Читать книгу Un olfato para todo - Frank Rosell - Страница 10
ОглавлениеCAPÍTULO 3
EL BUEN OLFATO PARA JUZGAR A LA GENTE
El 3 de octubre de 1992, en Upper Merion Township (Pensilvania), se pidió a la entrenadora de perros y asesora sobre comportamiento animal Susan Bulanda, que ha escrito varios libros sobre perros, que ayudara a buscar a un hombre desaparecido. La búsqueda estaba en marcha desde hacía dos días. Un equipo de cientos de personas había estado peinando la zona donde el hombre había desaparecido tres días antes. La policía había encontrado su coche en el aparcamiento de una estación de ferrocarril. En el aparcamiento también habían encontrado una camisa ensangrentada. Metieron la camisa en una bolsa de papel y la dejaron en el lugar donde la habían encontrado. Había un gran bosque junto a la estación. El hombre había explicado a su mujer que iba a cazar ciervos con arco allí. Se confirmó que la camisa pertenecía al hombre. El equipo de búsqueda, con y sin perros, había rastreado el bosque sin éxito, así que se recurrió a Bulanda porque tenía el mejor perro de la región. Cuando Bulanda llegó a la escena, examinó la camisa en la bolsa de papel y observó que la mancha de sangre tenía el mismo tamaño y forma por delante que por detrás, pero que no había ningún agujero. Bulanda recogió olores de la ropa sin tocar el interior del coche con una bola de algodón. Esa ropa pertenecía al hombre desaparecido. Su perro Scout, un beauceron, está entrenado para rastrear seres humanos, encontrar cadáveres en la tierra y como perro de búsqueda en desastres. Se le permitió que oliera las bolas de algodón y, de inmediato, empezó a alejarse del coche y a acercarse a la bolsa de papel. Olió la camisa ensangrentada en la bolsa de papel durante un segundo y, a continuación, se dirigió directamente a un camino en el bosque, al otro lado de la carretera. Scout siguió el camino hasta llegar a una bifurcación donde tomó el desvío de la derecha. Más tarde, en otra bifurcación, optó por el de la izquierda. Scout guió a Bulanda siguiendo el cauce de un río y adentrándose cada vez más en el bosque. Después de un tiempo, se detuvo y olió el aire antes de girar bruscamente a la izquierda. Finalmente, llegaron a otro aparcamiento, donde Scout se detuvo e indicó que el rastro se había acabado. En el informe que Bulanda redactó para la policía, concluyó que el hombre desaparecido se había marchado de ese lugar en otro coche. Tres días más tarde, el hombre apareció en otro país con una acompañante femenina. Se descubrió que había fingido su propia muerte para poder fugarse con su nueva novia.1
El rastreo de seres humanos
Se usó a perros para seguir el rastro de esclavos fugitivos en el Lejano Oriente ya en el año 1000 a. C.2 El explorador Cristóbal Colón utilizó perros para encontrar y matar a indios nativos cuando descubrió América en 1492 y los españoles los usaron en Sudamérica para rastrear a trabajadores de las plantaciones fugados.3 Desde 2012, se han utilizado perros para seguir el rastro de cazadores furtivos en el Parque Nacional Virunga, en el Congo (África).4 Para comprender mejor cómo logran seguir un rastro humano o encontrar a una persona olfateando olores en el aire, es importante comprender cómo se emiten las sustancias odorantes y las fuentes de olor que los perros utilizan en el contexto de las diferentes tareas. En realidad, los olores que desprendemos a nuestro alrededor contienen una gran cantidad de información.
