Читать книгу CFT 05 - Doctrinas de la Gracia - Francisco Lacueva Lafarga - Страница 8
ОглавлениеLECCION 1.ª
EXISTENCIA DE UN ORDEN DE LA SALVACION
1. El hilo de oro de la Teología
El Dr. E.F. Kevan1 llama a la doctrina de la gracia “el hilo de oro que enhebra todas las ramas de la Dogmática.” En efecto, esta doctrina conecta con la doctrina fundamental de la Revelación, la cual es ya una gracia en sí misma; con la doctrina de un Dios en tres Personas, ya que nos muestra al Padre que ama, al Hijo que redime y al Espíritu Santo que vivifica; con la doctrina del hombre caído, pues es precisamente la miseria del hombre la que sirve de trasfondo a su profunda necesidad de la gracia (Rom. 3:23) y a su total incapacidad para salvarse; con la Cristología, ya que todo en Jesucristo, su persona y su obra, es la gran expresión de la gracia; con la doctrina sobre la Iglesia, puesto que ésta es el resultado de la gracia y el “pléroma” o plenitud de Cristo, donde éste actúa como agencia de salvación en que se encuentran los medios de gracia; finalmente, con la Escatología, pues ésta es la consumación de la gracia, la glorificación de los favorecidos con la gracia, y el triunfo del Redentor para honor y alabanza del Dios que es Amor completamente gratuito2.
2. El orden de la salvación en la eternidad
Se llama “orden de la salvación” al proceso por el que la salvación obtenida por Jesucristo se aplica o administra a las personas que son salvas.
Aunque hayamos de retrotraernos al pacto eterno que la Trinidad Divina estableció para la salvación del hombre caído, siempre es bueno tener en cuenta lo que esto comporta para entender mejor el plan de nuestra salvación. Varios son los lugares que implican la existencia de tal convenio entre las personas divinas:
A)Hebr. 10:5-7, citando el Salmo 40:7-9, nos muestra al Padre encomendando al Hijo una tarea redentora, sacrificial, que comportará una victoria y una realeza (V. Sal. 2; Hech. 13:33; 1.ª Cor. 15:24-28; Hebr. 1:5; 5:5, a la luz de Lc. 22:29, donde es notable el verbo “diatíthemi”, de donde viene “diathéke” = pacto).
B)Jesucristo aparece, especialmente en Juan, como el Enviado del Padre, cuya voluntad y cuya obra está totalmente entregado a realizar, hasta hacer de ella su alimento (V. Jn. 4:34; 5:30,43; 6:38-39; 10:18; 17:4).
C)Is. 53:10-12 y Ef. 4:8-10 nos informan de la batalla y de la victoria, así como del botín que el Padre ha puesto en manos de Cristo (V. Jn. 6:37-44; 10:28-30; 17:6-12), hasta hacerlo Cabeza de los redimidos (Rom. 5:12ss.; 1.ª Cor. 15:22; etc.).
D)Mientras que el Verbo, en su humanidad, es la revelación del amor de Dios y nuestro sustituto en la obra de la reconciliación (Jn. 1:14,18; 14:9; 2.ª Cor. 5:21), el Espíritu es el gran “Don” por el que se derrama en nosotros el Amor y se hace exégesis fervorosa el recuerdo del Verbo Encarnado (V. Rom. 5:5; Jn. 14:26).
3. El orden de la salvación en el tiempo
Del pacto de la redención establecido entre las personas de la Trinidad y encaminado a la salvación de los hombres perdidos, fluye el pacto de gracia que muestra la actitud de Dios hacia el pecador mediante la obra de Cristo. Aunque, como en todo pacto, hay dos partes, sin embargo en éste toda la iniciativa surge de Dios: Dios establece el decreto; Dios provee el medio de rescate (la Cruz); Dios suministra el Espíritu vivificante, la fe justificante, el arrepentimiento transformante y la perseverancia del creyente. Toda la base o fundación del pacto está en Dios, pues de El recibe el pacto su firmeza y seguridad, mientras que el hombre, incapaz de aportar por sí mismo ninguna contribución, se limita a extender la mano de la fe y a recibir el don de Dios.
El Mediador de este pacto, como se nos describe en Hebreos con todo lujo de detalles, es Jesucristo: de parte de Dios, El lleva al hombre la salvación mediante el sacrificio de Sí mismo; de parte del hombre, ofrece a Dios —hecho El mismo “pecado”— lo que el hombre pecador debería hacer por Dios si pudiese: expiar sus pecados en la Cruz.
Así, el pacto que es absoluto e incondicional en la voluntad de Dios de salvar a los hombres perdidos, queda de algún modo condicionado: A) por la obra de Cristo, que ha de proveer el pago del rescate; B) por la fe del hombre pecador, que es como la mano con que se apropia los beneficios del pacto. Sin embargo, ninguno de estos dos elementos arrebata al Padre la iniciativa de la salvación. No el 1.º, porque, en realidad, no es Jesucristo el que se lanza por sí mismo a reconciliar a los hombres con Dios, sino que “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2.ª Cor. 5:19). No el 2.º, porque la fe misma del pecador arrepentido es un “don de Dios” (Ef. 2:8).
4. Las agencias de la salvación
Surgiendo toda la obra de nuestra salvación de la amorosa iniciativa del Padre, las otras dos personas de la Trinidad Divina se constituyen en agentes de la salvación, con dos agencias respectivas o medios de salvación: La Palabra y las Ordenanzas. El Espíritu usa de la agencia de la Palabra de Dios para convencer de pecado, introducir en el corazón el mensaje de vida, y conducir al creyente por el camino de Jesucristo; la respuesta del hombre es la apertura de su persona, por la obediencia de la fe (Rom. 1:5; 16:26), al mensaje de salvación. Por su parte, Jesucristo instituye sus ordenanzas para expresarnos simbólicamente Su obra y patentizar externamente nuestra unidad con El, por medio del Bautismo, habiendo sido complantados en Su muerte y resurrección (Rom. 6:3ss.), y nuestra unidad con los miembros de su Cuerpo, mediante la Cena —recuerdo, mensaje y profecía esperanzada— (1.ª Cor. 10:17; 11:26); la respuesta del cristiano es la obediencia del corazón, de la boca y de la conducta a los mandatos de Cristo.
La fe y la oración, al ser meras condiciones subjetivas para la recepción de los beneficios de la salvación, sólo impropiamente pueden llamarse medios de gracia.
CUESTIONARIO:
1. ¿Cuál es la conexión del presente volumen con los demás volúmenes de la serie teológica? — 2. ¿A qué se llama “orden de la salvación”? — 3. ¿Cómo aparece en la persona y en la obra de Cristo el resultado del pacto eterno entre las personas divinas para la salvación del hombre? — 4. ¿A qué se llama “pacto de gracia”? — 5. ¿Quién es el Mediador de este pacto? — 6. ¿Es su aplicación condicional o incondicional? — 7. ¿Quiénes son los agentes y cuáles las agencias de la salvación?
1. En su Dogmatic Theology, Volumen V del Curso por correspondencia, lecc. 1.ª, p.º 1 (Traduzco del inglés).
2. “Es gratuito, pero no superfuo”, dice muy bien J.M. González-Ruiz.