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II

QUE EL MEJOR MÉDICO ES TAMBIÉN FILÓSOFO


INTRODUCCIÓN

El opúsculo que nos ocupa pertenece a la plena madurez de Galeno, ya que es muy probable que haya sido escrito tras la redacción del segundo grupo de los comentarios hipocráticos, que pertenecen a su vez a un período tardío 1 . La obrita ha sido objeto de muy diversas interpretaciones. Así, para unos es el resultado de un propósito de síntesis de experiencia y raciocinio y trata de establecer el lugar que ocupan la filosofía y la lógica en la formación del médico 2 . Otros creen que no tiene gran interés filosófico, sino que es un alegato contra los «nuevos médicos» por su manera de imitar a Hipócrates 3 , y hay quienes opinan que el tratado es eminentemente sofístico, que está destinado a los estudiantes de medicina y que quizás fuera uno de los discursos pronunciados por Galeno en Roma 4 .

En primer lugar, lo que hace Galeno en Que el mejor médico es también filósofo es exponer cuál es su concepto de médico ideal estableciendo un paralelo absoluto entre el médico y el filósofo. Con este fin, Galeno presenta la filosofía dividida, al modo helenístico, en tres disciplinas, lógica, física y ética. En el ámbito de la medicina corresponde a la física el estudio de los órganos del cuerpo y sus relaciones y funciones; a la lógica el examen de las enfermedades, sus características y tipología. En ambos casos, el médico practica una contemplación racional. Por último, la ética se refleja en la obligación del médico de atender a los demás, de ser amigo de la templanza y poseer la profesión más humana. De este modo, el tratado puede entenderse también como una exhortación a la práctica de la medicina acompañada de la virtud 5 .

Para Galeno, el médico ha de ser un hombre íntegro en su profesión, estudioso y honrado, que combina el trabajo práctico con la indagación teórica. Ha de emular la figura del médico hipocrático, amigo de la verdad y conocedor de la naturaleza, un modelo que había ya sido trazado por Platón 6 . En efecto, el filósofo ateniense estableció una distinción entre los verdaderos iatroí y los ‘siervos’ de la medicina, que trabajan sin un conocimiento racional de la phýsis , de la naturaleza de los cuerpos, y permanecen aferrados al reino de la dóxa .

Como ha hecho notar Margherita Isnardi 7 , con Galeno la relación entre la filosofía y las téchnai , que en origen estaba basada en la supremacía de la primera, se vuelve del revés, ya que Galeno priva a la filosofía de su valor universal y propone su conversión en mera téchnē específica. Ya no es la filosofía la que da sentido a las restantes artes, sino que son las grandes artes cuales la medicina o la arquitectura las que dan un significado a la filosofía. Puesto que, por una parte, la filosofía viene asimilada a una téchnē teórica que, como ejercicio metódico, implica la utilización de reglas lógicas, y por otra, se equipara la téchnē a la aretḗ , y por tanto al campo de la ética, en este tratado se insiste en la necesidad de que el médico practique la especulación lógica y estudie la naturaleza del cuerpo, al tiempo que se nos ofrece un bosquejo del ḗthos del médico ideal.

Pero al margen de estas consideraciones puede afirmarse que lo que Galeno pretende en última instancia con Que el mejor médico es también filósofo es presentarse a sí mismo como modelo de ese médico ideal que él describe. Efectivamente el tratado aboga por la figura del médico «cultivado», pepaideuménos 8 , siguiendo la convicción predominante en la época de que sólo la formación general hacía verdaderamente humana y fructífera la especialización, y que no se podía ejercer decorosamente una profesión sin haber pasado por una paideía completa capaz de suscitar sanas actitudes mentales, energía interior y sentido moral 9 . Así lo demuestra la obra de Plutarco Preceptos sobre la conservación de la salud en la que aparece al comienzo (I 122b-e) una diatriba contra Glauco, un buen médico pero especialista en sentido estricto y hostil a los filósofos, que no tolera que éstos discutan sobre el régimen saludable, puesto que opina que los campos de trabajo de la medicina y de la filosofía son enteramente distintos.

