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CAPÍTULO 1

EL PERRO TRABAJADOR

En 1925, estalló una epidemia de difteria en Nome, Alaska, y, aunque era vital conseguir suero para los afectados por la enfermedad, se consideró una tarea casi imposible debido a las tormentas invernales y las carreteras intransitables. No obstante, el noruego Gunna Kaasen aceptó el desafío y, con la ayuda de un equipo de huskies siberianos liderado por el veloz Balto, Kaasen logró entregar el suero. Esta hazaña salvó la vida a muchas personas. Se ha rodado un docu-mental sobre la vida de Balto e incluso se erigió una estatua en su honor en Central Park, Nueva York. Steven Spielberg también deleitó a muchos niños y adultos con su popular película de dibujos animados sobre el impresionante logro de Balto. Kaasen, que había renunciado a llegar hasta Nome con el suero, en un último acto de desesperación recurrió a Balto para que encontrara el camino de vuelta en medio de la tormenta de nieve. La visibilidad era mínima y Kaasen dependía totalmente del olfato de Balto para llegar a su destino. El libro de Salisbury y Salisbury describe la escena: «Balto comprendió que debía ser él quien encontrara el camino en medio de la tormenta de nieve. Para lograrlo, tuvo que detectar el tenue olor de los perros que habían pasado por allí antes ese invierno. Balto mantuvo el hocico pegado al suelo mientras avanzaba despacio. Los minutos pasaban como si fueran horas y Balto continuó buscando. De repente, levantó la cabeza y aumentó el ritmo. Habían vuelto a encontrar el rastro. Aproximadamente a las 5:30 horas de la mañana del 2 de febrero, Kaasen pudo ver la cruz en lo alto de la iglesia de St. Joseph. En cuestión de unos minutos, había llegado a la puerta principal y se había detenido junto a la puerta del banco The Miners & Merchants en Nome. Kaasen se bajó tambaleante del trineo. Se acercó a Balto y murmuró: “Buen chico”».1

El perro y los humanos

Los seres humanos hemos aprendido a comprender a los perros y a comunicarnos con ellos a lo largo de nuestra duradera relación con ellos.2 Hemos criado más de 1.000 razas3 (aproximadamente 275 razas en Noruega),4 todas y cada una de ellas con características especiales.5 Casi 900 millones de perros viven en hogares de todo el mundo.6 Solo EE. UU. reúne a 75 millones de propietarios de perros,7 y el 40 % de ellos permite que su «mejor amigo» duerma con ellos en la cama por la noche.8 En Noruega, había aproximadamente 500.000 perros registrados en el Norsk Kennel Klub (entre el 80 y el 90 % eran de pura raza) y casi la misma cantidad de propietarios. En la actualidad, en el 19 % de los hogares de Noruega hay un perro, lo que significa que alrededor de 700.000 noruegos tienen contacto con perros a diario. Todos los años se registran 30.000 perros más en el Norsk Kennel Klub.9

Cada vez se realiza más trabajo en el área del análisis científico de experiencias con perros trabajadores y oportunidades para ellos. A pesar de eso, el campo continúa estando poco desarrollado, porque abarca muchas disciplinas, que incluyen la agricultura, los estudios medioambientales, la zoología y la entomología, la criminología, la medicina, la psicología y la biología de la fauna salvaje.10 Mi esperanza es que este libro contribuya a acercar un poco más estas diferentes disciplinas y crear nuevas oportunidades colaborativas en el futuro. El perro aún tiene un gran potencial sin explotar como perro trabajador. También espero que más perros tengan la oportunidad de enriquecer sus vidas como perros trabajadores, que se les asignen algunas de las diversas tareas en las que pueden usar su olfato para su propio placer y el nuestro. Dar la posibilidad a un perro de realizar tareas y tomar decisiones es importante para su bienestar.11

Del lobo al perro

¿Cuándo y cómo se convirtió el perro en nuestro «mejor amigo»? La familia de los cánidos, que incluye tanto a lobos como a perros, surgió hace 50 millones de años.12 El genoma del perro (el material genético completo que hay en un perro) se mapeó en 2003 y los resultados indicaron que el perro proviene del lobo gris. Genéticamente hablando, un perro es 99,96 % lobo.13 Se ha considerado que el perro y el lobo pertenecen a la misma especie porque, además, pueden reprodu-cirse apareándose entre ellos y su descendencia es fértil. El apareamiento entre lobos y perros se produce, sobre todo, entre lobas y perros, pero también puede darse entre lobos y perras.14 No obstante, muchas personas han utilizado el nombre latino Canis familiaris en referencia al perro y no el nombre de la subes-pecie Canis lupus familiaris, que, en opinión de otros, es el término correcto.

Existe poco consenso en referencia al momento en el que el lobo y el perro siguieron caminos distintos. Numerosos científicos investigadores mantienen que sucedió hace solo entre 11.000 y 16.000 años.15 Se han encontrado evidencias que demuestran que los perros eran enterrados junto a los humanos hace 14.000 años,16 lo que indica que ya en esa época los perros eran el «mejor amigo» y protector del hombre. En la cueva Razboinichya en Siberia, que sabemos que en su momento estuvo habitada por seres humanos, se encontró el cráneo de un perro de 33.000 años de antigüedad.17 Era muy similar a los perros domésticos de Groen-landia, una raza que cuenta con aproximadamente 1.000 años de antigüedad y una variedad de los lobos antiguos y modernos. Pero este tipo de perro no existió el tiempo suficiente para producir bastante descendencia y, por tanto, no es el ancestro más antiguo de los perros actuales. Probablemente fue en la región que hoy en día constituye Alemania y Suiza donde los hombres primitivos utilizaron a los lobos más amistosos como un medio para protegerse a sí mismos de los osos y leones cavernarios. Esto implica que la domesticación de los perros se llevó a cabo en Europa, y no en Asia como se creía previamente. Estos hallazgos de 2013 indican que la domesticación de los lobos se produjo de 18.800 a 32.100 años atrás, cuando grandes extensiones de tierra del norte de Europa estaban aún cubiertas de hielo. Cuando algunos de los lobos más amistosos empezaron a merodear por los campamentos de estas civilizaciones antiguas en busca de carne de mamut, fueron aceptados porque servían como perros guardianes. Con el tiempo, los lobos empezaron a comer alimentos que contenían más fécula vegetal (formada en la mayoría de plantas verdes).18 Una posibilidad alternativa es que los humanos buscaran gua-ridas de lobos para capturar y domesticar a los lobeznos.19

Un estudio dirigido por Erik Axelsson, un científico especializado en genética evolutiva, en la Universidad de Uppsala, en Suecia, en 2013 descubrió 36 áreas específicas en las que los genomas del perro y el lobo eran diferentes. Diecinueve de estas áreas contienen genes implicados en el desarrollo cerebral y esto puede explicar por qué los perros son más amistosos que los lobos. Los investigadores descubrieron también que los perros cuentan con diez genes que les ayudan a digerir la fécula y descomponer la grasa. Tres de estos genes hacen que los perros estén mejor preparados que los lobos para transformar la fécula en azúcar y, de este modo, poder absorberla.20 La mayoría de perros son criados por humanos y su dieta puede influir considerablemente en sus preferencias alimenticias más adelante en su vida. Los cachorros, a diferencia de los perros adultos, tienen una clara preferencia por la carne.21 Además, gracias a la epigenética, el estudio de los cambios hereditarios en la expresión genética y cómo se emplean los genes, sabemos que las crías están influidas por las experiencias de sus progenitores. Por ejemplo, un ratón de laboratorio que ha sido entrenado para evitar ciertos olores podría pasar este rasgo de conducta aprendido a sus crías. Esto puede suceder debido a un tipo de programación del ADN epigenético, por el cual los genes pueden activarse o desactivarse.22 Se siguen realizando investigaciones de este tipo y estas podrían ayudar a explicar las grandes diferencias que detectamos entre los lobos y los perros, incluyendo diferencias de conducta.

