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Introducción

¿Cuál es el significado del emprendimiento social (ES)?, ¿existe un consenso sobre la definición del término?, ¿varía por la ubicación geográfica o el contexto cultural?, ¿se requiere trabajar de forma consensuada para que el concepto se desarrolle? Estas son las preguntas que impulsan este capítulo. Sin embargo, el lector que espera una definición única y específica o respuestas claras a ellas podrá sentirse ligeramente decepcionado. Aunque no parezca que esta sea una manera efectiva de comenzar una discusión sobre el tema, la falta de especificidad es una realidad para profesionales y académicos que trabajan tanto en el campo profesional como en organismos gubernamentales buscando desarrollar políticas públicas. En otras palabras, el ES, como muchos fenómenos, ocurre en un espectro que requiere el equilibrio de múltiples objetivos y, en ocasiones, de resultados contrapuestos, como se considerará desde varias perspectivas en los siguientes apartados del libro. Esperamos que los lectores terminen este capítulo con el deseo de continuar leyendo, porque hemos logrado que se formulen la pregunta: ¿podré identificar el ES cuando lo vea? Y que tengan las herramientas para evaluar los ejemplos proporcionados en este texto, y en otras fuentes, y responder a la pregunta por sí mismos.

Empieza el recorrido para llegar a una definición

Con estas preguntas en mente y con el enfoque de no proporcionar al lector una definición “única”, comenzamos examinando los componentes del ES. De ahí, yuxtaponemos el ES a otras organizaciones que se esfuerzan por añadir valor a la sociedad (por ejemplo: gobierno, fundaciones, empresas comerciales, activistas sociales). Esto lleva a una revisión de aquella investigación que sugiere que el contexto en el que se define y practica el ES influye en la comprensión de su significado y en las expectativas de resultados. Finalmente, se propone un marco (en forma de preguntas relevantes) para considerar el significado del ES y se ofrece un ejemplo de una organización que opera en México. En resumen, este capítulo está diseñado para ser una guía con la que los lectores podrán identificar el ES en la práctica, así como una plataforma para abrir la discusión sobre el papel del ES en el contexto de México, estableciendo las bases para los temas discutidos en el resto del libro.

La definición de ES ha sido ampliamente estudiada (por ejemplo: Bacq y Janssen, 2011; Dacin, et al., 2011; Hoogendoorn, et al., 2010; Mair y Marti, 2006; Martin y Osberg, 2007; Short, et al., 2009). La conclusión general de estas investigaciones es una multiplicidad de definiciones que enfatizan diversos aspectos del concepto, muchos apuntalan el contenido de este texto, tales como la influencia de la ubicación geográfica de las actividades, las condiciones socioeconómicas y los valores culturales (Conway Dato-on y Kalakay, 2016; Mair y Marti, 2006). Para aumentar la posible confusión en el significado de ES están las siguientes:

1. La tautología de definir el emprendimiento social con el uso de la palabra “social” (Blount y Nunley, 2014), y

2. Numerosos conceptos relacionados pero distintos que rodean al ES, es decir, el emprendedor social, la empresa social y el negocio social.

Los siguientes párrafos intentan disminuir esta confusión en el transcurso del recorrido para desarrollar un andamio a partir del cual pueda investigarse el ES en México.

Entender “emprendimiento” y “social”

Conforme avanzamos en el camino para reconocer el ES, primero analizamos cada palabra en el término. Para entender la palabra “emprendimiento”, hacemos referencia a la elocuente discusión de Tan, Williams y Tan (2005) asumiendo un proceso que conlleva riesgo e incertidumbre para hacer innovaciones; con la motivación de beneficio personal. Tan y sus colegas (2005) argumentan que el término es carente de ética, contexto o consideraciones de éxito.

Sin embargo, cuando agregamos la palabra “social”, debemos reconocer que el término se vuelve idiosincrático y se basa en las normas comunitarias compartidas que prevalecen, es decir, el contexto (Blount y Nunley, 2014). En otras palabras, lo que se considera valor social está determinado por la sociedad en la cual están insertos tanto el emprendedor como la organización. Además, “social” es distinto de “privado”, pues el segundo tiene un claro propietario que controla el proceso, se queda con el producto generado y captura su valor (Dees, 1998). De este modo, el ES se refiere a las acciones que tienen como propósito beneficiar a “otros” que no son propietarios de la organización ni de su resultado (Prabhu, 1999). “Social” también puede contrastarse con “económico o financiero”, donde obtener estos últimos es el objetivo principal del emprendimiento comercial. Sin embargo, al trasladar estas comparaciones a la realidad, vale la pena notar que las distinciones no son solo dicotómicas, sino una oscilación continua que va de lo puramente social a lo puramente económico (Austin, Stevenson y Wei-Skillern, 2006). Este continuo suele conducir a la formación de organizaciones híbridas con misiones dobles (sociales y financieras), como se discute en los capítulos 7 y 8 de este libro.

