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El Kine, primeras publicaciones. Revistas de cine

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Para que se perciba la jerarquía del cine desde el momento en que llegó al Caribe colombiano, en Ecos de la Montaña (El Carmen de Bolívar, 7-VI-1914), el anónimo insta:

¿Cuándo hay cine? Es cierto que el tiempo está malo actualmente, pero ante esta adversidad, hay que poner caras de pascuas. Los señores de la luz eléctrica no deben pecar de sordos. ¡Que venga, que venga el cine! Para disipar el tedio y su influjo preocupativo (Anónimo, 1914, p. 1).

El historiador, crítico y analista de cine, Hernando Martínez (1978), al escribir sobre otras publicaciones de cine, cita entre ellas El Kine —editada en Sincelejo, subraya:

Al leer la primera página de la revista El Kine, publicada en Sincelejo en el año de 1914 por la Empresa de Kinematógrafos, he encontrado el siguiente párrafo: El Kine (la revista) no será exclusivamente órgano de nuestra Empresa comercial. No solo de pan vive el hombre. Al par que haga propaganda de ella, velará por los intereses de toda la comarca y, de un modo especial, por la de Sincelejo, pedazo de tierra colombiana donde, hace más de un lustro plantamos nuestra tienda de hermanos (Propósitos. El Kine. Sincelejo. Febrero 15 de 1914. Seria 1ª No. 1, p. 1).

Es indudable pensar que sobre el mundo del cine tenía que haber revistas especializadas. El enunciado sería, ¿cuáles recuerda la historia del cine entre 1900 y 1928? Se establece que si nos atenemos a la memoria de Donato Di Doménico y a los datos del autor del reportaje, la revista Películas, sería la principal publicación cinematográfica colombiana (Martínez, 1978). Además, continúa:

El primer periódico que corresponde a la época del Olympia y que permaneció en circulación por muchos años, fue el que con el nombre de Películas fundó don Francisco Bruno editado por la firma Di Doménico Hnos. y Cía. Aquel vocero de diez páginas en cada edición, hacía las reseñas de las películas y por lo que pudimos ver de su contenido, revela excelente calidad, buen gusto y animación informativa tanto escrita como gráfica. Don Francisco Bruno es en la actualidad abogado, estuvo vinculado a la empresa de los Di Doménico hasta terminar su carrera. Películas fue pues, el primer vocero de la industria cinematográfica en nuestro país (Huellas del celuloide, p. 20).

En realidad, la primera revista fue El Cinematógrafo, editada en la ciudad de Bogotá bajo la dirección del señor Manuel Álvarez Jiménez. Del 17 de septiembre del año de 1908 data su primer ejemplar. ¿Pertenecía a alguna compañía distribuidora, era el órgano publicitario de algún teatro, o era sencillamente la publicación de un Quijote que vio en el cine algo más que una diversión?

Le sigue en antigüedad la revista El Olympia, editada en la ciudad de Cali a partir del 19 de noviembre de 1913 por la Compañía Nacional de Cinematógrafos, como órgano del Teatro Olympia. Su lema, tal como aparece en la primera página, es Instruir deleitando, y anota, a continuación: se publica eventual para ser distribuida gratuitamente.

El año siguiente, 15 de febrero de 1914, apareció la tercera revista, El Kine, editada en la ciudad de Sincelejo como órgano del Salón Sincelejo por la Empresa de Kinematógrafos. También lleva un lema: Instruir, moralizar y divertir. Su editor es E. Castellanos y Cía., y su distribución es gratuita. Pero su interés no se centra solo en el cine. Publica noticias y comentarios sobre otros temas como la educación, sobre la cuál se critica el voluntarismo: «Pues bien, esa confianza en libre voluntad es, precisamente, el error capital de la antigua educación, pues ella misma se confiesa y reconoce impotente, para formar voluntad» (El Kine, 1914, p. 1).

Otras revistas sobre cine de los Di Doménico se editan en 1915 —no existen ejemplares—. En 1916: El Cine Gráfico, en Cúcuta y Películas, en Bogotá. En el año de 1919 aparece Revista Colombia, de Joaquín Francisco, en Bogotá, y El cinematógrafo (1921) de los Di Doménico —nuevamente—. Luego, hacia 1963, con Guiones —de Héctor Valencia Henao—, ya este tipo de revistas comenzarían a desaparecer. Hoy son historia: Arcadia, de Bogotá; Caligari, en Cali (Sandro Romero Rey); Cámara Libre, el periódico del sindicato del cine (Sicoltracine) y Cine, revista de cine del Fondo Cinematográfico (Focine).