La formación recibida por Galeno en centros tan importantes como Pérgamo, Esmirna, Alejandría o Roma, sus múltiples intereses y su extensa cultura le convierten ciertamente en paradigma de médico ilustrado y docto 10 . La educación de Galeno fue programada por su padre Nicón, un arquitecto pepaideuménos , y su amplitud de conocimientos queda atestiguada por las diversas secciones de su obra autobibliográfica Sobre mis libros , en donde, aparte de los textos propiamente médicos (caps. 1-10), hay una sección entera dedicada a los libros de lógica, una a textos de filosofía moral, cuatro relativas a las doctrinas platónica, aristotélica, estoica y epicúrea, y la última referida a argumentos de tipo gramatical y retórico. Esta vasta producción despertó la admiración hacia Galeno fuera del ámbito propiamente médico. Así, Ateneo lo incluye en el grupo de los deipnosofistas porque, «ha publicado tantas obras filosóficas y médicas que sobrepasa a todos sus predecesores» 11 . Por su parte, Alejandro de Afrodisias 12 lo cita junto a Platón y Aristóteles como tercer ejemplo de una autoridad de la que se pueden extraer éndoxa; y Simplicio 13 lo llama ho polymathḗstatos y ho philologótatos y lo cita en cuanto que tratadista de problemas físicos. También es significativo el testimonio del léxico bizantino de la Suda 14 , que renuncia a reseñar sus obras gramaticales y retóricas «por ser éstas familiares a todos». De todos estos juicios emerge clara la figura de Galeno como médico, filósofo y literato.

Galeno reivindica pues la figura del médico como hombre de ciencias e intelectual, protagonista de una nueva cultura en un período en el que la filosofía propiamente dicha —y a la que en principio correspondería esa misión— se había dividido en múltiples escuelas filosóficas enredadas a menudo en discusiones teóricas. Esta caracterización del médico pepaideuménos discrimina en definitiva entre los conceptos de iatrós y technítēs —este último cerrado y limitado en su saber especializado 15 — o pharmakopṓlēs —dispensador de fármacos 16 —, y establece la altura y dignidad de una profesión caracterizada por la tensión entre los polos de la theōría y la prâxis 17 .

Esta elevada concepción del médico está unida al valor cultural y social de la medicina. Recuérdese cómo en la Exhortación a la medicina 14, la medicina se clasifica junto a otras artes intelectuales y nobles cuales son la geometría, las matemáticas o la filosofía. Y es que el conocimiento anatómico permite al médico tener una visión precisa de la estructura de los órganos y de las funciones de las partes del cuerpo, percibir el orden providencial y racional de la naturaleza y así alcanzar el nivel causal, el plano del discurso teórico general, que se había convertido en patrimonio exclusivo de las escuelas filosóficas 18 . Pero además el médico es también mediador entre el mundo corpóreo y la naturaleza, «ministro de la naturaleza» 19 : ésta última es artífice de todo y el médico es su ayudante, en la medida en que interviene para corregir los factores patológicos, y ello porque conoce los procesos, el orden teleológico, el lógos de la naturaleza.

En definitiva, la revalorización de la medicina que propone Galeno hace que el médico, según lo concibe él, se pueda convertir por derecho propio en protagonista de la escena cultural, y hace también que su paideía deba ser completa, como se pone de manifiesto en el presente tratado: el médico debe conocer la geometría, que con sus demostraciones apodícticas puede ofrecer el modelo epistemológico que oponer a las polémicas sectarias; debe conocer la filosofía y sus partes según la tripartición tradicional estoica en lógica, física y ética; debe conocer la lógica por la necesidad que tiene de basar la investigación científica sobre una teoría del conocimiento; debe conocer la física para tener un conocimiento firme de la naturaleza del cuerpo humano; y debe finalmente conocer la ética para extraer de ella el fundamento moral necesario para su profesión. El médico de Galeno tiene una superioridad moral en cuanto hagnós, philánthrōpos y philóponos , hombre «puro», «humanitario» y «trabajador».

La concepción galénica del médico coincide en parte con la figura del iatrosophistḗs o iatrophilósophos típica del período de la Segunda Sofística y que se convertiría pronto en emblema de la escuela iatrosofística de Alejandría 20 . Se trata de aquel que ejercita a la vez la profesión de iatrós y la de sophistḗs 21 . Elio Aristides (Or . 49, 8) describe en este sentido al anatomista Sátiro, maestro de Galeno. La sociedad del momento contempla con entusiasmo a este tipo de médicos 22 por el saber del cual son depositarios, el cual puede satisfacer en cierto modo sus dos necesidades, la «salvífico-milagrosa» 23 y la «racional» 24 .

