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ОглавлениеCAPÍTULO 2
EL OLFATO DEL PERRO
Se dice que un perro que ha perdido el olfato ya no es un perro. La entrenadora de perros Torun Thomassen tuvo la oportunidad de experimentar esto en primera persona.1 Tenía un cachorro de pastor alemán, Arthur, que había nacido sin olfato. Este perro era incapaz de utilizar su nariz para algo pro-ductivo. Fue el más grande de la camada al nacer, pero, a diferencia de sus hermanos, perdió peso durante sus primeros días de vida porque era incapaz de llegar hasta las mamas de su madre usando el olfato para comer. Sin embargo, tras unos días, aprendió un método alternativo. Se tumbaba encima de otro cachorro, esperaba hasta que este soltaba la mama y entonces se enganchaba a la teta de la madre. En casa, a menudo robaba cebollas crudas y naranjas, y con el tiempo, cuando toda la camada creció lo suficiente para salir a pasear todos juntos, Arthur era siempre el único que comía algo peligroso y enfermaba, o el único al que Thomassen tenía que buscar. La primera vez que salió y topó con muchas personas (muchas piernas), se encontró con el problema de qué debía hacer cuando hubiera tantas piernas entre las que elegir o cuando algunas de las piernas desaparecían. No fue capaz de seguir el rastro de la pierna de Thomassen. Las piernas por las que se decidía resul-taban ser las equivocadas.
La primera vez que la acompañó a un paseo en bici afrontó más problemas. Arthur corría suelto mientras su madre iba atada a una correa sujeta a la bicicleta. Cuando se encontraban en lo alto de una colina, dos personas llegaron andando a la cima. Thomassen esperó sin decir nada para ver qué haría Arthur. El perro miró la bicicleta, a su madre y a Thomassen y, después, a los dos pares de piernas que se acercaban. Tras haberlo pensado varias veces, eligió las piernas y se marchó con ellas. Entonces, Thomassen lo llamó y no volvió a cometer más ese error. En lugar de olisquear a otros perros, se quedaba inmóvil como una estatua mientras lo olían. Cuando acababan, se alejaba de ellos.
Arthur no se relacionaba con perros desconocidos. No podía oler nada y, por tanto, no era capaz de comunicarse con ellos de una manera correcta. A menudo acompañaba a otros cachorros de distintas razas mientras entrena-ban en el bosque, realizando ejercicios de rastreo y búsqueda sobre el terreno. Y aunque Arthur se mostraba entusiasmado, solo encontraba trozos de salchicha si se topaba con ellos por casualidad. Sin embargo, era sumamente obediente y le encantaba que lo entrenaran. Durante las sesiones de adiestra-miento, no lo distraía ningún olor excitante. Arthur siempre fue un cachorro alegre… hasta el día en que otro perro lo atacó. Después de eso, se volvió impredecible y atacaba a su madre, por ejemplo, sin previo aviso. Empezó a abalanzarse sobre perros que deseaban olisquearlo, también perros adultos macho. Finalmente, Thomassen se vio obligada a sacrificarlo cuando tenía un año.2 Era un perro maravilloso y Thomassen le tenía mucho cariño, pero no podía arriesgarse a que hiciera daño a alguien y debía pensar también en la madre de Arthur.
El desarrollo del olfato
Los seres humanos tenemos el olfato mucho menos desarrollado que los perros. Esto hace que nos resulte más difícil comprender y apreciar el fantástico olfato del perro. No podemos entender los olores. El olfato del perro ha evolucionado a lo largo de muchos miles de años de selección natural, garanti-zando que este se adapte lo mejor posible al entorno en el que vive. El olfato del perro es importante para encontrar el alimento, la reproducción, el reconocimiento de los parientes y la identificación de situaciones peligrosas. Los perros con el mejor olfato han transmitido sus genes durante generaciones. El resultado es un sistema olfativo sumamente bien desarrollado que es capaz de descubrir (o detectar) y distinguir entre diferentes olores. El perro tiene un olfato increíblemente agudo, que le permite percibir una gran variedad de información basada en el olor.3 La nariz del perro está mucho mejor desarrollada para detectar olores que la nuestra. Cuando la nariz de un perro está mojada y fría, debido a unas glándulas que producen un fluido oleoso,4 les resulta más fácil detectar olores.
