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CAPÍTULO 1 LA MIRADA DE MARCELO ROFFÉ

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En el primer capítulo de El último baile se pone en juego el peligro de la dinastía en búsqueda de su segundo tricampeonato. Jordan comienza hablándole a la gente y prometiéndole que van a ganar el sexto anillo. En ese sentido, es interesante porque dentro de las características de liderazgo siempre describimos, siguiendo varios modelos de liderazgo, incluido el de Chelladurai (1998), en deporte, el líder no promete. Pero acá tenemos un caso excepcional de un líder ganador al cien por ciento que siempre quiere ganar, que contagia un mensaje positivo y que promete un éxito que luego llega. Otro punto para destacar es el idilio con la gente, la mancomunión con el público involucrándolo y pidiéndole el aliento para alcanzar ese objetivo. Algo así como “la gente no nos presiona, solo juega a nuestro favor”. Transformar la presión en motivación.

Un Jordan muy joven llega y dice: “Quiero que los Bulls sean respetados como son los LA Lakers, Philadelphia 76ers o los Boston Celtics”. Ese era el primer objetivo de Michael Jordan cuando llegó, luego vendría la búsqueda de los anillos. Es bueno marcar que, antes de la llegada de Jordan, los Chicago Bulls nunca habían salido campeones de la NBA, y, luego de la dinastía, hasta el día de hoy no volvieron a ser campeones. También es importante destacar que a Jordan le llevó siete años ganar el primer anillo con los Bulls y, no por casualidad, fue con la llegada de Phil Jackson.

Como vamos a desentrañar en este libro desde las miradas psicológica y creativa, desde esta mirada de la psicología deportiva y del análisis del trabajo en equipo, lo que hay que decir es que Jordan fue decisivo, pero Phil Jackson también lo fue. A lo largo del libro explicaremos los porqués de esta afirmación, basándonos en escritos del propio Jackson. Sus dos libros le dan estructura a la serie.

Lo llamativo es que se ve un Jordan muy joven recién llegado a los Bulls que dice: “Es difícil que suceda algo así [conseguir el campeonato], pero no imposible. Esperemos que yo, este equipo y toda la organización construyamos un programa así”. Es interesante que en esta frase aparece otro punto que iría en contra de lo que es un líder. Si bien el líder estaba, siempre hay que pulirlo y está en construcción, nace y se hace; donde lo vemos esto es que pone el “YO” antes que “ESTE EQUIPO”, porque la frase tendría que haber sido “este equipo, toda la organización y yo”, hasta sintácticamente si se quiere, es decir, el nosotros por encima del yo. Este es un punto interesante y lo retomaremos más adelante. La fórmula del trabajo en equipo que vamos a desarrollar es que este llega como resultante de la sumatoria de la motivación, la comunicación y el liderazgo como tríptico entrelazado. Es una consecuencia de esos tres procesos.

Luego de presentar a Scottie Pippen y a Dennis Rodman, el club presenta a Phil Jackson, haciendo hincapié en que el equipo fue liderado por alguien único, y es así. Si bien la serie minimiza un poco su importancia (aunque aparece en todos los capítulos), la primera frase que dice Phil Jackson es “creamos una imagen de la cual la gente quería formar parte”. Muy interesante esta frase; creamos, construimos una imagen con la que la gente se pueda identificar y se sienta parte y eso también lo podríamos llamar “mística” alrededor del equipo de Chicago Bulls. Para complementar esta frase, Jackson dice: “A eso debes aspirar”.

La diferencia entre líder y jefe: ¿por qué sobran los jefes y faltan los líderes? En mi libro Formando al líder de un equipo (2016) planteamos este punto y desarrollamos por qué es mucho más fácil ser jefe (dirigir, ordenar, mandar) que ser líder (guiar, acompañar, apoyar, inspirar).