En 1936, los científicos Konrad Most, director del Departamento de Investigación Canina del alto mando del ejército, y Gustav H. Brückner, de la Universidad de Rostock, construyeron un telesilla y una rueda de rastreo en un bosque de Alemania. La rueda de rastreo tenía dos metros de diámetro. Los científicos quisieron separar los distintos componentes en un rastro que supo-nían que podrían usar los perros. Se sujetó un zueco a la rueda, que creaba una huella en intervalos regulares. La rueda creó un rastro de plantas aplastadas y suelo revuelto sin dejar atrás ningún olor humano. Por otra parte, si una persona se sentaba en el telesilla con los pies en alto, no dejaba ninguna huella y, por tanto, ni la tierra ni la vegetación emitirían ningún olor. Sin embargo, la persona sentada en el telesilla emitía un olor en forma de células de piel muertas.5 Cuando los perros siguen un rastro de un ser humano, pueden utilizar el olor de esa persona y el de la destrucción de vegetación y el suelo revuelto. Si se mueve o revuelve un trozo de tierra, el olor variará. Si se huele hierba que está relativamente intacta, se pisa esta hierba y luego se vuelve a oler, el olor será diferente y los perros captan esto mucho mejor que nosotros.6
Los perros reconocen a distintos seres humanos a través del olor de escamas de células de piel, que son escamillas en forma de partículas microscópicas que los seres humanos desprenden continuamente. Por increíble que parezca, desprendemos alrededor de 40.000 escamas de células de piel muerta por minuto,7 dependiendo del nivel de actividad del individuo y su estado emocional y físico.8 Antiguamente, los científicos creían que las escamas de células de piel caían directamente del cuerpo humano, pero más tarde se descubrió que hay una corriente de aire próxima a la superficie de la piel. La corriente de aire ofrece un sistema de transporte a las bacterias y las escamas de las células de piel. Se inicia en los pies, asciende por el cuerpo y finaliza en la coronilla.9 La corriente de aire que envuelve a una persona influye en cómo las células de la piel se arremolinan y caen. Si estamos de pie con las piernas abiertas, esta posición afecta a la estructura de la corriente de aire detrás de nosotros. Por otra parte, el hecho de mecer los brazos afecta poco a la estructura de la corriente de aire. Cuando caminamos, tenemos dos regiones de corriente de aire independientes detrás de nosotros: una detrás de la espalda y otra detrás de las piernas, y hay una considerable corriente descendente detrás de nuestra espalda que propaga la parte inferior de la corriente de aire.10 Las escamas de las células de piel pueden trasladarse a una distancia de al menos ocho metros del cuerpo.11 La distancia a la que pueden desplazarse las sustancias odorantes de un rastro depende del peso de la partícula (peso molecular) y el viento.
Los seres humanos desprenden escamas de células de piel continuamente. Fuente: Järverud, S. Din hund – som valp og unghund (Wennergren-Cappelen, 2000).
La actividad de los microorganismos (bacterias, hongos y parásitos) en la superficie cutánea contribuye a la creación de sustancias odorantes.12 La composición de los microorganismos varía considerablemente entre distintos humanos y es lo que nos aporta olores diferentes.13 El sistema respi-ratorio también emite sustancias odorantes a través del aliento. Todos conocemos el mal aliento, causado por la actividad bacteriana en nuestra boca. Los olores del entorno también contribuyen a cambiar el nuestro. Puede verse afectado de igual manera por nuestra dieta,14 y si comemos carne, olemos peor.15 Si fumamos, tomamos medi-cación, utilizamos diferentes perfumes, desodorantes y jabones o champús, esto también puede cambiar nuestro olor.16 Las personas con las que tenemos contacto diario (como nuestro cónyuge e hijos) pueden afectar a cómo olemos, porque nos transfieren bacterias, y podemos recoger bacterias de nuestro contacto con la comida, el agua, el aire y otros objetos de nuestro entorno. Incluso nuestro perro puede contribuir con bacterias. Los propietarios de perros adultos tienen varios o los mismos microorganismos que sus propios perros en la piel.17 Las mujeres embarazadas que viven con perros tienen el doble de probabilidades de tener bacterias intestinales en la vagina que otras mujeres.18 Es interesante apuntar que las mujeres embarazadas que tienen perros en casa corren menos riesgo de tener hijos con alergias.19 La exposición a muchos microorganismos diferentes puede ser beneficiosa para nosotros.
Las escamas de células de piel con sus microorganismos (bacterias, hongos y parásitos). Una escama de una célula de piel está compuesta por una o más células muertas, alrededor de cuatro bacterias y algunas secreciones corporales. Fuente: Syrotuck, W.G. Scent and the Scenting dog. (Arner Publishing, Roma, 2000).
