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INTRODUCCIÓN * 1. Formación de Galeno
ОглавлениеGaleno nace en Pérgamo en el año 129-130 de nuestra era, hijo de Nicón, ilustre arquitecto, quien realizó las obras de ampliación del Asklepieîon de Pérgamo y además contribuyó financieramente a ello. Galeno recibió en su juventud una esmerada educación, propia de un joven perteneciente a una familia de elite de la burguesía urbana pergamea. En la primera etapa de su formación se preparó en aritmética y geometría además de en gramática, retórica y filosofía. Fue voluntad de su padre que conociera las diferentes escuelas filosóficas con el fin de evitar sectarismos limitantes. Una vez adquirida una formación de base humanística, se dedicó a partir de los dieciséis años al estudio de la medicina. En su preparación médica inicial Galeno también frecuentó las diferentes escuelas de Pérgamo, la dogmática de Sátiro, la empírica de Escrión y la pneumática de Eficiano 1 . Conoció también a través de Estratónico, su gran maestro en praxis clínica, al empírico Sabino, médico y humanista, que se adhirió a las teorías humorales de Hipócrates. Galeno lo consideró uno de los mejores conocedores de la medicina hipocrática, estimó sus comentarios, aunque a veces discrepara, y le atribuyó acertadas conjeturas. Pero fue tal vez Sátiro el maestro que mayor influjo ejerció en su profesión. Le despertó el interés por la anatomía, por la cirugía, por la terapéutica y por la lectura de los escritos hipocráticos. Y probablemente fue quien le puso en contacto con la tradición anatómica alejandrina y le enseñó la importancia de las disecciones para conocer mejor el funcionamiento del cuerpo. Sátiro fue, según Galeno, quien conservó con mayor fidelidad la doctrina de Quinto y se la transmitió a sus discípulos 2 , y además Galeno nos recuerda que quienes habían seguido las lecciones de Sátiro y le habían visto hacer disecciones pudieron ayudar mucho mejor a los enfermos que padecieron carbunclo en la epidemia que tuvo lugar en Pérgamo en los años 146-147 (AA I 2). De esta primera época es su obra Sobre la disección del útero .
Tras iniciarse en la medicina en Pérgamo, Galeno se fue a Esmirna donde asistió durante un año (149) a los cursos de Pélope. Durante este período centró su interés en los órganos respiratorios y su función en la respiración, lo que plasmaría en su tratado Sobre el movimiento del tórax y del pulmón . Pélope fue discípulo de Quinto y también discípulo dilecto de Numisiano, cuyos escritos, dice Galeno, conservaba pero no se los quería dejar a nadie pues de ellos se atribuyó ciertas teorías que aún no habían sido expuestas a la luz pública y también nos dice que tenía libros de gran valor pero que se quemaron después de su muerte sin haber sido copiados y que los escritos de anatomía que circulaban eran obra de sus alumnos, que los elaboraban para recordar lo aprendido con el maestro. Galeno afirma que la Anatomía de Pélope era larga y compleja, aunque no totalmente completa ni perfecta, igual que le ocurría a la de Sátiro (AA XIV 1; II 1041 Gar). A pesar de estas críticas y otras puntuales, Galeno siente respeto por Pélope como anatomista y como comentador de Hipócrates, y lo considera un buen maestro con dedicación a sus discípulos. Afirma también que él y Sátiro fueron los dos mejores discípulos de Quinto y sabe que gracias a ellos pudo conocer de buena fuente los estudios y experimentos anatómicos de Quinto y Numisiano.
Pélope le debió de recomendar que escuchara las enseñanzas de Numisiano en Corinto y allí se marchó Galeno, pero, cuando llegó, no debió de encontrar al maestro y se trasladó a Alejandría (ca . 152), donde permaneció unos cinco años 3 . Alejandría era entonces el foco más importante de experimentación anatómica. No parece que Galeno pudiera haber llegado a escuchar las enseñanzas de Numisiano, aunque sí sabemos que trabó amistad con el hijo de éste, Heracliano, y así pudo acceder a los círculos médicos en donde se discutían los progresos de la investigación realizados mediante las disecciones. De cualquier manera en Alejandría consolidó su formación anatómica, amplió sus conocimientos farmacológicos y profundizó en el estudio de la obra de Hipócrates, a la vez que se abrió también a la filosofía y a los nuevos conocimientos técnicos.
Galeno en el año 157 vuelve de Alejandría a Pérgamo. Allí es nombrado médico de los gladiadores por el pontífice del Asklepieîon e hizo gala de su pericia anatómica, que mediante la práctica reafirmó aún más, así como de su experiencia quirúrgica, farmacológica y dietética. Se ocupa también de investigar sobre la acción respiratoria, cuestión que le preocupó desde su estancia en Esmirna, sobre el tracto gastrointestinal y sobre el sistema nervioso.
