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ОглавлениеII. QUE EL MEJOR MÉDICO ES TAMBIÉN FILÓSOFO
A la mayor parte de los médicos les sucede lo mismo que a la mayoría de los atletas, que desean vencer en las Olimpíadas pero no se esfuerzan en hacer nada para que tal cosa llegue a cumplirse. Efectivamente, elogian a Hipócrates y lo consideran el mejor de todos, pero a la hora de asemejarse a él hacen todo menos eso. Y es que Hipócrates asegura que la astronomía contribuye en no pequeña medida a la medicina, y evidentemente también la geometría, que por necesidad precede a aquélla 1 . Pero los médicos actuales no sólo no se aplican en ninguna de estas dos disciplinas, sino que llegan a censurar a quienes sí lo hacen. Además Hipócrates postula la necesidad de un conocimiento preciso de la naturaleza del cuerpo alegando que es el principio de cualquier argumentación en medicina 2 . En cambio, los médicos de ahora ponen tan poco interés en este asunto que no sólo no conocen la esencia de cada uno de los miembros del cuerpo, ni su estructura 3 , conformación y tamaño, o su relación con las partes vecinas 4 , sino que desconocen incluso su localización.
Ya dijo también Hipócrates en su exhortación al ejercicio de la especulación lógica 5 que por no saber diferenciar las enfermedades en géneros y especies 6 sucede que los médicos se equivocan en sus propósitos 7 terapéuticos. Pero los médicos de nuestro tiempo están tan lejos de poner esa especulación lógica en práctica que a los que lo hacen les echan en cara el perder su tiempo en inutilidades. Hipócrates afirma igualmente que es preciso que se ponga sumo cuidado en el pronóstico del estado presente, pasado y futuro del enfermo 8 . En cambio, estos médicos se han preocupado tan poco por esta parte del arte que si alguien predice una hemorragia o una sudoración lo tildan de hechicero y cuentista. Difícilmente soportarían que otro predijese algo diferente y difícilmente adaptarían el tipo de dieta a lo que será el punto crítico de la enfermedad 9 , allí donde Hipócrates ordena sin lugar a dudas que se haga dieta 10 .
¿Y a qué otra cosa queda reducida la admiración por Hipócrates? Desde luego no a la precisión en la interpretación, pues también esto fue un logro suyo. En cambio, los médicos de ahora se encuentran en el extremo opuesto, al punto de que se puede ver cómo muchos de ellos se equivocan dos veces en un nombre, algo que es difícil siquiera imaginar.
[2] Por ello me ha parecido oportuno indagar cuál pueda ser la causa por la que, pese a la admiración que todos profesan por Hipócrates, no leen sus obras, y si alguno lo hace no comprende lo que dice, o si logra comprenderlo no aplica la teoría a la práctica con la intención de verificarla y ponerla en práctica. Yo encuentro efectivamente que todos los progresos humanos son producto de la voluntad y de la capacidad, y si se carece de una de estas dos cosas forzosamente se fracasará en los objetivos. Vemos por ejemplo que los atletas no alcanzan sus objetivos por incapacidad física o bien cuando han desatendido el ejercicio. Pero cuando tienen la fuerza física de un vencedor y se han preparado de forma satisfactoria, ¿qué motivo hay para no lograr muchas coronas en el combate?
¿Acaso entonces los médicos de ahora fallan en ambas cosas y no muestran ni capacidad ni una voluntad suficiente para el ejercicio de su arte?, ¿o acaso tienen la una pero carecen de la otra? Realmente no me parece que tenga sentido el que no nazca nadie con una aptitud mental suficiente como para hacerse cargo de una profesión tan humanitaria 11 , cuando el mundo es igual ahora que antes y no se ha producido una alteración en el orden de las estaciones ni una modificación de la órbita solar, ni ha tenido lugar ningún cambio en algún otro astro fijo o móvil 12 . Al contrario, parece razonable pensar que es por el pésimo régimen alimenticio con el que los hombres de ahora se alimentan 13 y porque la riqueza goza de mayor prestigio que la virtud por lo que no nace un Fidias entre los escultores, un Apeles entre los pintores 14 o un Hipócrates entre los médicos. Y eso que nosotros contamos con la no pequeña ventaja de que al haber nacido después que los antiguos podríamos asimilar más fácilmente las artes que aquéllos llevaron a su máximo esplendor 15 .