Si su nariz está seca, el perro la humedecerá con la lengua, como Shib hace aquí. El perro está entonces listo para trabajar con el olfato. Fotografía: Frank Rosell.
Para comprender cómo el perro logra llevar a cabo distintos tipos de tareas, se debe entender el funcionamiento de su nariz. Los perros cuentan con dos órganos olfativos importantes: el sistema olfativo y el sistema vomeronasal.5
La nariz y el sistema olfativo del perro
Las fosas nasales del perro tienen una estructura compleja y muchas funciones importantes. Además de ser un órgano para el olfato, las fosas nasales también contribuyen a moderar, filtrar y humidificar el aire que se inhala y baja hasta los pulmones. Las fosas nasales de los perros y los seres humanos sirven para respirar y oler. Las de los perros están muy bien organizadas y mucho más avanzadas que las nuestras.6
Cuando el perro respira por la nariz, el aire recorre la región respiratoria en el largo morro del perro y a continuación entra directamente en los pulmones. Cuando un perro olfatea, el aire sigue una ruta lateral, entrando en lo que llamamos la cavidad olfatoria, que se encuentra en la parte más posterior de las fosas nasales. Los mamíferos microsmáticos, como los humanos y los primates, tienen una configuración diferente; carecen de esta cavidad olfatoria. El perro cuenta con fosas nasales ágiles que se dilatan cuando está oliendo, y este movimiento abre un conducto superior que envía el aire directamente a la parte de la cavidad olfatoria más al fondo. El aire se filtra despacio a través del aparato sensorial antes de diri-girse hasta los pulmones.7 El profesor Gary S. Settles, de la Universidad Estatal de Pensilvania, afirmó que todo este sistema le recordaba al filtro del aceite en un vehículo de motor. El filtro del aceite se encuentra detrás del motor, al igual que la cavidad olfatoria. El aceite se desplaza directamente a la parte del filtro del aceite más posterior y luego regresa despacio al motor a través del filtro.9
Cuando un perro inhala, el aire se canaliza a lo largo de rutas distintas. La rápida corriente de aire (flechas grises) viaja hasta el epitelio olfatorio (la membrana mucosa olfatoria), mientras que la corriente de aire más lenta (flechas negras) se traslada hasta los pulmones. Un pliegue de tejido justo en el interior de la nariz ayuda a canalizar las dos corrientes de aire diferentes.8 Fuente: Brent Craven.
En el fondo de la fosa nasal, también hay un epitelio olfatorio (la membrana mucosa olfatoria), que contiene genes para los receptores olfatorios (cada uno de ellos es una proteína producida por un gen específico) y las células receptoras olfatorias que absorben las sustancias odorantes. La membrana mucosa olfatoria se extiende en un laberinto de estructuras óseas llamadas cornetes nasales (turbinas) y está cubierta por millones de pelos diminutos llamados cilios (o pelos olfatorios), que son los que captan las sustancias odorantes. Cuando las sustancias odorantes gaseosas entran en contacto con la membrana olfativa, se disuelven en la capa de mucosa. Las sustancias odorantes deben disolverse en agua o grasa para atravesar el líquido en el que se encuentran los cilios y las células receptoras olfatorias reciben las sustancias odorantes en un estado disuelto.10 Las sustancias odorantes que se disuelven fácilmente, como el dinitrotolueno (DNT) o dinitro, se liberan en la parte frontal de la cavidad olfatoria, mientras que las sustancias odorantes moderadamente solubles o insolubles se distribuyen más homogéneamente en toda la cavidad olfatoria. Por tanto, el modo en que las sustancias odorantes se depositan influye en el reconocimiento de los componentes. Por consiguiente, la nariz del perro no parece que sea óptima para la detección de sustancias fácilmente solubles (como los explosivos), puesto que se absorben rápidamente al entrar en la fosa nasal.13
Las sustancias odorantes recorren la nariz y su estructura de tal forma que el perro dispone de un olfato sumamente efectivo. Cómo entran las sustancias odorantes en las fosas nasales y la existencia de la cavidad olfatoria en el perro, ubicada más al fondo de la fosa nasal, son dos factores importantes para su agudo olfato. La cavidad olfatoria más grande seguramente también aumenta la corriente de aire tanto para la inhalación como para la exhalación.11 La cavidad olfatoria está cubierta por un epitelio olfatorio (membrana mucosa olfatoria) que contiene receptores olfatorios.12 Fuente: Gary S. Settles.
