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El libro

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El libro ha sido organizado en cinco capítulos que intentan ser un conjunto narrativo y explicativo de un proceso. Nos pareció indispensable un primer capítulo concentrado en la definición de los rasgos fundamentales de la publicidad en el Antiguo Régimen, especialmente en lo concerniente a la importancia concedida, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, a la fundación de periódicos con apoyo muy restrictivo de las autoridades coloniales. Este capítulo nos ha servido también para mostrar que algunos esquemas de comunicación utilizados en años posteriores tuvieron emergencia durante estos tiempos de censura monárquica.

La figura del escritor por encargo, sometido a los designios de las autoridades monárquicas fue, en medio de las restricciones, el esbozo de los publicistas oficiales aupados por las autoridades del Nuevo Régimen. El capítulo siguiente es un examen detallado de los procesos legislativos que vivió, en los países estudiados, la libertad de imprenta y a eso le hemos agregado el análisis del sistema de jurados de imprenta. Aquí son evidentes las diferencias sustanciales en la aplicación de la nueva libertad de imprenta, algo estrechamente relacionado con el carácter de la dirigencia política y sus actitudes con respecto al proceso de separación del dominio español. La libertad de imprenta tuvo aplicación desigual, la censura a posteriori estuvo reglamentada y movilizó de modo episódico a notables lugareños que hicieron parte de los tribunales o jurados de imprenta. El capítulo tercero está consagrado a la figura del impresor, un agente social de la política que ayuda a entender las condiciones materiales en que se desplegó un frente publicitario que tuvo relaciones directas con el personal político y, en muchos casos, con el Estado. Nuestra semblanza del impresor y su mundo inmediato es, seguramente, incompleta y ha dependido, en muy buena medida, de las condiciones documentales muy desiguales al respecto y en la que se destacan los acumulados de la historiografía y la archivística en México. Los dos últimos capítulos están concentrados en el análisis del sistema de deliberación pública entre los decenios 1810 y 1830, aunque no faltan menciones explícitas a episodios anteriores y posteriores a ese lapso. El cuarto, en particular, pretende mostrar los forcejeos entre la pretendida opinión oficial y las opiniones particulares, y en la coda de este libro, el quinto capítulo, se detiene en los elementos constitutivos de lo que podemos llamar el lenguaje político de la república.


Diario Literario de México, México, 12 de marzo de 1768.

Fuente: https://archive.org/details/1983280.0001.001.umich.edu

1. Alexis de Tocqueville, De la démocratie en Amérique (París : Pléiade, 1992 [1835]), 207.

2. Me refiero especialmente a los aportes de Elías José Palti y Carlos Altamirano y, en general, al esfuerzo difusor de la revista Prismas de Buenos Aires. Carlos Altamirano, “De la historia política a la historia intelectual. Reactivaciones y renovaciones”, Prismas - Revista de Historia Intelectual, no. 9 (2005):11-18; Elías José Palti, “La nueva historia intelectual y sus repercusiones en América latina”, História Unisinos, no. 11 (2007): 297-305.

3. John G. A. Pocock, Virtue, Commerce, and History (Cambridge: Cambridge University Press, 1985), 2-4.

4. John G. A. Pocock, Pensamiento político e historia. Ensayos sobre teoría y método (Madrid: Akal, 2012), 101-118.

5. Quentin Skinner, Lenguaje, política e historia (Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 2007), 205-208.

6. Michel Foucault, L’archéologie du savoir (París: Gallimard, 1969), 61, 167-171.

7. Sobre la importancia excesiva o muy limitada que le concedamos en nuestras historiografías a la Ilustración española y su influjo en las élites americanas y, sobre todo, a la conexión con el proceso de Independencia, ver: Jonathan Israel, Democratic Enlightenment: Philosophy, Revolution, and Human Rights, 1750-1790 (Oxford: Oxford University Press, 2011), 504-534.