Así pues, sería de lo más sencillo aprender en el menor número posible de años lo que Hipócrates tardó tanto tiempo en descubrir, para así aprovechar el resto de la vida en investigar lo que queda. Pero mientras se conciba la riqueza como algo más valioso que la virtud y se aprenda el arte no por el bien de los hombres sino por lucro, no será posible alcanzar la meta de dicho arte —en efecto, esos otros se apresurarán a enriquecerse antes de que nosotros hayamos conseguido esa meta—. Porque ciertamente no es posible enriquecerse y al mismo tiempo practicar un arte tan importante, sino que aquel que se aplica con mayor ímpetu a una de las dos cosas necesariamente ha de despreciar la otra. ¿Pues acaso se puede decir que alguno de los hombres de ahora aspira a adquirir riqueza sólo para hacer frente con ella a las necesidades vitales de su cuerpo? ¿Hay alguien que se atreva no sólo a expresar con palabras sino a demostrar con hechos que el límite de la riqueza conforme a la naturaleza se constriñe a no estar hambriento o sediento o a no pasar frío? 16 .
Si efectivamente hay alguien así, desdeñará a Artajerjes [3] y a Pérdicas 17 : no acudirá nunca en presencia del primero y al segundo lo curará porque padece una enfermedad que precisa el arte de Hipócrates 18 pero no consentirá estar constantemente a su lado, y en cambio se dedicará a sanar a los indigentes de Cranón, de Tasos 19 y de otras pequeñas localidades. Dejará a sus conciudadanos de Cos 20 en manos de Pólibo 21 y de los otros discípulos y él en cambio no cesará de recorrer toda la Hélade dedicado a la enseñanza, porque también es preciso que escriba algo acerca de la naturaleza de los lugares 22 . Y es que, sin duda, a fin de juzgar con la experiencia lo aprendido de palabra, es absolutamente necesario ver en persona las ciudades, la que está orientada al mediodía y la que lo está al norte, la que mira a oriente o a poniente; y ver igualmente si está sita en una hondonada o en un alto, y si utiliza aguas traídas de fuera o aguas de manantial, o bien aguas pluviales, de los lagos o de los ríos; no pasar por alto si alguna se provee de aguas excesivamente frías o calientes, carbónicas o ricas en alumbre u otras de esta clase 23 ; observar si una ciudad linda con un gran río, con un lago, con una montaña o con el mar; y notar todo lo demás que Hipócrates nos enseñó.
De manera que quien vaya a dedicarse a la medicina no debe contentarse con desdeñar la riqueza, sino que ha de ser enormemente trabajador 24 . Y evidentemente no es posible que sea trabajador uno que se emborracha, se sacia de comida y persigue constantemente los placeres amorosos, en suma, uno que se hace esclavo de su sexo o de su estómago. El verdadero médico se reconocerá en verdad por ser amigo de la moderación 25 al tiempo que compañero de la verdad.
Asimismo es preciso, ciertamente, practicar el método lógico con vistas a conocer cuántas son las enfermedades en su conjunto, tanto específicas como genéricas, y cómo adoptar el remedio indicado para cada una 26 . Este mismo procedimiento explica también la propia naturaleza del cuerpo, la que deriva de los elementos primeros —aquellos que están enteramente mezclados entre sí—, la que lo hace de los segundos elementos —que son perceptibles y son llamados también homogéneos—, y la tercera, la que está por encima de aquéllos y está constituida por las partes orgánicas 27 . Y sin duda por el método lógico se aprende qué utilidad y eficacia tiene para cada ser vivo cada una de las cosas que se han dicho, y la pertinencia de darle a ello crédito no sin comprobación 28 sino mediante demostración.
