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Capítulo 5
Memoriza la Escritura
ОглавлениеAndy Davis
Querido Timoteo,
¡No te imaginas lo contento que estoy de escuchar de tu nuevo ministerio como pastor principal! Todavía llevo en el corazón esos momentos de oración que compartimos cuando te preguntabas desde lo profundo del corazón sobre si en verdad Dios te estaba llamando al ministerio. Verte pasar de ser un no creyente cuando te conocí, hasta este punto en la actualidad es uno de los mayores gozos que he experimentado en el ministerio. Claro que debes recordar lo aprensivo que estabas de abrirme tu corazón en nuestra primera conversación, muy poco comprendías que un día seria uno de tus mejores amigos. Mientras te hablaba de la vida después de la muerte y del sacrificio expiatorio de Cristo por los pecados, sentía como si el Espíritu Santo estuviera seleccionando personalmente para ti cada versículo de la Escritura, como un talentoso cirujano seleccionando sus instrumentos para operar, “como si Dios rogara por medio de nosotros” (2 Cor. 5:20). Lo más sorprendente de todo fue que había dejado mi Biblia en casa y tuve que depender de mi memorización de la Escritura para compartir los versos del evangelio contigo. Es precisamente de ese tema que te quiero hablar ahora: el valor de memorizar la Escritura para cada aspecto de tu vida como pastor.
Timoteo, anhelo que tu vida y tu ministerio se dediquen totalmente a la gloria de Dios y el crecimiento de Su reino. Pero mi oración principal por ti es que no olvides la importancia que tiene la Palabra de Dios tanto para ti personalmente como para la iglesia de la cual eres ahora pastor. Para mantenerte espiritualmente saludable y protegerte de los ataques y tentaciones del diablo, debes saturar continuamente tu mente en la Palabra de Dios para así evitar todos los lazos que pondrá a tus pies. Una de los aspectos más duros del ministerio pastoral es comprender lo importante que es para la iglesia tu caminar personal con Cristo. Por eso, eres un objetivo estratégico y deseable para el maligno. Sí te puede derribar, muchos otros caerán contigo. Esto es paralelo a la situación del rey David con el pueblo de Israel y Jerusalén. Cuando David pecó tomando un censo de los hombres de guerra de Israel, fue el pueblo el que pagó la consecuencia con una plaga a manos del Señor (1ª Crónicas 21:14). Así también, cuando David pecó cometiendo adulterio con Betsabé y cuando confesó el pecado en el salmo 51, él estaba muy preocupado por la prosperidad de Jerusalén: “Haz bien con tu benevolencia a Sión. Edifica los muros de Jerusalén.” (Salmos 51:18). El pecado es un “lujo” que el pastor no se puede dar: el costo para su pueblo es extremadamente alto. Por tanto, cuando el diablo merodee cerca de ti, buscando destruir tu familia y todo lo que has plantado en el ministerio, y tu misma vida también, recuerda que el Señor Jesucristo contestó al diablo con un versículo memorizado tras otro: “Vete, Satanás, porque escrito está…” (Mateo 4:10)
Esto me lleva a otro aspecto de tu camino personal con Dios que será un cimiento en que tu ministerio pastoral sea fructífero: seguir el liderazgo y guianza de Dios con una obediencia absoluta momento a momento. Los pastores sienten constantemente la necesidad de guianza en sus ministerios: “¿Qué debo hacer ahora Señor?” La respuesta de Cristo nos muestra el camino. Mientras estaba en el desierto, el diablo tentó a Cristo: “Se le acercó el tentador y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: —Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mateo 4:3-4). Timoteo, por mucho tiempo, yo sentía que este versículo estaba sencillamente enseñándome que necesitaba tener un tiempo devocional diario. Recientemente he escarbado dentro del Antiguo Testamento y he llegado a la conclusión que esa aplicación no es lo suficientemente profunda. Jesús estaba citando Deuteronomio 8:3, y el contexto de ese versículo es vital:
Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, seáis multiplicados y entréis a poseer la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová, tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
Dios llevó a Israel paso a paso por el desierto, humillando al pueblo y provocando que miraran a Dios por cada necesidad y para cada dirección fuera a la izquierda o a la derecha. De hecho, Dios entrenó a Israel para que miraran hacia Su boca y vivir y moverse solo con las palabras de la boca de Dios. Esto quedaba resaltado igualmente en sus movimientos de lugar a lugar como por cuando seguían la dirección de Dios por medio de la columna de humo y fuego:
Cuando se alzaba la nube del Tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el Tabernáculo permanecían acampados. Cuando la nube se detenía sobre el Tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová y no partían. Y cuando la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían. Cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, y a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían. (Números 9:17-21).