En 2014, el estudiante de posdoctorado Adam H. Freedman de la Universidad de California, en Los Ángeles, y sus compañeros realizaron un estudio del genoma de los lobos grises desde tres ubicaciones (China, Croacia e Israel) donde la domesticación del lobo gris podría haberse producido. Asimismo, estudiaron el genoma canino de un Basenji de África y un dingo australiano. Estas dos razas procedían de áreas sin lobos grises y, por tanto, no podían haberse apareado en ningún momento con ellos. Los investigadores descubrieron que los lobos grises de las tres ubicaciones tenían más en común entre ellos que con los perros. También estudiaron el genoma de un bóxer y descubrieron que las razas de perro de las tres ubicaciones correspondientes tenían más en común entre ellas que con los lobos grises. Esto indica que los perros y los lobos grises actuales representan ramas hermanas en el árbol genealógico evolutivo y que ambos provienen de un ancestro común más antiguo y ahora extinto. Estos hallazgos no se corresponden con anteriores especulaciones que afirmaban que el perro era una evolución de una de las tres poblaciones de lobos grises.23

Algunas jaurías de perros salvajes tienen una jerarquía de dominancia en la que los perros individuales tendrán ventajas en relación con la comida y el apareamiento. No obstante, esto no está tan pronunciado como en los lobos. En el caso de los perros salvajes, no es un macho dominante el que lidera la jauría; en lugar de eso, el líder normalmente es un perro de alto rango y mayor. Los perros de alto rango a los que se recibe con un comportamiento apaciguador, tanto en ceremonias de saludo como en contextos hostiles, lideran la jauría con más frecuencia que los perros dominantes a los que se saluda con un comportamiento apaciguador solo en situaciones hostiles. En otras palabras, los perros dominantes son los que tienen el mayor número de relaciones cordiales, y el perro más amistoso de todos a menudo es el líder de la jauría.24 Independientemente de que un perro gane o pierda un juego de tira y afloja, esto no lo convertirá en más o menos dominante en relación con su dueño.25 Los perros prefieren no desafiar a los miembros de la jauría con un rango mayor. Esto nos ayuda a controlar y manejar a nuestro perro.26

El olfato en funcionamiento

El perro posee un olfato muy agudo y lo ha puesto al servicio de los humanos durante varios miles de años. En general, el olfato del perro es de cien mil a un millón de veces más sensible que el del ser humano.27 Su rinencéfalo (la parte del cerebro involucrada en el olfato) es casi siete veces más grande que la de los seres humanos y, gracias a su fantástico sentido del olfato, los perros han realizado numerosas tareas para nosotros.28 Todo empezó cuando los humanos aprovecha-ron el olfato del perro para la caza, pero las áreas de uso continuaron ampliándo-se. En el siglo xix, se usaban perros para rastrear a esclavos fugados. Se han utilizado perros en las guerras, no solo como protectores sino también para encontrar explosivos y minas terrestres una vez finalizado el conflicto. En los últimos cuarenta años, el uso de perros rastreadores especialmente entrenados ha aumentado de una manera espectacular. Estos perros buscan, sobre todo, olores de seres humanos o el olor particular emitido por un objeto. Las organizaciones de búsqueda y rescate recurren a perros para buscar personas desaparecidas, las autoridades aduaneras cuentan con perros especialmente entrenados para detectar narcóticos, dinero y otras mercancías de contrabando, mientras que los perros policía están entrenados para encontrar armas, sangre y semen. El ejército utiliza perros entrenados para buscar bombas, minas y otros explosivos, mientras que los perros de las autoridades para el control de plagas se han especializado en detectar hormigas carpinteras, ratas, ratones y chinches. En pocas palabras, miles de perros nos protegen de criminales, contrabandistas, terroristas y pirómanos.29 También se usan perros para encontrar por el olor especies de animales o plantas no autóctonos o en peligro de extinción, para localizar contaminantes y detectar diabetes y diferentes tipos de cáncer en una fase muy temprana.

En 2003, se enumeraron 30 tipos diferentes de perros rastreadores especialmente entrenados.30 Desde entonces, se han añadido otros muchos tipos a esta lista. En la siguiente tabla se puede consultar una versión actualizada en la primavera de 2014 de algunos de los objetivos para los que se entrena a los perros a buscar. También sirve de índice que especifica en qué parte de este libro se hablará de las distintas tareas. En cuanto al asistente de campo, tratado en el capítulo 11, estos perros buscan animales vivos y muertos o rastros de estos (excrementos, piel, nidos, huevos, pelo y plumas).

Capítulo 5 | El perro de búsqueda y rescate Busca a personas (vivas o muertas).
Capítulo 6 | El perro de caza Rastrea aves y especies salvajes.
Capítulo 7 | El perro policía El olor de armas, casquillos y pólvora.Seres humanos vivos o muertos, fluidos corporales (sangre y semen) y dientes.Fluidos inflamables y cargas de ignición.
Capítulo 8 | El perro rastreador de aduanas Diversos productos agrícolas y animales (productos alimenticios y vegetales, colmillos de elefante y cuernos de rinocerontes).Teléfonos móviles, DVD, CD y videojuegos. Moluscos (oreja de mar o abulón).Drogas (éxtasis, anfetaminas, heroína, hachís, cocaína, khat, marihuana, cannabis y opio).Monedas/billetes (dólares, euros, etc.).
Capítulo 9 | Los perros en la guerra Explosivos, bombas y minas terrestres
Capítulo 10 | El perro de detección médica (Cáncer de vejiga, melanoma, cáncer de pulmón, cáncer de pecho, cáncer de ovarios, cáncer de próstata y cáncer colorrectal).Diabetes.Cacahuetes y otros frutos secos.La bacteria Clostridium difficile, que causa diarrea. Narcolepsia (somnolencia). Cataplexia (episodios repentinos y transitorios de debilidad muscular). Crisis de Addison (fallo suprarrenal grave). Asma.
Capítulo 11 | El asistente de campo Moluscos terrestres (caracol lobo).Mejillones (mejillón cebra).Insectos (panal de abejorros).Anfibios (rana, sapo corredor y salamandra gigante).Peces.Reptiles (serpiente arbórea marrón, tuátara, geco, lagarto, tortuga de tierra y tortuga marina).Aves (kiwi, kakapo y muchas otras especies).Mamíferos (murciélago y muchos roedores y depredadores diversos). Plantas (centaurea, trébol, lupín y rosal).
Capítulo 12 | El detector de plagas y el inspector de edificios/construcciones Insectos (cacros de los cítricos, polilla gitana asiática, gusano barrenador del ganado, vinchuca, picudo rojo, escarabajo de abeto, chinche de la cama, termita y hormiga).Moho/putrefacción.Bacterias.Gusanos redondos en las ovejas.Aradores de la sarna.Ratas.Fugas de gas.Óxido/corrosión.
Capítulo 13 | Otros trabajos para los perros rastreadores Setas (rebozuelos, trufas y otras setas).Verduras y fruta.Algas verdeazuladas (cianobacterias) en estanques de peces 2,4,6-tricloroanisol (o TCA) en los corchos de las botellas de vino. Aceite y creosota.Perro guardián (depredadores).Oro, plata, cobre y otros metales.Aguas residuales.Embarazo.Contaminantes (PCB, mercurio y otras toxinas).Pelotas de golf.