Su investigación en estas áreas culminó en Roma, a donde llegó por primera vez el año 162 a causa de la activa participación de Pérgamo en la guerra contra los partos. Permaneció en esta primera estancia algo más de dos años y allí aclara definitivamente el papel del diafragma y de los músculos intercostales en la respiración. Frecuentó, en efecto, el Templo de la Paz, foro de reuniones filosóficas y científicas, donde realizó brillantes demostraciones, como, por ejemplo, la de la función del nervio recurrente laríngeo en la emisión de voz, con lo que demostró que era el cerebro y no el corazón el órgano que la controlaba. También demostró la existencia de sangre en las arterias, la función de los uréteres y la vejiga, y la conexión entre los nervios y el cerebro. De esta época son también sus libros Sobre la disección de las venas y las arterias y Sobre la disección de los nervios , y algunos tratados destinados a sus estudiantes Sobre los huesos y Sobre las divergencias entre los anatomistas . En algunos de estos escritos introducirá algunas correcciones durante su segunda estancia en Roma. Elabora también una primera redacción en dos libros Sobre los Procedimientos anatómicos , que, al perderse, empezó a redactar de nuevo durante su segunda estancia en Roma, incorporando el aprendizaje de sus prácticas e investigaciones realizadas en los años que separan las dos redacciones, dando lugar a su gran obra de Procedimientos anatómicos en quince libros, que acaba con la promesa de dedicar otra a la distribución de los nervios en cada músculo y en cada órgano. Redacta también durante su primera estancia en Roma el primer libro de Sobre la función de las partes . Ésta y Procedimientos están dedicadas al cónsul Flavio Boecio, con quien compartía su afición por los experimentos médicos y por la filosofía peripatética. En Roma, ha escrito L. García Ballester 4 , «una serie de éxitos médicos, clínicos y quirúrgicos, le abrieron las puertas de la gran clientela romana, los intelectuales, la aristocracia y el círculo imperial». Pero sus demostraciones y su carácter polémico suscitaron la envidia de ciertos médicos de Roma y le granjearon enemistades, por lo que disminuyó la frecuencia de sus experimentos públicos y se centró más en la escritura de su obra y en la práctica clínica. Dejó Roma en el 166 y parece que viajó hasta Palestina y Chipre para volver de nuevo a Pérgamo donde continuó con su actividad.
En el año 168-9 va a Aquileia llamado por los emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero cuando se desencadena la peste en esa localidad y al poco se traslada a Roma, donde es nombrado médico de Cómodo, hijo de Marco Aurelio, el emperador filósofo, con el que trabará una estrecha amistad. Desde el 169 hasta su muerte en torno al 200 permanecerá en Roma como médico oficial de la corte. Entre 169 y 176, años en los que su maestría en anatomía alcanza toda su brillantez, redactó unos cuarenta tratados. Algunos de ellos los retomará años después y los ampliará. Tal es el caso de Procedimientos anatómicos , de los que en esta época escribe los cinco primeros libros, y de los 17 libros de Sobre la función de las partes , cuya escritura alterna algún tiempo con la de Procedimientos . Resume en dos libros la Anatomía de Lico y en cuatro la Anatomía de Marino. Escribe en esta época el tratado Sobre la disección de los músculos , que surge por sus discrepancias con Lico. Tras la muerte de Marco Aurelio y con las turbulencias políticas que impregnaron el gobierno de Cómodo, la actividad científica de Galeno decayó, aunque durante este período de doce años continúa con sus reflexiones sobre anatomía y escribe los libros VI al XI de Procedimientos . Los cuatro últimos (XI al XV) fueron escritos después del incendio del Templo de la Paz (192), en el que muchas de sus obras, más de la mitad del total, que se guardaban allí, desaparecieron. En sus últimos años, en época ya de Septimio Severo, se dedica a la reflexión sobre su vida y sobre su obra. Escribe una autobiografía y aconseja a los médicos jóvenes un orden en la lectura de sus tratados para que les sea más útil en su formación. La muerte debió de sobrevenirle en torno al año 200.
A Galeno su buena formación filosófica y matemática le permitió dar coherencia a sus demostraciones según el modelo matemático, y articular su saber médico en un todo unificado y coherente, de acuerdo con los principios del arte de la demostración peripatética y de la lógica estoica. Aristóteles le interesó, además de por su lógica y su filosofía, por los escritos biológicos que compuso y, a pesar de los seis siglos que los separan, dialogó y polemizó, de alguna manera, con él a propósito del número de ventrículos del corazón. Sabe, asimismo, de la existencia de Diocles de Caristo y conoce a Praxágoras, que había escrito una Anatomía , aunque lo sitúa entre los anatomistas de segunda fila. Se interesó también por la historia de la medicina griega desde sus orígenes hasta su época, convirtiéndose en el gran comentador de la obra hipocrática 5 , y fue, desde luego, Hipócrates el médico antiguo más admirado por él.
