Читать книгу Breve historia de los cineastas del Caribe colombiano - Gonzalo Restrepo Sánchez - Страница 29
Salas de cine en Santa Marta
ОглавлениеEn referencia a las salas de cine de Santa Marta —ciudad donde se construyó la primera basílica en América del Sur—, los primeros en proyectar películas —aunque se desconocen fechas exactas— fueron los hermanos Francisco y Javier Daconte, quienes procedían de Italia. Vives De Andréis (1980) asevera que la primera proyección de un filme en la ciudad fue en el Claustro San Juan Nepomuceno (terminado de construir un 4 de enero de 1811), aunque no concreta qué película se proyectó. Actualmente el claustro es centro cultural de la Universidad de Magdalena.
Sobre otras salas de cine, se puede mencionar el emblemático Teatro Santa Marta, ubicado en la Avenida Campo Serrano. Las salas de cine: La Morita, El Variedades, El Rex, Universo, Estrella, Barranco y Russo, de comienzos del siglo XIX. El samario don Carlos Ordóñez Vives las recuerda en una conversación personal, además de su niñez. Rememora El Paraíso, situado en la calle 12 entre las carreras 4ª y 5ª; y El Colonial, en la calle 19, entre las carreras 4ª y 5ª. Además, evoca el samario que en Pescaito existía el Madrid y en los relajos la gente tiraba bolsas: llenas de orina —puntualiza Ordóñez Vives.
En forma de anécdota, este samario cuenta que en la zona bananera de Orihueca las personas entraban en burro al cine. En cuanto a salas de cine en sí, la historia recuerda al Teatro Olivia. En Orihueca (corregimiento de Ciénaga) el doctor Wenceslao Mestre Castañeda comenta:
En esta última población el dueño del teatro era el señor Álvaro Barón, que era itinerante por otras localidades de la Zona Bananera, injustamente condenado a raíz de la huelga bananera y liberado luego del debate realizado por Jorge Eliecer Gaitán (Restrepo, 2014).
También hubo salas de cine en Riofrío. Los teatros Simón Bolívar y El Tayrona, de El Rodadero (ambos cerrados), ya forman parte de la historia de una región donde la cinefilia está casi desaparecida, aunque la empresa Cinemark ha construido modernas salas de cine en un centro comercial. Volviendo un poco al pasado, a finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta, del Cine Club de Santa Marta, ubicado en la calle 17 No. 2-44 (dirigido por Darío Henao Restrepo), ya no queda ni su sombra.
Con toda seguridad, el Programa Cine y Audiovisuales de la Universidad del Magdalena, del cual, el cineasta Luis Fernando ‘Pacho’ Bottía fue su primer director, y hoy en día es dirigido por la egresada del Programa, Laura Morales Guerrero, será el inicio de una nueva etapa para el cine —casi inexistente— en el Magdalena y en toda nuestra región Caribe; en el contexto de una cinematografía de altibajos. Los mismos altibajos de los cineastas caribeños.