Puede entrenarse a los perros para rastrear casi cualquier cosa y nuestra imaginación es prácticamente el único límite que tenemos en lo relativo a las posibles tareas. Lo más importante es que también se les puede entrenar para comunicarnos la información que obtienen a través de su olfato. El perro es el mamífero con más éxito de la tierra, después de los seres humanos, y uno de los motivos de esto es que son pupilos con muy buena disposición. En el libro publicado en 2013 Genios: los perros son más inteligentes de lo que pensamos, de Brian Hare y Vanessa Wood, pueden encontrarse ejemplos de su extraordinaria capacidad de aprendizaje.31 Las historias en el libro sobre los border collies Chaser y Rico32 dicen mucho sobre las habilidades de aprendizaje de los perros y su capacidad cerebral potencial. Chaser nació en mayo de 2004 y, a los cinco meses, John W. Pilley, un profesor de psicología del Wofford College retirado en Carolina del Sur, empezó a enseñarle diferentes palabras. Durante de tres años, Chaser aprendió y recordó los nombre de 1.022 objetos distintos, entre los que se incluían desde animales de peluche y bolas hasta discos voladores y diferentes objetos de plástico. A lo largo de 145 pruebas utilizando 20 objetos en cada una, Chaser identificó en todos los casos un mínimo de 18 de los 20 ob- jetos (aproximadamente un 95 %). En otra prueba, se entrenó a Chaser para que cogiera un objeto con la boca, lo moviera con la pezuña delantera o lo tocara con la boca o el hocico. Cuando Pilley le ordenaba: «Coge los corderos», ella debía agarrar los corderos de peluche con la boca. Se le encargaron 14 ta- reas similares y las realizó todas correctamente.

Chaser también sabía que los nombres de diferentes objetos pueden ser uno entre muchos de una misma categoría. Por ejemplo, «bola» es una categoría que contiene 116 objetos redondos que rebotan. Podía encontrar un objeto desconocido descartando de una manera lógica las otras alternativas posibles. En ocho repeticiones sucesivas, logró detectar un objeto del que desconocía el nombre, porque ese objeto estaba agrupado con otros que sí le eran familiares. Sin embargo, 24 horas después, había olvidado el nombre de esos nuevos objetos desconocidos, ya que, para desarrollar una memoria a largo plazo de objetos desconocidos, se requiere un ejercicio que incluya repetición.33 En una última prueba, se le dio la orden «lleva el disco volador a la bola» seguida de «lleva la bola al disco volador». Ella comprendió qué objeto debía acercar en el 78 % de los casos cuando se utilizaron una serie de objetos familiares en una frase.34 Su entrenamiento finalizó tres años después, no porque se hubiera alcanzado el límite de la capacidad de aprendizaje de Chaser, sino porque Pilley ya no pudo dedicar de cuatro a cinco horas diarias a entrenarla.35 Chaser aprendió nuestro idioma exactamente como un niño de tres o cuatro años lo haría. La mayoría de las palabras que aprendió podrían usarse en distintos contextos y en nuevas frases sin la necesidad de un aprendizaje adicional.36

A través de la domesticación de los perros, hemos desarrollado un vínculo único con ellos. Si tenemos un plato que huele a comida, pero señalamos otro plato, el perro no utilizará su sentido del olfato, sino que seguirá la dirección que le indicamos. Esto demuestra hasta qué punto confían en nosotros.37 Menos sorprendente es el hecho de que un perro confíe más en su dueño que en desconocidos.38 Sin entrenamiento ni socialización, a los perros se les da mejor que a los lobos y los chimpancés comprender los gestos de nuestras manos, aunque los chimpancés sean más inteligentes que los perros en la mayor parte de las situa-ciones restantes. Los perros trabajadores son los más expertos a la hora de interpretar nuestros movimientos.39 Están sumamente motivados en lo que respecta a realizar correctamente una tarea, y esto es así incluso cuando no reciben una recompensa inmediata.40 En cuanto a la determinación del mejor tipo de raza, no hay evidencias científicas que demuestren que una raza es más inteligente que otra.41 Los perros trabajadores más comunes son los pastores alemanes, los pastores belgas (malinois), el springer spaniel inglés, el labrador retriever, el golden retriever y el border collie. Estas razas son inteligentes, fuertes, leales, impresio-nables y, ante todo, tienen buena disposición para aprender.


Chaser conoce los nombres de sus 1.022 juguetes. Fotografía: Sebastien Micke.

Los perros tienen una increíble capacidad de adaptarse a las fluctuaciones en los horarios de trabajo. Tienen un patrón del sueño natural corto con frecuentes ciclos de sueño-vigilia, que les facilita la adaptación a cambios en las rutinas de trabajo.42 Así y todo, es importante recordar que los perros también necesitan tomarse descansos cuando trabajan, y cuatro horas de trabajo al día es una buena pauta general.43

Los científicos y quienes utilizan a los perros en su trabajo a diario no son los únicos interesados en las tareas centradas en el olfato canino. El trabajo olfativo está adquiriendo popularidad en numerosas comunidades distintas a nivel internacional.44 Los cursos de entrenamiento especializado para perros rastreadores se están volviendo cada vez más comunes, incluso en el mercado de los dueños de perro particulares.45 Para el perro resulta estimulante utilizar su olfato, tanto a nivel físico como mental, y es una actividad beneficiosa para todos los perros. Por ejemplo, resulta fácil enseñar a un perro a buscar premios o diferentes objetos (juguetes o cosas que hayamos perdido, como las llaves del coche) y a seguir distintos rastros (de una tortita, una salchicha o rastros humanos).46 Se ha grabado un vídeo que describe estos juegos de trabajo olfativo al detalle.47


En EE. UU., el trabajo olfativo se considera ahora un deporte que se ha hecho muy popular entre los dueños de perros. En Noruega, el deporte se encuentra en su fase incipiente y se le llama «smeller». El 12 de junio de 2014, la comunidad creó su propia organización: Club Noruego de Smeller (NSK, de sus siglas en noruego). Fotografía: Janet Oatney.