Explorando el emprendimiento social y sus componentes

Una vez que se hizo la distinción entre “social” Y “privado”, “comercial” y “financiero”, seguimos investigando el ES y sus conceptos relacionados. La amplitud de la discusión del ES puede medirse en referencia a cuatro elementos (Conway Dato-on y Kalaway, 2016; Gartner, 1985): el proceso (soluciones emprendedoras e innovadoras), la persona (emprendedor social, características personales y resultados deseados), la organización (empresa social) y el entorno (contexto / país / socie­dad en la cual las actividades emprendedoras emergen y se realizan). El ES es un proceso o enfoque innovador que sigue una estrategia para lograr la misión social establecida (por ejemplo, Bacq y Janssen, 2011; Dacin, et al., 2011; Martin y Osberg, 2007; Short, et al., 2009). El énfasis del ES está en el reconocimiento de una oportunidad para innovar de tal manera que esa acción conduzca hacia el incremento de valor o riqueza social (Nicholls, 2006; Zahra, et al., 2009).

La investigación sugiere que los objetivos más comunes del ES son la reducción de la pobreza a través de la creación de empleos, proporcionar un producto o servicio a un grupo marginado, entrenar personas con discapacidades, producir bienes de alto valor agregado basado en prácticas culturalmente relevantes y/o crear mercados para estos productos (Easterly y Miesing, 2007; Thompson y Doherty, 2006). Fundamentalmente, el proceso del ES desafía el statu quo de una sociedad o de una industria (Martin y Osberg, 2015). Así, el ES está integrado en una sociedad o sociedades específicas que sufren inequidad similar, basada en las condiciones sociales y económicas actuales (Smith y Stevens, 2010) y están influenciadas por el contexto en el que se encuentran. Esta integración es la que impulsa el contenido del presente texto en su investigación del ES en México. Los párrafos siguientes tratarán brevemente sobre los elementos restantes, todos los cuales se explorarán a profundidad en el resto de los capítulos.

Emprendedor social: la persona

Cuando hablamos de las personas involucradas en la creación y difusión de una innovación social, nos referimos a los emprendedores sociales. Los académicos han investigado las incontables características personales de los emprendedores sociales, tanto sus motivaciones y antecedentes (por ejemplo, Bacq y Janssen, 2008; Chell, 2008; Zahra, et al., 2009; Conway Dato-on y Parris, 2014), así como la forma para alcanzar el éxito a partir del uso del capital social y de redes (por ejemplo, Dacin, et al., 2010; Easter y Conway Dato-on, 2015). En vez de enfocarnos en los elementos personales, los cuales se explorarán con mayor profundidad en el capítulo 4 de este libro, ofrecemos una tipología enfocada en el trabajo del emprendedor social (Zahra, et al., 2009). Como se muestra en la tabla 1.1, hay tres tipos diferentes de emprendedores sociales (bricoleurs, constructores e ingenieros) que ejercen su trabajo con diferentes enfoques y con diversos resultados esperados. La categorización de Zahra, et al. (2009) ayuda al lector a evaluar el trabajo de un emprendedor social, tanto al compararlo con un emprendedor comercial, como al considerar el valor creado por sus actividades. La tipología presentada en la tabla 1.1 abre la puerta a una discusión más profunda en cuanto a si todas las actividades de ES deben ser escalables para tener impacto (por ejemplo, bricoleurs sociales a pequeña escala). Más aún, estas tipologías pueden utilizarse para categorizar a los emprendedores sociales y a las organizaciones de los casos expuestos a lo largo del libro.

Tabla 1.1. Tipologías del emprendedor social

TipoBricoleur socialConstructor socialIngeniero social
Base teóricaHayek (1945)Kirzner (1973)Schumpeter (1934/1943)
ActividadesIdentifica y gestiona oportunidades para resolver cuestiones sociales locales, basado en sus recursos y experiencia. Llena las vacantes de bienes y servicios que no proporcionan los líderes de las corporaciones, el gobierno y el tercer sector que cubre necesidades sociales.Crea nuevos y más efectivos sistemas para reemplazar los que prevalecen en el statu quo, que no sirven a todos los sectores de la sociedad en forma equitativa.
Escala, alcance, plazo de los esfuerzos del emprendedorEmpieza chico, se queda chico/local, puede ser temporal/ periódico.Desarrolla organizaciones de diferentes tamaños con alcance local, nacional o internacional, diseñadas para proporcionar soluciones institucionalizadas para los problemas sociales que prevalecen y persisten. Crea grandes organizaciones destinadas a sobrevivir en el largo plazo, mediante cambios sistemáticos.
Cómo avanza el trabajo del emprendedor para resolver problemas Proporciona conocimiento local y flexibilidad, que usualmente se pierde cuando los que ofrecen las soluciones están “lejos” del problema o de la comunidad.Llena huecos que el gobierno y el sector privado han dejado al abordar problemas sociales o responder a los segmentos marginados; agrega sustentabilidad a los esfuerzos sin fines de lucro.Desafía y busca la reestructuración del poder social para proporcionar resultados duraderos.
Significado social de los esfuerzos emprendedores Mantiene la armonía social a partir de acciones colectivas con gran cantidad de actores menores que están cerca de los problemas.Enmienda las estructuras sociales, promoviendo soluciones armoniosas a las necesidades sociales, dentro de las estructuras existentes.Proporciona gran fuerza para el cambio social al crear discordia y destruir sistemas injustos e inequidades de poder.
Límites a las actividades Algunas leyes locales pueden dificultar el trabajo individual del emprendedor, pero la mayor restricción son la limitación de recursos y el reducido alcance de los esfuerzos frente a la necesidad de un cambio social.Para que el emprendedor cumpla su misión, necesita una gran cantidad de recursos, tanto humanos (gestión profesional y voluntarios) como financieros (donaciones e ingreso autogenerado) para facilitar cambios institucionales. El emprendedor y sus esfuerzos pueden ser considerados como una amenaza a las estructuras de poder existentes, por lo tanto, el emprendedor y su organización se enfrentan al reto de legitimidad por parte de la elite. Este reto puede impedir la capacidad de recaudar el capital requerido para el cambio sistémico deseado.

