único con gran potencial alimentario, de alto valor biológico, social y cultural, siendo considerada así como la quínoa más austral del planeta (Figura 1.6). La condición insular de Chiloé provee características culturales y ecológicas únicas asociadas al cultivo de la quínoa. Ello ha sido reconocido por la declaración de Chiloé como un sitio agrícola de interés mundial, incorporándolo en los Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), para la promoción de líneas de acción dirigidas a mantener y acrecentar la singular condición social, agrícola y de biodiversidad de la isla, al mismo tiempo de propiciar el desarrollo socioeconómico (Fuentes et al., 2017).

Figura 1.6

Cultivo de quínoa en comuna de Ancud, región de Los Lagos.


ACCIONES ESTRATÉGICAS PARA EL DESARROLLO COMPETITIVO DE LA QUÍNOA EN CHILE

El interés de la comunidad mundial por las propiedades nutricionales de la quínoa y de los derivados que se pueden generar a partir de su grano, ha llevado a un notable aumento en la superficie destinada a su cultivo en respuesta a la creciente demanda de su grano durante los últimos cinco años, estimándose que el 80% de la producción mundial estaría concentrada en Perú, Bolivia y Ecuador (Fuentes et al., 2017).

Actualmente, Chile es un país importador neto de quínoa, lo cual deja de manifiesto que el crecimiento acelerado en su consumo a nivel nacional aún no se complementa con un aumento en la producción. Las estadísticas nacionales demuestran que las importaciones de quínoa por parte de Chile, han pasado de 1,5 toneladas en el año 1998 a las 271 toneladas, en el año 2012, llegando para el año 2016 a 1.128 toneladas. La quínoa importada por nuestro país proviene principalmente de Perú (87% del total importado en 2016). Así, Perú lidera las exportaciones hacia Chile desde el año 2014, superando a Bolivia, quien había sido el principal origen, con un 64% del total importado en 2012 y 60% hasta noviembre de 2013 (Fuentes et al., 2017).

En base a información recopilada en el marco del estudio “Potencial competitivo de la quínoa chilena”, se ha calculado un consumo aparente1 anual de 0,018 kg por persona (en base a balanza comercial); y un consumo real2 anual de 0,022 kg por persona (en base a encuestas de consumo). Estos valores se sitúan lejos de las cifras de consumo exhibido por cereales (sustitutos directos del grano de quínoa), así como de la misma quínoa en los principales países productores, como Bolivia. De acuerdo a información reportada por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras y el Instituto Nacional de Estadísticas boliviano, el consumo per cápita durante el período 2000-2006 se situó en 0,33 kg por habitante al año, aumentando exponencialmente hacia el 2014, año en que llegó a 2,37 kg por habitante; seguido por Perú con 1,15 kg por habitante. Fuera del área andina el consumo de quínoa para el mismo período alcanzó en Holanda, Francia, Estados Unidos y Alemania, cifras de 0,13; 0,04; 0,03 y 0,02, respectivamente (FAO-ALADI, 2014).

Las principales conclusiones relativas al consumo de la quínoa en Chile basado en estudio “Potencial competitivo de la quínoa chilena”, destacan:

Se observa una relación entre la distribución de la superficie de cultivo de este alimento en Chile y la distribución porcentual de su consumo representado por el origen geográfico de los encuestados, lo cual da cuenta de un factor promotor de la producción local de quínoa en el consumo.

En base a la información de encuestas realizadas a consumidores, se observa un reducido consumo a través de productos elaborados, lo cual plantea el desafío de generar instancias de diferenciación de la producción primaria de quínoa en el país.

Existe la necesidad urgente por parte de los consumidores habituales de quínoa de acceder a un menor precio en el mercado nacional.

Considerando el valor de mercado en los principales centros de compra de este producto (supermercados, tostadurías y ferias) y los costos de producción de quínoa limpia a nivel nacional, se sugiere la necesidad de desarrollar un mercado efectivo basado en una estrategia de comercio justo.

A partir de la información de los lugares en donde los consumidores compran quínoa en el país, se recomienda el fortalecimiento de la comercialización basada en circuitos de proximidad o circuitos cortos, de manera de favorecer la venta directa de este alimento o a través de un solo intermediario.

El mercado en tostadurías y ferias representa un equivalente al poder de compra en supermercados en el país, siendo un referente importante para la oferta de quínoa nacional, si se considera que la oferta en redes de supermercados se basa en producto extranjero.

Se requiere del desarrollo de una estrategia de valorización y diferenciación de los distintos tipos de quínoa presentes en Chile para lograr la diferenciación comercial de la producción nacional.

A partir de los resultados del estudio se recomienda considerar en futuras estrategias de promoción de consumo de este alimento, factores de distribución etaria, género, difusión de información nutricional, tipos de quínoa presentes en Chile, desarrollo de sus normas de calidad, apoyo a la determinación de estructura de costos de la producción, desarrollo de circuitos cortos de comercialización, información de puntos de venta y precio para consumidores y finalmente el desarrollo y difusión de nuevas preparaciones y productos elaborados.