8. Veremos más adelante qué tan apropiada es la denominación de escritores vasallos.

9. Quizás sea necesario recordar que se trató de una “Revolución que no incumbió solamente a los notables”, como lo explica ampliamente Isidro Vanegas, La Revolución neogranadina (Bogotá: Ediciones Plural, 2013), 129.

10. “Lo radicalmente nuevo es la creación de una escena pública cuando este nuevo sistema de referencias deja los círculos privados en los que hasta entonces había estado recluido, para irrumpir en plena luz”, François-Xavier Guerra, Modernidad e independencias (México: Fondo de Cultura Económica, 1993) 13. El historiador Roberto Breña acoge, grosso modo, la tesis de Guerra, sobre todo en lo que concierne al advenimiento de una modernidad que incluye novedades doctrinarias, cambios institucionales y transformaciones en la praxis política, véase Roberto Breña, El primer liberalismo español y los procesos de emancipación de América, 1808-1824 (México: El Colegio de México, 2006).

11. Jürgen Habermas, Historia y crítica de la opinión pública (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1981 [1962]), 125-160.

12. Aquí nos basamos en el prolijo estudio de José Benito Garzón, concentrado en el periodo 1770-1830, en que analiza casi un centenar de acciones colectivas y halla un repertorio común de comportamientos. José Benito Garzón, Cultura política y acciones colectivas contenciosas de los sectores subalternos en el suroccidente colombiano, 1770-1830 (tesis de doctorado, Universidad del Valle, 2017).

13. Clément Thibaud, examinando los principales periódicos neogranadinos de finales del siglo XVIII, habla acerca de cómo contribuyeron esas publicaciones a la difusión de ciertas virtudes políticas Véase Clément Thibaud, Libérer le Nouveau Monde. La fondation des premières républiques hispaniques, Colombie et Venezuela (1780-1820) (Nantes : Les Perséides, 2017), 56-57.

14. En el desciframiento de este primer momento comunicativo, destaco los trabajos de Mona Ozouf, “Le concept d’opinion publique au XVIIIe siècle”, Sociologie de la communication 1, no. 1 (1997): 349-365 y de Jaime Andrés Peralta, Los novatores. La cultura ilustrada y la prensa colonial en Nueva Granada (1750-1810) (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2005).

15. Noemi Goldman, “Legitimidad y deliberación: el concepto de opinión pública en Iberoamérica, 1750-1850”, en: Javier Fernández Sebastián (dir.), Diccionario político y social del mundo iberoamericano. La era de las revoluciones, 1750-1850 (Madrid: Fundación Carolina, 2009), 981-1010.

16. Me refiero a lo aportado en algunos de sus ensayos reunidos en François-Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas (México: Fondo de Cultura Económica, 1992).

17. Más por razones prácticas que por asuntos conceptuales de la investigación, decidimos no abordar el examen de la prensa de otros lugares de América Latina. Habría sido interesante detenernos más en lo sucedido en Lima o, también, habríamos podido tratar con mayor detalle la evolución de la prensa en Venezuela. Por ahora, nos parece suficiente la visión de conjunto y el análisis comparado que hemos logrado en este trabajo.

18. Por ejemplo, para Elías José Palti la “nueva historia intelectual” es una renovación del estudio de los lenguajes políticos. Una definición de ese campo historiográfico, se puede ver en Elías José Palti, El tiempo de la política. El siglo XIX reconsiderado (Buenos Aires: Siglo XXI, 2007).

19. Para ello, hemos tenido en cuenta: Foucault, L’archéologie du savoir y algunos ensayos reunidos en Pocock, Pensamiento político e historia.

20. Nos referimos a François Furet, Penser la Révolution française (París: Éditions Gallimard, 1978) y a Pierre Rosanvallon, Le moment Guizot (París: Éditions Gallimard, 1985).

21. La revolución política como un retorno a los antiguos paradigmas de la organización de la vida pública es examinada en Hannah Arendt, Sobre la revolución (Madrid: Revista de Occidente, 1963) y en Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos (Barcelona: Paidós, 1993). De este último ver especialmente el capítulo titulado “Criterios históricos del concepto moderno de revolución”.

El lenguaje político de la república

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