Fuente: Elaboración propia adapatada de Zahra, Gedajlovic, Neubaum y Shulam, 2009.

Empresa social: la organización

Normalmente, se utilizan dos términos (a veces de forma indistinta) para referirse a las organizaciones a través de las cuales se realiza el proceso de creación de valor social: empresa social y negocio social. El uso del término negocio social (en México) es bastante reciente y está relacionado con el Global Social Business Summit que se llevó a cabo en 2014. En esta cumbre, Muhammad Yunus dijo: “En México todavía no hay negocios sociales. Hay algunos que se aproximan a un negocio social, pero no lo son exactamente, porque son caritativos o tienen ánimo de lucro —alguien está ganando dinero con ellos—. Los negocios sociales son compañías sin dividendos que resuelven problemas; están específicamente diseñados para resolver problemas, sin intención alguna de ganar dividendos para sí mismos” (Evia 2014).

Teasdale (2012) distingue el término empresa social y negocio social, sin embargo, en este punto de la discusión somos agnósticos en cuanto a qué término utilizar; en cambio, nos enfocamos en cómo la organización se diferencia de otras que proveen soluciones a desafíos sociales (como fundaciones, sin ánimo de lucro, organizaciones no gubernamentales, organismos gubernamentales) y de aquellas cuyo principal objetivo es el ingreso económico (empresas comerciales). En México, el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES) aborda la dificultad de encontrar una definición única de empresa social en el reporte de 2013, escrito junto con la Universidad Iberoamericana Puebla, en el cual establecen que: “En la práctica, es muy complejo encontrar una definición de empresa social que sea aceptada globalmente; esto se debe, en gran medida, al hecho de que el marco legal varía de un país a otro y, por distintas razones, [estas formas legales] no se refieren a las formas históricas, como es el caso de las cooperativas” (INAES, 2013). El libro profundiza en las diferencias en las formas de organización social y en los factores que las influyen en México, por ejemplo: capítulo 3: Marco legal para el ES; capítulo 6: Ecosistema del ES, y capítulo 7: Modelos organizacionales para el ES.

Emprendimiento social: el proceso

La tabla 1.2, basada en el trabajo de Dees (1998), Santos (2012) y Lumpkin, et al. (2013), compara las diferentes organizaciones que aportan valor en cuatro características predominantes: el papel en la economía, el enfoque predominante de las actividades, el objetivo dominante y la lógica dominante. A partir de esto, vemos cómo las empresas sociales son distintas de aquellas que se enfocan en objetivos privados y financieros (empresas comerciales) y de las que operan indirectamente (activismo social). Aún más, vemos la diferencia de los objetivos y la lógica de varias organizaciones, que nos llevan a entender cómo las empresas sociales hacen una contribución única a diferencia de otras organizaciones/actores sociales. Portales y Pérez (2015), en su reflexión sobre el ES, ofrecen una distinción similar al compararlo con la responsabilidad social corporativa (RSC), los negocios inclusivos, el valor compartido y la base de los modelos de negocios piramidales en cuanto a la diferencia en su naturaleza, la implementación de estrategia y el impacto esperado. El capítulo 10 explora estos conceptos a profundidad.

Tabla 1.2. Diferencia entre empresas sociales y otras organizaciones sociales

GobiernoFundaciones (organizaciones no lucrativas, ONL)Activismo socialEmpresa comercialEmpresa social
Papel en la economía Medios centralizados para la creación y reforzamiento de la infraestructura económica y legal, y el bien público.Método descentralizado para incrementar la distribución equitativa de recursos. Enfoque descentralizado para llamar la atención y cambiar los comportamientos con factores externos negativos. Mecanismo descentralizado para asignar recursos hacia actividades de mayor valor.Esfuerzo descentralizado para absorber los efectos negativos de los sistemas económicos; cambiar al statu quo.
Enfoque predominante de actividades Acción directa para controlar recursos y comportamientos para preservar la seguridad y el orden.Acción directa para proveer servicio social para otros.Acción indirecta para influir el cambio de opinión y la acción pública.Acción directa para crear valor económico para los propietarios; beneficios privados.Acción indirecta para la creación de valor social para otros.
Objetivo dominante Defender el interés público.Apoyar a los desfavorecidos. Cambiar el sistema social.Lograr ventajas competitivas. Dar soluciones sustentables.
Lógica dominante Regulación.Buena voluntad.Acción política.Control de recursos privados y ventaja competitiva sostenible relacionada.Empoderamiento.