Mientras la serie muestra un gran abrazo entre Phil Jackson y Michael Jordan en el festejo de la obtención del quinto anillo en 1997, el periodista se pregunta “¿cómo lidiarán con el envejecimiento?”, y previamente el propietario de Chicago se preguntaba “¿cómo mantener el equipo unido? ¿Es el momento de reconstruir?”; y ahí yo agrego: ¿por qué forzar el final? ¿Por qué no esperar que decante solo? ¿Les hicieron un favor en lo motivacional en esta última temporada? Son preguntas que surgen a partir de la mirada psicológica.

Jordan dice que escuchaba una y otra vez lo de acabar con el equipo y se enojaba, no dejaba de preguntarse por qué acabar si estaban ganando, y Scottie Pippen afirma: “Sentíamos que éramos el mejor equipo de la historia”. Entonces, ¿por qué forzar el final?, si todo equipo tiene una constitución, un conflicto, una normalización, una ejecución y una desintegración (Weinberg y Gould, 2004). “¿Por qué forzar este último momento de disolución?” es LA pregunta.

La incógnita que se desprende es: ¿volverán a conseguirlo? De eso trata el episodio uno y es el gran interrogante, porque sabemos que existe “el veneno del éxito” (en sus libros, Phil lo cita todo el tiempo), pero también sabemos que este equipo nunca se conformó, y por ello fue logrando todo lo que alcanzó a partir de dos líderes intachables dentro y fuera de la cancha. Es visible cómo estos dos líderes (PJ y MJ) tenían una gran mancomunión entre ellos.

Gran frase de Michael Jordan cuando es interrogado por los periodistas luego de obtener el quinto anillo: “Tenemos el derecho de defender lo que ganamos hasta que lo perdamos”. Luego agrega: “Si perdemos pueden decir ‘cambiemos, vamos a reconstruir’, nadie garantiza que la reconstrucción sea por dos, tres o cuatro años”. Mensaje muy claro para Jerry Krause, quien era el gerente general de los Bulls. Si quieres la perspectiva de negocios, ten respeto por la gente que ha hecho el trabajo previo, y así seguirá siendo una organización rentable.

Jordan manifiesta que le pareció injusto que se hable de reconstrucción y se genere incertidumbre desde quienes no se ponen el uniforme ni salen a competir. Su mentalidad apuntaba a focalizarse en el trabajo y la competencia, dejando de lado lo comercial. En su libro Mi filosofía del triunfo (1995), Jordan subraya “el paso a paso”, y que no conoce otra manera de conseguir las cosas.

Claramente, Jordan enfocaba a Jerry Krause. Respecto a dicha rivalidad ostensible a lo largo de todos los capítulos, podemos preguntarnos si no fue un poco “fogoneada” por Michael para lograr automotivarse aún más, como veremos a lo largo de la serie con otros estímulos externos. Desde la óptica de que lo más importante son los jugadores, MJ tomó las declaraciones de Krause como una falta de respeto, exponiendo una rivalidad creciente. Phil cuenta que al gerente lo dejaron fuera del círculo de intimidad cerrado del equipo.

Jerry Krause se ofreció en ese cargo y el dueño de los Bulls lo contrató para construir un equipo, y vaya si lo consiguió. Sin embargo, en la serie queda de manifiesto que, sin el talento y el liderazgo de Michael Jordan, no lo hubiera conseguido. Jerry decía que los equipos no ganan campeonatos, sino las organizaciones, quitándole mérito a los jugadores y brindándoselo a la estructura. ¿Cuál es la verdad? La verdad es la que dice Jerry Krause (la cuestión es la forma y los momentos); de hecho, Jordan (aun siendo un fuera de serie y disputándole a Muhammad Ali el lugar del mejor deportista de la historia) no podría haber ganado solo. En sus primeras temporadas, aun logrando números individuales asombrosos, no alcanzó las finales, y para ello necesitó a sus compañeros y necesitó a Rodman, Pipen, Kerr, Phil Jackson e incluso a Jerry Krause. Son las tres patas: jugadores, cuerpo técnico y dirigentes.