Así pues, ¿qué es lo que falta todavía para que el médico que practica el arte en un modo digno de Hipócrates no sea filósofo? Pues si para desentrañar la naturaleza del cuerpo, las diferencias entre las enfermedades y los remedios indicados le conviene haberse ejercitado en la especulación lógica, y para perseverar diligentemente en el ejercicio de estas cosas haber despreciado la riqueza y cultivado la moderación 29 , abarcaría ya todas las partes de la filosofía: lógica, física y ética 30 . Pues en verdad, si desdeña el dinero y practica la temperanza no cabe temer que cometa injusticia alguna, ya que todas aquellas injusticias que los hombres se atreven a hacer las cometen cuando les seduce la avaricia o les embauca el placer. Y de este modo adquirirá forzosamente las restantes virtudes, porque todas ellas van juntas y no es posible que el que conquista una, sea cual sea, no tenga a la vez todas las demás acompañándola como si estuviesen anudadas con una única cuerda 31 .
Y ciertamente si para el aprendizaje inicial y para la práctica sucesiva la filosofía es imprescindible para los médicos, evidentemente aquel que sea un verdadero médico será sin lugar a dudas también filósofo. Y que los médicos precisan de la filosofía para hacer un uso conveniente de su arte creo que no necesita ningún tipo de demostración, después de haber visto en muchas ocasiones que son preparadores de medicamentos 32 , y no médicos, los codiciosos que aplican su arte para el fin contrario al que está destinado por naturaleza.
Así pues, ¿vas a disputar todavía sobre los nombres y a [4] desvariar sosteniendo que el médico es moderado, prudente, justo y que está por encima de la riqueza, pero que con todo no es filósofo? ¿Y que conoce la naturaleza de los cuerpos, la actividad de los órganos, la utilidad de las partes, las diferencias entre las enfermedades y los tratamientos indicados, pero que, eso sí, no se ha ejercitado en la especulación lógica? ¿O admitiendo estos hechos vas a tener la desvergüenza de disputar por el nombre que se les da? Ya es tarde: ahora es preferible, sí, que seas sensato y no te pelees como hacen el grajo o el cuervo por sus voces, sino que te afanes en la verdad de los propios hechos. Pues verdaderamente no puedes afirmar que un tejedor o un zapatero no llegarían a ser buenos sin aprendizaje ni práctica, pero que en cambio un médico puede aparecer repentinamente justo, prudente, capaz de hacer demostraciones y experto en la naturaleza 33 sin haber recurrido a maestros ni haberse ejercitado.
De manera que, si esto último es también indigno y la otra posición es la de quien no discute sobre hechos sino sobre nombres, la conclusión que se extrae es que si somos verdaderos admiradores de Hipócrates deberemos dedicarnos a la filosofía. Y si lo hacemos, nada impedirá que lleguemos a ser semejantes a él y hasta mejores, una vez hayamos asimilado cuanto aquél escribió acertadamente y hayamos descubierto lo restante por cuenta propia.
1 Aires, aguas y lugares 2. En otros pasajes de su obra (cf. por ejemplo Sobre las opiniones de Hipócrates y Platón , vol. V 390 KÜHN ) Galeno insiste en que la astronomía precisa de la aritmética y la geometría y en que Posidonio es digno de elogio por sus conocimientos geométricos. En Sobre mis libros 11, Galeno recuerda haber estudiado geometría y aritmética teórica y aplicada por iniciativa de su padre, quien, según sabemos, suscitó admiración entre sus contemporáneos por sus amplios conocimientos en estas materias. Para la utilización por parte de Galeno de algunos teoremas de Euclides para su teoría óptica cf. Sobre la utilidad de las partes X 12. Para la opinión que a Galeno le merecen los astrónomos cf. G. J. TOOMER , «Galen on the Astronomers and Astrologers», Archive for History of Exact Sciences 32 (1985), 193-206. Para el rechazo de los médicos e intelectuales contemporáneos de Galeno hacia los mathḗmata , cf. GALENO , Sobre el método terapéutico I 1.