La composición de las sustancias odorantes determina si atraviesan los receptores olfatorios en la nariz, de un modo muy similar a la necesidad de usar la llave correcta para abrir la puerta de tu casa. La fórmula química y el patrón de vibración de las sustancias odorantes determinan su aroma. Algunas sustancias odorantes pueden tener fórmulas químicas muy similares y, no obstante, desprender aromas muy distintos.14 Puede comprenderse si se compara con nuestras huellas dactilares o nuestra identidad basada en el ADN. Después de haber pasado por los receptores olfatorios, las sustancias odorantes se trans-forman en una señal eléctrica que se desplaza a través del nervio olfatorio hasta el centro del cerebro, donde la información se interpreta.15 La nariz no puede identificar todas las sustancias odorantes. El oxígeno, el nitrógeno y el metano son inodoros.16
La membrana mucosa olfatoria varía de una raza a otra, dentro de cada raza y con la edad. El pastor alemán tiene la mayor área de membrana mucosa olfatoria, que varía desde 96 cm2 hasta 200 cm2. Un cocker spaniel tiene un área de membrana mucosa olfatoria de 67 cm2, y el área de un cachorro de fox terrier puede alcanzar un mínimo de 11 cm2.17 Cuanto mayor es el área de la membrana mucosa olfatoria, mayor es el potencial para absorber señales olorosas débi-les.
Un perro tiene 872 genes receptores olfatorios funcionales.18 En cambio, los humanos solo tienen 388.19 Si lo comparamos con otros animales, las ratas tienen 1.234 y los ratones 913 genes receptores olfatorios.20 El kakapo, un raro pájaro que se encuentra en Nueva Zelanda, tiene 667 genes receptores olfatorios en funcionamiento.21 En 2009, Stephanie Robin, una genetista de la Universidad de Rennes, en Francia, y sus colegas investigaron los genes receptores olfatorios de diferentes razas de perros y, basándose en su estudio, concluyeron que el labrador retriever y el pastor alemán tienen mucho más potencial como perros de búsqueda y rescate que los pequineses y los galgos.22 Se cree que el número de genes receptores olfatorios también influye en la capacidad del perro de diferenciar entre olores muy similares.23 El número de pseudogenes (un gen sin una función) también puede ser un factor determinante de la capacidad olfativa de una raza canina en particular. Cuantos más pseudogenes tiene un perro, más deficiente es su olfato. Un bóxer, por ejemplo, tiene un 20 % de pseudogenes, mientras que un caniche tiene un 18 %. Por tanto, asumimos que el olfato de un bóxer es inferior al de un caniche.24 En cambio, los seres humanos cuentan con un 67 % de pseudogenes receptores olfatorios.25
La membrana mucosa olfatoria en la nariz de un perro cubre un área del tamaño de la superficie de la piel del perro, mientras que el área de la superficie en los humanos es del tamaño de un sello postal. El galgo es la raza de perro con más células receptoras olfatorias, ¡ni más ni menos que 300 millones!26 Los pastores alemanes tienen 220, el fox terrier 147 y el teckel (o perro salchicha) 125 millones de células receptoras olfatorias.27 El perro puede detectar sustancias odorantes en concentraciones muy inferiores (la cantidad de una sustancia en un volumen determinado de una solución o compuesto) de lo que podemos nosotros. Pueden oler algunos componentes con concentraciones que llegan a una parte por trillón (1 en 102) y eso es muy inferior a la cifra establecida para los seres humanos.28 Para hacerte una idea mejor de qué significa una parte por trillón, imagina que es la misma proporción que tres segundos en 100.000 años.29 Podemos ilustrar esto con otro ejemplo. Un gramo de ácido butírico contiene 7 x10 moléculas. Si las moléculas se distribuyen bien en todas las habitaciones de un edificio de oficinas de 10 plantas, solo podremos oler la sustancia en una de las habitaciones, Si el mismo gramo de esta sustancia lle-nara el espacio aéreo de toda la ciudad de Hamburgo, un perro desde el suelo podría detectarlo a una altura de casi 92 metros.30