Por otra parte, diferentes acciones estratégicas para el desarrollo competitivo de la quínoa chilena han sido propuestas en base al análisis de oportunidades, así como de los potenciales mercados objetivos identificados para avanzar en la definición de una declaración estratégica. A continuación se destacan algunas de estas acciones con el objetivo de lograr los resultados esperados en el marco de una estrategia de mediano y largo plazo, considerando dimensiones en el ámbito social, tecnológico, medioambiental, económico, político y social:

Ámbito social

• Establecer un programa de subsidios enfocados en desarrollar tecnologías de producción.

• Generar alternativas de uso y diversificación de la quínoa con el propósito de desarrollar una gama de productos diversos y de mayor valor agregado, aumentando las posibilidades de captura de valor para pequeños y medianos productores.

• Fomentar y potenciar el desarrollo de cooperativas campesinas y entregar beneficios al cultivo y protección de la quínoa.

• Invitar a los centros de conocimiento (centros de investigación, universidades y centros de formación técnica) a desarrollar y transferir conocimiento sobre la producción de la quínoa a los productores.

Ámbito tecnología

• Elaborar programas de desarrollo e innovación en producto y proceso de toda la cadena de valor asociada a la quínoa con el propósito tanto de diversificar, como de sofisticar su propuesta de valor.

• Fortalecer y fomentar la producción de quínoa chilena con el propósito de establecer una base de producción robusta, regular y confiable.

• Abrir canales de programas específicos para la investigación y desarrollo.

• Generar planes de asistencia técnica para el desarrollo de equipos mecánicos de apoyo a la cosecha, poscosecha y limpieza de la quínoa.

Ámbito medio ambiente

• Desarrollar un catastro de potenciales terrenos productivos disponibles para el cultivo de la quínoa, de manera de determinar el potencial real de su expansión en el país.

Ámbito económico

• Generar un programa de asistencia técnica a agricultores de la quínoa con cobertura nacional.

• Generar estrategias de comercio justo.

• Generar información para el mercado, indicando la cadena de producción y comercialización de la quínoa.

• Generar información relacionada a metodologías de costeo y determinación de precios.

Ámbito político y legal

• Invitación a escuelas de Ciencias Políticas y Desarrollo de Políticas Públicas a explorar el desarrollo de políticas de fomento y apoyo a la producción de la quínoa.

• Convocar a entidades gubernamentales y no gubernamentales para una mesa de trabajo para posicionar a la quínoa chilena en el mundo.

• Generar un programa de certificación de origen y calidad.

• Conformación de organizaciones de productores de quínoa con apoyo de organismos nacionales e internacionales (ejemplo: FAO) para fortalecer la economía circular y el comercio justo.

CONSIDERACIONES FINALES

En la última década, se ha manifestado un creciente interés de la industria de alimentos por incorporar materias primas de alto valor nutritivo y altamente saludable. A este hecho se suma la gran aceptación y expansión de la producción y mercado de exportación de la quínoa (Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, principalmente) como consecuencia de un incremento de su uso dentro del consumo global de granos y granos procesados, mercados que han comenzado a ser cada vez más exigentes en calidad y homogeneidad.

Si se considera que el cultivo de la quínoa posee bajos requerimientos hídricos, resulta de gran interés el fomento al desarrollo de producción de materias primas de quínoa en base a sus hojas y semillas, que sea de alta calidad nutricional y con un contenido mejorado de compuestos funcionales en las diferentes macro zonas de producción, para su uso en la industria de alimentos funcionales y/o productos nutracéuticos.

En este contexto, las futuras acciones en el rubro de la quínoa deberían considerar la creación de un “Consorcio de desarrollo tecnológico de la quínoa”, con el objetivo de fortalecer el desarrollo tecnológico, económico y productivo del sector, y de esta forma impactar en el mejoramiento de la competitividad y la generación de nuevas oportunidades de negocios, basados en la creación, transferencia y comercialización de conocimiento aplicado en el rubro de la quínoa. Este Consorcio, debería a la vez estar fundamentado por al menos tres pilares esenciales asociados: (1) Desarrollo de conocimiento científico de alto nivel para el mejoramiento de la producción de materias primas, subproductos y derivados de hojas/semillas de quínoa; (2) Desarrollo y/o adquisición de equipos y maquinaria especializada, enfocada a resolver la gran variedad de desafíos de eficiencia en los procesos de producción en campo y a lo largo de toda la cadena de valor de la quínoa; y (3) Generación de capital humano avanzado para la transferencia de conocimientos hacia agricultores con el objetivo de mejorar la productividad y los procesos de innovación, conservando al mismo tiempo el patrimonio genético y cultural asociado a la producción de quínoa en las diversas áreas agroecológicas del país.

REFERENCIAS

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1 Consumo aparente = (Vol. Importado 2015 – Vol. Exportado) / Población nacional - http://bit.ly/2b96WWJ

2 Estudio FIA “Potencial competitivo de la quínoa chilena” (estudio dirigido de consumo en la ciudad de Santiago).

La quínoa chilota

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