Las glándulas cutáneas producen un olor
La piel es nuestro órgano más grande y representa el 12-15 % de nuestro peso corporal.20 Hay, ante todo, tres tipos de glándulas que producen sustancias odorantes desde nuestra piel.21 Las glándulas sudoríparas apocrinas son las más importantes y producen distintos lípidos, proteínas y esteroides. Se encuentran, sobre todo, debajo de los brazos, en el pecho y alrededor de los genitales. Las glándulas ecrinas son las verdaderas glándulas sudoríparas. Se encuentran por todo el cuerpo y se concentran especialmente en las palmas de las manos, las plantas de los pies y la frente. Las glándulas sebáceas (glándulas holocrinas), que producen secreciones oleosas/sebáceas (como ácidos grasos y ésteres de cera), se encuentran por todo el cuerpo, pero predominan donde tenemos pelo, como en la cabeza y la cara. Todos hemos tenido el pelo graso o granos, y son estas glándulas las que producen esa secreción excesiva. Este aumento en la producción de secreciones en los humanos puede deberse a las hormonas, el embarazo, la menopausia, las condiciones climáticas (calor o humedad), la polución y/o el estrés.22 Es bien sabido que la cabeza tiene un olor característico cuya intensidad puede variar de una persona a otra.23
Los seres humanos cuentan aproximadamente con cinco millones de glándulas que producen la secreción que es transportada hasta la superficie de la piel a través de los poros.24 Al nacer, nuestro sudor es prácticamente inodoro, ya que es sobre todo agua, pero los microorganismos acaban produciendo un olor. Cuando nuestro sudor huele mal, procede normalmente de las axilas y los pies, y se trans-fiere a la ropa y el calzado que llevamos.25 El olor de nuestro sudor es, por tanto, una importante fuente para los perros que nos buscan y rastrean.
En 1990, el científico francés Jean-Claude Filiâtre y sus colegas en la Universidad France-Comté demostraron que cuando un perro olía un muñeco que llevaba ropa de un niño que no conocía, olía más la región genital. Cuando se presentaba al perro un muñeco con ropa de un niño al que conocía, olía en muchas zonas diferentes. Esto significa que un perro identificará primero al niño oliendo la región genital y luego tratará de establecer su estado mental y emocional oliendo el cuerpo y después la cabeza.26 En otro estudio realizado por los mismos científicos el siguiente año, descubrieron que un perro huele siempre más a una persona conocida que a una desconocida. Cuando un perro se encuentra con sus dueños adultos, les huele muchas áreas del cuerpo diferentes. Cuando se encuentra con una persona que no conoce, el perro huele la zona genital primero para determinar la identidad y después olfatea principalmente la cabeza y las manos para descubrir algo sobre el estado emocional de la persona.27
Las diferentes partes del cuerpo humano tienen distintos olores, porque el número y el tipo de glándulas cutáneas varían. Los seres humanos también cuentan con diferentes tipos y cantidades de microorganismos y no tienen el mismo acceso a oxígeno en todo su cuerpo.28 Si se permite a un perro oler una camiseta, no reconocerá necesariamente unos tejanos de la misma persona.29 Las sustancias odorantes volátiles de las manos, la saliva, el aliento, la sangre y la orina de la misma persona son demasiado distintos para ser útiles en las comparaciones, como en una rueda de reconocimiento de olores (ver el capítulo sobre perros policía).30 Las sustancias volátiles de la piel en la parte superior de la espalda y los antebrazos son similares, pero también existen diferencias importantes. Estas dos regiones corporales disponen de glándulas sebáceas, pero estas glándulas están mucho más concentradas en la parte superior de la espalda que en la parte inferior del brazo.31 Si una persona se pone una prenda de ropa interior que previamente ha llevado otra persona y se sube a un coche que pertenece a una tercera persona, se dice que un perro podrá ser capaz de diferenciar entre los olores de las tres personas si se le presenta una muestra de olor del asiento del coche.32
Emitimos una gran cantidad de sustancias volátiles desde los pies, lo que hace posible que un perro siga nuestro rastro.33 Las personas que tienen un olor de pies muy fuerte tienen muchos ácidos grasos, y el ácido isovalérico solo se encuentra en las personas a las que les huelen los pies.34 Estos ácidos grasos volátiles atraviesan las suelas de los zapatos y se depositan en el suelo. El sudor del pie también atraviesa las botas de goma y se deposita en un rastro. La parte delantera del pie es la que más olor desprende, porque aquí se acumula el mayor número de glándulas sudoríparas. La secreción grasa entre los dedos de los pies es más propensa al ataque de las bacterias. La cantidad de sustancias odorantes emitidas depende de si llevas o no calcetines con los zapatos y el tipo de material con el que está hecho tu calzado.35
