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El cerebro triuno
ОглавлениеFigura 1. Cerebro triuno
Paul MacLean7 es el creador de una teoría sobre el cerebro humano que ha influido fuertemente en las ciencias cognoscitivas. “El hombre –sostiene MacLean– se encuentra en el predicamento de que la naturaleza lo ha dotado esencialmente con tres cerebros, los cuales a pesar de las grandes diferencias de estructura, deben funcionar juntos y comunicarse el uno con el otro. El más antiguo de esos tres cerebros es básicamente reptil. El segundo ha sido heredado de los mamíferos inferiores, y el tercero es un desarrollo posterior de los mamíferos que, en su culminación en los primates, ha hecho al hombre específicamente hombre. Hablando alegóricamente de los tres cerebros que coexisten dentro del cerebro, podríamos imaginarnos que cuando el psiquiatra le pide al paciente que se tienda en el sofá, le está pidiendo que se tienda junto a un caballo y un cocodrilo... El cerebro reptil está lleno de tradiciones y memorias ancestrales y hace fielmente lo que indican los antepasados, pero no es muy bueno para enfrentar nuevas situaciones ya que tiene relativamente baja autonomía, y actúa mediante reflejos y comportamientos ‘instintivos’. Al evolucionar el cerebro se produce el inicio de la emancipación de la inflexibilidad ancestral con la aparición del cerebro mamífero primitivo, que la naturaleza construye sobre el reptil (...) Investigaciones realizadas durante los últimos veinte años han mostrado que el cerebro mamífero primitivo juega un papel fundamental en el comportamiento emocional. Tiene una mayor capacidad que el cerebro reptil para aprender nuevas estrategias y soluciones a problemas a partir de la experiencia inmediata. Pero al igual que el cerebro reptil, no tiene la habilidad necesaria para poner sus sentimientos en palabras”.
El neocórtex, el lugar en el cual la información se procesa en la forma característica de la mente auto-reflexiva, permite que el hombre experimente su vida emocional con conciencia. En el curso normal de los acontecimientos (ilustrado en la Figura 2 a), las percepciones pasan por el neocórtex (o neocorteza), por el paleocórtex (cerebro paleomamífero) y finalmente llegan al cerebro reptil procesadas por las capas superiores. Pero en una situación “de emergencia” (ilustrada en la Figura 2 b), se produce un cortocircuito que pasa por alto a los cerebros superiores y va directamente a las capas más atávicas del sistema nervioso. Desde, allí, las únicas percepciones que aparecen son “amigo o enemigo” y las únicas opciones de comportamiento son pelear o escapar. Goleman llama a esta situación “secuestro emocional”. Como hemos visto (Capítulo 19, Tomo 2, “Meditación, energía y salud”), la respiración consciente es un método para evitar este cortocircuito y reconectar al neocortex en el sistema de conciencia. Podríamos decir que el “precio” del “rescate” de este secuestro emocional es tan barato como el aire.