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Producción científica, formación y práctica profesional en psicología organizacional y del trabajo: ¿en qué medida el contexto latinoamericano es considerado adecuadamente?

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No solo en la psicología, sino de forma particular en las ciencias socioculturales, hay una discusión y una tensión importante entre perspectivas que, por un lado, consideran la naturaleza universal de los fenómenos a ser estudiados y que, por otro lado, enfatizan su naturaleza particular, social e históricamente construida. En el primer caso, el contexto es solo el ambiente en que los datos son recolectados para incorporar evidencias para teorías universales sobre cualquier fenómeno. En el segundo, el contexto es parte fundamental de la comprensión del fenómeno y, más que contribuir a una teoría universal, se buscan singularidades o especificidades que solo pueden ser comprendidas a la luz de dicho contexto, sea micro, meso, o macrodefinido. No se trata de una tensión de fácil solución, porque no hay, ni siquiera entre los fenómenos biológicos, cómo establecer una frontera nítida entre lo que se mantiene inalterado en diferentes contextos y aquello para lo cual el contexto es determinante en la constitución del propio fenómeno.

Cuando se examinan los temas más estudiados en POT, en la línea del comportamiento organizacional (CO) en Brasil (Gondim, Borges-Andrade y Bastos, 2010), por ejemplo, se percibe fácilmente una estrecha relación de la investigación con la agenda internacional del área, situación identificada en otros países de América Latina por Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018), así como por Blanch (2019). La investigación en comportamiento organizacional dirigida por investigadores del área de psicología presenta, con todo, una característica peculiar en función de la hegemonía de estrategias de investigación cuantitativas. Hay una clara preocupación con respecto a la construcción y la validación de medidas –muchas de ellas desarrolladas en Europa y Estados Unidos– de los fenómenos estudiados para el contexto nacional. En ese sentido, se podría considerar que la realidad de los trabajadores nacionales está siendo considerada a través de la investigación aquí producida. Sin embargo, tal medida por sí sola no se presenta como suficiente para incorporar, de hecho, el contexto como elemento constituyente del fenómeno.

Adaptadas y validadas, las medidas generan un conocimiento que dialoga con la producción científica internacional, y el contexto se limita a una rápida descripción de la población participante o de las organizaciones que hacen parte de la investigación. Se trata de descripciones que no son, por regla general, retomadas para interpretar los resultados obtenidos. Con todo, cumplen una función de mediación que sirve para la presentación de resultados soportados en la evaluación psicológica, que generalmente ayuda en la gestión de indicadores en las organizaciones, y en las publicaciones de los investigadores. Hacen falta, adicionalmente, esfuerzos de los investigadores para analizar y reflexionar, dentro de sus campos de pesquisa, cuáles singularidades emergen de los estudios conducidos en el país o en la región cuando son comparados con la literatura internacional. Esa característica se viene acentuando en la medida en que crece la recolección de información a través de sistemas de internet.

El elevado predominio de las investigaciones con trabajadores de la industria y del sector público, en general de empresas medianas y grandes, es un indicador importante de cómo la porción más grande de los trabajadores no está incorporada al conocimiento producido en la POT. En América Latina la mayoría de los trabajadores se encuentra en el trabajo informal (Jiménez, 2012), en formas de contratación y modalidades diferentes al empleo, en micro y pequeñas empresas familiares o individuales, y hasta en diversas economías (ver figura 3.1) que constituyen contextos de trabajo extremadamente distintos de las grandes empresas, muchas de ellas bajo el control multinacional, de forma similar a las teorías hegemónicas.

Organizaciones más frágiles, con menos tiempo de supervivencia y que no ofrecen condiciones de trabajo que se traduzcan en una política de valorización del desarrollo de las personas, claramente constituyen contextos que configuran en medio de distancias marcantes muchos de los fenómenos de interés para el área de la POT. De la misma forma, todavía son reducidos los estudios del sector primario, con trabajadores agrícolas o rurales, a pesar del peso que el agronegocio tiene en las economías nacionales en cuanto a la constitución del producto interno bruto (PIB) de la mayoría de los países de América Latina. Existe una subrepresentación de las organizaciones del tercer sector y de nuevos arreglos organizacionales, en general de pequeño porte, así como de otras formas y relaciones de trabajo de las economías formal (trabajadores autónomos, outsourcing, cooperativas), informal (vendedores ambulantes, estacionarios, vendedores por catálogo, “toderos”, etc.) e incluso ilegal (trabajo esclavo, trabajo criminal) (ver figura 3.1).