Para que los perros encuentren un objeto, las sustancias odorantes de las glándulas cutáneas deben haber sido depositadas por la persona que ha tocado el objeto. Las sustancias odorantes de las manos proceden de las glándulas ecrinas y sebáceas.36 Las científicas investigadoras Aline Girod y Celine Weyermann de la Universidad de Lausanne, en Suiza, descubrieron que las huellas dactilares de 25 personas contenían 104 sustancias grasas distintas. Algunas personas emiten muchas sustancias, mientras que otras solo unas pocas.37 Si sostenemos un palo en la mano durante solo uno o dos segundos, esto es suficiente para permitir que un perro lo identifique. El contacto con una sola huella dactilar basta. El perro también logrará determinar si un palo en el suelo tiene un olor en los laterales, en la parte de arriba o en la de abajo.38 Los perros pueden identificar nuestro olor en fragmentos de cristal que se han guardado en un lugar cerrado durante un mes, y si están al aire libre durante dos semanas.39 Aun cuando un tubo metálico impregnado con un olor humano haya estado expuesto a temperaturas de hasta 800-900 ºC, los perros serán capaces de identificar nuestro olor. No obstante, en un experimento, ninguno de los perros logró identificar el olor cuando la temperatura alcanzó los 1.000 ºC.40 En 2014, la científica Petra Vyple-lova, de la Universidad de Praga, en la República Checa, descubrió que no es necesario que estemos en contacto con un objeto para que nuestras sustancias odorantes se depositen en él. Si mantenemos la mano a cinco centímetros de distancia de un trapo durante tres minutos, un perro será capaz de identificarnos oliendo el trapo. En otras palabras, nuestro olor se deposita en el entorno a nuestro alrededor incluso sin estar en contacto físico directo con él.41
El profesor polaco de Biología conductual Tadeusz Jezierski, del Departamento de Conducta Animal en Jastrzebie, y sus colegas demostraron que a los perros les resulta más fácil identificar olores de las manos de una mujer que de las de un hombre. Esto puede deberse al hecho de que es más fácil para ellos reconocer el olor de las mujeres, o que se sienten más atraídos por el olor de ellas.42 Esta teoría está respaldada por un estudio químico que estableció que hay más componentes químicos en las manos de una mujer que en las de un hombre (58 frente a 46 componentes) y algunos componentes solo se encontraron en un género.43 Un perro entrenado para detectar la progesterona prefi-rió el olor de las mujeres embarazadas que el de los hombres, o el de mujeres que no estaban embarazadas.44
Las fuentes de olor más importantes en humanos y su uso predominante | |
Nuestras fuentes de olor más importantes 45 | Usado sobre todo por |
Escamas de células de piel. | Perros que buscan humanos. |
Glándulas sudoríparas y sebáceas. | Perros que buscan humanos. |
Saliva. | Perros policía. |
Sangre. | Perros policía, de rescate y detección médica. |
Semen. | Perros policía. |
Orina. | Perros de rescate y detección médica. |
Heces. | Perros ambientales y de detección médica. |
Los olores humanos sobreviven a explosiones de bombas
En 2010, la científica Allison M. Curran y sus colegas, de la Universidad Internacional de Florida, quisieron descubrir si los olores humanos sobreviven a las condiciones extremas de una explosión.46 Recogieron olores en un coche que había estallado a causa de una bomba procedentes del volante, una puerta y una bolsa de nailon. Dos personas habían subido al coche: un terrorista y su conductor. Por tanto, era posible que se hubieran depositado los olores de las dos personas en estos objetos. Tras haber activado la bomba, se marcharon andando a una ciudad a varios kilómetros de distancia. Allí se separaron y se dirigieron a edificios diferentes. Había otras seis personas en la zona. Los perros no conocían a ninguna de estas personas. La tarea de los perros fue seguir el rastro del terrorista y del conductor cuatro horas después de la explosión. Primero, se les permitió olfatear los olores que se habían recogido. Cuando el rastro se dividió y continuó hacia dos direcciones, debían elegir una de ellas. La dirección del viento era favorable ese día, venía del conductor hacia los perros. Como resultado, los doce perros de los equipos siguieron el rastro del conductor. Ocho de ellos lograron localizarlo al final del rastro. En otra prueba similar usando explosivos improvisados, todos excepto uno fueron capaces de seguir el rastro y encontrar al terrorista o al conductor. En estas dos pruebas los perros lograron encontrar al terrorista o al conductor en un 82 % de los casos.