La herencia del médico ideal que propugna Galeno en Que el mejor médico es también filósofo se aprecia en primer lugar en la escuela médica alejandrina. Las fuentes árabes a partir de las cuales se ha reconstruido el curriculum de estudios de esta escuela 25 demuestran que el curso principal comprendía lógica y medicina. Con la lógica, que se estudiaba con ayuda de las obras de Aristóteles, se pretendía preparar al estudiante para extraer conclusiones acertadas, distinguir lo verdadero de lo falso y poder consultar otros libros de lógica y filosofía. Para la medicina se utilizaban cuatro obras de Hipócrates —Aforismos, Pronósticos, Sobre el régimen de las enfermedades agudas, Aires, aguas y lugares — y una selección de Galeno. Y para la educación médica se leían dos obras de Galeno, Sobre el orden de mis libros , que ilustraba sobre la secuencia en que habían de leerse sus obras, y Que el mejor médico es también filósofo , que pudo interpretarse como una suerte de manifiesto científico-ético-cultural.

A través de la mediación alejandrina, en el ámbito árabe uno de los máximos representantes del ideal galénico del médico —filántropo, autodidacto, dotado de cultura filosófica y médica fundada en las obras clásicas— es el musulmán del s. XI Ibn Ridwan, que sostuvo una polémica contra el médico cristiano Ibn Butlan de Bagdad que recuerda a la mantenida por Galeno contra sus adversarios médicos 26 . En dicha controversia el médico musulmán acusaba a Ibn Butlan de Bagdad de ser un mero technítēs y no un verdadero médico, el cual debe ser a un tiempo filósofo y hombre de ciencia, teólogo y lógico, y defendía la discusión crítica de las obras clásicas. A comienzos del s. IX un testimonio habla de un grupo de estudio de medicina dirigido por un médico sirio cristiano en un hospital de Bagdad y en el que participaban también los filósofos, que tomaban parte en las demostraciones de los aspectos más técnicos de la medicina como la práctica de la uroscopia 27 . El ejemplo galénico del médico-filósofo fue seguido en el mundo del Islam por personajes como Rhazes, Avicenna y Averroes. Por el contrario, Maimónides cesó de dedicarse a la filosofía una vez hubo adoptado la medicina como profesión.

En el mundo occidental la recepción de la concepción galénica del médico se aprecia con claridad en la escuela médica salernitana 28 . Además, ejemplos del médico pepaideuménos cuya cultura y deontología médica coincide con la expuesta en nuestro tratado aparecen en el Pseudo-Sorano 29 , en Isidoro de Sevilla 30 y en un compendio elemental que se encuentra en códices latinos de los ss. IX y X cuyo título reza Qualem oporteat esse discipulum medicinae 31 .

En el ámbito bizantino son varias las muestras de médicos pepaideuménoi . Hay que recordar en primer lugar el comentario de Juan Filópono al tratado Sobre el alma de Aristóteles 32 . Además, con mucha probabilidad haya que identificar con León el Filósofo, el gran enciclopedista bizantino del s. X , al León philósophos kaì iatrós bajo cuya autoría los códices nos han transmitido obras médicas 33 . Miguel Pselo, Nicéforo Blemides y Manuel Holobolo son asimismo algunos de los escritores bizantinos autores de obras médicas.

BIBLIOGRAFÍA

Ediciones y traducciones

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1 Cf. J. ILBERG , «Über die Schriftstellerei des Klaudios Galenos», Rheinisches Museum 44 (1889), 207-239, en esp. pág. 236. También H. DILLER , «Zur Hippokratesauffassung des Galen», Hermes 68 (1933), 167-181, en esp. pág. 180, sitúa el tratado tardíamente en la carrera de Galeno. En contra, W. D. SMITH , The Hippocratic Tradition , Ithaca-Londres, 1979, en esp. pág. 83, n. 15, que cree que la obrita pertenece a la época del joven Galeno, cuando éste planeaba abandonar Roma. El propio GALENO sólo cita este tratado en su compendio bibliográfico Sobre mis libros 6.

2 Tal es la opinión de L. GARCÍA BALLESTER , Galeno en la sociedad y en la ciencia de su tiempo , Madrid, 1972, pág. 54.

3 Cf. M. ISNARDI , «Techne», La Parola del Passato 16 (1961), 257-296, en esp. pág. 257. En el tratado, Galeno anima a los médicos a volver a Hipócrates, pero al abordar el fundamento filosófico que debe tener la formación del buen médico, emplea conceptos típicamente helenísticos muy alejados de los de la medicina de Hipócrates.