Existen muchas explicaciones posibles para la ausencia de psicólogos que en tales contextos logren dar cuenta de las condiciones, las realidades y las relaciones de trabajo que, finalmente, son las que cubren a la mayor parte de las personas que trabajan en América Latina. Esto probablemente se debe a la tradición de las escuelas de formación de las IES que privilegian procesos de PO, de CO o de POT –como ocurre en Norteamérica y en el Reino Unido (Porter y Schenider, 2014)–, o de PST en campos y problemáticas específicas, como se señala en la figura 3.1, cubriendo algunos tópicos, dimensiones y problemas, y dejando otros sin cubrir o para ser cubiertos por otros campos. Tales lagunas tienen como consecuencia una restricción en los repertorios, en la forma en que describimos y analizamos la variabilidad en cuanto a la manera en que los fenómenos psicológicos y psicosociales se presentan en la realidad de nuestro contexto amplio.

Si en el campo de la investigación y la producción de conocimiento en POT encontramos una tendencia hegemónica que lleva a que los contextos sean minimizados en la comprensión de los fenómenos, en el campo profesional también se encuentran evidencias de que el foco de actuación del psicólogo sigue siendo el individuo, y en menor medida las condiciones en las que actúa. En la investigación más reciente que caracterizó el trabajo del psicólogo en Brasil, desarrollada por Bastos y Gondim (2010), el cuadro que caracteriza dicho ejercicio, así como la evaluación que hacen de sus dificultades y desafíos, apunta hacia una inserción mucho más focalizada en fenómenos que ocurren a nivel individual que en variables más complejas que se expresan en los niveles grupales y organizacionales. Una situación similar tiene lugar cuando se analiza el panorama amplio de la POT en América Latina. Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018) identificaron que en la actuación profesional la medición-evaluación (procesos tradicionales de recursos humanos) es la actividad más fuerte en la mayoría de los países, y que la ampliación y la diversificación con foco en otras transversalidades (Caetano, 2012) –el comportamiento y el desarrollo organizacional, los diagnósticos de la cultura y el clima, el análisis y el diseño del trabajo, las relaciones de trabajo, la salud y la calidad de vida, la orientación de la carrera, la empleabilidad, el comportamiento del consumidor y la responsabilidad social y ecológica–, aunque vienen aumentando, pueden ser consideradas como tímidas en muchos países, comparadas con la hegemonía de la medición.

Figura 3.1. Coexistencia y relación de realidades, economías, modalidades y formas de trabajar: un desafío para la POT en América Latina


Fuente: Adaptado de Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018).

La discusión sobre la presencia del contexto o de niveles más amplios de análisis como elementos críticos para pensar la producción de conocimiento, la formación y el ejercicio profesional en POT nos remite a un importante conjunto de reflexiones sobre los cambios que están reconfigurando el mundo del trabajo, y cómo dicho proceso se concretiza en América Latina. En últimas es ese mundo del trabajo que se encuentra en profundo proceso de reestructuración el que presenta los desafíos para la investigación, para la producción de conocimiento, y requiere de profesionales con competencias específicas y genéricas para lidiar con sus problemáticas y sus realidades de las relaciones y sus contextos. La figura 3.1, adaptada de Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018), presenta, de forma sistemática, la complejidad con la cual el mundo del trabajo se estructura en la actualidad en georregiones como América Latina, lo que sirve de base para que pensemos la relación con la formación, la actuación profesional y la producción de conocimiento en la POT. Con base en esa propuesta, algunas cuestiones requieren de una atención diferenciada para que la actuación en una POT sea amplia, en el sentido de las realidades actuales del mundo del trabajo, y para que regiones enteras, como América Latina, puedan tener opciones y respuestas concretas en la diversidad y la complejidad histórica y actual del trabajo, las relaciones y los contextos particulares.