Mereció también toda su admiración la escuela de Alejandría del s. III a. C., especialmente en las personas de Herófilo, Eudemo y Erasístrato. A Herófilo lo consideró la máxima autoridad en anatomía por haber realizado sus investigaciones médicas mediante disecciones humanas y lo cita repetidamente en sus Procedimientos anatómicos a propósito del cráneo, la cavidad torácica, los vasos y los órganos internos, por lo que parece que pudo leer su obra 6 . Herófilo, en efecto, había hecho disecciones del cerebro, del ojo, de los órganos reproductores y se había ocupado del sistema nervioso periférico. A Eudemo lo tuvo también en gran estima, pero el hecho de que no lo cite literalmente nos hace pensar en que sólo tuviera de su obra un conocimiento indirecto, tal vez a través de Marino. Cita sus investigaciones en torno a los huesos del metacarpo y del primer dedo de la mano, y también respecto a los nervios y las glándulas. Gracias a Eudemo la medicina progresó en el conocimiento del sistema nervioso. De Erasístrato alaba la descripción que hizo de las válvulas del corazón (AA VII 11, II 624 K, 669 Gar), los experimentos que realizó en torno al corazón y su circulación (AA VII 16, II 648 K, 705 Gar) y a la respiración (AA VIII 2, II 660 K, 723 Gar y VIII 9, II 701 K, 781 Gar).
Todos los médicos de la escuela alejandrina parten de un buen conocimiento de los textos legados por la medicina hipocrática. Los estudian con las técnicas de análisis filológico, que se ensayaban con excelentes resultados en el Museo de Alejandría. En el s. II a. C., con la persecución de Ptolemeo VII a los intelectuales, la escuela médica de Alejandría decae, aunque resurgirá de nuevo en época imperial y vivirá momentos de florecimiento en el tiempo del nacimiento y vida de Galeno.
Dentro de este segundo florecimiento de la escuela anatómica de Alejandría no podemos dejar de mencionar a Marino 7 , cuyas enseñanzas de anatomía pusieron las bases del desarrollo de esta ciencia, a sus discípulos Numisiano y Quinto, que, a su vez, a través de la transmisión de sus conocimientos, colaboraron de forma decisiva en la formación anatómica de médicos de la categoría de Sátiro y Pélope, maestros directos de Galeno. Galeno a todos consideró sus maestros.
Marino fue, en efecto, quien levantó de nuevo la escuela de anatomía de Alejandría y practicó y enseñó allí en torno al año 100 de nuestra Era. Fue también comentador de Hipócrates. Galeno conoce sus conjeturas al texto, que discute y no siempre acepta. A pesar de sus discrepancias, debidas al progreso natural de la ciencia, Galeno siente un gran respeto por el trabajo anatómico de Marino, lo alaba por haber dedicado su vida entera al estudio de la anatomía y lo reconoce como máxima autoridad en sus estudios sobre los nervios craneales, por haber detectado los orificios que atraviesan el cráneo y las vértebras, haber estudiado su naturaleza y haber fijado en siete pares los nervios del cráneo (AA XIV 1, 233 D, 1042 Gar), lo que ha sido aceptado hasta el s. XVIII , en que han sido detectados los doce pares. Marino escribió sus estudios de anatomía en veinte libros y redactó también un manual. Su obra se ha perdido, pero conocemos algo de su contenido por un resumen que de ella hizo Galeno en su tratado Sobre los libros propios , donde también dice que ha hecho un epítome en cuatro libros de los veinte de Marino. La obra de Marino es, sin duda, la gran plataforma de Galeno para sus estudios de anatomía, pues su lectura le impulsa a continuar este tipo de investigación para hacer progresar esta ciencia y completar y aportar mayor claridad a la obra de sus predecesores. De hecho, la primera intención de Galeno fue la de completar, cubrir lagunas y poner al día la gran obra anatómica de Marino.