Factores que pueden influir en el resultado de la detección de olores de un perro
Existen muchos factores que pueden influir en el resultado de la detección de olores de un perro. Puede tratarse de una cuestión de señales involuntarias por parte del dueño, qué ha comido el perro, cuánto ha dormido, su salud en general, cómo responde ante nosotros y si le gusta jugar y recibir una recompensa. Un entorno incómodo o estresante también puede influir en el rendimiento del perro. Y, por supuesto, el perro en particular también es importante. Existen grandes diferencias entre ejemplares de cada una de las razas.40 Los perros también pueden tener un mal día, como nosotros. Los perros jóvenes parecen tener mayor capacidad de aprendizaje. Cuanto mayor es el perro, más reducida estará su capacidad de rendir y aprender.41 En 2014, la estudiante de doctorado Lisa Wallis (y antigua alumna de licenciatura en las universidades de Telemark y Metropolitana de Manchester, en Inglaterra) dirigió un estudio en la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, Austria, en el que se descubrió que los perros en la pubertad (de uno a dos años) tenían una gran capacidad para el aprendizaje y el entrenamiento. De hecho, los perros a esta edad podían compararse con los adolescentes humanos: aprenden rápido y con eficacia siempre que se consiga atraer su atención, algo que no siempre es fácil.42 En lo que respecta al olfato también pueden detectarse diferencias entre sexos.43 Las hembras tienen mejor olfato que los machos,44 pero esta diferencia se reduce cuando la hembra está en celo.45 La curiosidad de las hembras también aumenta dependiendo del entrenamiento.46
El olfato de un perro comparado con el de los seres humanos
El perro tiene un olfato mucho mejor que el de los seres humanos. En general, la nariz del perro es de cien mil a un millón de veces más sensible que la nariz humana, y la del galgo, que tiene el mejor olfato, es de diez a cien millones de veces más sensible que la nuestra.31 El rinencéfalo del perro (región del cerebro relacionada con el olfato) es casi siete veces más grande que el de los seres humanos. Además se ha demostrado que:
•El 33 % del cerebro del perro interpreta olores. Solo el 5 % del cerebro humano interpreta olores.32
•Los perros tienen un total de 1.094 genes receptores olfatorios. Los humanos tienen un total de 802 genes receptores olfatorios.33
•Los perros cuentan con una membrana mucosa olfatoria que mide de 67 a 200 cm2, mientras que la de los humanos mide solo de 3 a 10 cm2.34
•Los perros pueden tener de 125 a 300 millones de células olfatorias.35 Los humanos disponen de 5 millones de células olfatorias.36
•Los perros presentan de 100 a 150 pelos olfatorios por célula olfatoria. Los humanos tienen de 6 a 8 pelos olfatorios por cada célula olfatoria.37
•Los perros pueden oler compuestos en concentraciones de hasta una parte por trillón (1 en 1.018).38 Para los humanos, la concentración más baja detectada es de una parte por billón (1 en 109).39
Fotografía: Frank Rosell
El olfato del perro se debilitará a causa de diferentes enfermedades, como el distemper (el moquillo) y los virus parainfluenza (tos de las perreras).47 Se asume de manera casi universal que el ácaro nasal canino, un parásito molesto, reduce el olfato del perro porque causa irritación en las cavidades sinusales y en la cavidad nasal y, por consiguiente, inflamación y secreción de fluidos/ mucosa.48 Puede compararse con el efecto de un resfriado en nuestro olfato. En Noruega y Suecia, las infecciones por ácaros nasales son comunes y van en aumento.49 Por eso, muchos propietarios tratan a sus perros de caza contra los ácaros nasales antes del inicio de la temporada de caza.50