2 Las palabras que Galeno atribuye aquí a Hipócrates están tomadas literalmente del tratado Sobre la localización de las partes del cuerpo humano 2, que Galeno no cita nunca expresamente porque esta obra, de franco carácter empírico, no concordaba con su propia concepción de Hipócrates (cf. H. DILLER , «Zur Hippokratesauffassung des Galen», Hermes 68 [1933], 167-181, en esp. 178). Recordemos que para Hipócrates la phýsis es principio y fundamento de toda téchnē .
3 Plokḗ es también «tejido» en sentido histológico.
4 El cuerpo humano y sus partes se presentan formando una comunidad (koinōnía es el término utilizado) en virtud de la cual la unidad orgánica se mantiene anatómica y funcionalmente. HIPÓCRATES se refiere en Epidemias 23, Sobre la localización de las partes del cuerpo humano 9 y otras obras a estas comunidades de órganos.
5 Cf. Sobre la naturaleza del hombre 1. Los procedimientos lógicos son los que permiten al médico penetrar en la naturaleza física y la estructura del cuerpo, en la medida en que la lógica proporciona a la medicina las reglas que se precisan para la demostración. Pero en realidad la terminología del pasaje y la insistencia en el valor de los procedimientos lógicos y clasificatorios son más deudores de Aristóteles que de Hipócrates. Para GALENO es fundamental el estudio de la lógica, a la que dedica dos obras: Introducción a la lógica y Sobre la demostración . Esta última, que no se nos ha conservado en griego, ha sido reconstruida a partir de las citas árabes por I. VON MÜLLER , «Über Galens Werk vom wissenschaftlichen Beweis», Abhandlungen der Bayerischen Akademie der Wissenschaften 20 (1895), 403-478.
6 Con esta clasificación kat’ eídē te kaì génē Galeno pretende conocer las enfermedades tal como son y no como aparecen. Hipócrates, en cambio, distingue entre enfermedades «internas» y «externas» y «semejantes» y «desemejantes».
7 En las pseudo-galénicas Definiciones médicas , vol. XIX 349 y 354-355 KÜHN , se define skopós como «el fin que se concibe», a diferencia de télos , que es «la realización del propósito». El skopós de la medicina es la salud, el télos la posesión de la misma.
8 Cf. Pronósticos 1. El término progignṓskein engloba pues tres momentos, el pasado, el presente y el futuro. A partir del conocimiento de las vicisitudes pasadas, presentes y futuras del enfermo, el médico estará en plenas facultades para juzgar el curso de la enfermedad y el valor que ha de darse a los síntomas y emplear los medios terapéuticos que convenga.
9 akmḗ en medicina es el momento de máximo apogeo en el curso de la enfermedad. HIPÓCRATES , Aforismos 9 y 30, insiste repetidas veces en este término.
10 Cf. Sobre el régimen de las enfermedades agudas 39 sigs. El término griego díaité , que podría traducirse también como «régimen de vida», constituye uno de los pilares de la etiología hipocrática y no se refiere exclusivamente a la comida sino a un conjunto de prácticas diarias relevantes para la salud que incluyen baños, ejercicios y masajes y también una alimentación saludable, mediante las cuales el médico hipocrático ayuda a la phýsis del hombre a que recupere el orden perdido.
11 La filantropía de Hipócrates se encuadra dentro de su biografía novelada del período helenístico tardío. En lo que respecta a Galeno, no se sabe con certeza hasta qué punto se aproximó en la realidad a la figura del médico filántropo, ya que la opinión de quienes consideran que tal filantropía es puramente aparente no ha podido ser confirmada y tenemos testimonios que demuestran el efectivo desinterés de Galeno por el lujo y su empeño por curar a pacientes indigentes. El censor más severo de Galeno en este sentido ha sido J. ILBERG , «Aus Galens Praxis», Neue Jahrbücher für das klassische Altertum 15 (1905), 276-312 [reproducido en H. FLASHAR (ed.), Antike Medizin , Darmstadt, 1971]. Testimonios a favor de la filantropía de Galeno se encuentran en fuentes árabes que disponían de obras galénicas que a nosotros no se nos han conservado: cf. M. MEYERHOF , «Autobiographische Bruchstücke Galens aus arabischen Quellen», Sudhoffs Archiv für die Geschichte der Medizin 22 (1929), 72-86.