Discípulo de Marino fue Quinto, natural, como Galeno, de Pérgamo, aunque Galeno no lo pudo escuchar directamente, pues murió antes de que Galeno hubiera empezado sus estudios de medicina. Ejerció la medicina en Roma en época de Adriano y a pesar de sus éxitos terapéuticos tuvo que abandonar la ciudad, en parte por su carácter arrogante, que despertó el malestar de ciertos clientes, en parte por ser objeto de envidias de otros profesionales de la medicina. Galeno lo considera «el mejor médico de su tiempo» y víctima de las calumnias de la clase médica romana. Es probable que hubiera enseñado también en Pérgamo o Esmirna y en Alejandría. Quinto comentó el Prorrético I, los Aforismos y los libros de Epidemias I, II y VI de Hipócrates, comentarios que Galeno conoció y sobre los que expuso sus discrepancias, ya porque no seguían la mejor tradición manuscrita, ya por desacuerdo en la interpretación. Lo valoró, en cambio, por sus apreciaciones anatómicas. Sus enseñanzas, que no escribió, nos han sido transmitidas por sus discípulos, entre los que se encuentran Antígenes, Numisiano, Sátiro, Pélope, Eficiano y Lico. Galeno afirma paladinamente que se preocupó de conocer las enseñanzas de Quinto a través de sus discípulos (AA XIV 1, 231 D, 1039-1040 Gar). Quinto murió hacia el año 145. También viajó en pos de Numisiano, al que es muy dudoso que llegara a escuchar, pero trabó amistad con su hijo Heracliano, médico también, con el fin de poder leer los escritos de su padre, celosamente guardados por su vástago.
De Numisiano afirma Galeno que ya en tiempos de Marino brillaba en Alejandría y que era una persona muy erudita y con ideas extraordinarias en lo concerniente a la anatomía (AA XIV 1, 231 D, 1040 G). Para Galeno, así como Herófilo y Eudemo fueron los más eximios representantes de la primera escuela de Alejandría, Marino y Numisiano lo fueron de la escuela alejandrina de época imperial. Sabemos que Numisiano fue comentador de Hipócrates, pero probablemente no se cuidó de hacer copias de sus obras, se las legó a su hijo y luego fueron pasto de las llamas. Es muy posible que Galeno lo conociera indirectamente por Pélope y tal vez hubiera podido conocer algo por su hijo Heracliano, cuyo círculo en Alejandría frecuentó, aunque Galeno se lamenta de la negativa de Heracliano a prestar los libros de su padre por querer publicarlos todos él solo y dice que cuando le llegó su hora los quemó (AA XIV 1, 231 D, 1040 G). De hecho, Galeno nunca lo cita directamente. Numisiano debió de morir tal vez en Corinto hacia el año 151.
Otros médicos célebres, como Lico o Antígenes, también discípulos de Quinto, no contaron en absoluto con las simpatías de Galeno. Lico escribió una obra sobre anatomía, pero Galeno lo censura por seguir en exceso la obra de Marino pero con más errores, también le critica un cierto dogmatismo con falta de experiencia médica y su forma de comentar la obra de Hipócrates con mucha amplitud en las primeras frases y excesiva brevedad en las siguientes, y por carecer de una formación integral, como lo demuestra su poca soltura al manejar los conceptos básicos de la filosofía platónica. Galeno señala con cierta complacencia los músculos, cuya existencia o función Lico ignoraba y no sin desprecio afirma que, aunque Lico frecuentó la escuela de Quinto, fue por poco tiempo. Nos deja constancia de que el hijo de Lico, Eliano, también médico, hizo un compendio del libro sobre los músculos que había escrito su padre. A Antígenes, a quien Galeno le reconoce su prestigio como médico, sólo una vez lo cita en la obra, donde afirma que este médico en una ocasión se burló de él (XIV 614 K). Dice también que en Roma era una de las primeras figuras en medicina y que las familias más acaudaladas lo consultaban.
También Rufo de Éfeso puede considerarse uno de los maestros de Galeno, por cuanto que por él debió de conocer las teorías de los empíricos, aunque no sabemos con certeza si directamente o a través de Sabino 8 , quien fue también comentador de Hipócrates, y a quien Galeno le reconoce un sólido conocimiento de los textos del médico de Cos. Otros autores médicos que Galeno cita por cuestiones concretas y cuya obra debió de leer, son Heraclides de Eretria, Asclepíades de Bitinia, Rufo de Samaria, Dioscórides y Artemidoro.
Galeno estudió, en efecto, con atención la obra de sus predecesores médicos y experimentó mediante la práctica de la disección. Heredero, como ha señalado Laín 9 , de todo el saber anatómico que hasta él habían conseguido los griegos, fue no sólo un investigador original sino también un «escritor dotado de un poderoso talento para la exposición sistemática» y además de ser «el más antiguo creador de un conocimiento verdaderamente científico y total del cuerpo humano... es el iniciador de la ciencia anatomofisiológica stricto sensu , el autor del primero de los paradigmas que jalonan la historia de la morfología humana».