Así que, en efecto el Señor Jesucristo estaba diciendo, “Satanás, no comeré sino solamente cuando Dios lo mande. No vivo solamente de pan sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ¡Cuando Dios lo diga, entonces comeré nuevamente!”. Claro que nosotros ahora, esperamos que Dios “dé la palabra” de dirección para nuestras vidas específicamente a través de la Palabra escrita de Dios. Pero este entendimiento del contexto del Antiguo Testamento que está citando Jesús ha hecho que el aferrarse a “cada palabra que sale de la boca de Dios” sea algo más vivido en lo que respeta a la obediencia personal y diaria. Aquí es de donde vendrá la guía que buscarás para cada aspecto de tu ministerio.
La memorización de la Escritura es por tanto, beneficiosa para tu vida privada delante de Dios. También es beneficiosa para la salud de tu familia. ¡Estoy encantado que Dios los este bendiciendo a ti y a Mary con otro niño! El ser padres es un gozo tan grande y un desafío también. Pero comprende esto, parafraseando a Jesús, “¿de qué le servirá a un pastor ganar una ‘iglesia exitosa’ si pierde su familia?” O, para ponerlo más bíblicamente, “pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? (1 Timoteo 3:5). Tu esposa necesita tu amor y afecto constante, Timoteo. El memorizar Efesios 5 ha bendecido mi matrimonio constantemente. Cuando conduzco a casa después de un arduo día en la iglesia y mis ojos se ponen egoístamente sobre mi mismo, el Espíritu Santo coloca nuevamente sobre mi las palabras de la Escritura como un toque de corneta: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella…” y “El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, (Efesios 5:25, 28). En efecto, el Espíritu dice “Quita tus ojos de ti mismo, Timoteo, y ama a tu esposa”. A menudo, Dios ha usado cualquier pasaje que he estado memorizando para bendecir mis momentos de oración con mi esposa o como un medio para guiarme cuando actúo como cabeza espiritual del matrimonio. Esta disciplina también protegerá tu matrimonio de las increíbles tensiones que vienen con el ministerio pastoral.
De la misma forma, el saturar tu mente con la Escritura te permitirá enseñársela a tus hijos y discipularlos apropiadamente. Tus hijos son tus discípulos principales: no los pierdas a ellos mientras tratas de ganar al mundo para Cristo.
Nuevamente, la sabiduría de Deuteronomio te guía como padre y sacerdote de tu familia:
Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. (Deuteronomio 6:4-7)
Timoteo, en realidad no sé como puedes obedecer esto de una forma practica si no te dedicas a memorizar la Escritura. Para hablar “de ellas estando en tu casa y andando por el camino”, tienes que tenerlas en la memoria, o sino, llevar contigo una Biblia. Aun más contundente es la palabra “repetirás” (en la NVI; en muchas otras versiones “Enséñalas diligentemente”). Esta misma palabra es usada refiriéndose al sacar filo a la reluciente espada de Dios en Deuteronomio 32:41 y significa “afilar”. ¿Recuerdas aquel viaje de discipulado donde acampamos junto con otros hombres de nuestro estudio Bíblico? ¿Recuerdas a Kevin, como sacó su piedra de afilar y comenzó a afilar su hacha antes de preparar la leña para nosotros? El rozaba la piedra de afilar con el filo, una y otra vez, hasta que la orilla del hacha estaba filuda. Esto es exactamente lo que le pasa a tu mente cuando memorizas versos de forma perfecta: es tan sencillo y tan difícil como la repetición a través del tiempo, día tras día, mes tras mes. Eso es precisamente lo que Dios quiere hacerle a la mente de tus hijos: afila la Palabra de Dios dentro de ellos por medio de la repetición.
Eso me recuerda otra ilustración de ese mismo viaje para acampar. ¿Recuerdas cuando les pedí a todos que consiguieran una piedra pequeña del río y otra del bosque? Hice que sostuvieran en la mano izquierda la piedra del bosque y en la derecha la del río para que todos pudiéramos ver. ¿Recuerdas la diferencia evidente entre la piedra del río y la del bosque? Steve dijo, “Sí, la del bosque está toda sucia”. Así que les pedí a todos que lavaran las piedras del bosque en el río, ahora todas estaban sin polvo u hojas. ¿Pero eran idénticas? No. Timoteo, tú fuiste el primero en notar la diferencia. La piedra del bosque era filosa y puntiaguda pero la piedra del río era perfectamente suave. Entonces, hice que pusieran sus piedras del bosque dentro del río mientras cenábamos (frijoles según recuerdo). Después de cenar, sacaron las mismas piedras del río y aun se miraban filosas y puntiagudas. Se podía entender el punto que quería comunicar: una piedra del bosque solo se vuelve suave después de años y años de estar sumergida en la corriente. Así es con tu mente y la Palabra de Dios. La santificación ocurre cuando has saturado tu mente día tras día y mes tras mes y año tras año en la verdad del afluente de la Escritura: “No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2). Memorizar la Escritura es una de las herramientas más poderosas que Dios ha usado en mi vida para purificarme de malos deseos y santificarme para Su Gloria.