4 ASí B. USOBIAGA , «Galeno: el mejor médico también es filósofo», Boletín del Instituto de Estudios Helénicos 10 (1976), 133-151.

5 Este planteamiento deontológico era además de gran actualidad en época imperial, dado que la moral médica interesaba vivamente al conjunto de la sociedad romana.

6 Cf. PLATÓN , Leyes IV 720A sigs.

7 M. ISNARDI , «Techne» , cit.

8 Cf., para estas consideraciones, el trabajo de A. M. IERACI BIO , «Galeno e la concezione del medico», en Talarískos. Studia Graeca Antonio Garzya sexagenario a discipulis oblata , Nápoles, 1987, págs. 147-163.

9 Cf. A. GARZYA , «Ideali e conflitti di cultura alla fine del mondo antico», en Storia e interpretazione di testi bizantini , Londres, 1974, I, pág. 307.

10 Véase J. KOLLESCH , «Galen und die zweite Sophistik», en V. NUTTON (ed.), Galen: Problems and Prospects. A collection of papers submitted at the 1979 Cambridge Conference , Londres, 1981, págs. 1-11. Si hacemos caso de la tradición árabe, la biblioteca personal de Galeno incluía, entre otros, manuscritos de Anaxágoras: cf. M. MEYERHOF , «Autobiographische Bruchstücke Galens aus arabischen Quellen», Sudhoffs Archiv für die Geschichte der Medizin 22 (1929), 72-86, en esp. pág. 85.

11 Banquete de sofistas I 2e-f. No obstante, los nombres de Galeno, Dafnus de Éfeso y Rufino de Nicea que aparecen en este pasaje de Ateneo podrían ser corrupciones o invenciones del epitomista bizantino que nos ha transmitido el texto. Ésta es al menos la opinión de J. SCARBO -ROUGH , «The Galenic Question», Sudhoffs Archiv 65 (1981), 1-31, en esp. págs. 18-21.

12 Comentario a los «Tópicos» de Aristóteles II 2, 549, 24 WALL .

13 Comentario a la «Física» de Aristóteles IX 718, 13 DIELS .

14 S.V . Galēnós = I 506, 15-20 ADLER .

15 Cf. GALENO , Sobre la localización de las enfermedades 5, 8 para la distinción entre iatrós y technítēs .

16 Cf. GALENO , Comentario a «Sobre los alimentos» de Hipócrates III 24.

17 La consideración de la medicina como arte compleja, compuesta de theōría y prâxis , es herencia de Hipócrates. En PSEUDO -GALENO , Definiciones médicas 10 se lee que «dos son las partes principales de la medicina, la teoría y la práctica. La primera precede a la segunda por cuanto que es oportuno especular primero sobre cualquier cosa y después actuar». «Teoría» y «práctica» corresponden a los dos momentos de la medicina, el «epistémico» —que es el propio de un arte superior y se manifiesta en el conocimiento racional de las causas naturales— y el «estocástico» (stochastikós) , que es típico de una téchnē y desarrolla la práctica basada en la experiencia y con vistas al logro de un fin, que no siempre se logra conseguir.

18 Cf. para estas consideraciones M. VEGETTI , «L’immagine del medico e lo statuto epistemologico della medicina in Galeno», Aufstieg und Niedergang der römischen Welt 37, 2 (1994), 1672-1717, y A. M. IERACI BIO , «Sulla concezione del medico pepaideuménos in Galeno e nel tardoantico», en J. A. LÓPEZ FÉREZ , (ed.), Galeno: Obra, pensamiento e influencia (Coloquio internacional, Madrid, 22-25 de marzo de 1988) , Madrid, 1991, págs. 133-151, en esp. 139.

19 Cf. GALENO , Arte médica 27; Comentario a «Epidemias I» de Hipócrates II 51.

20 Cf. O. TEMKIN , «Geschichte des Hippokratismus im ausgehenden Altertum», Kyklos 4 (1932), 39-51.

21 Cf. para estos términos y para el aumento de gente cultivada con intereses en la filosofía y la medicina G. W. BOWERSOCK , Greek Sophists in the Roman Empire , Oxford, 1969. Este autor pone en estrecha relación a Galeno con la Segunda Sofística, de cuyo espíritu de idealización y añoranza del glorioso pasado participa: cf. el capítulo de este libro «The prestige of Galen», págs. 66 sigs.