12 Se refiere a los planetas. Como casi todos sus contemporáneos, Galeno cree en la influencia de los astros.
13 Éste parece ser el sentido de trophḗn , antes que «educación». Se trata de una concepción que aparece más claramente explícita en el tratado Que las costumbres del alma están en consonancia con los temperamentos del cuerpo . El tema de la mala trophḗ de la época como causa de degeneración intelectual y moral tiene orígenes platónicos (cf. por ejemplo Timeo 86E) y fue tratado en el ámbito estoico (cf. H. VON ARNIM [ed.], Stoicorum Veterum Fragmenta III 229).
14 Fidias es el famoso escultor del s. V a. C. responsable de la supervisión de las esculturas del Partenón y autor de las colosales estatuas criselefantinas de Palas Atenea en el Partenón y de Zeus en Olimpia, consideradas una de las maravillas del mundo antiguo. Por su parte, Apeles es un pintor del s. IV a. C. que ejerció su profesión en Éfeso y en Cos y entre cuyas obras se cuentan numerosos retratos de Alejandro Magno. En el período helenístico y la Antigüedad tardía ambos personajes habían alcanzado un status emblemático y sus nombres eran sinónimos de máxima calidad en sus respectivas actividades artísticas.
15 La idealización del pasado y la queja de la depravada educación de los tiempos presentes, la implantación de la codicia y la baja calidad moral de los contemporáneos puede considerarse un síndrome típico del hombre helenístico. Véase por ejemplo PSEUDO -LONGINO , Sobre lo sublime 44, 6, 16: «Pues el amor a las riquezas del que insaciablemente ya todos estamos enfermos...».
16 En el tratado Sobre el reconocimiento de las enfermedades I 8, 5, 43-44, GALENO expone la opinión de su padre acerca del nivel mínimo de riqueza, consistente en no pasar hambre, frío o sed, y de la necesidad de no dolerse por la pérdida de dinero o de bienes siempre que quede suficiente para atender al propio cuerpo.
17 Según Galeno, quien ama la medicina no es esclavo del dinero. Ello le lleva a traer a colación al rey persa Artajerjes, que reconquistó Egipto y Asia Menor y murió en el 338 a. C., y al noble macedonio Pérdicas, taxiarco de Alejandro Magno y que a la muerte de éste, en el año 323, se convirtió en regente del imperio. A la luz de este pasaje, D. GOUREVITCH , Le triangle hippocratique dans le monde gréco-romain. Le malade, sa maladie et son médicin . Roma, 1984 en esp. págs. 276-278 y 331, ha encuadrado a Galeno en una tradición xenófoba dentro de la medicina antigua distinguiendo en su obra dos tipos de extranjeros, el bárbaro auténtico, ejemplificado por Artajerjes, y el macedonio, representado por Pérdicas.
18 En uno de sus viajes, Hipócrates fue llamado por Pérdicas, al que curó de una enfermedad psíquica. Por otra parte, extendida la fama de Hipócrates entre los persas, por mediación del hiparca del Helesponto Histácides, Artajerjes solicitó sus servicios a cambio de grandes regalos, pero Hipócrates se negó a acudir por honestidad, desprecio del dinero y amor a la patria. Cf. las cartas pseudo-hipocráticas 1-9 editadas por R. HERCHER , Epistolographi graeci , págs. 289-291, y la vida de PSEUDO -SORANO , 5, 17, 4 sigs. ILBERG .
19 Cranón es una ciudad tesalia que alcanzó gran prosperidad por su proximidad con Larisa. Por su parte, Tasos es una isla del norte del mar Egeo que fue colonizada por Paros en torno al 680 a. C. Poseía minas de oro y su cercanía con Tracia la convirtió en un importante punto estratégico y comercial. Pese a ello, tanto Cranón como Tasos ejemplifican aquí territorios con una población pobre, seguramente en oposición a la de Cos. La alusión a la curación de enfermos de estas dos localidades procede de los tres primeros libros de Epidemias .