Fuente: Elaboración propia, adaptada de Santos, 2012 y Lumpkin, et al., 2013.

El lector podrá notar que no se trata de si una empresa social toma un estatus de lucro o no lucro, en cambio, vemos la designación del estatus legal como una decisión estratégica que el emprendedor debe tomar (ver capítulo 3) y damos ejemplos de éxito y retos encontrados en cada forma (capítulos 8 y 9). Aunque por las diversas razones ya mencionadas dar una definición exacta es ilusorio, el proceso que efectúan las empresas sociales puede resumirse como tratar “problemas sociales desatendidos y desafiar la sabiduría convencional (statu quo) a través de modelos de negocio innovadores que empoderan a las personas para dar soluciones sustentables con escalabilidad y/o replicabilidad y lograr un impacto multiplicador en la vida de las personas” (Santos, 2012: 340). Estos conceptos se muestran de forma gráfica en la figura 1.1, en donde el compromiso social es la fuerza impulsora de la actividad emprendedora (Martin y Osberg, 2007).

Figura 1.1. Compromiso social


Fuente: Martin y Osberg, 2007.

Hasta ahora, la reflexión nos lleva a coincidir con Smith y Stevens (2010: 577) en que “el emprendimiento social puede tener muchas formas, determinadas por la intención de los fundadores, el alcance del problema y los recursos requeridos o disponibles para resolverlo”. Dicho de otra manera, la ubicación geográfica y las relaciones (el contexto) importan al gobernar, investigar y practicar el ES (Bacq y Janssen, 2012; Peattie y Morley, 2008; Wolk, 2007 y Wolk y Ebinger, 2010). Kerlin (2013) ofrece un diagrama interesante de cómo los procesos de gran escala interactúan para crear modelos de empresas sociales (figura 1.2). La conclusión general de su investigación es que los esfuerzos del ES se desarrollan de tal manera que se adapten a las necesidades particulares y a las estructuras institucionales o carencias de un país. Por tanto, la transferencia y replicación de ideas y enfoques de ES deben estar basadas en un estudio profundo de los contextos desde y hacia el cual pueda ocurrir la transferencia. Este marco impulsa en gran medida la primera sección de este libro (capítulos 2 y 3) y sienta las bases para las secciones posteriores.

Figura 1.2. Procesos macroinstitucionales y vías causales que llevan a diferentes modelos de empresas sociales


Fuente: Kerlin, 2013.

Configurando el contexto del ES en México

Al analizar cómo las variables de contextos específicos influyen en las actividades del ES, el caso de Méxi­co se torna muy relevante ya que combina su estatus como país emergente (debido a sus indicadores macroeconómicos, definido así por organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional) con condiciones políticas y sociales complejas, como se revisa en el capítulo 2. Estas condiciones del entorno deben discutirse con miras a que los esfuerzos del ES se adapten a la realidad local (Alvi, 2012). Esto es válido no solo para México, sino también para otros países emergentes y en desarrollo (Peredo y Chrisman 2006; Alvi, 2012). México tiene una única combinación de regulaciones estatales (ver capítulo 3), costumbres industriales, organizaciones civiles y comunitarias (ver capítulo 6), que dan como resultado diferentes formas de hacer sentido y opciones estratégicas, como se analiza en los capítulos 8 y 9 (Yin y Zhang, 2017: 302).

Además, aunque en México se han practicado los conceptos de ES durante generaciones, y está lleno de ejemplos actuales de actividades emprendedoras sociales (ver los casos que acompañan el libro), se han publicado relativamente pocos artículos en revistas académicas y los que se han publicado fueron escritos en los últimos cinco años (por ejemplo, Auvinet y Lloret, 2015; Conde Bonfil, 2015/2016; Félix González, et al., 2017; Huberts, 2015; Maguirre, Ruelas, y De la Torre, 2016; Portales y Pérez, 2015; Vázquez-Maguirre y Portales, 2016). Esta limitada cobertura sugiere que en México la discusión profunda del ES está muy atrasada.