Los perros pueden llevar a cabo búsquedas tanto en laboratorios como en otras ubicaciones.48 Existen muchos modos de organizar el entrenamiento de detección olfativa para perros. Puede trasladarse al perro a un lugar específico para realizar una búsqueda en una habitación, en un pequeño territorio o sobre el terreno, o bien puede presentarse un olor de referencia al perro cuando esté trabajando sobre el terreno. Otra alternativa es traer olores de referencia a un perro en el laboratorio. El perro se convierte en una especie de detector y a veces puede ser más efectivo que un instrumento de análisis. Cuando se presenta un olor de referencia a un perro en un laboratorio, se ofrece al can un método de varias opciones. Con el tiempo, se han desarrollado una serie de dispositivos, cada uno con su propio método de búsqueda, como un laberinto, aparato de entrenamiento con cajas/entrenamiento con cajas para discriminación de olores, plataformas de entrenamiento, paneles de detección olfativa y una noria de entrenamiento. Los últimos tres son los más comunes. Para empezar, se ató a los perros a unas sillas que podían desplazarse; después se introdujo el uso de una mesa redonda.49 Este principio de múltiples opciones se desarrolló por primera vez en la década de 1960.50 En Noruega, la policía de Oslo fue la primera en introducir el método de las opciones múltiples para adiestrar a perros de detección de narcóticos y aún lo utilizan para el entrenamiento. Rune Fjellanger, de la Academia de Entrenamiento Canino Fjellanger, fue el supervisor y, actualmente, continúa utilizando este método de opciones múltiples.51 Hasta 2014, el método de las opciones múltiples se utilizaba para el entrenamiento especializado de muchos tipos de perros rastreadores, para el rastreo de semen, sangre, explosivos, minas, setas y toxinas ambientales.


Tor Iljar de Dogpoint entrena a perros utilizando el olor de referencia de castores en una plataforma de entrenamiento. Cuando el perro indica la caja correcta, Iljar confirma con un pulsador que ha escogido la opción correcta y premia al perro con una golosina. Fotografía: Frank Rosell.

Las dos perras de Tor Iljar, de Dogpoint, han sido entrenadas para detectar por el olor muchas cosas diferentes en una plataforma de entrenamiento:

•Té o café.

•Chinches de la cama.

•Hormigas madereras y hormigas negras de jardín.

•Ratas y ratones (vivos y muertos).

•Fluidos de cadáveres humanos.

•Hollín y humo procedentes de un incendio.

•Secreciones de las glándulas anales y castóreas de los castores.

•Medicina homeopática.

•Estanozolol, presente en esteroides anabólicos.

•Narcóticos (hachís, cocaína, heroína, [ácido] LSD y metadona).

•Explosivos (TNT).

•Pólvora (material explosivo).

•Plomo (componente de armas y materiales explosivos).

•Fugas de agua y gas.

Desafíos y oportunidades futuras

Desde 1971, he llevado a cabo una serie de distintos estudios sobre castores para la Universidad de Telemark en los ríos Straumen (municipio de Nome), Gvarv y Saua (municipio de Sauherad) en Telemark, Noruega. Los estudios de los castores en estos tres ríos están incluidos en mi investigación a largo plazo. En mayo de 2014, habíamos capturado 393 castores diferentes usando salabar-dos,52 y la mayoría fueron capturados varias veces. Hemos conseguido un total de 1.143 capturas y capturas repetidas. Nuestra actual base de datos contiene información de un período de casi 18 años. Cada año hemos observado y capturado ejemplares de unas 25 colonias de castores diferentes. Los animales fueron marcados, con etiquetas en la oreja y microchips en el cuello, pesados y medidos. La determinación del sexo se realizó estableciendo el color de la secreción de la glándula anal.53 Además, recogimos muestras de pelo para llevar a cabo análisis genéticos y secreciones castóreas (secreción de los sacos del castor; un concentrado de orina que contiene muchos componentes ligeros y volátiles, es decir, moléculas que se emiten con facilidad y generan un olor) y secreciones de las glándulas anales (muchos componentes pesados con un peso molecular de más de 300) para llevar a cabo análisis químicos y para su uso en experimentos olfativos. Se han reunido excrementos, sobre los que se realizaron análisis químicos y análisis de dieta y parásitos. Se han trazado límites territoriales mediante la investigación de las marcas de olor en los márgenes de los ríos54 y/o utilizando el seguimiento por radio55 y transmisores GPS.56 Asimismo, hemos explicado a grandes rasgos el comportamiento del castor con la ayuda de acelerómetros triaxiales.57 Los datos de capturas y observacio-nales se resumen como datos sobre la composición de la colonia, eventos de dispersión, mortalidad y éxito reproductivo. Todos estos olores de referencia, además de nuestros conocimientos sobre la identidad de los animales y el hábitat de la colonia, han abierto las puertas a muchos estudios apasionantes y extraordinarios sobre el olfato del perro. Numerosos científicos investigadores han entrenado perros para que identifiquen excrementos de especies diferentes, pero ninguno ha realizado estudios sobre otras secreciones animales, como orina y secreción de las glándulas anales.

Investigación con perros rastreadores de castores propios y de otras personas

En 2001, durante la elaboración de mi tesis doctoral, Lars Joran Sundsdal (mi estudiante de máster en esa época) y yo descubrimos que, sobre todo, es castóreo lo que se deposita en los montículos de olor durante el invierno.58 Se sabe poco sobre la secreción de las glándulas anales del castor, pero sí sabemos que se deposita en las marcas de olor del castor durante la primavera y el verano.59 El castóreo no contiene información detallada sobre el individuo y simplemente transmite: «Vivo aquí; este es mi territorio». La secreción de las glándulas anales contiene información sobre el sexo, pero no sabemos si este también es el caso del castóreo. Cuando realizamos análisis químicos del castóreo en un cromatógrafo de gases usando un espectrómetro de masa (un instrumento para análisis químicos), no descubrimos ninguna diferencia entre los sexos.60 Esto despertó mi interés por investigar si los perros serían capaces de distinguir entre sexos usando su olfato y también si lograrían diferenciar el castóreo de la secreción de las glándulas anales. En la primavera de 2013, el profesor adjunto Andreas Zedrosser, las alumnas de doctorado Hannah B. Cross y Helga Veronica Tinnesand y yo encargamos al entrenador de perros Tor Iljar, de la empresa Dogpoint, la responsabilidad de entrenar a ocho perros para que distinguieran entre castóreo y secreción de las glándulas anales. También se les entrenó para que diferenciaran entre el castóreo de machos y hembras y las secreciones de las glándulas anales de machos y hembras. Iljar se hizo cargo de las labradoras retriever Demi y Andrea. La adiestradora de perros Marit Sorum trabajó con las jack russell terriers Petra y Ronja, Mia Palmgren con la caniche Zappa y Nina Hansen con la papillon Mie, y los border collies Vims y Liz también participaron en el proyecto. Los perros tenían de dos a siete años de edad. Al principio, es importante que el propietario del perro esté presente, porque esto hará que esté más motivado.61 Además, les resulta más fácil interpretar los estados de ánimo positivos de sus propietarios que los de extraños.62

Hay muchas variaciones entre perros y entrenadores de perros, por lo que es difícil seguir una única regla establecida para el entrenamiento.63 Se han escrito incontables libros sobre cómo entrenar a un perro y se han ideado muchos métodos en consecuencia. Cuando se resumieron los cinco libros más vendidos sobre entrenamiento de perros, entre ellos, el libro del famoso entrenador de perros César Millán,64 el contenido resultó ser sumamente divergen-te. En 2012, la estudiante de doctorado en psicología Clare M. Browne de la Universidad de Waikato, en Nueva Zelanda, y sus compañeros llegaron a la con-clusión de que los libros no incluían forzosamente la información necesaria para permitir que los dueños de perros aprendieran a entrenar.65 Esto confirma la vieja broma de que si hay cuatro entrenadores de perros en una habitación, habrá cinco opiniones diferentes. Lamentablemente, los científicos han mostrado muy poco interés en el estudio y comparación de los diferentes métodos de entrenamiento.66