Si los perros comen menos proteínas y más grasa, su olfato mejora. Los perros que llevan una dieta con un alto contenido en aceites de maíz fueron capaces de detectar, por ejemplo, nitrato amónico y 2,4,6-trinitrotolueno (TNT) más fácilmente. Probablemente esto se deba al hecho de que las sustancias grasas mejoran el funcionamiento de los receptores olfatorios. Otra razón puede ser que reducen la temperatura corporal de los perros, que, a su vez, atenúa los jadeos y mejora el olfateo. Si se esparcen en el aire nanopartículas de cinc, los perros detectan con más facilidad olores sumamente tenues. Las imágenes por resonancia magnética (IRM) han mostrado que hay un aumento de actividad en algunas zonas del cerebro cuando estas partículas de cinc están presentes.51
La composición del olor y la concentración de la sustancia que el perro está buscando también influirán en sus resultados de detección del olor.52 Como nosotros, los perros pueden sufrir fatiga olfatoria si están expuestos al mismo olor durante un largo período de tiempo o con frecuencia.53 Las condiciones climatológicas, como la temperatura, la humedad y la velocidad del viento, así como la topografía del paisaje y la densidad de la vegetación, también influyen en el resultado de detección de olores de un perro (esto se tratará con más detalle en el capítulo sobre los perros de caza).
Las fosas nasales avanzadas del perro
En 2010, el profesor de Mecánica Brent A. Craven y sus colegas de la Universidad Estatal de Pensilvania descubrieron que el fantástico olfato del perro también puede explicarse por el hecho de que no exhala cuando trata de olfatear. Esto permite al perro olfatear olores tenues sin alterarlos ni destruirlos. Utilizando la fotografía Schlieren, una técnica especial que registra cómo los gases refractan la luz a temperaturas distintas, se pueden crear imágenes (hasta 1.000 por segundo) que muestran la corriente de aire producida por la nariz del perro.54 A diferencia de los humanos, los perros pueden mover las dos fosas nasales de forma independiente. Cuando un perro inhala, el aire próximo a la fosa nasal se inspira y el perro sabe por qué fosa nasal entra. Las fosas nasales del perro son más sofisticadas que un par de simples aberturas. Los perros cuentan con una aleta similar a un ala en cada fosa que se abre y se cierra para dejar entrar el aire o bloquearlo fuera de la nariz. Cuando el perro inhala, hay una abertura por encima y en el lateral de esta aleta. Cuando exhala, esta abertura se cierra y el aire sale por debajo y por el lateral de esta aleta a través de otra abertura, permitiéndole captar otros olores. Como resultado, el aire cálido que se exhala fluye hacia atrás y lejos del olor que se olfatea y evita que se mezcle con el aire que se exhala. Como el aire es cálido, los olores se calientan y se convierten más fácilmente en gas, reforzando así la acumulación de olores. Al mantener la nariz pegada al suelo y olisquear rápido, un perro puede levantar del suelo los olores más pesados que no son volátiles, elevándolos en el aire y hacia el interior de la nariz.56
Los perros tienen una aleta en forma de ala en cada fosa nasal que se abre y se cierra para que la corriente de aire entre o se quede fuera de la nariz y determina la dirección de la corriente de aire que entra y sale. Cuando un perro inhala, hay una abertura encima y en el lateral de esta aleta (izquierda). Cuando un perro exhala (derecha), el aire atraviesa las aberturas en los laterales de la nariz.55 Fotografía: Gary S. Settles.