A modo de reflexión

Al principio del capítulo advertimos a los lectores que no se iba a proporcionar una definición única de ES. También prometimos ofrecer algunos parámetros a partir de los cuales los lectores pudieran identificar si una actividad es, de hecho, un ejemplo de ES. Una organización es un ejemplo de empresa social y una persona un ejemplo de emprendedor social. Recordando que el ES ocurre en un espectro, ofrecemos la idea de que el papel de la persona que define el concepto también puede influir en la definición misma. Un estudio reciente de Conde (2015: 34) explica esta idea cuando menciona: “No hay una definición (o incluso nombre) o teoría clara de empresas sociales y economía social en México. (…) tal vez el problema no es estrictamente conceptual, las diferencias entre algunas posiciones se deben a lo que interesa y preocupa a cada sector en la definición adoptada”. A partir de esta idea, Conde (2015) explica que los actores que a continuación mencionamos escriben sus definiciones con base en motivaciones específicas.

 Los académicos quieren un concepto bien definido que haga progresar la ciencia, la teoría de gestión y el conocimiento del campo.

 Los líderes organizacionales y las figuras que representan el sector desean apoyo y subsidios para crecimiento continuo y mejoras en las inequidades sociales.

 Los partidos políticos están preocupados particularmente con el fortalecimiento de algunos actores sociales y la posibilidad de liderar (o reducir) su integración e impacto y, al mismo tiempo, buscan promover un proyecto que los ciudadanos sigan.

 El gobierno se propone diseñar políticas públicas para el desarrollo, organización y expansión de la actividad económica del sector.

 Empresas y emprendedores comerciales buscan una definición que se alinee a sus esfuerzos con el bien social que emana del movimiento del ES por varias razones (a veces de interés propio).

A la vez que esperamos que la reflexión previa haya proporcionado claridad en las cuatro características de una definición comprensiva (la persona, la organización, el proceso y el contexto), y que se haya abierto el apetito para profundizar en el texto de este libro, concluimos ofreciendo preguntas para que los lectores se formulen a sí mismos con el objetivo de determinar qué es el ES en el contexto mexicano:

1. La solución que se ofrece o el proceso que se usa, ¿es innovador?

2. ¿El esfuerzo resulta en valor social / creación de riqueza para otros?

3. ¿La solución y el proceso son sostenibles para el emprendedor y para la comunidad, financiera y éticamente, y permiten un cambio en el statu quo?

4. ¿Se puede medir el resultado del valor social de modo que exista la posibilidad de replicar el modelo?

Otra manera de enmarcar estas preguntas puede ser con un listado visual similar a la que aporta Lumpkin, et al. (2013). ¿Qué antecedentes hay entre las organizaciones presentadas en el texto? ¿Los actores poseen las características de la orientación emprendedora propuesta como parte del proceso? Finalmente, ¿están los resultados de las organizaciones realmente enfocados en valor social a largo plazo?

Figura 1.3. Proceso de emprendimiento social


Fuente: Lumpkin, Moss, Gras, Kato, Amezcua, 2013.

Teniendo estas preguntas en mente, invitamos a los lectores a que estudien el caso que acompaña este capítulo, DOOPLA, una organización iniciada por cuatro estudiantes de Negocios que se preguntaron: “¿Pueden el crowdfunding y el préstamo entre particulares ser exitosos en México?”. Desde esta pregunta inicial, desarrollaron un modelo de negocios para lograr que el sector financiero fuera más accesible a la clase media mexicana. Después de leer este caso, regrese a las cuatro preguntas formuladas y decida si la organización y sus fundadores cumplen con los criterios aquí ofrecidos.