La dirección de un rastro humano
Para la mayoría de carnívoros, es importante poder localizar y seguir el rastro de una presa en la dirección correcta para sobrevivir. Pero ¿cómo pueden determinar los perros la dirección de un rastro? Hace 800 años, el popular escritor islandés Snorre Sturlason describió cómo dos noruegos, que estaban prisioneros de los suecos en 1026, escaparon de la prisión y engañaron a sus perseguidores sujetando bajo sus zapatos pezuñas de reno colocadas en la dirección opuesta a la que seguían ellos. Según explica la historia, los perros rastreadores suecos siguieron el rastro en la dirección equivocada y acabaron cerca del lugar donde habían estado presos los dos noruegos. Allí encontraron un gran agujero en la valla.
Sin embargo, investigaciones posteriores realizadas por el profesor de biología Johan B. Steen en la Universidad de Oslo y el científico Erik Wilson en el centro de entrenamiento para perros sueco en Sollefteå han demostrado que los perros no se dejan engañar por un rastro que parece que se mueve hacia atrás. En otro experimento, los perros no fueron capaces de determinar la dirección de un rastro dejado en la hierba o el asfalto. Esto se debió a que fue creado arrastrando un par de zapatos por el suelo o caminando con unos pasos tan pequeños que el talón tocaba el suelo en el mismo lugar donde se habían apoyado los dedos de los pies en el paso anterior.47
En 2005, el profesor Peter Hepper y la científica investigadora Deborah L. Wells, de la Queens University, en Belfast (Irlanda del Norte), demostraron que cuando desaparece el olor de los pasos, los perros no son capaces de determinar la dirección del rastro.48 Resultó que los perros usan el olor individual depositado en las pisadas para determinar la dirección. En un paso normal, el talón se apoya antes que los dedos, pero este no es el dato que usaban los perros. Los perros pueden «leer» cuándo se ha creado una pisada y valorar el momento en que se ha hecho la pisada para los distintos pasos. De este modo, pueden determinar la dirección del rastro. Una pisada requiere solo de uno a dos segundos para cambiar (dependiendo del entorno) y, debido a esto, la diferencia en el olor de cada pisada basta para permitir que el perro determine la dirección del rastro.49 Los perros experimentados se muestran muy seguros a la hora de determinar la dirección de un rastro, y diversos experimentos han demostrado que pueden determinar la dirección de un rastro humano basándose en solo de dos a cinco pisadas consecutivas. Lo lograron tanto sobre una superficie de hierba como en una dura (asfalto).50 Asimismo, puede ser que cuanto más reciente es la pisada, más fuerte sea su olor, por lo que el perro sigue el rastro en la dirección donde el olor es más fuerte. Cuando los científicos investigadores Steen y Wilson caminaron a un paso por segundo con pasos separados, los perros lograron determinar la dirección del rastro. El olor de cada pisada es, entonces, teóricamente hablando, 1/1.800 distinto a la anterior y los perros pueden detectar esta diferencia.51 Una explicación alternativa es que las pisadas más recientes tienen un olor más débil que los pasos anteriores. Esto puede deberse a que las pisadas más antiguas se han visto afectadas por el entorno y las bacterias, y se han «podrido». Por tanto, los pasos más recientes huelen menos a «podrido» que los pasos creados antes. Por consiguiente, el perro puede determinar la dirección del rastro moviéndose en la dirección del «olor menos podrido».52
Los perros difieren mucho entre sí en cuanto a sus capacidades para determinar la dirección de un rastro.53 En otro estudio realizado por Wells y Hepper en 2003, lograron esto una cantidad relativamente baja de perros (8 de 22) y se demostró que sus capacidades dependían de la edad y el sexo.54 Los perros macho encontraron la dirección correcta del rastro más a menudo que las hembras, y los ejemplares más jóvenes eran más hábiles que los mayores. Los perros macho se implican más en actividades basadas en los olores. Normalmente los machos son los que pueden hacer coincidir muestras55 y también son ellos los que siguen el rastro de las hembras y marcan el territorio con el olor.56 El olfato de los seres humanos se deteriora cuando envejecen57 y se vuelve menos sensible a sustancias pesadas.58 Al parecer, este también sería el caso de los perros.59 La membrana mucosa olfatoria se vuelve más fina y el número de células receptoras olfatorias disminuye cuando los perros superan los catorce años.60 Los resultados del rendimiento de los perros también dependían de la dirección en la que se hizo el rastro. Se les daba mejor determinar la dirección de un rastro dejado de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.61 Esto puede deberse a las condiciones del viento o a la preferencia de los perros y adiestradores por la dirección hacia la derecha.62 Los perros utilizan la fosa derecha cuando huelen olores no familiares, por lo que seguramente seguían con más frecuencia el rastro hacia la derecha.
