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LECCION 2.ª

NATURALEZA DEL ORDEN DE LA SALVACION

1. La Ley y el Evangelio

El orden de la salvación comprende dos grandes estadios objetivos e históricos: dos grandes hitos de la llamada “Historia de la Salvación”.3 Estos dos grandes estadios son la Ley y el Evangelio.4 En razón de su enorme importancia, vamos a anticipar algo de lo que diremos después al considerar la relación entre la fe y las obras, aunque en otro contexto. Por no entender bien esta materia, los gálatas judaizantes estaban vaciando de contenido el mensaje de la Buena Noticia o Evangelio, mientras que, más tarde, Marción y sus seguidores (de antes y de ahora) detestaban la Ley y al Dios del Antiguo Testamento, para predicar un Nuevo Testamento completamente desvinculado del Antiguo, así como un “amor” y una “conducción del Espíritu” completamente desvinculados de toda ley (“antinomianismo”, de “anti” = contra, y “nómos” = ley. V. 1.ª Cor. 9:21 “no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo”).

Basta examinar con cuidado las Epístolas de Pablo a los romanos y a los gálatas, para percatarse del exacto papel de la ley. La Ley tenía por objeto:

A)Poner un dique a la corrupción del corazón humano.

B)Ser expresión de la voluntad divina en el orden moral para el pueblo del pacto, o sea, Israel.

C)Servir de ayo (“paidagógos”), o sea, de criado que lleva a los niños al Colegio, a la vez que les enseña buenas maneras y les impone correctivos por sus travesuras. En este caso, la Ley

(a)convence de pecado;

(b)exacerba, en cierto modo, el sentido del pecado, por la conocida reacción psicológica que nos incita a hacer lo que se nos prohíbe taxativamente;

(c)nos muestra la necesidad del Evangelio de gracia y del poder del Espíritu, superior a nuestras fuerzas, para cumplir la Ley.

Jesús asegura, en Mt. 5:17, que no ha venido a abrogar la Ley, sino a cumplirla. El verbo empleado aquí es “pleró-sai”, que significa cumplir en el sentido de llenar, y expresa dos cosas: 1) que Cristo vino a cumplir por Sí mismo la Ley. El fue el único que la cumplió activamente, observándola con toda exactitud, y pasivamente, llevando sobre Sí la maldición de la Ley contra sus infractores, por nosotros y en nuestro lugar, en el madero de la Cruz: 2) que Cristo vino a llenar la Ley del Espíritu que faltaba en el legalismo farisaico, poniendo el amor como único medio de cumplir la Ley rebasándola (Mt. 5:17-48). Así no es extraño que Rom. 8:3-4; 13:8-10; 1.ª Cor. 9:21; Gál. 5:14; 6:2, nos aseguren que el amor, el Espíritu de Cristo y el Evangelio comportan el exacto cumplimiento de la Ley, mientras que 1.ª Cor. 2:14 y Rom. 8:7 nos dicen que el hombre no regenerado es incapaz de percibir las cosas de Dios y que no quiere ni puede cumplir la Ley de Dios. Por eso, la regeneración espiritual comporta una metánoia, o sea, un cambio de mentalidad, al recibir, con el Espíritu Santo, una nueva visión y un corazón nuevo (V. Jer. 31:33-34; Ez. 36:25-27).

2. El orden subjetivo de la salvación

El orden de la salvación es entendido especialmente como el orden lógico, con su consiguiente interrelación, de los varios movimientos del Espíritu Santo en la aplicación de la obra de la redención.5 Este orden lógico es simultáneo en la planificación eterna de los designios de Dios, pero se realiza sucesivamente en el proceso temporal de su aplicación a las personas de los redimidos. El Nuevo Testamento nos dice que, para salvar a los hombres, Dios elige, predestina, llama, regenera, justifica, santifica, preserva y glorifica, aunque no nos ofrezca todos estos elementos en un solo texto. Tenemos partes de este proceso en Hec. 2:37-41; (quizá también en 26:18); Rom. 6:22; 8:29-30; Ef. 1:3-14; 2:1-10; 1.ª Ped. 1:2-9,20-23.