DOOPLA[1]Elaborado por la profesora Mary Conway Dato-onAgosto de 2017En 2013, Juan Carlos Flores, Pablo Quiroga, Denise Canto y Eduardo Vargas se cuestionaban sobre cómo implementar un modelo financiero, conocido como crowd lending o Peer to Peer Lending, en un país como México. Después de meses de planeación, llegaron a una solución que facilitaba el acceso al crédito, disminuyendo las tasas de interés de quienes pagaban y aumentando las ganancias de quienes prestaban.
Doopla nacía legalmente en marzo de 2014 (las operaciones formales en febrero de 2015) con un modelo que atraía a muchos solicitantes de crédito, pues permitía obtener recursos que no los descapitalizaban y a miles de inversionistas, pues obtenían mejores rendimientos y, al mismo tiempo, ayudaban a personas responsables a alcanzar sus metas. Sin embargo, en 2016, su director, Juan Carlos, observaba que la tracción de la empresa no era —todavía— lo suficientemente fuerte para una firma basada en la tecnología y en la economía colaborativa. Esto lo hacía cuestionarse sobre el futuro de la compañía. ¿Cómo crear confianza en las personas para que se animaran a utilizar la plataforma? ¿De qué forma afectaría a su modelo la regulación de empresas fintech que estaba por salir el siguiente año? ¿Realmente el público mexicano tendría la capacidad de apreciar las bondades del modelo?
Motivación personalJuan Carlos Flores trabajó durante gran parte de su carrera profesional en INFONAVIT, instituto tripartito (formado por trabajadores, empresarios y el gobierno) que ostentaba ser el administrador y originador de créditos hipotecarios más grande de América Latina. Relata:Los años que laboré en el sistema financiero me hicieron constatar que los mexicanos no tenían opciones para acceder a créditos —al consumo— con tasas baratas. Por ejemplo, las instituciones tradicionales otorgaban créditos a través de tarjetas de crédito, principalmente, pero a tasas cercanas a 60%.
Las tasas de interés en el sistema financiero mexicano eran altas, principalmente por la combinación de tres factores: 1) grandes sumas de dinero destinadas a la atención de usuarios a través de la red de sucursales; 2) el cumplimiento de la regulación que obligaba a las entidades a contar con la generación de reservas crediticias pues estas instituciones prestan dinero a través de sus propios recursos, 3) la robusta estructura corporativa de las instituciones tradicionales. Al respecto, afirmaba Juan Carlos:Nos dimos cuenta de que estábamos en un momento ideal. La tecnología digital nos permitía bajar costos, porque no necesitábamos cientos de sucursales ni miles de ejecutivos. En otras palabras, la tecnología nos permitía alcanzar y servir a más gente con menos inversión si nos comparábamos con las instituciones tradicionales, por ejemplo.
Este hecho, aunado a que cada día más mexicanos estaban familiarizados con el uso de la tecnología y demás mecanismos, abría la posibilidad de mejorar las tasas de interés.Los fundadores de Doopla estaban convencidos de que podían ofrecer mejores tasas de interés que permitiría a más personas obtener préstamos con condiciones propicias para resolver sus necesidades de crédito y sin pagar excesivos intereses. Por otra parte, también podían ofrecer un mayor rendimiento a quienes prestaban su dinero directamente a los solicitantes de crédito, otorgándoles mejores tasas de interés, sobre todo comparándolas con las que ofrecían los productos tradicionales de ahorro e inversión. El equipo entendió que era la gran oportunidad para comenzar un cambio en el sistema financiero mexicano.
Crowd lending con visión socialEl modelo de financiamiento sobre el que Doopla se sustentaba había sido creado en 2005 por la iniciativa de emprendedores que dio origen a Zopa. El modelo crowd lending, también conocido como peer-to-peer lending, se basa en la premisa de que muchas personas invierten en otras y las ayudan a alcanzar sus metas financieras a través de créditos directos, sin la necesidad de terceros intermediarios. Zopa creció exponencialmente y, un año después del inicio de operaciones, conjugaba a 120,000 personas con movimientos diarios por 100,000 libras.
El modelo se replicó rápidamente. En Estados Unidos nació Lending Club, que alcanzó un valor de mercado de 2,000 millones de dólares en 2014. Otras empresas que desarrollaron un modelo similar fueron Prosper y SOFI, en Estados Unidos; Rate Setter y Comunitae, en Europa, y Cumplo, en Chile, convirtiéndose en la primera empresa latinoamericana en realizar este tipo de transferencias. En México la industria se encuentra en una etapa aún incipiente, en donde, además de Doopla, destaca la empresa Prestadero.
La mecánica del préstamo era muy simple. A través de una plataforma tecnológica, la empresa se convertía en un vinculador entre prestamistas y los solicitantes. Se ofrecían herramientas para ambos con la finalidad de brindar la información suficiente que permitiera cerrar el trato. Además, ayudaba a fijar las tasas de interés, ajustándolas por nivel de riesgo. Una vez logrado el acuerdo, el inversionista enviaba el dinero, generalmente a través de una cuenta concentradora que depositaba el monto en la cuenta del solicitante. La empresa obtenía una comisión de ambas partes. La cobranza de los créditos corría a cargo de la plataforma, en donde se cuenta con un modelo de cobranza integral similar al de las instituciones tradicionales.
Doopla y su modelo de apoyo socialDe acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el crowdfunding tenía la capacidad de reducir la desigualdad de los ingresos al cerrar la brecha entre la demanda de préstamos y la oferta de capital. La experiencia profesional de los socios constataba que en México la gente necesitaba créditos más accesibles.La brecha en el diferencial de las tasas de interés en México era impactante y mucho más grande que en Europa o Estados Unidos. Según datos de CONDUSEF y de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, el diferencial de las tasas de interés en los créditos al consumo era de 60 puntos porcentuales. Ante esta realidad, Doopla se planteaba el reto de hacer un negocio que fuera rentable y que a su vez ayudara a las personas y a la economía de las familias.
En 2017, Juan Carlos recordaba que, en México, alrededor de 11 millones de personas pagaban créditos al consumo a tasas promedio de 60%. Por otra parte, había más de 15 millones de personas que ahorraban en el sistema bancario, pero recibían un rendimiento promedio de 3%. Aún más, había un sector muy amplio (más de 30 millones) de la población que recurría a mecanismos informales como las tandas.[2] Esta situación influía negativamente en el crecimiento económico del país y dificultaba la consolidación del patrimonio familiar de las personas.De hecho, hubo una experiencia que detonó todo. Una persona cercana a Denise le comentó que necesitaba dinero para hacer frente a diferentes deudas en sus tarjetas de crédito “que la estaban ahogando”, decía Denise. Ella decidió hacerle el préstamo y cobrarle con una tasa menor. La ayuda funcionó. La amiga pagó sus deudas y cubrió rápidamente el préstamo que le habían hecho; además, con lo que ahorró pudo pagar la reinscripción de su hija a la escuela. Esa fue la prueba que hizo pensar a Juan Carlos: “¿por qué no escalarlo?”.
Sin embargo, aunque el uso de internet ya había sido adoptado por un gran número de mexicanos, los usos y costumbres eran diferentes a los de Europa o Estados Unidos. Juan Carlos y sus socios se cuestionaron cómo podían tomar ventaja de los nuevos avances tecnológicos para ofrecer una experiencia de negocios con un valor agregado para los usuarios, tanto inversionistas como solicitantes. Sabían que el éxito de su modelo radicaba en aprovechar las ventajas de la tecnología para reducir costos y mostrarse como una mejor opción al consumidor final.