Los seres humanos también pueden seguir un rastro
En un estudio realizado en la Universidad de Berkeley, en California, en 2007, la alumna de un doctorado de biofísica Jessica Porter y sus colegas dejaron un rastro de diez metros de chocolate sobre el césped. A continuación, pidieron a estudiantes que siguieran el rastro utilizando solo su olfato.63 Los estudiantes tenían los ojos vendados, llevaban guantes y tapones para los oídos. La mayoría fue capaz de seguir el rastro. Avanzaron siguiendo un patrón en zigzag similar al de los perros. Cuando los estudiantes usaron solo una fosa, fueron más lentos y no tan exactos. Los que fueron capaces de utilizar ambas fosas nasales fueron más rápidos y precisos. Cuanto más rápido seguían el rastro, más pronto olían para obtener la misma información y, cuanto más practicaban, más mejoraban. Estos experimentos muestran que el uso de ambas fosas nasales es importante para seguir un rastro. En otras palabras, oler en «estéreo» es importante para descubrir la fuente de un olor, del mismo modo que un par de oídos es importante para localizar la fuente de un sonido y dos ojos son esenciales para la visión en profundidad.64
Jayne M. Gardiner, estudiante de doctorado de biología sensorial en la Universidad del Sur de Florida, y Jelle Atema, profesor de biología en la Universidad de Boston, llevaron a cabo pruebas de olor con tiburones en 2010. Descubrieron que los tiburones no compara-ban las concentraciones de olores de las dos fosas para desplazarse, como hemos creído desde hacía mucho tiempo, sino que registraban el olor cuando les llegaba a la fosa. Los tiburones pueden detectar breves demoras en el tiempo cuando las sustancias odorantes llegan a una fosa en relación con la otra y, de este modo, giran en la dirección del lado que capta el olor primero. Estos resultados contradicen la creencia común de que un animal sigue un rastro basándose en diferencias en la concentración de sustancias odorantes.65 Los perros también saben qué fosa capta el olor.66
¿Qué tipo de información hay en nuestro olor?
Ya en 1887, el biólogo evolutivo inglés George J. Romanes documentó que los perros podían diferenciar personas basándose en su olor.67 El olor que produ-cimos refleja nuestro estado metabólico y fisiológico interno en una compleja interacción entre nuestros genes y el entorno.68 No solo son diferentes las manos de distintas personas,69 también lo son la saliva, el aliento, la sangre y la orina.70 Muchos estudios han demostrado que el complejo principal de histocompatibilidad (CPH) desempeña un papel importante en el reconocimiento de individuos y parientes.71 También desempeña una función importante en la atracción de los seres humanos.72 Todos nosotros, con la excepción de los gemelos idénticos, tenemos diferentes genes y, por tanto, la variación del CPH puede ofrecer a los perros información sobre la identidad de una persona.73
El olor también depende del sexo y la raza.74 Los hombres tienen más glándulas sudoríparas apocrinas y más grandes que las mujeres, y el nivel de andros-terona en las axilas es, por tanto, mayor.75 Cada sexo tiene, además, su propio olor particular, porque las bacterias que se encuentran en las axilas son diferentes.76 Son las axilas en particular lo que define nuestro olor característico, ya que los tres tipos de glándulas cutáneas se encuentran aquí en grandes cantidades. Muchas de las sustancias odorantes que se encuentran aquí también están en nuestra orina y saliva.77 Las personas asiáticas tienen menos glándulas sudoríparas apocrinas y menos activas y, por consiguiente, desprenden menos olor. Asimismo, producen otro tipo de cerumen.78 Debido a diferencias genéticas, las axilas de las razas caucásica y africana desprenden un olor más fuerte que las de los asiáticos. Nuestro olor corporal también cambia con la edad. Cambia sobre todo durante el período de la infancia a la pubertad, y de la madurez (alrededor de los 39) hasta que nos hacemos ancianos.79 Por este motivo, a veces los perros no darán indicaciones para los olores de niños y adolescentes si han sido entrenados para encontrar adultos. En Noruega, en 2004, Turid Buvik entrenó en la Escuela Canina de Trondheim a perros para distinguir entre los olores de niños y adultos.80 Por tanto, es importante adiestrar a los perros para los diferentes grupos de edad: niños, adolescentes y adultos.