Ahora Timoteo, quiero hablarte también de tu ministerio externo como pastor. Te conozco tan bien como para saber cuánto quieres tener un ministerio fructífero en tu iglesia. Comprende que este es un deseo piadoso y Cristo lo menciona abiertamente, como lo mencionaré en un minuto. Sin embargo, aun un deseo piadoso por tener fruto puede torcerse para convertirse en el deseo egoísta de tener un “imperio”. Evita entrar a ocuparte solo de números de forma que definas el “éxito” por cuanto ha crecido tu servicio de adoración desde que tu llegaste. Recuerda, buscamos “hacer discípulos a todas las naciones”, no atraer a una multitud cada vez más grande. Aun así, el desear la salvación de los perdidos y una madurez mayor para los salvos es una evidencia de la obra de Dios en tu corazón. Anhela el fruto, ¡no solo un poco, sino mucho de el!
¿Cómo se relaciona el memorizar la Escritura con esto? Bueno, pueda que este equivocado, pero creo que Jesús pensaba en esto (al menos en algunas formas) cuando dijo a sus apóstoles en la noche anterior a morir “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. (Juan 15:7-8). Claro, tú recuerdas la poderosa ilustración de la vid y los pámpanos que precede a esta enseñanza (por cierto Timoteo, aun tengo en mi escritorio aquella rama muerta que tomamos de una vid como un motivador para mi de que, solo permaneciendo en Cristo yo daré fruto, tu deberías tener una en tu oficina). Permanecer en Cristo significa constantemente reconocer y considerarnos injertados espiritualmente en Él, con su savia que da vida fluyendo por nosotros por medio del Espíritu Santo. Solo así podrás dar fruto que permanece. Pero creo que Dios me ha mostrado el rol poderoso que la memorización de la Escritura juega en este “permanecer”. Jesús dijo “Si permanecéis en mi [es decir, por medio de la fe personal en Él, hecha vida por mi Espíritu], y mis palabras permanecen en vosotros”, solo entonces darán fruto permanente por medio de la oración en mi nombre. Fácilmente podría hablar sobre la importancia de la oración en este momento, pero me estoy concentrando en el concepto de que las palabras de Cristo permanezcan en ti. Lo busqué en la versión griega hace un momento, para asegurarme, y está en plural: si las palabras de Cristo permanecen en ti. Eso significa Sus sustantivos, verbos, adjetivos, frases subordinadas, etc., todas ellas tienen que permanecer en ti momento a momento. ¿De qué mejor manera se puede hacer esto sino es memorizándolas? Memorizar la Escritura es un camino bendecido por Dios para llegar a la fertilidad espiritual en tu ministerio.
Esto es asombrosamente práctico. Digamos que es un martes, y tienes que visitar a la señora Beecham después de su operación de vejiga. Mientras vas caminando por la acera que lleva al hospital, vas revisando cualquier capitulo que estés memorizando en ese momento, tal vez Filipenses 2 sobre la humildad de Cristo o 2ª Corintios 1 sobre cómo Dios nos conduce por grandes pruebas para que podamos consolar a otros con el mismo consuelo con que Él nos consuela. Mientras te sientas al lado de la señora Beecham para hablar con ella, tu boca habla la Escritura ya que eso es lo que llena tu corazón. Alguien dijo una vez “cuando lo único que tienes es un martillo, todo el mundo parece ser un clavo”. En una forma similar, comienzas a encontrar una forma practica de usar cualquier pasaje de la Escritura que está memorizando para animar y exhortar. Tu consejo llega a estar saturado con las “palabras de Dios” (1ª Pedro 4:11). He escuchado que John Wesley cabalgó más millas que ningún otro hombre que haya vivido y siempre iba leyendo la Biblia. Como se dijo de Bunyan, su mente estaba tan saturada con la Escritura que su sangre era “Biblina”. Que sea igual contigo.
