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Cartagena de Indias 11 de noviembre (Belisario Díaz, 1916)

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Es preciso considerar como hecho historiográfico el estreno, en el Teatro Variedades, del filme El 11 de noviembre (Díaz, 1916), evento que se halla descrito en La Época, de Cartagena: “El 11 de noviembre en el Variedades”, en la edición del lunes 22 de febrero del año 1915. Así que Díaz, diligente, se valía de una fecha importante de la ciudad, como las fiestas de la Independencia, para rodar una película (Ortiz, 2011, p.7). Por aquellos años, el filme A Daughter of the Gods (Herbert Brenon, 1916), hoy sin copia alguna, es famoso por ser la primera película de Hollywood que costó un millón de dólares y por las polémicas escenas de la protagonista desnuda (Annette Kellerman).

El negocio de las salas de cine, desde sus inicios, fue interesante. García y Puerta (1995) registran un artículo, publicado a su vez por el Diario de la Costa (Cartagena, Magazine Turístico No. 12, septiembre 21 a 28 de 1978), el cual certifica que la historia del cine en Cartagena da inicio en 1916, en el momento en que don Belisario Díaz Ruíz, recién llegado de sus correrías de negocios en Cuba y Costa Rica, se establecía con cuarenta películas que le pusieron en las manos en Panamá; cuando en el Hotel Central esperaba encontrar algo qué hacer, pues el negocio de ganado de Colombia hacia Cuba había terminado y el de curtiembres, en Costa Rica, había fracasado. En el artículo de entonces se lee: El primer salón de cine era un solar céntrico, donde está el edificio Mogollón, hoy ocupado por Sears. El público se acomodaba en bancas, pero era les era permitido llevar cada cual su silla, taburete o mecedora para proporcionarse su propia comodidad. El valor de la entrada al cine era de 15 centavos por persona. Por su parte, Ballestas (2008) atestigua:

La razón por la cual esa calle se conoce como Calle del Coliseo es porque allí, en esa cuadra, existió el primer teatro de Cartagena, el Teatro del Coliseo, el «abuelo» de los teatros y cines de esta urbe (p. 47).

Del pequeño salón pasó sus exhibiciones cinematográficas al Teatro Variedades, hecho por [Belisario Díaz Ruíz], en compañía del dueño del solar. Ahí se levanta ahora el complejo cinematográfico de Cine Colombia con tres modernos teatros. Se había introducido la novedad de pagar 25 centavos por la luneta y 10 centavos por la galería. Los de esta sección tenían que ver y leer los títulos de las películas al revés y había verdaderos campeones de lectura, pues se situaban en la parte posterior de la pantalla (García y Puerta, 1995, pp. 48-49).

Vino, entonces, el incendio de los depósitos de la distribuidora cinematográfica, en lo que hoy es el Banco de la República en el Parque Bolívar y don Belisario abandonó el negocio vendiendo su parte y sus teatros a los propietarios de lo que comenzaban a ser Cine Colombia. Ya él había construido el Teatro Rialto, un estándar máximo en comodidad y belleza, un edificio principalmente construido con los mejores materiales, madera importada, lámparas de la prestigiosa marca ídem y en fin; una belleza para la época, con sus hermosos palcos volados sobre la luneta, siempre al aire libre, como todos los teatros que en ese entonces se construían en Cartagena.

Breve historia de los cineastas del Caribe colombiano

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