Читать книгу Guasanas - Francisco Javier Madrigal Toribio - Страница 6

Preámbulo

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La guasana es el garbanzo verde, W aún en su cápsula; asada o cocida con sal, es un manjar campesino de gusto breve pero intenso, con sabor un poco a tierra, un poco a yerba, un poco a monte. Para comer guasanas hay que hacerlo sin prisa: tomarlas una a una con los dedos, clavarles la uña para romper la cascarilla húmeda y sacar la perla verde, que se disfruta lenta y distraídamente, como quien no quiere la cosa. En este retardar el deleite, estriba en gran parte el placer de comer guasanas.

Claro que si se tienen diez años y está uno bajo un viejo tejabán de rancho, oyendo caer la lluvia sobre las tejas, tirado de panza sobre el montón de ropa lavada que la abuela se dispone a planchar, ese placer es mayor. Ora que, si por ahí, en un rincón se encuentra el abuelo sentado en una silla chaparra desgranando maíz, y si la abuela en un momento dado le lanza el reto de entablar un mano a mano de contar cuentos y el abuelo está de humor para aceptar el desafío, el deleite ya no tendrá límites. Uno sabe que pasarán horas enfrascados en aquel encuentro en el que desfilarán sabrosamente decenas de historias; unas, a todas luces inventadas, alternando con los temas tradicionales mil veces escuchados y mil veces recreados; pero eso es lo que menos importa, porque no es un duelo de inventiva ni de buena memoria; es un duelo de ingenio en la palabra. V En este encuentro el elemento a juzgar no será el tema, sino el lenguaje. Un lenguaje ocurrente y mañoso, plagado de disparates e incongruencias, pero sobre todo de humor. Un humor al más puro estilo cuenta-cuentero campesino.

Y para uno quedarán ya eternamente ligados guasanas y relatos, no solamente por asociación de deleites, sino porque, con el tiempo, uno reconoce los mismos ingredientes en unas y otros: brevedad, sencillez en el sabor y, sobre todo, mucha sal.

Vaya pues este librito, Guasanas. Fabulario de la abuela, como un sucedáneo dedicado a los actuales gustadores de guasanas de cualquier edad, que no tienen a la mano un cuentero que les complemente el ritual.

En cuanto a los ingredientes, garantizo brevedad y sencillez. Si contienen sal, un poco de sabor a tierra y un poco de sabor a monte, sólo el lector lo podrá decir.

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En plenas aguas del noventa y siete.

Guasanas

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