Timoteo, quiero ser bien claro contigo en cuanto a lo que estoy recomendando. Te estoy apremiando a memorizar libros completos de la Escritura, y no solo versículos individuales. Mucha gente imprime sistemas de memorización basados en versículos “claves” que ellos han escogido. Memorizar versos individuales es mejor que no memorizar nada, pero memorizar capítulos y libros completos es mejor que memorizar versículos. ¿Por qué? Hay varias razones:
1) Le da honor al testimonio que la Escritura da de si misma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Timoteo 3:16) y “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mateo 4:4). Dios no desperdicia su aliento, así que no hay palabras superfluas en la Escritura y te darás cuenta que algunos de tus momentos más poderosos de convicción, entendimiento y animo vendrán de lugares inesperados de la Biblia.
2) Ya que tan gran parte de la Biblia está escrita como una secuencia de pensamiento, con el autor ilustrando algún punto general a través de una argumentación lógica, el memorizar el pasaje completo te permite más fácilmente comprender el punto principal. No dejarás de ver el bosque debido a los árboles, ni tampoco perderás los árboles debido al bosque. Todo el libro de Hebreos vendrá a juntarse como una sinfonía de verdad unificada y cada verso individual en el tren de pensamiento cantará su propio tono con una nueva claridad. Este beneficio de claridad también te ayudará a desarrollar una sana teología bíblica y sistemática en general, mientras que al mismo tiempo entiendes y enseñas y prediques de versos individuales también
3) Como resultado de memorizar un libro completo, será menos probable que tomes versos individuales fuera de contexto. Una de las formas más comunes en que la gente que se opone a ti tratará de debilitar la fuerza de tu argumento en una disputa doctrinal será “¡lo estás sacando de su contexto!”. Un trabajo cuidadoso en todo el libro te ayudará a evitar ese error.
4) Tu gozo seguirá incrementándose, así como también tu admiración, al contemplar la milagrosa infinitud de la verdad en la Escritura, a medida descubras nuevas verdades día tras día y mes tras mes. La disciplina de memorizar libros completos te llevará a un territorio desconocido, y ya que “toda la Escritura es inspirada por Dios y útil…” (2 Timoteo 3:16) obtendrás beneficios de este viaje de descubrimiento. Supón que un tío rico muere y te da una vieja mina cerca de Tucson, Arizona. Después de juntar suficiente dinero para un pasaje aéreo, te detienes en una ferretería y compras una linterna y una pala. El tendero te pregunta que estás haciendo y tu le respondes. Él se ríe diciendo: “¡No ha habido plata en ese agujero por décadas, si es que alguna vez la hubo!” Por ello, entras a tu herencia con escepticismo, empujando telarañas y viejas tablas. Suponte por un lado, que ocupas seis horas buscando por los túneles y no encuentras más que rocas y polvo. ¿Crees que volverías a entrar a esa mina de nuevo? Pero ahora imagínate que en lugar de eso, encuentras un túnel que parece que nadie más ha explorado. Comienzas a cavar y después de una hora de ardua labor, tus esfuerzos son recompensados con un brillo inconfundible: ¡una nueva vena de plata! ¿Qué tan probable es que regreses con fuerzas renovadas para explorar ese túnel? ¿Acaso esperarías un día más? Así es con la memorización de pasajes de la Escritura que normalmente no escogerías, descubres cosas que no esperabas y tu amor y gozo por la Biblia se eleva a los cielos. Nunca te estancarás, más bien serás una fuente de renovación para tu pueblo.
5) Finalmente, el memorizar porciones extendidas de la Escritura se presta fácilmente al mejor estilo de predicación para ti: predicación expositiva. Timoteo, comprendo que tienes una disposición a la predicación expositiva y que miras el peligro de seguir un método meramente tópico. Tu ya crees que el predicar semana tras semana a través de libros de la Biblia es la mejor manera de evitar esos puntos ciegos y de protegerte de evitar esos temas candentes (controversiales) que nadie quiere tocar. Como recordarás, hemos hablado del ejemplo de Pablo, que no dudó de proclamar a la gente todo el consejo de Dios (Hechos 20:27). Solo de esta forma podremos ver a la Palabra de Dios santificando a tu pueblo de la forma que Dios lo quiere. ¿Puedes ver como el memorizar libros completos dará una riqueza y profundidad a tu predicación que seria imposible sin ella?