El olor de las mujeres cambia durante la menstruación y el embarazo. Nuestro estado emocional y el estado de nuestra salud también tienen un efecto en nuestro olor. Las enfermedades a menudo producen un olor característico, como el olor del cáncer (ver el capítulo sobre perros de detección médica).81 El olor humano se intensifica también con la tristeza o la felicidad extremas.82 Muchas personas incluso mantienen que los perros pueden oler la diferencia entre las lágrimas de alegría y los tipos de lágrimas secretadas debido a la tristeza o al miedo. Esta teoría está respaldada por los resultados de la investigación de 2011 de Shani Gelstein y sus colegas del Centro Médico Edith Wolfson, en Israel, que demostraron que a los hombres les afectaba de manera inconsciente el olor de las lágrimas de mujeres que habían visto una película triste. Las mujeres que derramaban lágrimas reducían el deseo sexual de los hombres.83 Y, en vista de que las personas pueden reaccionar al olor de las lágrimas, hay buenos motivos para asumir que los perros también.
El olor de los seres humanos cambia en respuesta a estados como el estrés o el miedo, y los perros perciben esto. Si una persona se siente estresada, segrega cortisona. Los perros policía pueden encontrar a las personas que buscan más fácilmente que los perros de rescate, porque los primeros siguen con mayor frecuencia el rastro a criminales, que emiten un olor más fuerte. Los criminales a menudo sudan mucho porque tienen miedo y porque suelen estar muy activos físicamente. Los criminales que cometen delitos sexuales a menudo están muy excitados, lo que produce un olor más fuerte. Por tanto, estos individuos son más fáciles de rastrear. Algunas personas simplemente huelen más que otras y cuanto más fuerte es el olor, más fácil resulta a los perros encontrarlas. El olor emitido por personas enfermas de Alzheimer, que tienen una capacidad emocional limitada, es más débil que el de otras personas, lo que hace que a los perros les resulte mucho más difícil localizarlas. Las personas autistas también son más difíciles de rastrear.84
Nuestro olor contiene información sobre:
Identidad individual.85
Sexo.86
Raza.87
Edad.88
Parentesco.89
Estado reproductivo (embarazo, ovulación y menstruación).90
Enfermedades.91
Emociones como la felicidad, la tristeza, el estrés, el miedo y la ansiedad.92
Trastornos psiquiátricos.93
Escáneres del cerebro de los perros
Numerosos científicos de investigación canina han implementado recientemente las imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf). Es una técnica de imagen cerebral que describe los cambios en la actividad en áreas del cerebro humano y de animales. Este método puede proporcionar información útil sobre la conexión entre la actividad cognitiva (que tiene que ver con la comprensión, el entendimiento y el pensamiento) y la ubicación de las funciones en el cerebro.94 En 2012, el profesor de Neurobiología Gregory S. Berns, de la Universidad de Emory, en Atlanta, entrenó a 13 perros para que se tumbaran y permanecieran totalmente inmóviles durante una IRMf.95 Se permitió que los perros tumbados en la máquina de IRMf olieran la orina de perros desconocidos y conocidos y de personas también desconocidas y conocidas. Asimismo, pudieron oler su propia orina, pero no se registró ninguna actividad cerebral en este caso. El científico descubrió que es comparable con nuestro propio aliento, cuyo olor tampoco reconocemos. Los olores desconocidos de personas y perros requirieron mucha actividad cerebral. Los olores familiares de personas y/o perros, por otra parte, no requirieron mucha actividad cerebral. Cuando el perro olía orina de una persona a la que conocía, la parte del cerebro que almacena recuerdos se activaba. Este experimento demostró que el perro lograba identificar a personas importantes en su vida aunque la persona en cuestión no estuviera físicamente presente. El olor de la persona estaba almacenado en el cerebro del perro.96 Esta técnica abre un gran abanico de posibilidades para otros estudios del cerebro canino.97
¿Los perros pueden distinguir a gemelos idénticos?