El inicio de una nueva opciónDoopla tenía la firme intención de ofrecer un servicio que permitiera reducir el diferencial de las tasas de interés para beneficio de la población. Por esa razón, se habían enfocado en los préstamos personales y no en los empresariales. “Queríamos cambiar un sistema que no funciona para el consumidor, eso es lo que nos motivó desde el principio”, recordaba Juan Carlos. Con una inversión inicial cercana a los 2 millones de pesos, reunida por los socios fundadores, la operación del negocio se concentró a través del portal www.doopla.mx que contactaba directamente a solicitantes de préstamos con inversionistas.Una de las ventajas competitivas de Doopla radicaba en su plataforma tecnológica. Gracias a los algoritmos que constantemente mejoraban, la empresa se comprometía con el inversionista a ponerlo en contacto con solicitantes que tuvieran la capacidad de responder a las obligaciones que adquirirían.
La dinámica era la siguiente: a través de la plataforma se recibían los datos del inversionista que deseaba poner a la disposición de quien más lo necesitara una cantidad determinada de dinero. A continuación, se presentaba una lista con personas que necesitan un crédito personal. Esta lista mostraba una selección de solicitantes previamente evaluados y aprobados por los estrictos criterios de selección para controlar y reducir el riesgo (que, sin embargo, estaba presente).Por lo general, los solicitantes requerían montos para cubrir deudas de tarjetas y pagar a tasas de interés más razonables. Otros lo hacían por razones médicas, por la necesidad de pagar colegiaturas, etcétera. El inversionista era habilitado para interactuar con el solicitante y podía realizar las preguntas necesarias para tomar la decisión de prestar y determinar el monto del préstamo. Aunque era posible el contacto, los datos personales como nombre y dirección se protegían.
Una vez llegado a un acuerdo, el prestamista firmaba un contrato en línea y depositaba el dinero en una cuenta concentradora de Doopla. Esta, a su vez, dispersaba los recursos en la cuenta individual del prestamista dentro de la plataforma. El inversionista tenía la posibilidad de fondear el total del préstamo de un solicitante, aunque se recomendaba ampliamente diversificar los préstamos en el mayor número de usuarios posibles.Por otra parte, al solicitante se le daba un tiempo límite de alrededor de 30 días para lograr fondear su solicitud. En caso de que no lo lograra, se le daban unos días más. Si el solicitante no recibía el préstamo total, la solicitud era eliminada del sistema, aunque la gran mayoría lograba el objetivo de fondeo. Con esta medida, se buscaba un filtro más de seguridad, “pues se infería que pocos inversionistas confiaban en el solicitante y por esa razón no había logrado el objetivo; era un filtro subjetivo pero que añadía seguridad”, comentaba Juan Carlos.
El inversionista ganaba un rendimiento neto promedio de 15%, que dependía del tipo de solicitante —y su nivel de riesgo— en el que decidía invertir, catalogado en tres niveles (A, B y C); y, en todo caso, mucho más de lo que le recibiría en los productos de ahorro comunes. El solicitante podía pagar una tasa que iba desde 12% anual, casi una quinta parte de lo que cobraban las instituciones tradicionales. Doopla cobraba una comisión de 6% por crédito autorizado y que fuera fondeado al 100% (no se cobra nada por investigación u otros rubros). Al inversionista se le cobraba 1%, únicamente por cada pago recibido. Además, la empresa ayudaba al máximo a sus usuarios, “por ejemplo, si no había pago del solicitante, nosotros no cobrábamos la comisión —porque no existe flujo de donde hacerlo— y echábamos a andar los procesos para recuperar la cartera, que iba desde la reestructuración de pagos, hasta proceder legalmente… poníamos nuestra piel en juego. Si no hay pago al inversionista, no hay comisión para Doopla”, decía orgulloso Juan Carlos.
El impacto social de DooplaEn tres años, la empresa podía decir que tenía números positivos en el impacto social que los había motivado. “Entre diciembre de 2016 y de 2017, habíamos crecido en más de 3.5 veces en los préstamos que hacíamos; teníamos a más de 100,000 usuarios registrados y los montos ascendían a más de 40 millones de pesos”, describía Juan Carlos.El modelo funcionaba con los inversionistas, pues tenían registrado que 80% decidía reinvertir. Por otra parte, 65% de sus solicitantes volvían a pedir créditos. Sus porcentajes de cartera vencida eran bajos. “Podíamos presumir que 94% de nuestros solicitantes iban al corriente de sus pagos. El otro 6% estaba en negociaciones o en proceso de demanda mercantil”, afirmaba Juan Carlos.
Pero eso no era todo, los resultados cuantitativos estaban reflejados en la satisfacción de los usuarios. “El índice de felicidad es alto”, comentaba Juan Carlos, “porque de estar pagando intereses altísimos, ahora pagan menos y tienen más dinero para usarlo en cosas importantes para ellos, como pagar las colegiaturas de sus hijos. De verdad, hay muchas historias que nos mandan por correo por las que decimos, vale la pena seguir”.
Retos del futuroDoopla llevaba tres años en el mercado y si bien aún no estaba en el punto de equilibrio, podía decirse que, en términos generales, los resultados eran muy buenos. Ahora era necesario apuntalar el crecimiento del modelo. Habían lanzado un nuevo producto de préstamos con cobranza vía nómina. El primer cliente importante había sido PricewaterhouseCoopers (PwC). De esta forma, subían al modelo a un nuevo integrante: el patrón. Este podía ofrecer a sus empleados préstamos justos y aumentar el compromiso de estos.Por otra parte, estaban pensando en el desarrollo de un producto que funcionara en la base de la pirámide. “Aquí, el gran reto será resolver el tema de la cobranza, porque tampoco queremos utilizar los métodos invasivos de muchas cadenas que se han dirigido a este segmento”, explicaba Juan Carlos.
En términos generales, Doopla no solo se enfrentaba a retos para el crecimiento de su modelo. Había otra “amenaza” en el entorno: la Ley fintech. Las empresas que utilizaban el canal digital como base de su modelo de negocio ya eran considerables. Por esta razón, el gobierno de México decidió desarrollar un anteproyecto de ley para dar certidumbre a los nuevos emprendimientos. “Ante la situación, nosotros hemos optado por cooperar y estar muy cerca del desarrollo de esta ley”, decía, preocupado, Juan Carlos. “A nosotros nos interesa que no nos vayan a limitar en puntos que nos hacen competitivos, por eso llevamos buena relación con los que están llevando a cabo el proyecto y por eso estamos creando alianzas estratégicas, por ejemplo, con jugadores tradicionales como bancos y Sofomes”.
Los puntos que más incomodaban al equipo directivo de Doopla eran los límites del anteproyecto, concretamente: a) requerimientos de capital contable y b) límites de transacciones de dinero. Estos podían dificultar el modelo de operación actual de Doopla, “y con ello, no podríamos desarrollar los productos que estamos pensando para los segmentos con menor nivel adquisitivo… aunque siempre hay forma de adaptarnos al entorno”, decía Juan Carlos.El anteproyecto de la Ley fintech se aprobó en diciembre de 2017 por la H. Cámara de Senadores y el 1º de marzo de 2018 por la H. Cámara de Diputados. El siguiente paso es la emisión de la regulación secundaria (las reglas del juego) por parte de la CNBV. “El pasado 1º de marzo fue un día histórico para el sistema financiero mexicano, para la industria del crowdfunding y para los miles de usuarios de Doopla. Mientras que la CNBV emita la regulación secundaria, en Doopla seguiremos actuando de forma responsable y transparente con nuestros usuarios”, apuntó Juan Carlos.