En nuestro estudio, la primera fase de entrenamiento consistió en colocar a los perros en una plataforma de entrenamiento que contenía siete orificios con un bote en cada uno. Cuatro de los orificios estuvieron durante todo el tiempo en el interior de las dos paredes de plexiglás de la plataforma de entrenamiento y tres de los orificios estuvieron fuera. Estos orificios que contenían los botes podían colocarse en diferentes posiciones usando una palanca, de forma que todos los botes podían situarse dentro del plexiglás. La palanca se sujetó al orificio para el bote número cuatro. Iljar utilizó té para el olor que los perros tenían que buscar. Se sumergió una bola de algodón en té y se colocó en el bote con la palanca que tenía el pulsador. La palanca está siempre detrás de la muestra de olor correcta durante la sesión de entrenamiento. En las primeras sesiones de entrenamiento, las muestras de olor se colocaban en botes de acero inoxidable para reducir la cantidad de transmisión de olor que no podía controlarse entre los botes. Cuando el adiestrador de perros ordenaba: «Encuentra el olor», los perros empezaban a olisquear los orificios que contenían los botes y cuando encontraban el olor correcto, los adiestradores de perros lo confirmaban con el pulsador (de esta forma, los perros asociarían una indicación correcta del objetivo con este sonido) antes de recompensarlos con una golosina. De este modo, un resultado positivo, una indicación correcta, será una buena experiencia para el perro y este se sentirá motivado a hacer otra búsqueda. La palanca se trasladó a diferentes posiciones y, de nuevo, los perros tenían que encontrar el olor del té. Cuando lo consiguieron, se colocaron bolas de algodón limpias en los otros seis botes. Se introdujeron olores perturbadores, como de ser humano o comida, para que los perros aprendieran a ignorarlos y buscar en todos los botes hasta encontrar el correcto. Cuando los perros lograron dar veinte indicaciones correctas y mantuvieron cada indicación durante más de cinco segundos, esa fase finalizó. Todos los perros lograron este objetivo en el transcurso de siete sesiones con una o dos horas de entrenamiento por sesión.

Es importante variar las muestras olfativas en el transcurso del entrenamiento. En la Universidad de Telemark, disponemos de muchas muestras, tanto de castores capturados vivos como de castores euroasiáticos muertos por un tiro. Las muestras se almacenan a -20 ºC. Numerosos estudios científicos realizados en las décadas de 1980 y 1990 dieron lugar a malos resultados. Se debió a que los materiales del entrenamiento estaban contaminados y los perros reaccionaban a todo, desde el olor de la persona que manejaba el material hasta la cinta adhesiva y la tinta del rotulador en las muestras. Asimismo, existen informes que muestran que los perros han reaccionado solo a los olores que el entrenador ha usado y no a otros tipos de olores.67 Los perros disponen de buena memoria para los olores y pueden recordar muestras olfativas utilizadas en sesiones de entrenamiento pre-vias. Por tanto, es importante utilizar un solo conjunto de muestras olfativas durante la sesión de entrenamiento y muestras totalmente diferentes y desconocidas en el experimento. También es importante usar muchas muestras diferentes. Surge un problema común con las muestras olfativas utilizadas durante el entrenamiento cuando se almacenan junto a otros materiales, porque pueden absorber olores.68 Después de que se haya usado un conjunto de entrenamiento durante un rato, este quedará contaminado y deberá sustituirse. Se recomienda almacenar las muestras en un tarro de cristal con una tapa de teflón, en lugar de usar bolsas de plástico. Es muy importante utilizar diferentes materiales de muestra.

En la segunda fase de nuestro estudio, se entrenó a los perros con castóreo (cuatro perros) o secreción de la glándula anal (cuatro perros) de machos o hembras. El olor de los castores se presentó en bolas de algodón. Los otros seis botes contenían bolas de algodón sin olor. A continuación, se introdujo el otro sexo y también otro tipo de olor del mismo sexo para que los perros tuvieran que distinguir los olores. Por ejemplo, la papillon Mie fue la primera entrenada usando únicamente la secreción de glándulas anales de machos. Después, se le presentó secreción de glándulas anales de hembras y castóreo de machos en la plataforma de entrenamiento.

A los perros se les da muy bien «leer» a sus adiestradores y, a partir de ahí, interpretar señales del adiestrador que le indican qué bote (orificio) es el correcto. Los adiestradores de perro a menudo envían señales sin ser conscientes de ello. Se descubrieron errores de investigación gracias al caballo Clever Hans a principios del siglo xx. Se afirmó que Clever Hans podía contar y realizar otras tareas cognitivas. ¿Podía hacerlo realmente? Muchos lo creyeron hasta 1911, cuando el psicólogo Oskar Pfungst descubrió que el caballo respondía a posturas y expresiones faciales involuntarias muy leves de su propietario, el profesor de matemáticas Wilhelm von Osten, de Alemania, y de los miembros del público.69 El pintor alemán Emilio Rendich también dudó de las habilidades del caballo. Por tanto, entrenó a su perra, Nora, para que dominara el mismo tipo de patrón de reacción. Se suponía que Nora tenía que ladrar tantas veces como su entrenador deseara. Cuando lo hubo hecho, Rendich se inclinó hacia delante y Nora dejó de ladrar.70 Los perros son sumamente obedientes y en un experimento científico realizado por la científica Viktoria Szetei y sus colegas en la Universidad Eötvös Lórańd de Budapest, Hungría, en 2003, se demostró que aproximadamente la mitad de los perros elegía un plato de comida vacío porque el propietario le había señalado ese plato. El perro ignoraba el otro plato, aunque contu-viera y oliera a comida.71 Lisa Lit, una profesora de la Universidad de California, en Davis, dirigió un estudio en 2011 que investigaba si el lenguaje corporal del adiestrador de un perro influía en los resultados del perro durante el registro de una habitación.72 Se hizo creer a los adiestradores de los perros que había olores de drogas y pólvora en diferentes salas de una iglesia. De modo que cualquier indicación sería incorrecta. Se utilizaron 18 perros que dieron un total de 225 indicaciones en un 85 % de las pruebas. En otras palabras, la suposición de los adiestradores de que había un olor influyó en los perros. Los perros estaban respondiendo a señales involuntarias de los adiestradores. Los perros pueden reaccionar a señales realizadas con los dedos, miradas y movimientos de la cabeza en la dirección del objetivo.73 y es mejor entrenar a los perros de forma que no sean capaces de interpretar el lenguaje corporal del adiestrador.74

Cuando el perro haya alcanzado cierto nivel, deben llevarse a cabo «pruebas a ciegas» para garantizar que el perro y el adiestrador van por el buen camino. La historia de la perra Nora demuestra lo importante que es llevar a cabo estas pruebas «a ciegas», porque los perros pueden interpretar nuestro lenguaje corporal. Y el hecho de que el adiestrador del perro no sepa en qué bote está el olor evita que influya de manera inconsciente en el resultado. La persona que coloca el olor, el jefe de la prueba, no debe hablar con el adiestrador ni estar presente en la misma habitación que el equipo (perro y adiestrador), para evitar que esa persona influya en los resultados. Todas nuestras pruebas se grabaron con tres cámaras de vídeo y la jefa de la prueba, Hannah B. Cross, observó las pruebas en un monitor desde otra habitación. Los perros ven mejor de lo que se había creído,75 aunque tengan dificultades para distinguir entre el rojo y el verde, y les resulta más fácil detectar los colores azul claro, gris y amarillo.76 Por tanto, en una tarea de detección de olores, es importante que los perros tengan dificultades para ver los objetivos. De este modo, se garantiza que están utilizando su olfato en vez de la vista. Además, también son sensibles a la luz ultravioleta, lo que aumenta la visibilidad de las marcas urinarias. Este tipo de sensibilidad se encuentra normalmente en especies que son parcialmente nocturnas.77