Muchos científicos investigadores han llevado a cabo estudios del olor con gemelos idénticos para descubrir si los perros pueden diferenciarlos.98 Los gemelos idénticos son genéticamente iguales aunque tienen diferentes huellas dactilares. Pero ¿también desprenden olores diferentes? Los estudios han dado lugar a resultados diversos, probablemente porque los perros utilizados han recibido distintos tipos de entrenamiento. En 2011, el científico investigador Ludvik Pinc y sus colegas de la Universidad de Praga, en la República Checa, realizaron nuevas pruebas en las que se sometía a los perros a un tipo de entrenamiento más intensivo y avanzado.99 Se encargó a diez perros policía la tarea de comparar el olor de una bola de algodón que había estado en contacto con la región abdominal de gemelos idénticos y gemelos dicigóticos respectivamente durante 20 minutos. Los dos pares de gemelos vivían en el mismo entorno y comían lo mismo. En cada prueba, el olor de uno de los gemelos se utilizaba como punto de partida y el perro debía descubrir si el olor de alguno de los tarros de cristal en un panel de detección de olores procedía del otro gemelo. Todos los perros fueron capaces de diferenciar a los gemelos dicigóticos y, sorprendentemente, también fueron capaces de distinguir a los gemelos idénticos. Asimismo, todos los perros fueron capaces de encontrar dos olores que procedían de los mismos individuos. Los resultados demostraron que los perros podían diferenciar los olores individuales de gemelos idénticos, aunque hubieran vivido en el mismo entorno y comido lo mismo, y se obtuvo el mismo resultado cuando no se les presentó el olor al mismo tiempo.100 El nivel de entrenamiento que recibieron los perros fue decisivo para los resultados.
Tutta detecta por el olor a los clientes nerviosos en la licorería estatal
En septiembre de 2013, la empresa pública de bebidas alcohólicas noruega, Vinmonopolet, lanzó una campaña nacional para disuadir a los menores de que usaran documentos de identidad falsos para comprar alcohol. En Noruega, la edad legal para consumir vino es de dieciocho años, y veinte años para los licores. Todas las personas menores de 25 años deben presentar una identificación válida cuando compran alcohol y las consecuencias si te descubren usando un carné falso son bastante graves, desde una multa o una mancha en el histo-rial hasta una pena de cárcel. Vinmonopolet rechaza aproximadamente a 10.000 personas al año en caja porque son menores o porque no presentan una identificación adecuada. En un estudio realizado por Vinmonopolet, uno de cada diez jóvenes menores de 23 años declaraba que había falsificado o pedido prestado un carné para comprar alcohol. Por ello, Vinmonopolet decidió abor-dar un problema serio de una forma divertida y poco tradicional.
En el verano de 2013, la adiestradora de perros Torun Thomassen de Nan-nestad entrenó a la perra Tutta para detectar el olor del miedo emitido por personas que llevaban un carné falso. Las personas en esta situación podían estar nerviosas por otras razones, pero si Tutta indicaba la detección de un objetivo quedándose totalmente inmóvil, el cliente recibía un pequeño folleto informativo explicando las consecuencias de usar un carné falso. De este modo, Vinmonopolet hacía un recordatorio cordial a los jóvenes, al mismo tiempo que exponía el problema. Thomassen utilizó muestras que contenían niveles de estrés altos y bajos de la misma persona y enseñó a Tutta a ignorar las muestras con valores bajos. Las muestras olfativas las aportaron los jóvenes de un club de atletismo local, y otros jóvenes que hacían el servicio nacional obligatorio en la escuela canina de las Fuerzas Armadas se presentaron voluntarios para ayudar a Tutta con el entrenamiento. Cuando una persona planea hacer algo ilegal, como utilizar un carné falso o prestado, el cerebro inicia una respuesta para afrontar la situación estresante. Las glándulas suprarrenales segregan cortisona en la sangre y después a través de la piel, sobre todo en las áreas donde se segrega sudor. Se entrenó a Tutta con esta sustancia en una plataforma de entrenamiento y en el panel de detección de olores y, a continuación, en personas entre 16 y 20 años. Tutta viajó a diferentes licorerías estatales de Noruega, como las de Bergen, Kristiansand, Oslo, Stavanger, Trondheim y Tromsø. En el Vinmonopolet de Porsgrunn, Thomassen sujetó una bola de algodón que contenía altos niveles de cortisona a la parte posterior de la rodilla de un voluntario. A otra persona le sujetó una bola de algodón con valores de cortisona normales. Tutta fue directamente hacia la persona con altos valores e indicó la detección quedándose totalmente inmóvil. Se la premió de inmediato con su juguete pre-ferido.101
Tutta ayuda a las licorerías estatales noruegas detectando por el olor a los clientes nerviosos que llevan carnés falsos. En la Vinmonopolet de Porsgrunn, Torun Thomassen me mostró cómo trabaja Tutta. Tutta fue directa a la persona que llevaba la bola de algodón que contenía valores altos de cortisona y luego la señaló quedándose totalmente inmóvil. Fotografía: Frank Rosell.