Así mismo, desaparecieron: Cine Colombiano, el periódico de la Asociación de Cinematografistas Colombianos (Acco); Comunicarte, revista de cine de la Cinemateca Distrital, en Bogotá; Cuadernos de Cine Colombiano, una publicación —también— de la Cinemateca Distrital; Cuadro, revista de cine, de Medellín; Toma 7, una revista de Cine Colombia y Borradores de cine, del cinéfilo Augusto Bernal Jiménez. Gonzalo Restrepo Sánchez, ante la iniciativa en Barranquilla de Tito José Crisién y Basen Osman, publica la primera edición (diciembre–enero, 2006-07) de la revista Cineclub. Nada de lo aquí reseñado hoy en día existe. Como tampoco hay ejemplar alguno de revista especializada en el tema, en el panorama nacional. La razón podría ser una, y es que en Colombia no existe una industria cinematográfica nacional.

Si bien Martínez (1978) escribe sobre interesantes publicaciones de cine, únicamente, y cita a varias (El Kine, editada en Sincelejo); y el diario La Época, para esta década (específicamente 1914) se afirma:

Hubo algunos críticos de cine (…) En el mismo periódico La Época. El 27 de marzo de 1914, el columnista bajo el seudónimo de Epifanio, aplaude a los empresarios por los futuros estrenos que llegarán para deleite de la culta sociedad cartagenera y el público en general, películas traídas de las casas ‘más reputadas de Europa’, selección para el Kine Universal. Estrenos que tuve la ocasión de presenciar en ensayo gracias a la ‘galante invitación’ de los empresarios Belisario Díaz y Alfredo de Francisco; oportunidad en la que pudo llenarse de conceptos más que suficientes para recomendar que Cartagena entera acuda al Teatro Variedades (Miranda y Chajin, 2016, p. 130).

Avanzando en el período, las notas de los columnistas van perdiendo protagonismo y, con ellas, la crítica a las series. Hacia el año 1915, la cartelera (como pauta) empieza, por lo general, a consolidarse en la parte superior de la página, en un habitual rectángulo. Aparecen reseñas de las actrices del momento, como la Robinne, y medidas atípicas, por ejemplo: en La Época de 1919, a propósito de la cinta La Zona de muerte, la nota de cartelera se desborda en información, de modo que a lo largo de la página desfilan los personajes y la trama, dejando pocas expectativas a quienes decidan ir a ver la cinta. Sin embargo, no se recuperan del archivo más de tres datos similares (Miranda y Chajin, 2016, p. 133).

A propósito de carteleras, para un libro daría una investigación sobre las inmensas carteleras de cine dibujadas a mano por buenos dibujantes a lo largo del Caribe. De pronto, hasta entrados los años setentas del siglo pasado, se observaba a esos personajes del cine dibujados frente a las salas de exhibición. Muy poco se conoce de esos artistas; sin embargo, Alfonso Sandoval Suescún —padre de Orlando Sandoval Gómez, residenciado en Santa Marta en la calle 28 No. 1C -64, Santa Cecilia—, uno de los pioneros en el campo de la tipografía en el Departamento del Magdalena, llegó a diseñar carteles de cine en Santa Marta —incluyendo trabajos para pioneros del cine como los hermanos Di Doménico.


El 15 de febrero de 1913, nace en Sincelejo El Kine, órgano del Salón Sincelejo, sucursal de la Empresa de Kinematógrafos y editada por E. Castellanos & Cía, con la intención de “instruir, moralizar y divertir” (Imágenes de dominio público. Ley No. 23 de 1982).

2. Aunque Carnaval de Barranquilla (hnos. Acevedo, 1951) mostró los procesos industriales de Coltabaco, Molino de Gregario Mancini, LUA, Fábrica de Licores y Cementos del Caribe.

3. Construído en 1893, ante el entusiasmo de los hnos. Carlos y Fernando Vélez Daníes. Fue el primer circo de toros.

Breve historia de los cineastas del Caribe colombiano

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