Una vez que Mie y los otros perros fueron expertos en distinguir entre los dos tipos de olores y también entre sexos, es decir, en encontrar el olor correcto, estuvimos preparados para llevar a cabo un experimento científico. En general, los científicos incluyen la «sensibilidad» y la «especificidad» en la inter-pretación de los resultados.78 Por ejemplo, la sensibilidad representa la frecuencia en que un perro indica un bote que contiene el olor de un castor cuando realmente hay olor de un castor en ese bote, mientras que la especifi-dad representa la frecuencia en que un perro se abstiene de indicar un bote sin olor de un castor. O para simplificar esto un poco: cuántas veces el perro logra encontrar el olor/bote correcto y, a su vez, evitar indicaciones incorrectas, es decir, señalar el olor incorrecto. El objetivo de todo entrenamiento es que el perro se vuelva preciso. Se dice que cuesta al menos tres semanas de entrenamiento lograr un 90 % de resultados correctos, tres meses para un 90/95 % y tres años pasar del 95 % al 100 % de indicaciones correctas.79 Esto, por supuesto, depende de los olores que se supone que los perros deben reconocer, la raza del perro, el entrenamiento que ha recibido, el método (el número de botes; cuantos más botes, más difícil para el perro),80 el perro en particular al que se entrena y el adiestrador del perro.81

En los experimentos «a ciegas» sobre los castores, solo se usaron cuatro botes y se aplicaron cuatro gotas de olor de castor en las bolas de algodón. Se colocaron cuatro olores diferentes en los cuatro botes distintos. El olor correcto estaba en el primer bote; en el segundo se puso el mismo tipo de olor pero de otro sexo; en el tercero el otro tipo de olor del sexo original, y en el cuarto se colocó una bola de algodón limpia. Estos olores se pusieron al azar en los cuatro botes para cada prueba. Se limpió la plataforma de entrenamiento con vinagre en los intervalos de las pruebas. También realizamos pruebas similares usando marcas de olor de castores macho y hembra conocidos que habíamos reunido sobre el terreno. Resultó que los perros fueron capaces de distinguir entre el castóreo y la secreción de glándulas anales (100 % para todos los perros excepto uno, que cometió un error) y entre los sexos tanto en el caso del castóreo (92 %) como en el de la secreción de las glándulas anales (88 %: tres de los cuatro perros obtuvieron un 100 % de resultados correctos. El perro que no lo logró había sustituido a uno que estaba enfermo y, por tanto, no había recibido suficiente entrenamiento). En el caso del castóreo, los perros resultaron ser mejores que nuestro cromatógrafo de gas.


Los perros rastreadores de castores Chilli, Shib y Tapas han sido entrenados para reconocer el castóreo de los castores euroasiáticos y norteamericanos. Fotografía: Frank Rosell.

No hemos tenido la oportunidad de llevarnos a los perros con nosotros sobre el terreno. Si los perros son igual de buenos sobre el terreno que en el laboratorio, nos ofrecerán muchas respuestas a preguntas sobre cómo defienden el territorio los castores, algo que ha resultado difícil de establecer usando otros métodos. Por ejemplo, podremos descubrir dónde dejan los machos y las hembras, respectivamente, marcas territoriales y si lo hacen con castóreo y/o secreción de glándulas anales.

En el otoño de 2013, decidí que deseaba entrenar a mis propios perros. Empecé a entrenarlos con otros perros, en colaboración con la alumna de doctorado Hannah B. Cross, la estudiante del máster Christin Beate Johnsen y el amante de los perros Beate Jaspers. Yo me encargué de mis propios border collies, los hermanos Chilli y Tapas (nacidos en 2007) y su madre Shib (nacida en 2005). Christin fue responsable de Bailey, un retriever de Nueva Escocia (raza también conocida como toller retriever) (nacido en 2010), mientras que Beate se encargó de los perros samoyedos Danny (nacido en 2009) y Shanie (nacida en 2003) y las papillon Triana (nacida en 2011) y Carmelita (nacida en 2011). En Finlandia, hay castores norteamericanos y euroasiáticos. Es muy difícil distinguir entre las dos especies por el aspecto y el comportamiento,82 pero es posible hacerlo usando análisis químicos en un cromatógrafo de gas83 o análisis genéticos.84 En el norte de Finlandia existen dos pequeñas poblaciones de aproximadamente cincuenta castores norteamericanos, que podrían extenderse a Suecia y Noruega. No queremos que el castor norteamericano se introduzca en Noruega o Suecia, ya que se trata de una especie foránea y, por tanto, puede expulsar a nuestra propia especie de castor, el euroasiático.85 Sugerí que debería-mos empezar a entrenar a nuestros ocho perros, dos veces por semana, para que diferenciaran entre el olor del castóreo de los dos tipos de castor, ya que es esto lo que depositan con más frecuencia en las marcas de olor sobre el terreno.

Empecé a entrenar a mis propios perros en el salón de mi casa. Pedí a los demás que hicieran lo mismo con sus perros. Coloqué una golosina en uno de tres vasos de plástico que puse en el suelo del salón, separados a intervalos de tres centímetros. Cada vez que los perros señalaban el vaso de plástico con la golosina, lo confirmaba usando un pulsador y los elogiaba. También les di la golosina del vaso. Pronto todos lo hicieron correctamente en diez pruebas sucesivas. Ese también fue un buen inicio para enseñarles la orden de «¡Échate!». En 2014, el investigador sueco Ragen T. S. McGowan, de la Universidad de Agricultura Sueca, y sus colegas demostraron que a los perros les gusta desempeñar tareas y que pueden autorregularse el acceso a una recompensa.86 En el estudio, los beagles se mostraban más felices cuando daban la respuesta correcta. Yo también me alegré cuando vi a mis perros realizar correctamente la tarea que se les encomendaba. Se convirtieron en grandes expertos en un breve período de tiempo. Asimismo, los investigadores descubrieron que los perros se sentían más felices cuando ganaban una recompensa porque realizaban una tarea que cuando la recibían sin más. Además, los perros preferían una recompensa que pudiera comerse a los mimos.

El siguiente paso en el entrenamiento fue introducirlos en la plataforma de entrenamiento. Empezamos con algunas golosinas en uno de los botes. Cuando aprendieron a responder correctamente a las golosinas, los iniciamos con el olor de castor. Inicialmente, utilizamos los olores de animales muertos que se habían mantenido en el congelador desde finales de la década de 1990. Lo hicimos así porque queríamos entrenar a los perros para que detectaran los componentes más pesados. Los componentes ligeros y volátiles desaparecen cuando las muestras se almacenan durante un largo período de tiempo. Entrenamos a los perros Tapas, Danny, Chilli y Triana para que reconocieran el olor de los castores euroasiáticos, y a Bailey, Shib, Carmelita y Shanie para que identificaran el olor de los castores norteamericanos. Empezamos a trabajar usando solo el olor de castor correcto. Cuando los perros aprendieron a reconocer ese olor, introdujimos el de otro tipo de castor. Ahora tenían que distinguir entre los dos tipos de olores. Asimismo, entrenamos a los perros para que ignoraran los olores de otros animales, como el alce, el corzo y el ciervo común, que se encuentran en el hábitat de los castores. Una vez que los perros comprendieron la tarea en la plataforma de entrenamiento, empezamos a entrenarlos para que nos dieran la espalda, de forma que no captaran ninguna señal involuntaria por nuestra parte.