En 1996, el profesor Johan B. Steen, biólogo noruego de la Universidad de Oslo, y sus compañeros descubrieron que los perros pueden olfatear hasta 210 veces en el transcurso de un minuto mientras están cazando, y olfatear olores en el aire durante un máximo de 40 segundos.57 Cuando un perro está buscando olores humanos, olfatea seis veces por segundo y cuanto más difícil es la tarea, más rápido olfatea.58 Un perro inhala aproximadamente 600 ml de aire por segundo a través de la nariz y si olfatea seis veces por segundo, esto significa que acumula 360 ml de aire por segundo.59 Además, los perros también olfatean cuando buscan en la oscuridad.60 Podemos oír fácilmente cómo aumenta la velocidad del olfateo de un perro. Intenta escuchar cuando ofrezcas a un perro un olor con el que no esté muy familiarizado. Aunque no siempre pueda parecerlo, olfatear es un proceso activo para un perro. No puede olfatear y jadear al mismo tiempo, por lo que el que esté en buena forma física podrá encontrar mejor lo que está buscando que el que esté en baja forma.61 Este es un motivo suficiente para que los dueños se animen a salir y entrenar a sus perros. Un aumento del jadeo da lugar a una menor velocidad del olfateo y, por tanto, a habilidades olfatorias reducidas.62 Las altas temperaturas harán que un perro jadee más y, por consiguiente, se canse más rápido. Es importante ser consciente de que perros distintos pueden tener distintas tolerancias al calor y, por ese motivo, jadear con diferente intensidad bajo las mismas condiciones medioambientales.63 Si las condiciones son secas, puede dar lugar a la deshidratación y a una nariz seca, lo que también perjudicará al olfato del perro.64 La proximidad al ganado y a gases de escape y gasolina de vehículos de motor también puede influir en el perro. Algunos entrenadores afirman que el olor de la gasolina puede bloquear el olfato durante varios minutos.65 Mantienen que si el perro ha ido en coche, hay que darle de 20 a 30 minutos para despejarse la nariz antes de iniciar la búsqueda.66 Otros adiestradores no han experimentado ningún problema al respecto.
Cuando un perro olfatea, expulsa pequeñas ráfagas de aire por la nariz y las vuelve a inhalar enseguida. El aire que se exhala está húmedo y puede capturar sustancias odorantes fuera de la nariz. Ese mismo aire se vuelve a inhalar a continuación.67 Cuando el perro exhala, se crea un remolino que arrastra nuevas sustancias odorantes hacia el interior de la nariz. Esto permite al perro olfatear más o menos constantemente. Cuando los seres humanos exhalan a través de la nariz, envían el aire fuera por el mismo lugar que entró.68 Sin embargo, al dilatar las fosas nasales, los perros pueden dirigir la corriente de aire y enviar más información a la membrana mucosa olfatoria. El flujo de aire a través de la nariz es mayor con el olfateo normal que en un estado de reposo.69 Cuando el perro olfatea más rápido, el volumen de la corriente de aire en la fosa nasal aumenta.70 La corriente de aire nasal es, por tanto, importante para la percepción de olores.
Tanto en el caso de los humanos como en el de los perros, el cerebro está dividido en dos. Algunos de nosotros somos zurdos, otros diestros. Normalmente uno de nuestros ojos domina. Las investigaciones dirigidas por el italiano Marcello Siniscalchi de la Universidad de Bari Aldo Moroviste en 2011 demostraron que los perros utilizan sus fosas nasales de manera diferente según la naturaleza del aroma. Cuando los perros olfateaban olores no familiares que no eran peligrosos (comida, limón, secreciones vaginales de perras en celo o bolas de algodón), primero usaban la fosa derecha y luego cambiaban a la fosa izquierda para olfatear los olores de nuevo. Esto indica que utilizaban el lado derecho del cerebro cuando olían un aroma desconocido. Una vez se familiarizaban con el olor, la parte izquierda del cerebro asumía el mando. Cuando olían el sudor de los veterinarios que trabajaban en una perrera (es decir, olores producidos por el estrés), utilizaban solo la fosa derecha. En resumen, los lados izquierdo y derecho del cerebro asimilaban distintos tipos de información. El lado derecho del cerebro se asocia con sentimientos intensos, como comportamiento agresivo, huidizo y miedo.71 Para la mayoría de perros, un veterinario es una persona aterradora.