¿Puede establecerse un orden lógico, concreto y completo, de acuerdo con el Nuevo Testamento? Creemos que sí e intentaremos proponerlo en este volumen, de acuerdo, en general, con la línea “reformada” o calvinista (moderada), teniendo también en cuenta las dificultades que presenta. Pensamos, sin embargo, que son mucho más numerosas las dificultades que confrontan a los demás sistemas. Vamos a exponer ahora brevemente el punto-clave del orden de la salvación según las diversas concepciones:

A)Concepto Católico-Romano. El punto clave es la justificación por el bautismo. La Iglesia confiere, mediante el sacramento, la regeneración bautismal. Todo adulto recibe gracia suficiente para alcanzar, conservar, recuperar y aumentar la justificación bautismal. El hombre puede resistir a esta gracia. Si en vez de resistir, asiente y coopera, la gracia se toma eficaz. La justificación sigue un proceso que comienza con el acto de fe (bajo el impulso de la gracia excitante) y termina con la infusión de la gracia “santificante” en la recepción (real o de deseo) del sacramento. Los demás sacramentos y las buenas obras proveen medios de perseverancia y méritos para la salvación final, la cual siempre está en peligro, puesto que cualquier pecado “mortal” comporta la pérdida de la justificación.6

B)Concepto Arminiano. El punto clave es la justificación por la decisión de aceptar a Cristo como Salvador necesario y suficiente, mediante la fe en El. Esta decisión procede de nuestro libre albedrío, que coopera así con la gracia de Dios.7

C)Concepto Luterano. El punto clave es la justificación por la fe, que Dios produce en el hombre. El proceso empieza por el anuncio de la reconciliación del mundo, hecha por Dios en Cristo (2.ª Cor. 5:19-20). Esta llamada evangélica comporta siempre una cierta medida de avivamiento e iluminación que quiebran la resistencia radical del hombre caído (mejor dicho, dan el poder de no resistir a la operación salvífica del Espíritu). De ahí pueden provenir el arrepentimiento y la regeneración espiritual. Sin embargo, todo esto es preparatorio y provisional (se puede perder), ya que la salvación está condicionada totalmente por la fe del sujeto. Sólo mediante el acto de fe se obtiene la salvación. Si el hombre continúa creyendo, persevera en la salvación. Si cesa de creer, la pierde.

D)Concepto Calvinista o “Reformado”. El punto clave es la justificación por la justicia de Cristo (Ef. 2:8 “Por gracia sois salvos por medio de la fe”. No es la fe la que salva, sino la gracia; como no es el tenedor el que alimenta, sino lo que tomamos con el tenedor). La mayoría de los Reformados, al hacer énfasis sobre la iniciativa libre y soberana de Dios en la salvación del hombre, colocan primero el llamamiento interior y la regeneración espiritual. Avivado el subconsciente, el proceso aflora a la conciencia con la conversión, que incluye fe y arrepentimiento. Con la fe se conecta la justificación y la adopción. El nuevo estado comporta una nueva obediencia en la santificación. Dios se encarga de preservar con su gracia a los fieles para la glorificación.8

CUESTIONARIO:

1. ¿A qué se llama “orden de la salvación”?2. ¿Cuál es la relación entre los dos estadios de la Historia de la Salvación? 3. —. ¿Cuál era el papel de la Ley?4. ¿Qué matices implica el verbocumpliren Mt. 5:17?5. ¿Qué entendemos por “orden subjetivo de la salvación”? — 6. Conceptos Católico-Romano, Arminiano, Luterano y Calvinista de “orden de la salvación”.


3. Con este título es ya famoso el libro de O. Cullman, editado por EP (Barcelona, 1967).

4. V. E.F. Kevan, La Ley y el Evangelio (Barcelona, EEE, 1967), así como mi libro Etica Cristiana (Tarrasa, CLIE, 1975), lecciones 8.ª y 20.ª.

5. V. L. Berkhof, Systematic Theology, pp. 415ss.

6. Más detalles, en mi libro Catolicismo Romano (Tarrasa, CLIE, 1972, pp. 139-162.

7. En otros aspectos del proceso de la salvación, el arminianismo sigue diversas líneas, pudiendo distinguirse entre el arminianismo radical y el moderado o wesleyano, como veremos después.

8. Por regla general, los Bautistas Particulares son en este punto calvinistas, mientras que los Bautistas Generales suelen ser arminianos.

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