Expondrás versículo tras versículo, en los cuales ya habrás meditado profundamente a través de la repetición incesante. Mientras prediques, tu pueblo se dará un festín en tu meditación a medida les muestres cosas que nunca han visto antes en la Escritura, a pesar de que han leído esos pasajes desde la niñez. No les estarás dando una charla superficial y prosperarán. Mientras estés predicando, el Espíritu Santo podrá tomar otros versos que has almacenado y te permitirá citarlos de forma poderosa y exacta, ya que los entenderás completamente. Cuando estés escribiendo tus sermones, tendrás una concordancia incorporada que te dará todo el soporte y profundidad que podrías desear. El memorizar la Escritura es un aliado rico y poderoso para la predicación expositiva. Por esta y otras razones, recomiendo memorizar porciones extendidas de la Escritura en lugar de versículos individuales.
Ahora bien, si sientes que tu memoria no es lo suficientemente buena, te sorprenderá descubrir cómo Dios la mejorará a medida trabajas en esta disciplina. Mi profesor de misiones en el Seminario Teológico GordonConwell, Dr. J. Christy Wilson (quien ahora ya está con el Señor), contó una historia acerca de un plomero que conocía, el cual se trazó la simple meta de memorizar Juan 3:16. Este, tuvo tan grande dificultad que, después de trabajar en ello por 3 meses, ¡aun no podía recitarlo sin equivocarse! Lo que es aun más sorprendente sin embargo, es que este santo nunca se rindió como la mayoría lo hubiéramos hecho. Una vez tuvo éxito en llegar a su humilde meta, ¡Dios lo bendijo al permitirle memorizar más de 2,000 versículos de la Escritura durante los siguientes 5 años! Dios estaba tan solo probándolo para ver si seguiría siendo fiel y el Señor tiene poder sobre tu cerebro Timoteo. “Entonces [Cristo] les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras” (Lucas 24:45).
Esto significa que Cristo hizo algo dentro de sus mentes para permitirles comprender. Él puede hacer la misma obra en ti para permitirte memorizar. Solo sé fiel en trabajar arduamente y Él bendecirá tus humildes esfuerzos. Timoteo, usando tu propia conversión ya te recordé sobre el valor de memorizar la Escritura en el evangelismo cuando comencé a hablarte. Testificar con porciones memorizadas de las Escrituras memorizadas te da libertad y versatilidad en usar de todo el consejo de Dios para atender el sufrimiento de un alma perdida. La memorización de la Escritura te ayudará a ver que ya tenemos “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Pedro 1:3) a través del conocimiento que la Escritura nos ha dado de Dios mismo. La psicología mundana vendrá a mostrarse como el fraude hecho por el hombre que es, comparada con el sano consejo bíblico. La memorización de la Escritura ha enriquecido profundamente mi vida de oración, permitiéndome fácilmente orar a Dios regresándole sus propias palabras. Y en el área de la mayordomía del tiempo, memorizar la Escritura es la mejor forma en que puedes estar “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5:16).
Timoteo, los días pasan volando rápidamente. Pronto, tu y Mary estarán ancianos y canosos. Pronto tus hijos habrán crecido. Pronto, estarás delante de Cristo para darle cuentas de cada segundo que pasaste en la tierra. Piensa en todas las horas que pasas manejando, caminando, sentado, duchándote, cortando el césped, afeitándote, esperando un avión, etc. Llena esos momentos con oración y con memorización de la Escritura, y no lamentarás ni un solo segundo del reloj cuando Cristo te llame a dar cuentas de tu mayordomía.
Termino con una increíble promesa de bendición para cada área de tu vida debido a tu compromiso en esta disciplina:
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su Ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará. (Salmo 1:1-3)
Timoteo, te amo en el Señor. Mis oraciones están contigo y que Dios te bendiga ricamente cada día de tu ministerio. Siempre seré tu amigo y eternamente tu hermano.
Para la gloria de nuestro Rey
Andy
Pd: No conozco libros dedicados a la memorización extendida de la Escritura excepto mi propio panfleto, “Un método para la memorización extendida de la Escritura”. Está disponible en el inglés en nuestra pagina web (www.fbcdurham.org) debajo de la sección “Escritos” (Writings). Otros han escrito competentemente sobre la disciplina espiritual de la memorización. Dos que yo recomendaría son:
1. Disciplinas Espirituales de la Vida Cristiana, por Donald Whitney (Carol Springs, IL: Tyndale Español, 2016)
2. El Espíritu de las Disciplinas de Dallas Willard (San Francisco, CA: Harper & Row, 1988)
Muchas personas han sacado sistemas de memorización tópica y eso tiene un beneficio excelente. Pero nuevamente Timoteo, yo estoy recomendando memorizar libros enteros según Dios guíe.