20 Cos es una de las islas Espóradas que fue colonizada por los dorios. Es conocida sobre todo por ser la sede de la famosa escuela médica de los Asclepíadas, por su templo de Asclepio y por su relación con Epidauro, localidad que rendía también culto a Asclepio.
21 Pólibo era yerno al tiempo que discípulo de Hipócrates. Algunos le atribuyen la autoría de ciertas obras hipocráticas, en especial del tratado Sobre la naturaleza del hombre .
22 Alusión al tratado hipocrático Aires, aguas y lugares 1.
23 J. A. LÓPEZ FÉREZ , «Aspectos teóricos, empíricos y léxicos del agua en Galeno», en J. KOLLESCH , D. NICKEL , (eds.), Galen und das hellenistische Erbe. Verhandlungen des IV. Internationalen Galen-Symposiums an der Humboldt-Universität Berlin, sept. 1989 , Stuttgart, 1993, págs. 173-191, ha recopilado los pasajes de la obra de Galeno referidos al agua.
24 En el tratado hipocrático Ley 3 y passim se considera la laboriosidad una condición necesaria para aquel que va a estudiar medicina.
25 La sōphrosýnē consiste en la prudencia y discreción en todos los órdenes y deriva hasta la moderación en las apetencias sexuales. De hecho, en ático el uso más común es el de la temperancia en los placeres sexuales, la «continencia».
26 El procedimiento lógico, logikḕ méthodes , entendido como órganon , instrumento en sentido amplio, permite al médico reconocer la estructura y naturaleza de los cuerpos, establecer una tipología de las enfermedades y aplicar el remedio adecuado a cada una. Sobre este método y el papel de la lógica respecto de la física que propone Galeno en el presente tratado, cf. P. DONINI , «Motivi filosofici in Galeno», La Parola del Passato 35 (1980), 333-370.
27 En el estudio y la exposición de los hechos biológicos y fisiológicos Galeno distingue tres niveles en la estructura del cuerpo: el primer nivel es el de las cuatro cualidades primarias, que son perceptibles a los sentidos sólo en su estado puro, en forma de elementos —aire, agua, tierra, fuego—, pero que en la mayoría de los casos aparecen mezcladas en forma de temperamentos —son los cuatro humores: la sangre, la bilis negra, la bilis amarilla y la flema—. El segundo nivel está constituido por las partes homogéneas resultado del temperamento y de las alteraciones de los cuatro humores —son los tejidos—. El tercer nivel está constituido por las partes del cuerpo. El primer nivel es objeto de estudio en las obras Sobre los elementos según Hipócrates y Sobre los temperamentos , mientras el segundo es tratado principalmente en Sobre las facultades naturales , y el tercero en Sobre la utilidad de las partes .
28 El adverbio abasanístōs proviene del sustantivo básanos , «piedra de toque» que se utilizaba para comprobar la pureza del oro o como examen de fuerza.
29 Nótese que después de la lógica no se menciona la física, sino directamente la ética.
30 Se trata de una división de origen estoico de los tópicos de la filosofía. No obstante, Galeno encuentra ciertas dificultades a la hora de intraducir en su concepción de la medicina esta tripartición de la filosofía en lógica, física y ética, ya que él ve en la filosofía principalmente el insfrumento lógico para hacer racional la medicina, y la ética ya no es para él filosofia de la vida práctica, sino antes bien el soporte moral necesario para el ejercicio del arte.
31 El pasaje está relacionado con la doctrina de la unidad esencial de las virtudes, que remonta a PLATÓN , Protágoras 328D-334C y 348C-360E.
32 Debido a la bipartición jerárquica de la téchnē , que se convierte en tópica en época helenística, la idea de pharmakeús viene contrapuesta a la de iatrós . Todo el que practica un arte se denomina technitēs de la misma. En el ámbito de la medicina el technítēs superior es el médico y el inferior es este «preparador de medicamentos» o «curandero».
33 Es decir, dominando la ética, la lógica y la física.