22 Sobre su status privilegiado, del que son prueba las exenciones fiscales que les fueron concedidas por Vespasiano y confirmadas por Antonino, cf. L. EDELSTEIN , «The Professional Ethics of the Greek Physicians», Bulletin of the History of Medicine 30 (1956), 391-419 [reimpreso en O. TEMKIN , C. L. TEMKIN (eds.), Ancient Medicine. Selected Papers of Ludwig Edelstein , Baltimore, 1967, págs. 319-348, en esp. pág. 346, n. 48].

23 Cf. GALENO , Sobre los procedimientos anatómicos VIII 4, donde se describe una suerte de espectáculo «que impresiona a los espectadores» y que consiste en la vivisección de un animal con vistas a hacer una demostración del funcionamiento del sistema nervioso. Véase también M. VEGETTI , «Modelli di medicina in Galeno», en V. NUTTON (ed.), Galen: Problems and Prospects , cit., págs. 47-63, en esp. 54 sigs.

24 Cf. GALENO , Sobre la utilidad de las partes XVII 1, para la demostración del orden de la naturaleza.

25 A. Z. ISKANDAR , «An Attempted Reconstruction of the Late Alexandrian medical Curriculum», Medical Hist . 20 (1976), 235-258. A. M. IERACI BIO , «La trasmissione della letteratura medica greca nell’Italia meridionale fra X e XV secolo», en A. GARZYA (ed.), Contributi alla cultura greca nell’Italia meridionale , Nápoles, 1989, págs. 196-210, estudia los códices italogriegos que testimonian la conservación en la Italia meridional del legado de la escuela iatrosofística alejandrina.

26 Cf. M. MEYERHOF , The Medico-Philosophical Controversy between Ibn Butlan of Baghdad and Ibn Ridwan of Cairo. A Contribution to the History of Greek Learning among the Arabs . El Cairo, 1937.

27 Cf. E. LIEBER , «Galen, physician as philosopher; Maimonides, philosopher as physician», Bulletin of the History of Medicine 53 (1979), 268-285, en esp. pág. 181.

28 Cf. en general Studi sulla Scuola medica salernitana , Nápoles, 1986.

29 PSEUDO -SORANO , Quaestiones medicinales 244, 28-245, 1 ROSE .

30 ISIDORO DE SEVILLA , Etimologías IV 13, 1-5.

31 Fue editado por R. LAUX , «Ars medicinae: ein frühmittelalterliches Kompendium», Kyklos 3 (1930), 417-434, y su redacción griega ha sido individualizada por K. DEICHGRÄBER , «Medicus gratiosus». Abhandlungen der Akademie der Wissenschaften und Literatur in Mainz. Geistes-u. sozialwiss. Kl . 3 (1970), 94-107 [publicado como libro con el título Medicus gratiosus. Untersuchungen zu einem griechischen Arztbild , Wiesbaden, 1970] en dos versiones distintas que aparecen en tres códices de los ss. XIV-XV con el título Podapòn deî eînai tòn manthánonta tḕn iatrikḗn . Deichgräber ha subrayado cómo para Galeno las cualidades morales son de gran importancia en la formación y educación del médico, quien debe interesar a sus pacientes más si cabe por su cultura y excelencia moral que por su habilidad médica, puesto que las cualidades morales constituyen la mejor garantía de las habilidades del médico. Cf. asimismo L. EDELSTEIN , «The professional Ethics of the Greek Physicians», cit., en esp. págs. 335-337.

32 Cf. R. B. TODD , «Philosophy and Medicine in John Philoponus’ Commentary on Aristotle’s De anima», Dumbarton Oaks Papers 38 (1984), 103-110. En general para la relación entre filosofía y medicina en época tardoantigua véase L. G. WESTERINK , «Philosophy and Medicine in late Antiquity», Janus 51 (1964), 169-177, que examina la opinión de diversos filósofos tardíos interesados en cuestiones médicas, los testimonios de la combinación de ambas ciencias a partir de la segunda mitad del s. VI , así como la situación de las cátedras de filosofía y medicina en las universidades de Atenas, Alejandría y Constantinopla. Esteban de Atenas y Pseudo-David, en torno al año 600, son los primeros ejemplos seguros de las figuras de filósofo y médico combinados en una misma persona.

33 Cf. R. RENEHAN (ed.), Leonis medici de natura hominum synopsis , Berlín (Corpus Medicorum Graecorum X 4), 1969.

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