El olfato de los seres humanos es mejor de lo que se ha creído hasta ahora
Cuando alguien enciende un puro en el otro extremo de la habitación, se requiere un minuto para que el olor del puro se desplace con la corriente de aire hasta nuestra nariz y hacia el interior de la misma, hasta nuestros receptores olfatorios. Previamente se habrá visto a una persona encendiéndose el puro y posiblemente se habrá oído el sonido del encendedor. La luz se mueve a una velocidad de 300 millones de metros por segundo, el sonido atraviesa el aire a 343 metros por segundo y la corriente de aire transporta el olor del humo del puro en una habitación a una velocidad aproximada de un metro por segundo.72 Hay una diferencia del 30 % entre tu olfato y el de cualquier persona al azar con la que te puedas comparar. Cada uno de nosotros tiene una combinación única de receptores olfatorios.73 Por este motivo, percibimos los olores de manera distinta. Algunas personas tienen un olfato hipersensible y a esto se le llama hiperosmia, mientras que a un olfato parcialmente reducido se le denomina hiposmia.74 No todo el mundo tiene olfato (anos-mia). De hecho, hasta dos millones de americanos sufren este último trastorno. Las investigaciones demuestran que esto da lugar al empeoramiento de la calidad de vida y a un mayor riesgo de sufrir depresión.75
Sin embargo, la mayoría disponemos de un excelente olfato; el problema es que no confiamos en él. Los seres humanos llegan a detectar concentraciones de hasta 0,2 partes por billón (109).76 Esto significa que podemos detectar el olor de tres gotas de etilmercap-tano, una sustancia que a menudo se añade al propano y al butano y huele como la cala-baza hervida, en una piscina olímpica. Si hay dos piscinas de ese tamaño, usando nuestro olfato podemos detectar cuál contiene las tres gotas de la sustancia.77 De hecho, las personas pueden detectar más de un billón de sustancias odorantes diferentes (1,72x1012),78 por lo que la afirmación de que tenemos mal olfato es un mito. En realidad, el olfato de los seres humanos no es muy diferente del sistema olfatorio de las cabras y los conejillos de Indias.79
Por ejemplo, podemos:
•Identificar a diferentes perros por su olor y reconocer el de nuestro propio perro.80
•Detectar el olor del miedo en el sudor.81
•Reconocer nuestro propio olor entre los de otros.82
•Reconocer el olor de nuestros hijos,85 hermanos,86 parientes87 y amigos íntimos.88
•Reconocer el olor de nuestros bebés si somos madres,83 y los bebés pueden reconocer el olor de sus madres.84
Yrja Skærum oliendo una flor. Fotografía: Frank Rosell.