Más adelante, pasamos a usar una tabla de detección de olores con seis orificios que contenían botes. Ese fue el número que se usó con más frecuencia, de manera que podíamos colocar las muestras de olor al azar, basándonos en una tirada de dados. Normalmente, solo uno de los botes contenía el olor que los perros buscaban. Los otros cinco se utilizaron como muestras de control.


Fue evidente que los ochos perros disfrutaban de las sesiones de entrenamiento. Cuando los sacábamos del coche, nos adelantaban corriendo, atravesaban el garaje hasta la sala de entrenamiento de la Universidad de Telemark y empezaban a mover la cola ansiosos.87 Cuando los perros entraban en la habitación donde iban a llevar a cabo una búsqueda en una plataforma o una tabla de detección de olores, movían la cola hacia la derecha, y cuando indicaban la muestra correcta, la movían aún más hacia la derecha. En otras palabras, su estado de ánimo era positivo y eso indicaba, más allá de toda duda, lo mucho que les gustaba este trabajo.88 También hicimos sesiones de entrenamiento en el exterior. En este tipo de sesiones, hay muchos más ruidos y movimientos que pueden desconcentrarlos. En las proximidades, hay caballos que distraen, sobre todo, a Shib. El viento también puede ser un desafío. Si sopla suave hacia los perros, a menudo se saltan un bote y van directamente a la muestra correcta. Si el viento es demasiado fuerte, les puede resultar más difícil identificar el olor correcto.

Hasta ese momento, los resultados del entrenamiento demostraron que los perros son capaces de distinguir entre los dos tipos de castóreos. También pro-bamos con marcas de olor de los castores euroasiáticos conocidos de la región de nuestro estudio. También reconocieron esas muestras de olor, aunque eran totalmente frescas. Tapas, Bailey, Danny, Shib y Carmelita fueron los más rápidos en aprender a diferenciar entre los dos tipos de castores; los otros perros necesitaron más tiempo para lograr un resultado estable. Chilli fue muy irregular y tuvo más días malos que los demás. Si alguien empezaba a lanzarle una pelota o pronunciaba la palabra «pelota», se mostraba más interesada por buscar la pelota. Las personalidades de los perros son levemente diferentes y, por eso, reaccionan de una manera un poco diferente cuando encuentran el olor de castor correcto. Chilli se lanza sobre el olor correcto y coloca el hocico directamente sobre el bote, mientras que Bailey «cava» frenéticamente antes de dar una indicación. Tapas tiene un estilo más relajado, mientras que Shib empuja con el hocico y a veces incluso chupa un poco el orificio con el bote que contiene el olor correcto.

En un experimento piloto a ciegas que llevamos a cabo utilizando la plataforma con cuatro de los perros en la primavera de 2014, Chilli y Shib dieron indicaciones correctas en el 95 % de los casos. Por otro lado, Tapas y Bailey no se comportaban con normalidad, porque Shib estaba en celo. Estaban más interesados en olfatear los lugares donde ella se había estado moviendo que en las muestras de castor. Más tarde, los ocho perros han demostrado que, en aproximadamente el 95 % de los casos, son capaces de encontrar el olor de castor correcto en las pruebas a ciegas. Sin embargo, debemos realizar más experimentos con marcas de olor desde Finlandia antes de poder publicar nuestros resultados en una revista científica, porque necesitamos más pruebas con el castor norteamericano. Por eso, nos hemos aliado con el científico investigador Janne Sundell de la Universidad de Helsinki, en Finlandia. En el otoño de 2014, Sundell reunió muestras de marcas de olor de ambos tipos de castores en Finlandia. Deseábamos investigar también las marcas de olor usando métodos genéticos para estar completamente seguros de con qué especie estábamos tratando antes de probar con los perros.

Si las autoridades de gestión de la fauna o científicos sospechan que hay castores norteamericanos en su región, pueden reunir marcas de olor de los castores sobre el terreno y enviárnoslas. Pueden recoger las muestras introdu-ciendo la porción de la marca que contiene olor de castóreo en un tarro o una bolsa de plástico. A continuación, podremos dejar que nuestros perros deter-minen en la plataforma de entrenamiento o en el panel de detección de olores si la marca es del castor norteamericano o euroasiático. Si las marcas de olor son del castor norteamericano, los perros entrenados para este tipo lo indicarán, y no los otros, o viceversa, si la marca de olor es del castor euroasiático. Así podremos determinar qué tipo de castor vive en áreas donde se han encontrado los dos tipos (además de en Finlandia, se han encontrado también en países como Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Rusia) sin tener que capturar a los animales.

Elección del perro de trabajo adecuado

Es importante entrenar a los perros adecuados para convertirse en perros de trabajo. Los expertos en perros tienen claro qué requiere un buen perro de trabajo, aunque existen pocas evidencias documentadas. En 2004, la bióloga del comportamiento y el bienestar animal inglesa Nicola J. Rooney, de la Universidad de Bristol, preguntó a 244 adiestradores de perros en Gran Bretaña su opinión respecto a las características de un buen perro de trabajo. Basándose en las respuestas, determinó que, a la hora de valorar la idoneidad de un perro, estas eran las diez características más importantes:89

1.Agudeza olfativa.

2.Capacidad de encontrar un objeto ubicado fuera de la vista.

3.Salud.

4.Tendencia a cazar usando solo el olfato.

5.Resistencia.

6.Capacidad de aprender mediante recompensas.

7.Tendencia a distraerse cuando busca.

8.Agilidad.

9.Comportamiento coherente de un día para otro.

10.Motivación para buscar un objeto.

Lo ideal es que obtenga una puntuación alta en todas estas áreas, con la excepción del punto número 7. De acuerdo con los estudios de Rooney, el springer spaniel inglés era la raza que se utilizaba con más frecuencia para la búsqueda especializada y fines de detección en Gran Bretaña, seguida por el labrador retriever y el border collie. Las capacidades de los machos y las hembras como perros rastreadores especialmente entrenados eran muy similares, excepto en un sentido: los machos se mostraban más agresivos ante otros perros.90

Con el uso de métodos sencillos, es posible probar si su perro favorece la pata derecha y el ojo izquierdo y qué resultados obtiene en una prueba de salto para determinar si tiene posibilidades de ser un buen perro de trabajo. La estudiante de doctorado Lisa M. Tomkins, que trabaja en la Universidad de Sídney, en Australia, ha descubierto que los perros con mejor vista favo-recen la pata derecha y el ojo izquierdo y, además, consiguen una mayor altura con las patas traseras en una prueba de salto. Los mejores perros presentan remolinos en el pecho que giran en el sentido contrario a las agujas del reloj.91