Quiso mover la pieza de Phil Jackson como mensaje indirecto a Jordan y este aclaró que, sin el entrenador, él se iba. En palabras de Michael: “Phil debe ser el entrenador y no deberían obligarme a mí a jugar para otro entrenador que no sea Phil Jackson. Aunque sea una lástima y tenga opciones, no elegiré jugar para ningún otro entrenador”. Jerry Krause también tuvo tensiones con PJ sin posibilidad de reconciliación ni de retorno. Y, de hecho, fue al único al que no invitó al casamiento de su hija. Pero Phil resistió y lo explica en su libro Once anillos, más precisamente en el capítulo 13, no por casualidad llamado “El último baile” (2013): “No permitiré que mis sentimientos personales se interpongan en la consecución de nuestro objetivo como equipo”.

Si bien Jerry Krause fue quien contrató a los integrantes del equipo, la relación era de amor y odio. Esto es interesante para pensar qué pasa cuando la figura de un entrenador crece tanto y es respaldada, además, por el mejor jugador. Luego de veinticinco años trabajando en el alto rendimiento me pregunto: ¿por qué, donde hay tanto dinero, los egos y las miserias son tan grandes?

Krause no tuvo más remedio que aceptar que PJ se quedara un año más porque lo aceptó el dueño, pero se encargó de aclarar que iba a ser el último año, aunque ganasen los 82 partidos seguidos de la temporada; así podían mirar al futuro. Un futuro que nunca llegó, ciertamente.

Aparece su madre, expresando que querían que Michael no solo creciera en el básquet sino también en su educación. En el primer capítulo de su libro, Jordan dice que varios le dijeron que iba a ser muy exigente estudiar y aprobar en esa universidad, y además jugar. Y él escribe algo brillante: “La gente tenía otros planes para mí, pero yo tenía los míos”. Deloris Jordan, madre de MJ, dice, no solo en el primer episodio sino a lo largo de toda la serie, que para ella lo primordial era la educación. James Jordan, padre de Michael, pensaba exactamente igual. Un entrenador de la universidad dice que los padres de Michael hicieron un gran trabajo con él, y que era un chico sumamente educado. Nos detendremos allí en el siguiente capítulo.

El primer año no era muy competitivo, pero ponía de manifiesto sus ganas de mejorar todo el tiempo, y un día dijo que quería ser el mejor de la historia. Su entrenador le replicó que para ello tenía que trabajar mucho, a lo cual Michael respondió: “Nunca nadie trabajará tan duro como yo”. Aquí podemos ver la claridad de los objetivos que tenía Michael desde sus inicios en el básquet universitario. Quería aprender, quería crecer rápido, absorbía información partido tras partido, era un talento en bruto, verlo era muy explosivo. El diamante antes que luz fue carbón, dicen los que saben.

Al poco tiempo se convirtió en un excelente jugador. Siendo aún muy joven, manifestaba que no tenía tiempo de estar nervioso, manejaba la presión. En las finales universitarias, a falta de 32 segundos y en desventaja en el marcador, el entrenador decide darle la pelota a él. Michael embocó sobre la hora. Su nombre empezó a hacerse conocido por las notas, y aún estaba en la universidad. Dice: “Me sentí muy bien porque hice algo para ayudar al equipo, y quizás ganar el partido me emocionó mucho en el momento”. Eso hizo que el nombre pasara de Mike a Michael Jordan, y le dio la confianza que necesitaba para empezar a destacarse en el básquet, según él mismo refiere, en el origen.

Luego declaró con toda la gente, en el estadio colmado por sesenta mil personas, “espero ganar dos o tres más”, siempre con la mentalidad ganadora. Ganó el título de jugador del año en el básquet universitario.