•Elegir parejas que tienen una configuración genética ventajosa usando nuestro olfato.89 Las mujeres que toman la píldora conceptiva prefieren el olor de hombres que tienen los mismos genes del complejo principal de histocompatibilidad (CPH), mientras que las que no toman la píldora, prefieren el olor de los hombres que no tienen los mismos genes del CPH.90
•Saber, en caso de ser hombre, si las mujeres están menstruando o no por el olor.91
•Aprender a identificar nuevos olores mientras dormimos92 y aumentar nuestra pericia con el entrenamiento y la práctica.93 Solo hay que pensar en lo hábiles que se vuelven los expertos en perfumes y los catadores de vinos tras años de práctica.94
La nariz del perro y el sistema vomeronasal
Los perros tienen otro órgano olfatorio, además del sistema olfatorio, que se denomina órgano vomeronasal, u órgano de Jacobson.95 El cirujano danés Ludvig L. Jacobson describió este órgano en 1811 y se le considera su descubri-dor, aunque en realidad fue el anatomista Frederik Ruysch, de los Países Bajos, quien lo descubrió primero.96 Este órgano consiste en un par de bolsas llenas de fluido ubicadas en el paladar del perro, detrás de los incisivos superiores. En los mamíferos, este órgano está rodeado de hueso o una cápsula de cartílago, por lo que está separado de la corriente de aire que circula por las fosas nasales durante la respiración normal. Las bolsas llenas de fluido también tienen células receptoras. Hay rutas neurales independientes que van desde este órgano al cerebro. La función de este órgano no se termina de entender, pero probablemente desempeña un papel importante en la percepción de las feromonas (sustancias odorantes secretadas y detectadas por individuos de la misma especie).97 Se cree que el órgano vomeronasal es especialmente importante en lo que respecta a la reproducción en animales y el reconocimiento de parientes.98
Muchos animales hacen algo que se conoce como el reflejo de Flehmen: retraen el labio. Si tienes un gato en casa e impregnas una bola de algodón con el olor de la orina de otro gato y se la acercas a la nariz, verás cómo retrae el labio. Este reflejo ayuda a transportar las sustancias odorantes al órgano vomeronasal. Se ha observado que los perros se dan rápidos lametones con la punta de la lengua y friegan esta varias veces contra el paladar, donde encontramos el canal que se abre hacia el órgano. Cuando un perro hace esto, mantiene los labios parcialmente retraídos (el reflejo de Flehmen) y los incisivos superiores y la mandíbula inferior levemente separados. Esta actividad hace que le resulte más fácil transportar las sustancias odorantes más pesadas y no volátiles hasta este órgano.99 Los perros macho chasquean y rechinan los dientes cuando entran en contacto con las perras en celo. Si las hembras han dejado un olor, el perro también lo lamerá, seguramente para transportar las sustancias odorantes al órgano vomeronasal.100 La sustancia metil p-hidroxibenzoato de la secreción vaginal de las hembras en celo es lo que hace que los perros macho traten de montar a las hembras.101 Una sustancia relacionada se utiliza como conser-vante en cosméticos, champú y lociones para las manos, y cualquiera que use estos productos puede verse sometido a las amorosas atenciones de perros interesados.102
En 2012, la científica investigadora Daisy Berthoud, de la Universidad Angelia Ruskia de Inglaterra, observó esta conducta similar al reflejo Flehmen con más frecuencia en perros que no estaban castrados que en perros castrados cuando olían marcas de orina de otros perros macho castrados y no castrados en una perrera. Cuando el perro estaba en su casa, en su propio jardín, principalmente eran los perros no castrados los que presentaban la conducta similar al reflejo Flehmen cuando olían orina de un perro macho castrado o no castrado. Por tanto, es probable que los perros castrados, que no pueden utilizar el órgano vomeronasal, no reciban la información completa cuando huelen una marca de olor de otro perro.103
La memoria olfatoria del perro
Los científicos han demostrado que hay una estrecha conexión entre olores y memoria. Todo el mundo ha experimentado cómo un olor específico despierta recuerdos de lugares, personas o sucesos. Para la mayoría de nosotros, las sustancias odorantes nos recuerdan algo perteneciente al pasado y, sobre todo, cosas asociadas a sentimientos intensos.104 En el caso de los perros sucede lo mismo. Tienen una memoria excelente para los olores. Tras un entrenamiento repetido con el mismo olor, un perro es capaz de reconocerlo. Pueden aprender fácilmente a reaccionar al menos a diez olores diferentes105 y recordarán sustancias odorantes durante un largo período de tiempo. Un perro entrenado para encontrar heces del zorro kit, o zorro norteño, continuó reaccionando ante ese olor 671 días después de la última exposición al mismo, es decir, casi dos años después. Los perros sistemáticamente entrenados con ciertos olores desarrollan más receptores olfatorios para estos olores y, por tanto, aumentan su sensibilidad.106
El olfateo rápido produce una corriente de aire en el suelo y eleva las sustancias odorantes al aire y hacia el interior de la nariz. Fotografía e ilustración: Gary S. Settles.