Esta diversidad de coexistencia y formas de trabajar ha tenido focos particulares en el caso de la POT, y el mayor interés se ha centrado históricamente en la figura del empleo, lo que ha dado lugar al desarrollo de modelos teóricos y repertorios instrumentales que mantienen esa modalidad de trabajo como referente ubicado en organizaciones de trabajo que a su vez tienen como referente empresas grandes (Rentería, 2009).

Las formas de reinstitucionalización del mundo del trabajo en las tres últimas décadas a nivel global no han sido ajenas para América Latina. Una de las más importantes ha sido parte de las diversas formas de reestructuración productiva y de los cambios en los modelos económicos: la disminución estructural de los cupos de empleo tradicional (Bridges, 1997; Castel, 2010). Este tipo de cuestiones, aparentemente nuevas, contrasta con otras realidades de América Latina, como el hecho de que históricamente el 50% de la población económicamente activa, o en edad de trabajar, trabaja en la economía informal o en trabajos informales (Jiménez, 2012). Llama la atención que lo que para algunos pueden ser nuevas formas o modalidades de trabajo, en realidad son formas de producción tradicionalmente presentes en la historia de la humanidad –el trabajo por cuenta propia, el trabajo tipo outsourcing o tercerizado, el trabajo asociativo–, que actualmente son reinstituidas y normatizadas para dar cuenta de opciones con las que la actividad social del trabajo se desarrolla, como se ilustra en la figura 3.1.

Algunas cuestiones para una POT actualizada en las formas actuales de trabajo podrían centrarse en la consideración de los cambios en algunos de los principales elementos que atraviesan las relaciones de trabajo, considerando las condiciones y los contextos en los que efectivamente se concretizan. A continuación, se identifican algunas categorías que ocupan un lugar central en nuestra área, pero que requieren de reconceptualizaciones si queremos producir conocimientos más adecuados para nuestra realidad actual. Adicionalmente, estas categorías permiten apuntar algunas cuestiones relevantes para una formación en POT que acepte la diversidad, la simultaneidad y las transversalidades del mundo del trabajo, particularmente en América Latina (Rentería y Malvezzi, 20018; Caetano, 2012) y en las formas de trabajar. Esos parámetros son normalmente utilizados para caracterizar las relaciones de trabajo en contextos y condiciones de empleo, son útiles en el momento en que nos preguntamos qué tanto la POT cubre ese espectro amplio, y cómo esferas como la de la psicología social del trabajo se entrecruzan y en ocasiones se polarizan sin que necesariamente se consideren aspectos propios del mundo del trabajo, como actividad relacional concreta en contextos y condiciones igualmente concretos, que se mantienen en los implícitos o en los explícitos asumidos desde los referentes conceptuales o de intervención adoptados consciente, reflexivamente o no en el plano disciplinar o profesional.

El lugar de desempeño o actividad como referente de lugar se expande de lo estable hacia lo variable, del sedentarismo hacia el nomadismo. La estructura temporal varía de la regularidad a la variabilidad como constante –el movimiento como constante–. Las relaciones de subordinación y disponibilidad oficializadas se confunden con autonomías controladas (Enriquèz, 2000) como referente de ser. El contenido y la forma del trabajo pasan de lo meramente prescrito a consignas que llaman la atención sobre la reactividad o la proactividad limitada, sobre lo prescrito y lo necesario. El rendimiento pasa por otros criterios que implican el paso del desempeño a los resultados, e incluye el control de la valoración de los motivos. Finalmente, en lo relativo a las formas de compensación, se asume y se confunde la cuestión del salario estable con los ingresos variables, lo que necesariamente afecta el bienestar y la calidad de vida en el empleo o en el trabajo, según la modalidad del trabajo y la economía en la que se sitúe la forma concreta para las personas que trabajan o no.

Esta mirada sobre el mundo de los contextos y las relaciones de trabajo deja abierto el espacio para considerar y reconsiderar los aciertos y vacíos, las decisiones y particularmente las implicaciones para la formación y la actuación profesional en POT (Rentería y Malvezzi, 2018).

Desafíos en la formación de psicólogos de las organizaciones y el trabajo

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