[1]. Este caso se redactó tomando como base el caso IPADE F 16 C 02 elaborado por el profesor Federico D'Kuba Chávez de Ita, en septiembre de 2016.

[2]. Una tanda es un modelo de ahorro informal comúnmente practicado en México. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF, 2015) y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), uno de cada tres mexicanos ha participado en una tanda. A pesar de su popularidad, instituciones gubernamentales y financieras han advertido sobre su nivel de inseguridad. La dinámica de este modelo de ahorro requiere de un grupo de personas organizado (usualmente amigos o familiares) que realizará una aportación voluntaria hasta alcanzar un objetivo establecido en un tiempo determinado. Cada participante recibirá el total acumulado a partir de un orden y una fecha determinada por el mismo grupo. Este modelo es sencillo y no requiere de intermediarios institucionales o financieros para su funcionamiento. Por su misma naturaleza, no hay garantías legales. Véase: ComparaGuru (2015). “¿Qué es y cómo funciona una tanda de ahorro?”. Tomado el 16 de noviembre de 2017 de: https://goo.gl/FHGjTy y El Economista (2017). “Las tandas son un método inseguro para el ahorro: Condusef”. Tomado el 16 de noviembre de 2017 de: https://goo.gl/kMtV4A

Modelando el emprendimiento social en México

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