La personalidad del perro

La personalidad de un perro proviene de una mezcla de factores genéticos y ambientales.92 El carácter juguetón, la curiosidad, la valentía, la sociabilidad y la agresividad son características de la personalidad del perro.93 Otras características son la extroversión, la motivación, una atención en el entrenamiento, la simpatía y el nerviosismo.94 En 2013, la bióloga del comportamiento Erika Mirko y sus colegas en la Universidad Eötvös Lórańd, en Budapest, evaluaron una serie de tipos de comportamiento distintos para probar las aptitudes de perros como perros de trabajo.95 Existen varias consideraciones que deben tenerse en cuenta respecto a que un perro puede verse influido por numerosos factores diferentes a lo largo de su vida. Si un cachorro de pastor alemán es expuesto a una serie de factores ambientales específicos a temprana edad, esto puede tener efectos a largo plazo en su comportamiento.96 Tanto el carácter de la madre, el número de hermanos en la camada, el sexo de los hermanos y la época del año en la que nazca el cachorro tendrán un impacto en cómo se enfrenta al estrés como adulto. El sexo del cachorro y su peso también son relevantes.97

Existen tres importantes fases de desarrollo en la vida de un perro que pueden explicar, en parte, por qué los perros son diferentes. La primera, la fase de estimulación, dura desde los tres hasta los dieciséis primeros días de vida. La segunda, llamada fase de socialización, abarca desde las dos o tres primeras semanas hasta las doce o catorce semanas. La tercera es la fase de enriqueci-miento y dura hasta que el cachorro cumple un año. Si el cachorro resulta expuesto a lo que se conoce como estrés moderado, como es la manipulación, los juegos y los mimos durante el primer período, soportará mejor el estrés como adulto. Durante la segunda fase, es importante alejar al perro de su lugar de nacimiento para permitir que se encuentre con desconocidos. De este modo, se evita la timidez y la agitación general en el perro cuando esté en compañía de extraños. En la tercera fase, es importante que el perro viva una amplia variedad de experiencias interesantes, nuevas y excitantes. Debe permitírsele explorar libremente y tocar diferentes objetos, así como tener contacto social con seres humanos y otras especies. Un perro falto de estímulos se mostrará inquieto cerca de objetos nuevos y tendrá tendencia a retirarse en lugar de explorar ante nuevas situaciones.98

La actitud de un perro

Cuando se conoce a un perro de trabajo o a un perro en general, debe pres-tarse atención a su actitud. Cuando los perros se encuentran en espacios públicos, se olfatean mutuamente. Los machos olfatean a las hembras con más frecuencia y también marcan a la mayoría. Los perros que van sueltos se olfatean mutuamente con más frecuencia que los que van atados. Los perros con correa, mostrarán un comportamiento amenazador con el doble de frecuencia. Esto puede ser una señal de que se sienten frustrados cuando no se les permite saludarse.99 La personalidad, actitud y sexo del propietario también puede influir en el comportamiento del perro.100 El profesor Petr Rezáĉ de la Universidad de Mendel, en Brno, República Checa, y sus colegas descubrieron que el sexo del acompañante del perro era el factor de mayor influencia a la hora de determinar si un perro amenazaría o mordería a otro perro. Si al perro lo paseaba un hombre, su agresividad aumentaba y, por tanto, los científicos investigadores concluyeron que esto podía deberse a que los perros imitan las emociones de sus acompañantes. Si los dueños se comportan de un modo protector o seguros de sí mismos, es probable que sus perros lo comprendan.101 Los machos con dueñas del sexo femenino son menos sociables cuando conocen a otras personas. Esto puede indicar que los machos desarrollan otro papel social cuando sus dueñas son mujeres, ya que las mujeres suelen mantener una relación más relajada con su perro que los dueños varones. Los perros acompañados por hombres más seguros de sí mismos a menudo asumen un papel subordinado. Con mujeres, en algunos contextos, los perros asumirían un papel dominante.102 Los cachorros de border collie que tenían una puntuación alta en sociabilidad (cuánto tiempo pasa desde que el cachorro entra en contacto, cuánto mueve la cola y salta, y cuánto tarda en calmarse) cuando se encontraban con un desconocido opta-ban por buscar de manera activa una estrategia de resolución de conflictos con más frecuencia. Los que obtenían una puntuación más baja en sociabilidad respondían de una manera más pasiva.103


El sexo del propietario puede influir en el comportamiento de su perro o perra con otras personas y perros. Aquí vemos a Guro Lepperød (izquierda) y Birgit Espedalen con los huskies de Alaska Utah y Nila y a Frid Berge con los border collies Chilli, Tapas y Shib en una excursión a Lifjell en Bø, Telemark, el verano de 2013. Fotografía: Frank Rosell.

Los perros y el movimiento de la cola

El movimiento de la cola nos puede decir mucho sobre el estado de ánimo de un perro. El movimiento no es un simple movimiento. La idea de que los perros mueven la cola cuando están felices y se muestran cordiales es quizá la inter-pretación errónea más común respecto a los perros. En algunas ocasiones, el movimiento de la cola es, sin lugar a dudas, una señal de que un perro está contento. Sin embargo, otros tipos de movimiento pueden indicar que el perro tiene miedo o no se siente seguro. Incluso puede tratarse de una advertencia de que si te acercas, te morderá. La posición de la cola, el patrón de movimiento y la velocidad son elementos que tienen una gran importancia. La altura a la que el perro mantiene la cola transmite información sobre su estado emocional. Cuando mantiene la cola levantada y recta al encontrarse con otro perro, se está transmitiendo una señal claramente dominante («Aquí, yo soy el jefe») o una señal de advertencia («Vete o asume las consecuencias»). Si esconde la cola debajo del cuerpo, el perro está asustado («Por favor, no me hagas daño»). A suvez, es importante tener en cuenta que las diferentes razas mueven la cola de forma distinta por naturaleza, por lo que no debe olvidarse esto cuando se interprete su estado de ánimo. Además, el movimiento de la cola envía otras señales. Si el perro mueve la cola enérgicamente, a la vez que menea las caderas de un lado a otro, está mostrando claramente que se alegra mucho de volver a verte. Si la cola realiza movimientos rápidos y cortos (vibración) y está levantada, puede significar que el perro está listo para pelear (una señal de amenaza activa). Es importante fijarse si el perro mueve la cola hacia la derecha o hacia la izquierda. Si tiene sentimientos positivos sobre algo o alguien, la mueve más hacia el lado derecho de sus cuartos traseros (hacia la izquierda si el perro está frente a ti y de cara, es decir, visto desde delante), mientras que la mueve hacia la izquierda si tiene sentimientos negativos.104 Los perros que ven un vídeo de un perro que mueve la cola hacia la izquierda registran mayor actividad cerebral y se muestran más inquietos que si ven un perro moviendo la cola hacia la derecha.105


Si los perros veían a su dueño, movían la cola más hacia la derecha (estado positivo: A). Si los perros veían a un desconocido, también movían la cola hacia la derecha, pero no tanto. La movían aún menos hacia la derecha si veían a un gato. Si los perros veían a un perro dominante desconocido o si estaban solos, movían la cola hacia la izquierda (estado negativo: B). Fuente: Giorgio Vallertigara, Current Biology.

Los perros más populares en Noruega en 2012: 106

•Pastor alemán.

•Cazador de alces noruego o elkhound noruego.

•Cavalier King Charles spaniel.

•Border collie.

•Golden retriever.

•Setter inglés.

•Staffordshire bull terrier.

•Labrador retriever.

•Chihuahua de pelo largo.

•Cocker spaniel.

Un olfato para todo

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