Estaba muy cómodo en la universidad, pero su entrenador de entonces le recomendó volverse profesional. Tomó la decisión en 1984 y fue al draft, ayudado por sus padres y su entonces entrenador. Fue el tercer elegido en el draft de 1984 desde Carolina del Norte, luego cuando lideró a los Bulls, declaró: “Quizás pueda contribuir y cambiar el rumbo de los Bulls, estoy ansioso”.

Le dijeron que había muchas drogas y cocaína en ese equipo de 1984, al cual él se sumó como novato. Según Michael: “Los muchachos hacían cosas que yo no veía”. MJ cuenta la anécdota de que, estando en un hotel, entra a una habitación y ve que estaba prácticamente todo el equipo:

Cosas que no había visto en toda mi vida, era solo un chico, había rayas, por un lado; después fumaban hierba, por otro, y mujeres, por otro lado. Lo primero que dije fue “oigan, me voy”, porque solo podía pensar que si había una redada en esos momentos yo era tan culpable como todos los demás presentes.

Michael decidió estar más bien solo. Vemos cómo logró enfocarse en su objetivo, tener disciplina y elegir el camino para ser el mejor. No salía de fiestas, estaba mucho tiempo en su apartamento, recibía visitas de su madre. No consumía cocaína y no bebía alcohol. Horace Grant lo acusó luego de la serie de ser buchón por contar la anécdota del hotel (su revancha, ya que en la serie Michael deja traslucir que era Horace quien llevaba y traía a la prensa).

Desde el primer día de entrenamiento en los Bulls, Michael tuvo la mentalidad de que “fuere quien fuere el líder, yo iré por él, pero no con mi voz [porque no tenía status]: voy a hacerlo jugando”. Por ello se destacó desde el primer entrenamiento, demostrando que era diferente. Sintió que se ganó su lugar en su tercer partido, el 29/10/1984. La diferencia fue que los Bulls se entregaban cuando iban perdiendo, y él les dijo que no se den por perdidos, debían seguir luchando. Contagió al equipo (resiliencia, otro atributo decisivo del líder que implica enfrentar la adversidad, superarla y salir fortalecido). Decidió atacar, contagió a sus compañeros y ganaron el partido 116 a 110 ante Milwaukee Bucks, rival difícil al que pocas veces los Chicago Bulls lograban vencer. El mensaje fue muy claro: este chico no dejará que perdamos, y demostró que era el mejor mediante un liderazgo técnico, no afectivo. El liderazgo afectivo y el técnico se evalúan según el sociograma y la teoría de Levy Moreno (Roffé, 1999).

La gente de Chicago necesitaba creer en alguien que diera todo. El pueblo de Chicago es un pueblo de clase media trabajadora, luchadora, y se identificó rápidamente con el estilo de jugar de Michael, más allá de lo vistoso, por la entrega y el espíritu de lucha que lo caracterizó desde sus comienzos. “Es poesía en movimiento”, dice una espectadora. Incluso sus rivales empezaron a decir que Michael parecía levitar.

El primer episodio se centra en 1984/85.

Phil Jackson está explicando por qué entregó una carpeta con esta motivación que se llamó “El Último Baile”; era la última oportunidad de lograr algo juntos como equipo. La directiva ya había decidido que la temporada 1998 iba a ser la última y que no iban a continuar el próximo año.

Se destaca la importancia de festejar el quinto anillo, pero también Phil menciona que era muy importante empezar ganando el primer partido de este último baile, que no se relajaran. Iban en búsqueda del sexto anillo, del segundo tricampeonato.

Sam Walker, en su libro Capitanes, investiga los mejores equipos de la historia del deporte que se han mantenido al menos cuatro temporadas en la cima, por eso justifica haber dejado fuera a tres mil equipos muy buenos. Quería demostrar que los capitanes son iguales o más importantes que los entrenadores. Sin embargo, si bien inició, como dice su trabajo, en el vestuario de los Bulls en 1995, no los incluye, y sí a los Spurs. Y sí al Barcelona.

La pelota no siempre al 10 (ni al 23)

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